Sentencia firme e irrecurrible

Absuelto el arzobispo de Granada

La Audiencia Provincial ha absuelto al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, de las coacciones y las injurias por las que fue condenado por el juez Miguel Ántel Torres, instructor del caso Malaya, al pago de una multa de 3.750 euros por el Juzgado de lo Penal 5 de Granada después de que un sacerdote le denunciara. El arzobispo de Granada se convirtió en el primer prelado español que se sentó en el banquillo de los acusados tras ser denunciado por un cura por injurias, calumnias, acoso moral, lesiones y coacciones.

(EFE) La Audiencia Provincial ha absuelto al arzobispo de Granada, Francisco Javier Martínez, de las coacciones y las injurias por las que fue condenado por el Juzgado de lo Penal 5 de Granada después de que el sacerdote Javier Martínez Medina le denunciara. Monseñor Martínez había sido condenado en primera instancia por el juez Miguel Ángel Torres, instructor del caso Malaya, a pagar 3.750 euros.

Fuentes del caso han informado de que la sentencia del tribunal provincial, que es "firme e irrecurrible", absuelve al prelado al considerar que las injurias que cometió, que fueron constitutivas de falta y no de delito, ya han prescrito. El arzobispo de Granada se convirtió en el primer prelado español que se sentó en el banquillo de los acusados tras ser denunciado por un cura por injurias, calumnias, acoso moral, lesiones y coacciones.

Sentencia firme

El arzobispo había sido condenado a una multa de 3.750 euros por un delito de coacciones y una falta de injurias, tras lo que la acusación recurrió para que se elevara la pena, al considerar que cometió delitos de calumnias e injurias. La sentencia de hoy es firme y revoca el anterior fallo al estimar los recursos interpuestos por el Ministerio Fiscal y la defensa del antes condenado interesando su absolución. La Audiencia desestima además el que interpuso el demandante.

En primera instancia, el juez Torres había relacionado las acciones de Martínez contra el sacerdote con los vínculos que éste tenía con CajaSur, entidad bancaria con la que el prelado mantenía una disputa desde que fue arzobispo en Córdoba.

Según el Tribunal, tampoco puede compartirse la afirmación de que el Cabildo carecía "por completo" de derechos sobre la obra, sino que podía legalmente decidir sobre su publicación y ordenar al cura la paralización de la misma.

"La decisión de detener la publicación de la obra estaba al alcance del acusado, y la orden impartida a su subordinado jerárquico, coordinador de aquella, no puede integrar el requisito de ausencia de legitimación", dice la Sección Segunda, que considera que esta determinación, por tanto, estaba "amparada" por la condición del prelado de editor de la misma.

Respecto a las injurias, que en cualquier caso ya habrían prescrito, la sentencia considera que las expresiones contenidas en unos de los decretos de Martínez, que motivaron la suspensión del sacerdote, lesionaron su honor y buen nombre en su comunidad.

"La atribución al querellante por parte del arzobispo de las conductas a que se refiere el decreto -apropiación de bienes, entre otros- (...) no es una afirmación de menor entidad", dice la Audiencia, que considera las acusaciones "sin ningún sustento sólido y apoyadas en meras hipótesis o especulaciones".

Primer obispo español en el banquillo

El arzobispo de Granada , Francisco Javier Martínez, se convirtió el pasado 14 de noviembre en el primer prelado que se sentaba en el banquillo de los acusados para responder de los delitos que le atribuyó un sacerdote, en un caso que suscitó un gran interés social y mediático.

Martínez, además de defender su inocencia, incidió durante el juicio en que nunca quiso hacer daño a nadie y que, con su actuación, sólo pretendía "gobernar bien la Iglesia".

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