(LifeNews/InfoCatólica) Aunque Planned Parenthood cuenta hoy con menos clínicas que hace cinco años, la organización ha adaptado su estructura para asegurar la continuidad y expansión de su negocio abortista tras la decisión Dobbs, que en 2022 anuló Roe v. Wade y devolvió a los estados la facultad de proteger la vida desde la concepción.
En 2020, Planned Parenthood reportaba 641 clínicas, de las cuales 388 practicaban abortos. Para 2025, el número total bajó a 585, pero el de clínicas que ofrecen abortos aumentó a 398. Este cambio responde en parte al cierre de clínicas pequeñas y la consolidación de filiales en estructuras más grandes y políticamente poderosas, algunas de las cuales operan en múltiples estados.
Una novedad es la aparición de 45 «clínicas virtuales», que funcionan como plataformas digitales desde donde las mujeres pueden consultar médicos, recibir recetas anticonceptivas y obtener píldoras abortivas por correo, sin necesidad de acudir físicamente a una clínica.
El aborto químico, mediante el uso de mifepristona, se ha convertido en el principal método: mientras solo 159 clínicas realizan abortos quirúrgicos, casi todas las clínicas abortistas (396) ofrecen abortos químicos. Llama la atención que más de 70 clínicas ahora extienden su servicio hasta las 12 semanas de embarazo, a pesar de que la FDA solo autorizaba su uso hasta las 10 semanas debido a los mayores riesgos de complicaciones.
Aunque muchos estados provida lograron cerrar clínicas que realizaban abortos tras Dobbs —como Alabama, Arkansas, Texas, entre otros— Planned Parenthood mantuvo abiertas algunas sedes como centros de referencia para enviar mujeres a abortar a otros estados donde la práctica sigue siendo legal, como California, Colorado e Illinois.
Simultáneamente, en estados proaborto como Nueva York y California, Planned Parenthood aumentó el número de centros que ofrecen abortos, en especial mediante la expansión de los abortos químicos y la apertura de clínicas virtuales.
La organización ha reducido el número de clínicas pequeñas y anticuadas, apostando por mega-clínicas modernas capaces de manejar grandes volúmenes de pacientes, y ha optimizado el modelo virtual para facilitar la venta de píldoras abortivas, aprovechando la relajación de las regulaciones durante la pandemia bajo la administración Biden.
Aunque Planned Parenthood enfrenta demandas legales en varios estados, ha dejado de practicar abortos en territorios donde la ley lo prohíbe, pero ha fortalecido su red de apoyo para trasladar mujeres a otros estados y promover el aborto mediante telemedicina.
El lema oficial de Planned Parenthood sigue siendo «Care. No Matter What» (Cuidamos. Pase lo que pase), pero las cifras actuales evidencian que su verdadero motor es «Aborto. Pase lo que pase», manteniendo su prioridad de expandir y normalizar la cultura de la muerte.