Zapatero se quita de en medio y no asistirá al funeral de La Almudena

Conflicto entre distinas confesiones religiosas por los funerales de la víctimas de Barajas

El eterno descanso de las víctimas de Barajas no pone de acuerdo a los familiares de los afectados. La ceremonia católica que tendrá lugar el próximo 1 de septiembre no tendrá la etiqueta de funeral de Estado, pero reunirá en la catedral de la Almudena, entre otros, a la Casa Real, a representantes del Gobierno y al alcalde de Madrid, cuyo ayuntamiento es el encargado de organizar la ceremonia junto con el Arzobispado. En definitiva, un solo acto solemne para despedir con todos los honores a los 154 fallecidos, entre los que se encontraba Rubén Santana Mateo, un pastor evangélico de Tres Cantos, o varios hindúes.

(Daniel Forcada/El Confidencial) El eterno descanso de las víctimas de Barajas no pone de acuerdo a los familiares de los afectados. La ceremonia católica que tendrá lugar el próximo 1 de septiembre no tendrá la etiqueta de funeral de Estado, pero reunirá en la catedral de la Almudena, entre otros, a la Casa Real, a representantes del Gobierno y al alcalde de Madrid, cuyo ayuntamiento es el encargado de organizar la ceremonia junto con el Arzobispado. En definitiva, un solo acto solemne para despedir con todos los honores a los 154 fallecidos, entre los que se encontraba Rubén Santana Mateo, un pastor evangélico de Tres Cantos, o varios hindúes. Oficiará por todos ellos el cardenal de Madrid, Antonio Rouco Varela.

A cada tragedia con resultado de muerte ha seguido siempre en España un funeral católico de Estado. Algo que, de seguir así el próximo lunes, supone “añadir al ya intenso dolor de la tragedia sufrida un menosprecio a los sentimientos de muchos de los ya fallecidos y de sus familiares”, según ha manifestado en un comunicado la Alianza Evangélica Española. “Si se perpetúa este acto religioso monoconfesional oficial para el conjunto de las víctimas supondría no sólo un monopolio religioso, sino aplastar la dignidad de muchos ciudadanos en un momento de máximo sufrimiento personal”, añaden.

El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero se enfrenta a su primera prueba de fuego en su anunciado deseo de avanzar en la laicidad del Estado, definido como “aconfesional” por la Constitución española. El propio presidente no acudirá al sepelio al encontrarse ese mismo día en la cumbre de la UE convocada por Nicolás Sarkozy. Pero aunque el Ejecutivo aclare que no se trata de un funeral de Estado, resulta difícil diferenciar esta ceremonia de otras que hasta ahora sí lo han sido.

Así lo cree Victorino Mayoral, ex diputado socialista que lleva años abriendo camino dentro de su partido para avanzar en laicidad y acabar con las ceremonias religiosas de Estado. “Se debería haber hecho caso a la petición de otras confesiones y resolver el problema de otra manera para no dar la sensación de que hay una religión oficial en nuestro país”, explica. “Además, la Iglesia Católica mantiene, en su más alto nivel, un diálogo ecuménico y plural con otras confesiones, por lo que podría desarrollarse un acto multiconfesional. El fondo de la cuestión es que en un estado laico no debería haber ceremoniales religiosos de ningún tipo. El Gobierno no debería organizar un funeral de Estado, ni amparar la sensación de que hay una religión oficial”.

Un problema que se repite “vez tras vez”

El asunto no parece ser tema baladí para las víctimas no católicas de la tragedia de Barajas, que se sienten en inferioridad de condiciones al lado de la todopoderosa madre Iglesia. Mientras, los familiares de la única víctima evangélica despidieron el pasado viernes a Rubén Santana en un oficio religioso celebrado en el tanatorio de Tres Cantos al que no acudió ningún miembro del Gobierno. Tampoco fueron invitados: “No tenemos una relación tan fluida con La Moncloa como la puede tener la Iglesia Católica”, explica Pedro Tarquis, portavoz de la Alianza Evangélica. “Si el funeral de la Almudena sólo fuera para los católicos, me parecería correcto, o si las autoridades no asistieran, también. Pero el problema es que está situación se repite vez tras vez. Hasta cuando han muerto militares evangélicos se ha oficiado un funeral de Estado”, añade.

El Arzobispado se excusa argumentando que es un acto organizado únicamente por ellos, como las misas que estos días se están celebrando en diferentes parroquias de la capital. Pero Pedro Tarquis cree que “de facto y a nivel extraoficial” se trata de un funeral de Estado. “Se alega que España es mayoritariamente católica y que por eso debe ser así, pero la igualdad no es algo que se mida por un criterio cuantitativo, sino cualitativo. Tras el 11-S en Nueva York se realizó una ceremonia pluriconfesional con representantes de todas las confesiones de las víctimas. Y pasó lo mismo tras el atentado de Casablanca, pese a que Marruecos sea un país musulmán. España, en este sentido, va mucho más retrasada que otros países”, explica.

El PSOE dio marcha atrás en su último Congreso

El partido Socialista estuvo a punto de aprobar, en su último Congreso de julio, la supresión de los funerales de Estado. Fue propuesto en una polémica enmienda avalada por la dirección, pero que Zapatero paró en seco en el último momento. Argumentó entonces que las familias afectadas prefieren que sus seres queridos sean despedidos con solemnes actos religiosos. Y, como añadió después Ramón Jaúregui, secretario general del grupo socialista en el Congreso, porque “la laicidad no tiene constituida una liturgia alternativa”. “Argumentos poco válidos”, según Victorino Mayoral, quien cree que el problema es que los representantes políticos avanzan mucho más lentamente que la sociedad: “Se trata de ir poniendo en marcha el contenido aconfesional de la Constitución”, concluye.

De momento, y a la espera de conocer más detalles, los únicos actos oficiales de carácter ecuménico o “multiculutural” previstos son los que podría desarrollar el ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canarias, tal y como anunció la semana pasada su alcalde, Jerónimo Saavedra. Será, en todo caso, un acto que se desarrollará sin perjuicio del funeral que tendrá lugar en la catedral de Las Palmas el día 30 y al que asistirán también miembros de la Familia Real y del Gobierno socialista.

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