(Diario de Cádiz/InfoCatólica) Estas medidas han sido establecidas en un encuentro que mantuvieron los delegados diocesanos de Patrimonio de Andalucía a raíz del incremento de robos en iglesias y la preocupación existente al respecto. Este documento ha sido trasladado a los párrocos y rectores de templos, que son los responsables de la custodia y vigilancia de los bienes eclesiásticos. «Los párrocos y rectores son los responsables ante la Iglesia y ante la autoridad civil competente de la conservación y custodia tanto de los inmuebles como de los bienes muebles encomendados a su jurisdicción y cuidado», remarcan los delegados de Patrimonio en el documento enviado a las diócesis.
Medidas preventivas
El paquete de medidas preventivas se centra en ocho puntos. En primer lugar, se recomienda revisar puertas, cerraduras, ventanas y rejas, «tratando de dotarlas de solidez que dificulte la entrada». En segundo lugar, se invita a controlar el uso de las llaves de acceso a la iglesia, sacristía y despacho parroquial. «Si el párroco las entrega a alguna persona, que sea de total confianza y capaz de asumir la responsabilidad que ello implica. No conviene multiplicar las llaves disponibles, sino que en la medida de lo posible las tenga una sola persona, además del párroco, dándole normas precisas de uso», se indica en este punto. Como tercera medida se sugiere contratar la instalación de un sistema eficaz de seguridad, «que cumpla con las normas vigentes en esta materia y que esté conectado permanentemente a un centro de control de vigilancia». En relación a esto, se pide que el código de ese sistema de seguridad sea conocido por el párroco y la persona a la que se le ha entregado las llaves, se establece en la cuarta medida.
«No exponer bienes de valor histórico y artístico (pintura o escultura de pequeño formato, ornamentos, orfebrería, documentos, libros...) en el templo ni en la sacristía, salvo que el inmueble, la sala y la vitrina dispongan de medidas suficientes de protección, seguridad y conservación en coherencia con el valor del bien cultural expuesto», reza en el quinto punto, donde además se recomienda que en el caso de que actualmente haya bienes expuestos sin estas medidas de seguridad sean retirados. La sexta medida también llama la atención, ya que recomienda «construir un habitáculo o un mueble blindados, dotados de suficientes medidas de seguridad, de ubicación desconocida para el público, donde poder guardar los bienes muebles de especial valor que sean de uso ocasional».
En penúltimo lugar, se propone hacer fotografías de todos los bienes del templo -«en el caso de obras bidimensionales es necesario fotografiar el anverso y el reverso y si son tridimensionales, de todos sus lados», se especifica- para que queden perfectamente identificados. Y por último, se pide la realización de un inventario de todos los elementos de cada templo, lo más detallado posible.
Protocolo en caso de robos
De forma paralela, se ha establecido un protocolo de actuación, dividido en cuatro puntos, para aquellos casos de robo, desaparición o actos vandálicos contra obras de arte en un edificio de la Iglesia.
Este protocolo establece en primer lugar no tocar ni alterar el lugar o zona donde se haya producido el robo, «de modo que la Policía pueda examinar y detectar las huellas o rastros dejados por los ladrones», recomendando también hacer fotografías cuando sea posible.
El siguiente paso es presentar una denuncia, a la que habría que adjuntar las fotografías del objeto robado, tanto para una mejor identificación «como para facilitar la colaboración con la Interpol para evitar la salida de la obra robada fuera de España o el tráfico de obras de arte». Esto es algo, precisamente, que en la mayoría de ocasiones no se ha llevado a cabo en los templos gaditanos ante la levedad del dinero o de los bienes sustraídos. En este sentido, se remarca en el documento la importancia de presentar esta denuncia, «ya que si por ejemplo la obra de arte sustraída saliera a pública subasta, si no consta denuncia previa es imposible paralizar la subasta y recuperar la pieza», se indica al final del documento.
En tercer lugar, se establece que en cuanto haya constancia del hecho «se ha de dar parte a la compañía de seguros, adjuntando copia de la denuncia presentada y detallando si ha habido fuerza en las cosas (como cerraduras forzadas, puertas destrozadas o ventanas rotas, por ejemplo)».
Y por último, el protocolo establece que hay que comunicar al vicario general lo antes posible el hecho que se haya producido (robo, desaparición o acto vandálico) junto a la denuncia presentada y a un informe de las medidas de reparación o resguardo que se hayan adoptado en el templo después de ese hecho, «siempre manteniendo intacto el lugar hasta que la Policía pueda examinar el escenario del robo para hacer el informe o atestado».