9.05.09

Discreto en el silencio, útil al hablar

El pastor debe ser discreto en el silencio y útil al hablar, a fin de que no diga lo que debe callar, ni calle lo que debe decir. Pues, así como hablar incautamente conduce al error, así también un silencio indiscreto deja en el error a quienes podían ser instruidos. Ocurre con frecuencia que los pastores imprudentes, temiendo perder el aplauso de los hombres, tienen mucho miedo de decir con libertad lo que es recto. Éstos, conforme a la voz de la Verdad, en modo alguno sirven ya con el celo que los pastores tienen por la custodia de la grey, sino que, al contrario, lo hacen con el de los asalariados; pues, al esconderse en su silencio, huyen cuando llega el lobo.


Por eso, el Señor los amonesta por el profeta diciendo: Son perros mudos que no sirven para ladrar (Is 56,10). Y en otro lugar: No os elevasteis desde lo adverso, ni construisteis un muro en defensa de la casa de Israel para que resistierais en la batalla el día del Señor (Ez 13,5). Elevarse desde lo adverso es ir contra los poderes de este mundo hablando libremente en defensa de la grey. Y estar en la batalla el día del Señor es resistir a los perversos combatientes desde el amor de la justicia. Por tanto, que el pastor tema decir lo que es recto ¿qué es sino dar la espalda callándose? Por el contrario, opone un muro para la casa de Israel en contra de los enemigos quien sale al paso en defensa de la grey. De ahí que, al pecar el pueblo, se diga en otro lugar: Tus profetas vieron para ti falsedad y estupidez, y no pusieron al descubierto tu iniquidad para inducirte a la penitencia (Lm 2,14).


En la Sagrada Escritura, alguna vez, se llama a los profetas “doctores”, pues, al indicar que es fugaz lo presente, anuncian lo que ha de suceder. Sin embargo, la Palabra divina los refuta de ver falsedades porque cuando temen denunciar los pecados, favorecen en vano a los pecadores prometiéndoles tranquilidad. Éstos no ponen, en absoluto, al descubierto la iniquidad de sus pecados, puesto que callan la palabra de imprecación. En verdad, la llave para descubrirla es la palabra de corrección, porque con la increpación se patentiza el pecado, el cual, a menudo, el mismo que los comete lo ignora. Por eso dijo Pablo: Para que sea capaz de exhortar conforme a la sana doctrina y de rebatir a los que contradicen (Tt 1,9). Por lo mismo se dice por Malaquías: Los labios del sacerdote custodien la ciencia y busque la Ley en su boca, porque es mensajero del Señor de los Ejércitos (Ml 2,7). De ahí que el Señor amoneste, por medio del profeta Isaías, diciendo: Clama, no ceses, alza tu voz como una trompeta (Is 58,1). Y es que todo aquel que accede al sacerdocio recibe el oficio de pregonero, a fin de que él mismo, claro está, marche clamando antes de la venida del Juez que llega terriblemente. Por tanto, si el sacerdote no sabe predicar, el pregonero mudo ¿qué voz de clamor habrá de dar? Por eso, el Espíritu Santo se posó sobre los primeros pastores en forma de lenguas: porque a los que llena, los hace ininterrumpidamente elocuentes de Sí (cf. Hch 2,3). También por eso se ordena a Moisés que el sacerdote, al entrar en el tabernáculo, se rodee de campanillas (cf. Ex 28,33); sin duda, para que entre con voces de predicación y no ofenda con su silencio el juicio del Supremo Espectador. En verdad, está escrito: Para que se oiga el sonido cuando entre y salga en el santuario en presencia del Señor, y no muera (Ex 28,35). Muere el sacerdote que entra o sale si no se oye su sonido, porque, al penetrar sin el sonido de la predicación, hace salir la ira del Juez oculto contra sí.


Por otro lado, muy oportunamente, se indica que las campanillas están insertas en su vestido. En efecto, ¿qué otra cosa debemos entender por los vestidos del sacerdote sino sus buenas obras? Lo atestigua el profeta que dijo: Tus sacerdotes se vistan de la justicia (Sal 131,9). Por consiguiente, las campanillas van pegadas a sus vestidos con el fin de que las mismas obras del sacerdote anuncien también, junto al sonido de la lengua, el camino de la Vida.


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Fuente: San Gregorio Magno. Regla Pastoral II, 4.

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8.05.09

La retractación de Monseñor Zollitsch

Todos recordamos las recientes declaraciones del Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Monseñor Zollitsch, quien, entre otras cosas decía que Cristo no murió por los pecados de la gente como si Dios hubiera provisto una ofrenda sacrificial.


