La carta del Papa a Scalfari
No es frecuente, más bien yo diría que es la primera vez, que un papa envía directamente una carta a un periódico para contestar a algunas preguntas que en ese medio se le habían formulado. Me refiero a la carta dirigida por Francisco a Eugenio Scalfari, editorialista del cotidiano “Repubblica”. Scalfari, a propósito de la encíclica “Lumen fidei”, había firmado sendos artículos titulados, respectivamente, “Las respuestas que los dos Papas no dan” y “Las preguntas de un no creyente al papa jesuita llamado Francisco”.
De un lado, pues, un no creyente, un “laico” y, del otro, el Obispo de Roma. Llama la atención que, en Italia, a diferencia de lo que sucede en algún otro país, un claro exponente de la laicidad se tome la molestia de leer detenidamente una encíclica sobre la fe; un tema, dice, “que nos afecta a todos de cerca”.
El Papa no ha dudado a la hora de responder con un relativamente extenso texto en el que aborda las preguntas y las objeciones que su interlocutor había planteado. Una muestra evidente de que el Papa cree en la oportunidad del diálogo entre la fe y la modernidad ilustrada – o diríamos, para ser más precisos, entre la fe y un cierto tipo de pensamiento moderno – y de que se muestra convencido de que la misma fe impulsa a dar testimonio en diálogo con todos.
Francisco parte del testimonio. Dice lo que la fe significa para él: un encuentro personal con Jesús que da un sentido nuevo a la existencia, si bien ese encuentro, insiste, se ha dado en la Iglesia y por medio de ella.
Del testimonio parte el diálogo. ¿Sobre qué temas? Básicamente sobre las grandes cuestiones que una parte de la modernidad ilustrada desde el siglo XVIII viene formulando al Cristianismo y que, en resumen, versan sobre dos ejes fundamentales: la historia y la verdad. ¿Se puede acceder a través de la investigación histórica a Jesús de Nazaret y a su predicación? ¿Hay razones para sostener la pretensión del Cristianismo de ser la verdad en asuntos de religión? Y si fuese así, ¿qué papel les corresponde desempeñar a las otras religiones, en particular al Judaísmo? Curiosamente, Scalfari se interesa también por la situación de los no creyentes en orden a su salvación eterna. Y digo “curiosamente”, porque no acabo de entender qué interés puede tener un no creyente en saber si Dios – en quien no cree – le va a salvar o no. Pero dejemos eso a un lado.