Volando voy

Qué preconciliares son los pilotos, tú. Guían al pasaje dándoles la espalda, je je je.

Pues a mí no me gustan mucho las alturas.

Para mí que sean los mismos comentarios en colorines pero en un tren. Gracias.

¿Quién es el tal Manolo?

Como siempre, genial

Eleuterio, podría tratarse de Enmanuel Kant, Manuel Azaña o D.Manuel González. No creo que irreverentemente se dirija E.O. a N.S.Jesucristo. Pero lo de antiguo, carca y preconciliar le cuadra a todos.

E.O. Genial, para variar. El caso es que con las monjas postconciliares la letrilla era "para ser conductor de primera, acelera, acelera etc". Te se nota mayor vetustez ¡qué cosas!

Señor E. O., dígale por favor al Sr. piloto que no sea pre-conciliar, y que conduzca el avión "de cara al pueblo", como se debe. Ya Dios proveerá para que no nos estrellemos.

Pues yo lo que no entiendo es eso de A 380, es demasiado inteligente para mí...

N. del B.: Mi querido padawan, debes estudiar más y dejar que tu mente se expanda hasta estallar.

Que el piloto deje el exclusivismo elitista, que entienda que los pasajeros también son, en el fondo, pilotos, y que comparta la presidencia de la asamblea con los demás. Que la señora de la primera fila y el niñito de al lado quieren aterrizar la máquina.

¿Y reparten rosquillas en ese avión?

N. del B.: Lo que diga la asamblea (representada, por supuesto, por los líderes democráticamente elegidos por ellos mismos de entre los asistentes a la comisión iniciático-festiva del comité Brigadier Cornelio Chicha, pbro.)

Lo fundamental, si el avión es de Lufthansa, es que se dirija a Roma, sin escalas y sin repostar en Viena. El catering ahí es muy deficiente, suelen dar rosquillas y el video que le proveen al pasaje incluye mucha danza oriental.

Genial, jajaja

Realmente es demasiado genial... en verdad hace tiempo que hacía falta ver tanta genialidad junta...
¡y qué "preconciliar" es el piloto, que conduce dándole la espalda a la gente! ajjajajaja, buenísimo.

¿Volando voy, volando vengo, por el camino yo me entretengo?
Demasiada horizontalidad, poca altura.
El viaje definitivo es en otra dimensión más profunda, no hace falta entretenerse volando de acá para allá. Nos reunimos en su nombre y él está entre nosotros, es el cielo el que viene para que lo pregustemos, nosotros no vamos a ninguna parte.
Y el símbolo nunca puede ser un avión, si acaso una máquina del tiempo muy especial.