23.06.22

12.02.22

Dos nuevas misiones a pedido de la Iglesia

Queridos amigos de San Elías.

Por gracia de Dios, la Orden San Elías, nuestra pequeña sociedad de vida apostólica de derecho diocesano pro missionibus (cfr. Pastor bonus, art. 90 inc 2) siguiendo con su ideal de predicar con parresía el Evangelio en los ámbitos de la misión “ad gentes” y la contrarrevolución cultural, sigue dando el buen combate.

En estos días, hemos podido visitar a Mons. José Ulloa, arzobispo de Panamá, quien feliz de recibirnos ha dado su beneplácito para que podamos realizar misiones en diversos lugares donde, apenas una vez al año, algunos isleños o habitantes de ese país, tienen la posibilidad de asistir a la Santa Misa o recibir los sacramentos.

Lo mismo ha sucedido hace algunas semanas con Mons. Eduardo Castillo, arzobispo de Portoviejo , quien no sólo ha permitido misiones en su diócesis sino también en ciertas regiones amazónicas de Ecuador, a él confiadas.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

¡Viva la misión!

Padre Federico Highton, SE

29.01.22

Refutación de ciertos errores proliferantes en la Fraternidad San Pío X

Por el R.P. Dr. Federico Highton, S.E. 

Enero de MMXXII, Addis Adaba, Etiopía

Introducción

En la Orden San Elías celebramos la Misa Romana Tradicional (y no, como muchos erróneamente dicen, la Misa “Tridentina” o “de San Pío V” ya que ni Trento ni ningún Papa del Renacimiento crearon la Misa Romana Tradicional). Rezamos la Misa Tradicional, mas no por eso consideramos que la celebración de la Misa Nueva sea un pecado.

Pero, un sacerdote argentino que vive en Bogotá, pontifica, entre otros graves errores, que la celebración y la participación de la Misa Nueva es un acto per se pecaminoso. Hemos visto unas de sus pretendidas lecciones, dirigidas a un público lego que acata sin chistar lo que le diga este sacerdote, Pablo Bianchetti, de la Fraternidad Sacerdotal “San Pío X” (FSSPX).

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6.01.22

De la Epifanía del Señor según S.S. San León Magno

Sermón de San León, Papa.

Sermón 2 de la Epifanía.

Alegraos, ya que tras la solemnidad del Nacimiento de Cristo, ha brillado la fiesta de su declaración: y a quien en aquel día la Virgen dio a luz, hoy le ha conocido el mundo. El Verbo hecho carne, así dispuso los principios de su aparición entre nosotros, que nacido Jesús se manifestase a los creyentes y se ocultara a sus perseguidores. Los cielos publicaron la gloria de Dios, y la voz de la verdad se extendió por toda la tierra, cuando el ejército de los Ángeles se mostraba para anunciar al Salvador nacido, y la estrella conducía a los Magos para que le adoraran. Desde el Oriente hasta Occidente, resplandeció el nacimiento del verdadero Rey, ya que por medio de los Magos los reinos de Oriente conocieron la verdad de lo sucedido, y no quedó oculto al Romano imperio.

La crueldad de Herodes, pretendiendo dar muerte en su cuna al Rey que le infundía sospechas, contribuía a esta difusión de la fe. La matanza de los inocentes publicaba por doquier el nacimiento del Rey de los cielos. La nueva se difundió tanto más pronto cuanto más inusitada fue la señal prodigiosa del cielo y más cruel la impiedad del perseguidor. El Salvador fue conducido a Egipto, para que aquellos pueblos entregados a los antiguos errores, se dispusieran mediante una gracia oculta a recibir su próxima salvación, y para que, aun antes de rechazar las viejas supersticiones, aquel país ofreciera ya morada a la verdad.

Reconozcamos en los Magos adoradores de Cristo, las primicias de la bienaventurada esperanza. Desde aquel momento comenzamos a entrar en la eterna herencia; desde aquel momento los arcanos de la Escritura que nos hablaban de Cristo se nos pusieron de manifiesto, y la verdad que los ciegos Judíos no quisieron recibir, esparció su luz por todas las naciones. Por lo mismo honremos este día sacratísimo, en el que apareció el Autor de nuestra salud; y al que siendo infante los Magos veneraron en la cuna, nosotros adorémosle omnipotente en los cielos. Y así como ellos de sus tesoros ofrecieron al Señor místicos dones, así nosotros de nuestros corazones presentémosle lo que es digno de Dios.

26.12.21

Sharia Sanitaria

Vivimos bajo la Sharia Sanitaria. La Sharia Islámica es indeciblemente perversa y absurda, pero se limita a espacios reducidos regidos por algún jeque o terrorista que quiere llevar los tenebrosos mandatos coránicos hasta el extremo de la coherencia interna (no veritativa), pero la Sharia Sanitaria es global y llega hasta las mismas periferias del África Negra donde incontables niños sufren sarnas caninas (y nadie los atiende) pero los escasos puestos de salud previenen contra el covid, aunque no se tenga la sospecha, siquiera remota, de algun “caso". 

No importa si uno camina por el metálico aeropuerto de Frankfurt o las desoladas sabanas africanas, la influencia inapelable de la Sharia Sanitaria estará ahí -con mayor o menor grado de agresividad según sea la solvencia económica del paraje- dictaminando interminables y agotadoras normas conductuales, que son suficientes para dañar o aún quebrar la salud psíquica del ser humano promedio. 

Si uno tiene que hacer un vuelo, aunque dure doce interminables horas, uno deberá llevar el bozal oficial, incluso cuando uno esté durmiendo, aún cuando esto dificulte la respiración, so pena de ser entregado a la policía -como nos amenazaron al ir al África-. Si uno quiere entrar a Europa sin tener la papeleta de inoculación, uno podrá ser interrogado hasta la náusea (al mejor estilo de la policía estalinista) corriendo serio riesgo de ser deportado, como nos acaba de suceder hace unas horas, en las que padecimos el más surrealista de los interrogatorios kafkianos. 

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