(InfoCatólica) Las contundentes declaraciones de la presidenta del Bundestag, Julia Klöckner, generado un aluvión de reacciones. La dirigente democristiana reprochó a las iglesias, especialmente a la católica, haberse desviado de su propósito original para dedicarse a pronunciarse sobre cuestiones políticas cotidianas.
«Claro que la Iglesia puede opinar sobre el límite de velocidad a 130 km/h, pero no pago el impuesto eclesiástico para eso», afirmó Klöckner, en unas declaraciones realizadas con motivo de la Semana Santa. En su opinión, las confesiones religiosas están actuando «como ONGs», perdiendo así su autoridad moral y espiritual, y alejándose de lo que los fieles esperan de ellas.
La Iglesia falló durante la pandemia
Además, Klöckner acusó a la Iglesia de haber fallado durante la pandemia, al no saber ofrecer consuelo, esperanza ni estabilidad en un momento crítico. Según argumentó, esa falta de respuesta adecuada ante las necesidades espirituales de los ciudadanos ha contribuido al notable descenso en el número de miembros que registran las comunidades religiosas en Alemania.
Frente a estas críticas, el arzobispo de Paderborn, Udo Markus Bentz, ha salido al paso en una entrevista publicada este mes en la revista «Herder Korrespondenz». «No dejaré que nadie me ponga una mordaza, sea cual sea el tema», respondió tajante el prelado, defendiendo la implicación social y política de la Iglesia como parte inseparable del mensaje evangélico.
Bentz reconoció que ha habido fricciones con sectores políticos, particularmente con la Unión (CDU/CSU), pero insistió en la necesidad de mantener el diálogo abierto. «Siempre se trata de mantener relaciones directas y de buscar de nuevo el diálogo, de acercarse mutuamente», aseguró.
El arzobispo subrayó que la Iglesia debe ser prudente para no caer en la dinámica electoral, pero no puede dejar de emitir mensajes claros ante los grandes retos que afectan a la sociedad. «La tensión reside en que debemos actuar lo menos posible en clave partidista, pero sí de forma fundamental, y, aun así, concreta», explicó.
Más reacciones a las palabras de Klöckner
Las declaraciones de Klöckner han dividido también a su propio partido. Mientras algunos respaldan su visión, otros, como el exministro-presidente de Renania del Norte-Westfalia, Armin Laschet, han defendido que la fe cristiana siempre ha tenido una dimensión social y política. Otro diputado de la CDU tachó de «máximamente irritante» la idea de restringir la acción pública de las iglesias.
Por su parte, representantes de Los Verdes y del SPD han reaccionado con dureza, reivindicando el derecho de las confesiones religiosas a denunciar las injusticias sociales y a alzar la voz en defensa de los más vulnerables. Recordaron que el cristianismo nació como una voz profética a favor de los pobres y excluidos.