El cura más joven de Entrevías no deja títere con cabeza

Javier Baeza: "La Iglesia es una institución que nubla el evangelio"

Javier Baeza es el más joven de los tres curas que en abril del 2007 saltaron a la palestra por la encendida defensa de la parroquia San Carlos Borromeo de Madrid, que el arzobispo Rouco Varela quiso cerrar. En declaraciones al Diario de Burgos, Baeza confirma que siguen celebrando la liturgia de la misma manera que antes del conflicto, declara que el cardenal de Madrid, al que acusa de ser fuerte con los débiles y débil con los fuertes, se echó atrás por la firmeza de la parroquia, pide cerrar la Iglesia como institución, ya que la misma tiene pánico al evangelio, y asegura no sentirse vinculado a una Iglesia así.

(A. González/ Diario de Burgos) Ahora la parroquia es un ‘centro pastoral’, algo parecido a la capellanía de los hospitales, las prisiones o el Ejército, lugares en los que la feligresía tiene una problemática similar. En su caso es la marginación y la exclusión social de un barrio, Entrevías, donde el paro y la droga han hecho estragos y donde el sida se ha llevado a un montón de vecinos. Baeza es el capellán de este centro en el que sigue trabajando con sus compañeros Pepe Díaz y Enrique de Castro. Ayer contó su experiencia en un acto organizado por la asociación de vecinos ‘Eras de Gamonal’.

- ¿Cómo están ahora, casi dos años después de que comenzara conflicto?

Fenomenal, con las mismas preocupaciones que veníamos teniendo hasta el paréntesis al que nos sometió Rouco en el 2007. El 27 de marzo nos comunican en una especie de juicio sumarísimo que han decidido cerrar la parroquia y transformarla en un centro de Cáritas. Nos ofrecían ser trabajadores de esta organización, una cosa muy rara. Y todo esto diciéndonos que éramos los mejores y que la Iglesia se sentía muy orgullosa de nosotros, fue todo un absurdo.

- A partir de entonces se crea una corriente de solidaridad muy importante...

Lo comunicamos en la parroquia y comienza una marea que nos desborda absolutamente.

- ¿Qué les molestaba de San Carlos Borromeo?

Pues decían que la liturgia no era católica porque no comulgábamos con formas y porque los curas no nos revestíamos y luego apuntaron -aunque no lo dijeron- cosas como que una mujer laica leyera el Evangelio o que no tenían clara conciencia de que toda la gente que participaba en las celebraciones fuese católica, apostólica y romana.

- ¿Eso es una obligación?

No. Y además es absurdo: toda la gente que fue a los entierros de Juan Pablo II, con aquella parafernalia que se montó, no era católica. O en la misma boda de la hija de Aznar, que ofició Rouco.

- ¿Por qué no se visten para dar misa y por qué no dan formas para comulgar?

La realidad nos ha mostrado que los chavales del barrio equiparaban ir a la Iglesia con ir a un juicio: el cura revestido, los abogados revestidos, el fiscal revestido... Queríamos que hubiera cercanía. Y el tema de la comunión tiene una razón: una mujer que ha enterrado a cuatro hijos por las drogas -el nivel de dolor que hay en nuestra parroquia es importante- un domingo hizo un pan en el horno de casa, lo trajo y nos preguntó si podíamos comulgar con él. Y dijimos que por qué no. Al domingo siguiente, otra madre trajo un bizcocho y al siguiente, otra, unas rosquillas. Es una cuestión de cercanía. En el Evangelio queda claro que lo importante es el espíritu y no la materia.

- ¿Siguen manteniendo estas peculiaridades?

Sí, pero no lo hacemos solo nosotros.

-¿Cómo comienza a resolverse todo?

Rouco nos llamó y nos dijo que quería cenar con nosotros y venir a nuestra casa. Le dijimos que encantados y en ningún momento de la cena hubo referencia al conflicto ni a sus razones ni mucho menos a la liturgia.

-Entonces ¿A qué fue?

Pues a cenar. Y a eso de las 11 le sacamos el tema, hicimos un repaso a la historia de la parroquia, una crítica grande a que nunca, en 27 años, recibió la visita de un obispo y le preguntamos que por qué nunca había querido recibirnos.

- ¿Por qué dio el Arzobispado marcha atrás?

Por el testimonio de firmeza que dio la parroquia. El obispo de Madrid, como todos los poderes, es fuerte con los débiles y débil con los fuertes. Siempre dijimos que no íbamos a renunciar a nuestra forma de expresar la fe, que eso no era negociable.

-Hay una queja generalizada en la Iglesia de que la gente no va a misa. ¿En su parroquia sí?

Nosotros nunca hemos medido nuestro compromiso con el barrio por la cantidad de gente que viene a misa, pero sí es cierto es que gracias a Rouco nuestras misas, que eran en familia, se desbordaron. Después casi agradecimos que dejaran de venir masivamente porque para nosotros la asamblea del domingo es un punto de referencia para la gente que está alrededor de San Carlos Borromeo.

-La Iglesia oficial se ha escorado cada vez más a la derecha desde 2004. ¿Ha sido un punto de inflexión el hecho de que ustedes les pararan los pies?

No porque nosotros no propugnamos cambiar esta Iglesia, creemos que no tiene solución. Hay que cerrarla, pero como institución, ya que el Evangelio sigue teniendo pleno sentido. Se han hecho reformas y hay gente ante la que hay que quitarse el sombrero como Pedro Casaldáliga o Nicolás Castellanos. Es una iglesia cada vez más centrada en sí misma y más pendiente de adoctrinar que del Evangelio. No nos sentimos vinculados a una Iglesia así.

-¿Por qué cree que se opone a todo lo que es evolución?

Por miedo a perder influencia en la sociedad ya que cada vez pinta menos. Tiene también pánico al Evangelio por el vértigo que produce que a quien reconocemos como nuestro salvador, que es Jesús, se acerque a los leprosos pero también a los ricos y no para dorarles la píldora sino a pedirles cuentas. Esto les lleva a estar tremendamente desubicados de este mundo.

-Pero, desubicados y todo, tienen la sartén por el mango...

Porque a algunos no nos preocupa quien detenta ese poder. No entiendo la alternativa progre de ‘vamos a quitarles el poder para mandar nosotros’. Esta Iglesia no tiene sentido ni con los carcas de ahora ni con los progres que vinieran. La Iglesia ha de ser el lugar del no poder.

- ¿La exclusión de la mujer tiene que ver con esto?

La Iglesia se preocupa mucho por los derechos de los no nacidos, de los varones, de las personas cuando están en el último tramo de su vida... Está ilegitimada porque no puede exigir a la sociedad civil el respeto de los derechos cuando en su propio seno se están conculcando tanto. Ante escándalos como la pederastia en las diócesis americanas, el tema se ha tapado con miles de millones de dólares. Creo que es una institución que nubla mucho el Evangelio.

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