León XIV: «El auténtico destino del corazón es colmarlo con el amor de Dios»
Audiencia General, 17 de diciembre de 2025 | © VaticanMedia

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León XIV: «El auténtico destino del corazón es colmarlo con el amor de Dios»

El Papa advirtió sobre el vórtice que aturde: cuando hacer demasiado vacía el corazón y muy agustinianamente reflexionó sobre el corazón inquieto que busca su verdadero destino en Cristo

(InfoCatólica) Durante la Audiencia General de este miércoles 17 de diciembre, el Papa León XIV ofreció una profunda catequesis sobre la naturaleza inquieta del corazón humano y su verdadero destino. Ante los fieles congregados en la plaza de San Pedro, el Santo Padre abordó la Pascua como el destino último del corazón que busca su plenitud.

El verdadero tesoro no está en los bienes materiales

El Pontífice fue contundente al señalar dónde no se encuentra el auténtico tesoro: «no en las cajas fuertes de la tierra», «no en las grandes inversiones financieras, hoy más que nunca enloquecidas e injustamente concentradas, idolatradas al precio sangriento de millones de vidas humanas y de la devastación de la creación de Dios».

León XIV subrayó que el auténtico destino del corazón no consiste «en la posesión de los bienes de este mundo», sino en «alcanzar lo que puede colmarlo plenamente, es decir, el amor de Dios, o, mejor dicho, Dios Amor».

El encuentro con el prójimo como camino hacia la plenitud

El Papa explicó que este tesoro solo se encuentra «amando al prójimo que se encuentra en el camino», refiriéndose a «hermanos y hermanas de carne y hueso, cuya presencia interpela e interroga a nuestro corazón, llamándolo a abrirse y a donarse».

Según el Santo Padre, el prójimo nos pide «ralentizar, mirarlo a los ojos, a veces cambiar de planes, tal vez incluso cambiar de dirección». Esta invitación contrasta con la exigencia contemporánea de «rapidez para obtener resultados óptimos en los ámbitos más diversos».

La dispersión en las actividades cotidianas

León XIV advirtió sobre un fenómeno muy actual: estamos absortos en muchas actividades que no siempre nos satisfacen. «Muchas de nuestras acciones tienen que ver con cosas prácticas, concretas», señaló, recordando que también Jesús «se involucró con las personas y con la vida, sin escatimar esfuerzos, sino entregándose hasta el final».

Sin embargo, el Pontífice observó que «el hecho de hacer demasiado», «en lugar de darnos plenitud, se convierte en un vórtice que nos aturde, nos quita la serenidad, nos impide vivir mejor lo que es realmente importante para nuestra vida». Esta situación genera que, sintiéndonos cansados e insatisfechos, «el tiempo parece dispersarse en mil cosas prácticas que, sin embargo, no resuelven el significado último de nuestra existencia».

El corazón como símbolo de nuestra humanidad

El Papa lamentó que a veces, al final de días llenos de actividades, las personas «se sienten vacíos» porque «nosotros no somos máquinas, tenemos un 'corazón'». Más aún, afirmó que «podemos decir que somos un corazón».

Para León XIV, el corazón «es el símbolo de toda nuestra humanidad, la síntesis de pensamientos, sentimientos y deseos, el centro invisible de nuestras personas». Esta reflexión cobra especial relevancia ante «el riesgo de la dispersión, a veces de la desesperación, de la falta de sentido, incluso en personas aparentemente exitosas».

La Pascua como clave de comprensión

El Obispo de Roma propuso que leer la vida bajo el signo de la Pascua «significa encontrar el acceso a la esencia de la persona humana, a nuestro corazón: cor inquietum». Citando a san Agustín, explicó que el adjetivo «inquieto» nos hace comprender «el impulso del ser humano que tiende a su plena realización».

La inquietud, según el Papa, «es la señal de que nuestro corazón no se mueve al azar, de forma desordenada, sin un fin o una meta, sino que está orientado hacia su destino último, el de volver a casa».

El descanso en Dios y la esperanza cristiana

Cuando se preguntó si descansaremos al participar en la victoria de Jesús sobre la muerte, León XIV respondió: «La fe nos dice que sí, que descansaremos. No estaremos inactivos, sino que entraremos en el descanso de Dios, que es paz y alegría».

El Santo Padre aseveró que «el secreto del movimiento del corazón humano» es «volver a la fuente de su ser, disfrutar del gozo que no termina, que no decepciona». Precisó que el corazón humano «no puede vivir sin esperar, sin saber que está hecho para la plenitud, no para el vacío».

Cristo como fundamento de la esperanza

León XIV afirmó que Jesucristo «ha dado un fundamento sólido a esta esperanza». Por esta razón, el corazón inquieto «no se sentirá defraudado si entra en el dinamismo del amor para el que ha sido creado».

Para concluir, el Pontífice subrayó que «el destino es seguro, la vida venció y en Cristo seguirá venciendo en cada muerte de lo cotidiano».

Encuentro con los enfermos

Antes de dirigirse a la plaza de San Pedro, el Papa León XIV saludó a un grupo de enfermos en el Aula Pablo VI. «Estamos ya cerca de la fiesta de Navidad y queremos pedir al Señor que la alegría de este tiempo de Navidad nos acompañe a todos: a vuestras familias, a vuestros seres queridos, y que estéis siempre en las manos del Señor con la confianza, con el amor que solo Dios nos puede dar», les dijo antes de bendecirlos y saludarlos personalmente.

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