El "hip hop"
Se puede leer en una página del Ministerio de Sanidad del Gobierno de España:
“Según el Registro de Interrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), la tasa de interrupción voluntaria del embarazo (número de interrupciones voluntarias del embarazo registrados por cada 1.000) en mujeres de entre 15 y 44 años en 2007 fue de 11,49%, lo que supone un incremento del 91,5% en sólo 10 años, si la comparamos con la habida en 1998. Este incremento, que se inicia ininterrumpidamente a partir de este año ha sido a expensas fundamentalmente de mujeres menores de 25 años, aunque, en estos años, las tasas de IVE se han incrementado en todos los grupos de edad, más del doble en la mayoría de los casos. Podemos concluir, por tanto, que en la última década, las tasas de IVE se han elevado en todos los grupos de edad. En concreto, en 2007, el 38,8% de las mujeres que tuvieron una IVE tenía menos de 24 años y, además, en dicho año, el 32,4% de las mujeres que interrumpieron voluntariamente su embarazo lo habían hecho ya anteriormente una o más veces".

La Iglesia Católica enseña, oficialmente, que los homosexuales “deben ser acogidos con respeto, compasión y delicadeza. Se evitará, respecto a ellos, todo signo de discriminación injusta” (Catecismo 2385).
Leyendo algún tipo de prensa, o escuchando algunos medios – que incitan descarada y, peligrosamente, al odio - , podríamos pensar que la ciudadanía española está a punto de empezar a quemar iglesias, matar a los sacerdotes y renegar de todo lo que, aunque sea de lejos, suene a cristiano.
Avanzamos por el camino del Adviento, adentrándonos en la vivencia de este tiempo litúrgico de espera ferviente. Esperamos la venida de Jesús en la fiesta de la Navidad, pero también su venida a nuestra vida cotidiana. Dios viene a nosotros, cada día, si abrimos las puertas de nuestro corazón a su llegada, si le hacemos sitio, si le dejamos a Él plantar su tienda en nuestra alma. Aguardamos, igualmente, la venida gloriosa del Señor al fin de los tiempos.
Dios es la Verdad y la Bondad y la Belleza. La belleza de Dios, su Gloria, resplandece en la figura de Jesús de Nazaret, el Verbo encarnado. Jesucristo, el Hijo de Dios hecho hombre, es la epifanía perfecta de la belleza de Dios. Él es “el más bello de los hombres”, en cuyos labios se derrama la gracia (cf Salmo 44). Pero la gloria de Dios se refleja también, aunque de un modo necesariamente limitado, en todas sus creaturas. Admirando su grandeza y hermosura “se llega, por analogía a contemplar a su Autor” (Sabiduría 13,15).












