Gracias a los jueces de Estrasburgo
Cuando una sentencia de un tribunal es sensata se nota volando. Cuando ese mismo tribunal es nada menos que el existente en Estrasburgo, entonces el aplauso a la sensatez se lo doy con las manos y las orejas.
Era hora ya de que el caso de este señor Fernández no anduviera más por las salas de la justicia. Han pasado años. Al final el sentido común ha ganado a la sinrazón.
Desde ahora la Iglesia Católica tiene, reconocido internacionalmente, que los despidos que hace de los profesores de Religión por razones puramente religiosas y morales, son perfectamente legítimos.
Esta doctrina sentenciada crea jurisprudencia para otros casos que colean aún, y para los que puedan venir.