El Papa pide a los cristianos que no entierren sus talentos

Benedicto XVI: "¡Lo que Cristo nos ha donado se multiplica donándolo!"

Cientos de fieles se congregaron ayer al mediodía en la plaza de San Pedro del Vaticano para unirse al Santo Padre Benedicto XVI en la oración del Ángelus de este domingo, el penúltimo del año litúrgico. En su alocución previa al rezo mariano, el Papa recordó la Palabra de Dios de este domingo que evoca la parábola de los “talentos”, la antigua moneda romana de gran valor, que se ha convertido después en sinónimo de dote personal. El Papa exhortó a los cristianos a no enterrar los dones que han recibido de Dios. “¡Sí –ha exclamado el Papa- lo que Cristo nos ha donado se multiplica donándolo!

(RV) El texto habla, como ha recordado el Pontífice, de “un hombre que, partiendo de viaje, llamó a sus sirvientes entregándoles sus bienes” (Mt 25,14). El hombre de la parábola representa al propio Jesucristo, y los siervos, son los discípulos, mientras que los talentos, son los dones que Jesús les confía. “Esos dones –ha señalado Benedicto XVI- además de la calidad natural, representan las riquezas que el Señor Jesús nos dejó en herencia: su Palabra, el Bautismo, la oración, y su perdón. En una palabra: el Reino de Dios, que es Él mismo, presente y vivo entre nosotros”.

Precisamente éste es el tesoro que Jesús confió a sus amigos, al final de su breve existencia terrenal, y la parábola de hoy invita a valorar este don. En este sentido el Papa ha puesto de relieve que la actitud equivocada es la del miedo: “el siervo que tiene miedo de su patrón y teme el regreso, esconde la moneda bajo tierra no produciendo ningún fruto”.

“Esto sucede, por ejemplo, a quien habiendo recibido el Bautismo, la Comunión y la Confirmación, entierra después tales dones bajo un manto de prejuicios, bajo una falsa imagen de Dios que paraliza la fe y las obras, llegando a traicionar las expectativas del Señor”. La parábola de hoy en cambio, pone mayor relieve en los buenos frutos producidos por los discípulos felices del don recibido, que no lo han escondido con temor y celo, sino que lo han hecho fructificar, compartiéndolo. “¡Sí –ha exclamado el Papa- lo que Cristo nos ha donado se multiplica donándolo! Es un tesoro nacido para ser utilizado, invertido, compartido con todos, como nos enseña ese gran administrador de talentos de Jesús que fue el apóstol Pablo”.

Esta enseñanza que nos ofrece el evangelio de hoy, aparece reflejada en el plano histórico-social, promoviendo en las poblaciones cristianas una mentalidad activa y empresarial -ha explicado el Santo Padre- recordando que siempre prevalece el mensaje central que tiene que ver con el espíritu de responsabilidad con el que hay que acoger el Reino de Dios: “responsabilidad hacia Dios y hacia la humanidad”.

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