InfoCatólica / Concordia cum Veritate / Archivos para: Julio 2017

27.07.17

Relaciones del universo con Dios en el cristianismo frente al helenismo.

Uno de los temas más importantes del cristianismo es la relación del mundo con Dios. Y esto es debido a que, en el cristianismo, el universo, es bueno por el puro hecho de ser y Dios es el Ser y por lo mismo el Sumo Bien. De modo que todo lo que es, se debe a la libertad de Dios y depende ontológicamente de Dios al punto de que incluso todo lo que hacemos, Dios lo crea.[1] En el cristianismo, todo ser finito tiene una dependencia absoluta de Dios como fuente de toda causalidad. Ontológicamente todo es por Dios y para Dios aun cuando en el plano físico todo lo que sea, sea uno en sí y uno para sí.  Porque todo lo que ha sido creado por Dios depende de la eficacia creadora que lo produce. Por eso el ser creado siempre será contingente en cuanto posee un ser que le es conferido. Sin embargo, el cristianismo nos da un matiz muy importante: la forma que lo constituye es su ser y la causalidad que ejerce y su eficacia, son su causalidad y su eficacia.[2] Las creaturas poseen una existencia propia con todas las atribuciones que de ello derivan, aunque tengan una dependencia radical del ser de Dios porque sólo en Dios la creatura tiene el ser y el movimiento.

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20.07.17

Concepción cristiana del mal frente al helenismo y al protestantismo.

Dentro de todos los sistemas del mundo antiguo y moderno, sólo el cristianismo valora a la materia en cuanto creada por Dios. Por eso el cristianismo supera la visión griega y plotiniana, a la vez que supera todas las visiones modernas y contemporáneas de la naturaleza y de mal. Porque lo que añade el concepto de creación a la materia como principio de posibilidad y de indeterminación, en cuanto creada por Dios, es un elemento que la redime de cualquier visión pesimista. Tener la capacidad real de ser, es algo bueno que no puede compararse con el vacío del mal.

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14.07.17

El ser de los entes y la generosidad de Dios en el cristianismo.

El cristianismo ha aportado mucho a la Filosofía porque gracias al cristianismo la Filosofía alcanza la plenitud en la comprensión de la relación entre los entes contingentes y el Ser necesario como su causa. El cristianismo es muy riguroso porque para que haya causalidad, en el sentido estricto del término, se requiere que haya dos seres, y que algo del ser de la causa pase al ser de lo que sufre el efecto.[1] Para el cristianismo no cualquier cosa puede causar porque en el cristianismo, antes del hacer está el ser; el ser es la raíz de la causalidad en cuanto nada puede dar más de lo que tiene.

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7.07.17

La gran aportación del cristianismo a la Filosofía griega

Entre las aportaciones más importantes que el cristianismo ha hecho a la Filosofía, está la identificación de Dios como el Ser Absoluto. Esa aportación no fue cualquier cosa, sino que trajo como consecuencia importantes ajustes en la visión del universo, porque bajo la perspectiva cristiana, en sentido estricto, sólo Dios es, puesto que todos los demás entes están sujetos al devenir. En el cristianismo, todos los entes que no son Dios no son perfectos e inmutables como lo es el Ser. De hecho, siguiendo a Aristóteles, el cristianismo sostiene que todo movimiento implica el ser e implica el no ser plenamente. Cambiar es adquirir o perder ser. Basta recordar que Aristóteles definió el movimiento como acto de lo que está en potencia en tanto que está en potencia. La potencialidad aristotélica va actualizándose progresivamente de suerte que manifiesta cierta falta de actualidad que va adquiriendo. Sin embargo, hay que observar que Aristóteles concebía un mundo eterno que dura fuera de Dios y sin Dios, y a esto la Filosofía cristiana aportó la distinción entre la esencia y el acto de ser que revolucionó el pensamiento aristotélico al afirmar que fuera de Dios, todo lo que es, podría no ser lo que es, o incluso podría simplemente no ser.[1] La contingencia del mundo es una novedad metafísica que proviene del cristianismo. Si Dios es el Ser: “Yo soy” tal y como lo presenta el Éxodo, todos los demás entes que no son Dios sólo pueden recibir su ser de Él.

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