Eutanasia y compasión
Eutanasia y compasión
Algunos partidarios de la eutanasia presentan ese hecho – que consiste en provocar, en un entorno médico y de modo intencionado, la muerte de un enfermo - como un acto de amor. En consecuencia, quienes se oponen a la misma serían seres despiadados, intransigentes e incapaces de sentir empatía con las personas que sufren.
Analizando la realidad con mayor detalle se puede llegar a ver que “eutanasia” y “compasión” son conceptos escasamente vinculados entre sí. Una falsa compasión no es compasiva en absoluto; sino que equivale a la negación de la piedad hacia el otro; en particular hacia el más débil.
“Para que no sufra, que deje de vivir con mi ayuda”. Así se expresaría esa compasión falsa, ese señuelo de piedad. Le atribuyen a Stalin la afirmación según la cual “la muerte soluciona todos los problemas”. ¿Que alguien padece? Se le “ayuda” a morir y se acaba el padecimiento. Y, si universalizamos este recurso mágico, podríamos seguir resolviendo cualquier otro problema: “Si muere, no pasará hambre”, “si muere, no será explotado laboralmente”, “si muere…”.