(Vatican.news/InfoCatólica) «Estamos reunidos en oración en torno a sus restos mortales con el corazón triste, pero sostenidos por las certezas de la fe», expresó el cardenal Re al inicio de su homilía. «La existencia humana no termina en la tumba, sino en la casa del Padre, en una vida de felicidad que no conocerá el ocaso».
Delegaciones oficiales de numerosos países, líderes religiosos de diversas confesiones y miles de fieles acudieron a la plaza para rendir homenaje al Papa. «La masiva manifestación de afecto y participación que hemos visto en estos días […] nos muestra cuánto ha tocado mentes y corazones el intenso pontificado del Papa Francisco», subrayó el cardenal.
Durante la homilía, Re recordó la última aparición pública de Francisco, cuando impartió la bendición desde el balcón de la Basílica de San Pedro en la solemnidad de Pascua, pese a su delicado estado de salud.
Inspirándose en el Evangelio proclamado en la misa (Jn 21), el cardenal vinculó la figura del Papa Francisco con la del apóstol Pedro: «Será esta la tarea constante de Pedro y de sus sucesores, un servicio de amor a imagen de Cristo, Señor y Maestro, que ‘no vino para ser servido, sino para servir y dar su vida en rescate por una multitud’».
El purpurado destacó asimismo la trayectoria de Jorge Mario Bergoglio: su elección como Papa el 13 de marzo de 2013, su pertenencia a la Compañía de Jesús y su prolongado servicio pastoral en Buenos Aires. Subrayó la elección del nombre Francisco como un acto «programático y de estilo», inspirado en san Francisco de Asís.
«Fue un Papa en medio de la gente con el corazón abierto hacia todos», afirmó Re. Su modo pastoral, añadió, «estableció un contacto directo con las personas y con los pueblos, con especial atención hacia quienes estaban en dificultad».
Uno de los ejes principales de su pontificado fue la misericordia. «El Papa Francisco siempre puso en el centro el Evangelio de la misericordia, resaltando constantemente que Dios no se cansa de perdonarnos: Él perdona siempre», señaló Re. Esta convicción motivó la convocatoria del Jubileo Extraordinario de la Misericordia en 2015-2016.
El cardenal recordó también su compromiso con los excluidos, mencionando gestos significativos como su primer viaje a Lampedusa y su visita a Irak en 2021. «Esa difícil Visita Apostólica fue un bálsamo sobre las heridas abiertas de la población iraquí», apuntó.
Francisco mostró una sensibilidad constante hacia los desafíos contemporáneos, compartiendo «las preocupaciones, los sufrimientos y las esperanzas de nuestro tiempo de globalización», según destacó el cardenal Re.
En su defensa de la paz, denunció la lógica de la guerra: «La guerra —decía— no es más que muerte de personas, destrucción de casas, hospitales y escuelas». El purpurado recordó su llamado a «construir puentes y no muros» como parte de su impulso a la cultura del encuentro frente a la «cultura del descarte».
Re también evocó el énfasis del pontífice en la evangelización, guiado por su primera exhortación apostólica Evangelii gaudium, en la que alentó a anunciar el Evangelio con alegría y esperanza.
Cerrando su homilía, el cardenal recogió una de las peticiones más conocidas del Papa Francisco: «No se olviden de rezar por mí». Y concluyó: «Querido Papa Francisco, ahora te pedimos a ti que reces por nosotros y que desde el cielo bendigas a la Iglesia, bendigas a Roma, bendigas al mundo entero».