InfoCatólica / La Puerta de Damasco / Categoría: General

25.09.24

En la teología lo que se enseña es a Cristo

Saludo en la apertura del curso 2024-2025

Centro Teológico “San José” de Vigo

 

Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo,

Excmo. y Rvdmo. Sr. Obispo Emérito,

Revdos. Sres. Sacerdotes,

Religiosos y Religiosas,

Señores y Señoras,

 

            Para mí es un honor dirigirles este saludo en la apertura del curso 2024-2025 del Centro Teológico San José de Vigo. Un Centro cuyo claustro está integrado por 14 profesores, además de contar con la ayuda de otros docentes colaboradores. Un Centro cuyas principales actividades son las siguientes: Promover los tres grandes actos académicos del curso: la apertura, el día de santa Catalina y el día de santo Tomás; cuidar de la Formación Permanente, para los sacerdotes, religiosos y laicos que puedan y deseen asistir; acompañar la labor de “Ágora. Escuela Diocesana de Formación Teológica, Ministerios y Servicios”, así como del “Aula de Teología. Para la formación sistemática de laicos y aspirantes al diaconado”. Igualmente, el Centro impulsa la celebración de las “Jornadas de Teología”. Las IV Jornadas dedicadas a la “Identidad de Jesús” tendrán lugar, Dios mediante, de 20 a 21 horas, los días 6, 7 y 8 de mayo de 2025.

            Todos los miembros de la Diócesis pueden contribuir al buen resultado de estas tareas. Y el primer modo de hacerlo es participando, asistiendo a los cursos, dándolos a conocer e invitando a frecuentarlos a las personas que puedan estar interesadas. La formación en la fe no es un lujo reservado a una minoría de fieles, sino una necesidad y una oferta que se pone a disposición de todos. No estaría mal que en los calendarios de las parroquias se reservasen días para la formación, como se reservan fechas para otras acciones pastorales y, por ejemplo, marcar ya en la agenda los días de las IV Jornadas de Teología, reajustando puntualmente, si es necesario, hasta el horario de la Santa Misa para que tanto el sacerdote como los fieles puedan asistir.

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19.09.24

Erik Varden y la Iglesia católica en los países nórdicos

El obispo noruego Erik Varden (1974), prelado de Trondheim y administrador apostólico de Tromsø, ha sido elegido nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Nórdica, que reúne a los obispos de Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega y Suecia. En la mente de todos está la idea de que estos países destacan por su alto nivel de vida y, podríamos pensar también, por su alto nivel de secularización. Se tiende a vincular fe con pobreza y prosperidad con descreimiento. Pero esta ecuación no es exacta ni tampoco está escrito que la secularización sea necesariamente irreversible.

Es verdad que la Iglesia católica en los países nórdicos es minoritaria, rodeada por lo que queda de un luteranismo generalmente vinculado a las estructuras del Estado y por una atmósfera de increencia, pero no es en absoluto insignificante. En su primera declaración como presidente de la Conferencia Episcopal Nórdica, Varden ha afirmado: “La presencia católica en nuestros países está creciendo; queremos acompañar este crecimiento de manera inteligente, tanto espiritual como materialmente, y apoyar todas las buenas iniciativas”.

Pero, ¿quién es Erik Varden? Aunque su figura resulta cada vez más conocida, no está de más recordar algunos datos. Nacido de padres luteranos no practicantes, Varden se movía en la esfera del agnosticismo. En su adolescencia, escuchando la sinfonía “Resurrección” de Gustav Mahler, acogió el don de la fe. Es recibido en la Iglesia católica y en 2002 ingresa en un monasterio trapense – es decir, de la Orden cisterciense de la estricta observancia -. Enseñó teología en la Universidad de Cambridge, amplió estudios en Roma y en 2019 fue nombrado obispo-prelado de Trondheim.

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17.09.24

La Exposición del Santísimo Sacramento: Ni talismán ni remedio supersticioso

La Conferencia Episcopal Española, en su colección de “Libros Litúrgicos”, ha publicado de nuevo el “Ritual de la sagrada comunión y del culto a la eucaristía fuera de la misa” (Madrid 2024), así como un subsidio titulado “La exposición de la sagrada eucaristía. Fundamentos, sugerencias y materiales” (Madrid 2024). Es evidente que no es lo mismo un ritual que un subsidio y que, en consecuencia, no tienen la misma autoridad vinculante.

