(ACI) Payá recuerda que los ciudadanos que apoyan esta iniciativa legal, "lo hacen en uso de su derecho constitucional"; "pero casi todos han sido visitados y amenazados por la seguridad del Estado", y "no pocos de estos electores han sido reprimidos, señalados, expulsados de sus trabajos, universidades y marcados por los múltiples mecanismos de represión, vigilancia y control del estado totalitario en cada barrio, escuela, centro de trabajo y en todos los ámbitos de la vida".
El líder del MCL señala que lo que se busca es que "no se hable, que no se mencione, que el proyecto se trate como algo del pasado que ya no existe". "Y sin embargo ¡el Proyecto Varela renace!"
En efecto, Payá anuncia que el proyecto, bautizado en memoria del sacerdote católico independentista Félix Varela –cuyo proceso de beatificación se ha iniciado– "vuelve ahora con la colecta de firmas porque es la campaña por los derechos de los cubanos".
"En estos momentos de tantas maniobras, especulaciones, represiones, humillaciones contra el pueblo de Cuba, el Proyecto Varela les dice a todos, cubanos y no cubanos: Los únicos cambios que aceptamos y por los que lucharemos hasta lograrlos, son los cambios que garanticen todos los derechos para todos los cubanos y la liberación de los prisioneros políticos. Esta es la meta y la determinación y en esa determinación nuestra esta la esperanza que también renace".
Payá advierte luego que "si la Unión Europea dialoga con el estado cubano, está bien, pero que sepan que ningún diálogo es moralmente válido si no tiene esta perspectiva claramente definida: la liberación de los prisioneros políticos y el respeto a los derechos de los cubanos, o de nada sirve al pueblo cubano ese diálogo".
"Lo que pide y seguirá pidiendo el Proyecto Varela, es lo que diferencia al totalitarismo de la democracia, a la libertad de la opresión", dice Payá; pero agrega que "el Proyecto Varela es el proyecto de la paz y no del odio. Porque cuando decimos a los poderosos del poder en Cuba que con su control absolutista: Sus privilegios y su vida de ricos, con su ceguera y su intolerancia, se comportan como una oligarquía frente a una mayoría pobre que ni siquiera en la calamidad, por miedo, se atreve a denunciar su pobreza. Esto lo decimos sin odio, pero sin miedo".