Debido a que las críticas a sus inaceptables declaraciones iban en aumento, en el último número de Konradsblatt, el mismo Monseñor Zollitsch hizo publicar un texto que habla de la muerte expiatoria de Cristo.


En el artículo titulado “Anunciamos tu muerte, Señor, proclamamos tu resurrección”, entre otras cosas, dice: “La fe cristiana no tiene miedo de atribuir a la muerte del Señor, un positivo significado salvífico y expiatorio. Cristo murió por los hombres y en su lugar. Cumple con lo que los hombres por sí mismos no pueden hacer por estar inmersos en el pecado. Él se convierte en una víctima de la maldad humana, una víctima que muere torturado y humillado en la cruz. En lugar de los hombres se abandona como víctima sacrificial al amor salvífico y eficaz de Dios, amor que es el más profundo motivo de Su esperanza. Así abre a nuestro mundo, pecaminoso y violento, el acceso al amor de Dios”.


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Fuente: Messainlatino.it

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7.05.09

Bolonia: Iglesias con Comunión en la boca obligatoria

Cantuale Antonianum informa sobre las nuevas disposiciones dadas a conocer por la Oficina de Pastoral de las Comunicaciones Sociales de la Arquidiócesis de Bolonia (Italia). Se trata de un comunicado que pone en conocimiento público la primera revocación oficial en Italia del indulto de recibir la Comunión en la mano.


“El primer domingo de Adviento de hace veinte años, en 1989, entraba en vigor la resolución de la Conferencia Episcopal Italiana, que autorizaba, con la aprobación de la Santa Sede, la distribución de la Sagrada Comunión en la mano.


En las últimas semanas, los párrocos y rectores de iglesias de nuestra diócesis han recibido la notificación de las disposiciones adoptadas por el Cardenal Arzobispo, en vista de los graves abusos que se han producido en este sentido. En particular, el Cardenal ha ordenado que, en la Catedral de San Pedro, la Basílica de San Petronio y el Santuario de la Virgen de San Lucas, la Comunión se distribuya a los fieles únicamente sobre la lengua”.


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El nombramiento de Ranjith puede esperar

Andrea Tornielli, en su blog, ha ofrecido la siguiente nueva actualización sobre el nombramiento - según él, ya decidido - de Monseñor Ranjith como Arzobispo de Colombo. Al mismo tiempo, Bruno Volpe ha informado en Pontifex que se mencionan como posibles sucesores de Ranjith en el puesto de secretario de Culto Divino al abad benedictino Zielinski o al sacerdote italiano Nicola Bux.

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La enfermedad, ya superada, del cardenal Cañizares, Prefecto de la Congregación para el Culto Divino, ha hecho aplazar la publicación del nombramiento como arzobispo de Colombo – decidida desde hace tiempo – del Secretario de la misma Congregación, el arzobispo Malcolm Ranjith Patabendige Don. Hay quienes hablan de días o semanas, e incluso de algunos meses. Ciertamente, sobre el nombramiento del nuevo Secretario hay una pugna, dado el rol clave que este dicasterio tiene en llevar adelante aquella “reforma de la reforma” deseada ya desde hace años atrás por el entonces cardenal Joseph Ratzinger. Cañizares, el ex arzobispo de Toledo apodado “el pequeño Ratzinger”, quisiera que Ranjith permaneciese aún en Roma. Y en el probable caso de que no logre mantenerlo, quisiera como número dos a un colaborador que prosiga en la misma línea. La única certeza es que será un anglófono. Pero, por el momento, es inútil dar nombres (aunque también los hay) porque la situación está en continua evolución.

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Fuente: Sacri Palazzi

Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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6.05.09

La Revelación se hace liturgia

Estar inmersos en Él, en la Verdad

Por Don Nicola Bux


Quien lee la introducción del Papa a sus escritos sobre la Liturgia, editados por ahora en lengua alemana, encuentra este pasaje: “No me interesaban los problemas específicos de la ciencia litúrgica sino siempre el anclaje de la Liturgia en el acto fundamental de nuestra fe y, por tanto, también su puesto en nuestra entera existencia humana”.


Tal vez esta franqueza confirmará a algunos liturgistas en aquello que ya piensan: Joseph Ratzinger no es un verdadero experto en liturgia. El problema es que la Liturgia, después del Concilio, ha sido desvinculada del dogma por muchos estudiosos; por lo tanto, era difícil para un liturgista postconciliar leer, por ejemplo, el libro “Das Fest des Glaugens” (“La fiesta de la fe”) de Ratzinger. Hasta la elección pontificia, se escuchaba a los obispos desaconsejar la lectura de “Einführung in den Geist der Liturgie” (“Introducción al espíritu de la Liturgia”). Algunos se preguntaban: ¿cómo puede un dogmático como Ratzinger escribir sobre Liturgia?


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