No obstante, no cabe despreciar el subsidio que, tanto en su introducción como en su primera parte – “El dogma de la presencia real de Jesucristo en la eucaristía y sugerencias pastorales” –, aporta elementos de discernimiento teológico importantes para una pastoral sacramental adecuada, recta, en conformidad con la fe y con lo que la Iglesia pide al respecto.

Donde la referencia eclesial normativa se desdibuja, se abre el campo a la subjetividad y a sus posibles delirios. Si el “yo creo” no se inserta “en” y se deja modelar “por” el “nosotros creemos” de la Iglesia, todo tiende – la historia así lo pone de manifiesto – a ir a peor. No es un fenómeno nuevo. Ya el concilio de Trento advertía frente a ciertos excesos: “Quiten también de sus iglesias aquellas músicas en que, ya con el órgano, ya con el canto, se mezclan cosas impuras y lascivas; así como todo comportamiento mundano, las conversaciones inútiles y profanas, los paseos, los estrépitos y los voceríos, para que la casa del Señor parezca y pueda llamarse con verdad casa de oración”.

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13.09.24

Fray Rosendo Salvado, san Telmo y la tempestad calmada

La diócesis de Tui-Vigo está unida a la memoria de dos grandes evangelizadores: san Telmo (Frómista 1190 – Tui 1246) y el obispo fray Rosendo Salvado (Tui 1814 – Roma 1900). Pedro González Telmo fue uno de los primeros dominicos. Profesó en el convento de San Pablo de Palencia, fundado por el propio santo Domingo de Guzmán y, siguiendo el ejemplo de este santo, consagró su vida a la oración y a la predicación. Destinado al convento compostelano de Santo Domingo de Bonaval, se dedicó a la evangelización itinerante, especialmente en tierras de Galicia. En Tui le sobrevino la muerte y su cuerpo – “Corpo Santo” - se venera en la catedral. Desde muy pronto, san Telmo fue invocado como patrono de las gentes del mar

Fray Rosendo Salvado, como buen tudense, le profesaba gran devoción. Como el santo palentino, también Rosendo Salvado abrazó la vida religiosa, pero no en la Orden de Predicadores, sino en la de san Benito. En Compostela, otra coincidencia geográfica con San Telmo, profesó como benedictino en el monasterio de San Martín Pinario. Con la exclaustración de 1835, pasó a Italia y de allí, como misionero, a Australia, donde se puso al servicio del obispo de Perth. Rosendo Salvado fue nombrado obispo de Puerto Victoria y, posteriormente, obispo titular de Adriani. Fundó la abadía de Nueva Nursia, con la finalidad de evangelizar a los aborígenes australianos, defendiendo su dignidad. En 1885 fundó un Colegio de Misioneros de Ultramar en el monasterio de Montserrat. Murió en la abadía de San Pablo Extramuros, en Roma, con gran fama de santidad.

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28.08.24

“Menos es más”: Una santa misa al día, como norma

(Este post es un resumen del inmediatamente publicado antes. Es más sintético.)

En una diócesis de Irlanda – la de Kilmore - se ha tomado la decisión de reducir el número de celebraciones de la santa misa. Por una triple razón: porque han constatado que hay muchas celebraciones, porque la asistencia a las mismas es escasa, y, en tercer lugar, por la disminución del número de sacerdotes. Parece evidente que esa situación no es exclusiva de Irlanda. Vale también para buena parte de España.

¿Pide la Iglesia, en su ordenamiento jurídico, celebrar cuantas más misas mejor? La verdad es que no. La norma, que como toda norma confirma las excepciones, dice: “No es lícito que el sacerdote celebre más de una vez al día”. Un sacerdote no está obligado a celebrar misa cada día, sí lo está a celebrarla con frecuencia y se le recomienda encarecidamente la celebración diaria, aunque no pueda tenerse con asistencia de fieles. La razón es que la santa misa es siempre una acción de Cristo y de la Iglesia, en cuya realización los sacerdotes cumplen su principal ministerio.

¿Qué sucede si hay pocos sacerdotes? Pues esa escasez puede motivar que el Ordinario del lugar – básicamente, el Obispo – conceda que un sacerdote pueda celebrar la santa misa una segunda o tercera vez – si se trata de un domingo o de una fiesta de precepto -. El Obispo no puede autorizar más que eso. Y mucho menos el sacerdote puede darse permiso a sí mismo para más de eso.

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