(Fides) El arzobispo condena el crimen y la profanación de la iglesia parroquial, donde unos delincuentes asesinaron a un hombre que se refugió en el templo para evitar ser robado y a una mujer que mientras oraba recibió el impacto de varias balas y que falleció al día siguiente.
«Las puertas de un templo, consagrado y dedicado exclusivamente para el encuentro con Dios y con los hermanos en la fe, no pueden ser traspasadas por ningún sujeto armado con la intención de cumplir acciones violentas de ninguna índole» escribe el prelado.
El arzobispo invita al estado colombiano a «adoptar de inmediato la medida del desarme ciudadano como inicio de una recuperación que la ambigüedad moral y política en materia de seguridad ha generado en nuestros gobernantes e instituciones», mientras la comunidad católica, junto con su pastor, ha celebrado un acto de reparación en el lugar sagrado el domingo 26 de enero, expresando su compromiso por la paz y el rechazo de la violencia.