(AsiaNews/InfoCatólica) La relación entre India y Pakistán atraviesa un momento crítico tras el atentado terrorista ocurrido el 22 de abril en Cachemira, donde 26 turistas perdieron la vida. El jefe del Ejército indio ha anunciado que hoy visitará Pahalgam, el lugar del ataque, mientras crecen los temores de una nueva escalada de violencia entre las dos potencias nucleares rivales.
Nueva Delhi ha acusado a elementos vinculados a Pakistán de estar detrás del atentado, en el que un grupo armado abrió fuego contra los turistas tras separar a los hombres de las mujeres y los niños. Islamabad, por su parte, ha rechazado cualquier implicación. Las tensiones han escalado rápidamente: India suspendió un tratado clave de reparto de aguas vigente desde hace seis décadas, mientras que Pakistán cerró su espacio aéreo a los vuelos indios.
En medio de este clima de tensión, el arzobispo de Bangalore, Mons. Peter Machado, vicepresidente de la Conferencia Episcopal de la India (CBCI), expresó su dolor a través de AsiaNews: «Es terrible», dijo refiriéndose a la tragedia, que afectó especialmente a ciudadanos de Karnataka. «Tantas vidas inocentes segadas, familias de luto, el país de luto... Cuando el gobierno y la población querían la normalidad en Cachemira, este ataque ha vuelto a encender el enfrentamiento. Nuestros esfuerzos por la paz deben continuar –añadió Mons. Machado–. El Papa Francisco, hasta el final, pidió la paz. Ofreció al Señor el sufrimiento de la última parte de su vida por la paz en el mundo y la fraternidad entre los pueblos. Escuchemos el llamado del Papa Francisco a la fraternidad y la paz».
El primer ministro indio, Narendra Modi, prometió capturar a los responsables «hasta los confines del mundo». El impacto del atentado también se dejó sentir en la economía: las bolsas cayeron, la rupia se debilitó y el rendimiento del bono a 10 años subió cuatro puntos básicos.
La aviación civil también se vio afectada. IndiGo y Air India, las principales aerolíneas del país, informaron de cambios en varias de sus rutas internacionales —incluyendo vuelos hacia Estados Unidos y Europa—, debido al cierre del espacio aéreo pakistaní, lo que implica tiempos de vuelo más largos y desvíos en los itinerarios.
El ambiente en India es de fuerte presión popular, lo que alimenta el temor a una posible acción militar contra Pakistán, similar a la ocurrida en 2019 tras un ataque suicida en Cachemira que costó la vida a 40 paramilitares indios. Dentro del partido gobernante Bharatiya Janata Party, al que pertenece Modi, varios líderes ya han pedido medidas militares en respuesta al atentado.
El conflicto por Cachemira sigue siendo el centro de la disputa entre ambas naciones. India, de mayoría hindú, y Pakistán, de mayoría musulmana, se disputan la región desde hace décadas, acusándose mutuamente de fomentar la violencia separatista. Islamabad ha negado reiteradamente las acusaciones de apoyo a insurgentes.
Tras el ataque, las autoridades indias informaron que los responsables tenían «conexiones transfronterizas» y la policía de Cachemira difundió la identidad de tres sospechosos, dos de los cuales serían ciudadanos pakistaníes.
Además, en la Cachemira administrada por India, las autoridades demolieron las viviendas de dos presuntos militantes, uno de ellos acusado de participar en el atentado. Esta práctica de derribar casas o negocios de sospechosos, en su mayoría musulmanes, se ha vuelto frecuente en varios estados gobernados por el Bharatiya Janata Party, como una forma de represalia sumaria.