InfoCatólica / María Lourdes Quinn / Categorías: .... 2) Solemnidades, ........ - Corpus Christi, ........ - Cristo Rey, ........ - Santísima Trinidad

1.11.09

Cómo aprovechar mejor nuestros deseos de ser santos

El Señor nos dice en el Evangelio de la Solemnidad de Todos los Santos: “Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.” (Mt. 5, 12) Hoy recordamos a los que han llegado a esa recompensa y que:

en el huerto del Señor no sólo hay las rocas de los mártires, sino también los lirios de las vírgenes y las yedras de los casados, así como las violetas de las viudas. Ningún hombre, cualquiera que sea su género de vida, ha de desestimar su vocación: Cristo ha sufrido por todos. Con toda verdad está escrito de Él: Nuestro Salvador quiere que todos los hombres se salven y lleguen al pleno conocimiento de la verdad.” (S. Agustín, Sermón 304).

Sta. Teresa de Lisieux explica:

“…comprendí que todas las flores que [Jesús] ha creado son hermosas, y que el esplendor de la rosa y la blancura del lirio no le quitan a la humilde violeta su perfume ni a la margarita su encantadora sencillez… Comprendí que si todas las flores quisieran ser rosas, la naturaleza perdería su gala primaveral y los campos ya no se verían esmaltados de florecillas…

“Eso mismo sucede en el mundo de las almas, que es el jardín de Jesús. Él ha querido crear grandes santos, que pueden compararse a los lirios y a las rosas; pero ha creado también otros más pequeños, y éstos han de conformarse con ser margaritas o violetas destinadas a recrear los ojos ds Dios cuando mira a sus pies. La perfección consiste en hacer su voluntad, en ser lo que él quiere que seamos…” (“Historia de un alma”, .pdf)

El P. Antonio Royo Marín, O.P., menciona en “La teología de la perfección cristiana” que cuando la hermana de Sto. Tomás de Aquino le preguntó al santo lo que debería de hacer para alcanzar la santidad, el santo respondió: “Deséala” y que Sta. Teresa de Jesús le daba gran importancia al deseo de la santidad. En “La ambición de ser santo” hablamos ya sobre la necesidad de desear la santidad, pero ¿cómo debe de ser este deseo de la santidad para que saquemos mayor provecho de él? Este es un fragmento del libro citado del P. Royo Marín, O.P. [traducido de una versión en inglés]:

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1.07.09

La edad de la Primera Comunión: ¿Por qué tanta prisa?

Al comienzo de “Alicia en el País de las Maravillas", un conejo blanco con mucha prisa canta:

“¡Llego tarde! ¡ Llego tarde! ¡A una cita muy importante! ¡No hay tiempo para decir: ‘Hola’, adiós! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde! […] ¡No, no, no, no, no, no, no! ¡Llego muy tarde! ¡De verdad que estoy en un caldo de conejo [en un apuro]! ¡No hay tiempo para decir: ‘Adiós’, hola! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde! ¡Llego tarde!”

En cambio, Ntro. Señor Jesucristo, creador del tiempo y dueño del Sábado, mostraba una valoración diferente del tiempo y pacientemente permitía interrupciones a su predicación verbal para enseñar la caridad por obra. Cuando el padre de Jairo acudió a Él mientras enseñaba a la multitud para pedirle la cura de su hija de 12 años, el Evangelio del XIII Domingo de Tiempo Ordinario nos dice que: “Jesús se fue con él” (Mc. 5, 24). Por el camino, se detuvo para hablar con la mujer a la que había curado de su hemorragia de 12 años.

Si el Señor no parecía mostrar prisa, ¿por qué tanta prisa para que los niños reciban al Señor en su Primera Comunión?

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20.06.09

Cristo en la Eucaristía: Hijo de Dios, pero también Hijo de María

La Fiesta del Inmaculado Corazón de María, celebrada al día siguiente de la fiesta movible del Sagrado Corazón de Jesús (primer viernes después del Corpus Christi), indica lo unidos que están esos dos corazones. No sólo le llevó la Virgen María a Cristo en su seno antes de su nacimiento, sino que está siempre unida al Señor espiritualmente por ser Inmaculada desde su Concepción. Por todo eso tiene una especial relación con Cristo en la Eucaristía.

Según el Evangelio del Domingo del Corpus Christi, Jesús dijo al instituir la Eucaristía en la Última Cena: “Ésta es mi sangre” (Mc. 14, 24). Lo mismo dicen durante la Consagración en la Santa Misa los sacerdotes, actuando en persona de Cristo. Explica S. Ambrosio: “Este cuerpo que consagramos procede y es de la Virgen […]; verdadera carne de Cristo era la que fue crucificada, la que fue sepultada: por consiguiente, verdaderamente es el sacramento de aquella carne.” (Sobre los misterios. 53).

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19.06.09

La condecoración militar Corazón Púrpura de los Estados Unidos

El General George Washington, el primer Presidente de los Estados Unidos y Comandante-en-jefe del Ejército Continental, otorgó a tres soldados una insignia de mérito. El único que aún se conserva [ver foto] es de aprox. 1782, cuando declaró Washington en sus Órdenes Generales que los autores de “una acción singularmente meritoria” podrían llevar sobre su pecho, en el lado izquierdo, un corazón de tela o seda púrpura terminado con encaje, por ejemplo.

Es la condecoración militar más antigua de los que todavía se conceden en los EE.UU. y la primera para soldados corrientes, aunque no se concedió durante 150 años desde finales de la Guerra Revolucionaria hasta la Primera Guerra Mundial, en 1932, el bicentenario del nacimiento de George Washington.

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17.06.09

Sacrilegios y milagros eucarísticos en Europa

Tras la institución de la Eucaristía en la Última Cena, nos dice el Evangelio del Domingo del Corpus Christi que Jesús y sus apóstoles: “salieron para el monte de los Olivos” (Mc. 14, 26), donde el Señor sudó sangre en agonía. Allí sufrió porque sus apóstoles no velaron con Él ni una hora, lo cual ha motivado a muchos a adorar al Santísimo al menos una hora en reparación por las ofensas que sigue recibiendo en ese Sacramento.

El Señor ofreció Su Cuerpo y Sangre por nuestra redención en Su Pasión y Muerte. La Misa en la Iglesia Católica es el mismo sacrificio de Cristo. Aunque sea incruento, como dice S. Juan Crisóstomo: “Esto que hay en el cáliz es aquello que manó del costado, y de ello participamos”. (Hom. 24 sobre la 1a. Epístola a los Corintios)

Por eso, como dice el Catecismo de la Iglesia Católica: “2120 El sacrilegio consiste en profanar o tratar indignamente los sacramentos y las otras acciones litúrgicas, así como las personas, las cosas y los lugares consagrados a Dios. El sacrilegio es un pecado grave sobre todo cuando es cometido contra la Eucaristía, pues en este sacramento el Cuerpo de Cristo se nos hace presente substancialmente (cf. CIC can. 1367; 1376).”

Lamentablemente, han habido sacrilegios documentados a lo largo de los siglos, pero el Señor también ha obrado milagros para demostrar que las Hostias consagradas son Su Cuerpo y Sangre hasta que pierden su integridad. Los siguiente 24 ejemplos son de una exhibición internacional del Vaticano: “Los milagros eucarísticos en el mundo” (descargable en color más información e ilustraciones de aprox. 100 milagros).

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