Oración de los niños por los cristianos perseguidos

Hace casi dos años nos apuntamos a una peregrinación de mi diócesis a Fátima. Era una actividad organizada por la Delegación de Pastoral Familiar. Acudimos un montón de familias, había muchos niños. Nuestros hijos lo pasaron en grande, y aprendieron allí cosas muy importantes. El sacerdote que nos acompañaba hablaba a los niños de aquel amor de Francisco por “Jesús escondido”, y cómo se ocultaba para poder quedarse en la Iglesia, adorando. También supimos de Jacinta, que rezaba tanto por el papa y quería consolar al Señor, y de Lucía, tan jovencita y tan enamorada de Jesús…

Después de aquella peregrinación, a nuestros hijos les quedó muy clara una idea: la Virgen valora muchísimo la oración de los niños. Desde entonces, rezamos con ellos, como indicaba la Virgen a los pastorcitos, por la conversión de los pecadores (para que “los malos se vuelvan buenos”) y, cómo no, por los cristianos perseguidos. A veces la pequeña añade: “para que los cristianos tengan otra vez una casa”, porque yo les he enseñado fotos de esos niños que viven ahora en tiendas de campaña y que necesitan tanto de nuestra oración.

Tenemos una manía tonta en occidente, que es eso de sobreproteger a nuestros hijos, ocultándoles muchas veces las realidades del sufrimiento y de la muerte. Sin embargo, los niños aceptan esas realidades con mayor naturalidad que los mayores y, si les enseñamos a orar para que nuestro padre Dios ayude y consuele, por ejemplo, a sus hermanos perseguidos, rezan con una confianza que ya quisiera yo para mí…

En Bagdad vive y sirve un sacerdote argentino del Instituto del Verbo Encarnado, el padre Pablo Montes. Este sacerdote ha estado en España en alguna ocasión, dando testimonio de lo que sufren y entregan los cristianos de Irak por no renunciar a su fe. Al padre Montes le oí hablar del tesoro enorme que es el sufrimiento de los niños cristianos entregado por Cristo. ¡No nos damos cuenta! Y, ¿nos damos cuenta del valor que tiene la oración de nuestros niños? ¿Les incluimos a ellos en la preciosa comunión de los santos, por la que todos los miembros del cuerpo de Cristo respiran a una, y son vivificados con la Sangre del Cordero?

Os propongo hoy una actividad muy concreta para poner a rezar a vuestros niños. Se trata de comenzar leyéndoles un “cuento” sobre un niño iraquí, y terminar orando por los cristianos perseguidos. Los niños pueden sentirse impotentes porque no pueden ayudar materialmente a sus hermanos. Tenemos que contarles que tienen algo mucho muy grande que ofrecerles: su oración.

Es una actividad que se puede hacer en familia, pero también con los alumnos de religión o catequesis.

El relato está construido sobre hechos reales que he conocido gracias al libro “Antes de que sea demasiado tarde”, de Raquel Martín. No se corresponde exactamente con la historia de un niño en concreto, pero el Mirat del cuento podría ser cualquiera de los niños que tuvieron que huir de Qaraqosh el 6 de agosto de 2014. Al final del relato hay una propuesta de oración…que puede servir a niños y mayores.

RELATO FICTICIO DE UN NIÑO IRAKÍ

Me llamo Mirat, y tengo nueve años. Soy de Qaraqosh, ciudad que, hasta hace no mucho tiempo, era la mayor ciudad cristiana de Irak, mi país. Antes de la guerra vivíamos muy tranquilos allí. Jugábamos, íbamos al cole, a la Iglesia…

A veces mis padres hablaban con otros mayores de eso, de una guerra, y se les veía muy preocupados. Nosotros pensábamos que eran “cosas de mayores”, y no dábamos mucha importancia a todo aquello. Al fin y al cabo, las guerras siempre están lejos, y sólo se ven en las noticias de la tele o en las películas.

Un día empezó a llegar mucha gente a Qaraqosh. Venían en coches, o andando. Algunos cargaban muchas cosas encima, como si pensaran que iban a pasar mucho tiempo fuera de su casa. Eran de Mosul, una ciudad muy importante de Irak. Por primera vez conocí a gente que había visto una guerra de verdad. Los de Mosul contaban cómo unos soldados vestidos de negro habían llegado a su ciudad y habían tenido que huir. Hablaban de bombas, explosiones, de prisioneros, de muertos, de amigos y familiares de los que no habían vuelto a saber nada… Muchos de los que habían venido de Mosul tenían familia en Qaraqosh, y vivían con ellos. Yo tenía algunos amigos de Mosul con los que jugábamos a menudo. Nos contaban a veces de la guerra, pero parecía que contaban una película.

Nuestra ciudad, además, era invencible. Había muchos soldados del Ejército, y también muchos peshmerga, que son unos soldados kurdos. Yo estaba seguro de que, si venían los malos, no lograrían pisar ni una calle de Qaraqosh. Pero no fue así.

A mí en el cole me costaba un poco aprender cosas de memoria, pero hay una fecha que no se me olvidará nunca: el 6 de agosto de 2014. Aquel día, los malos entraron en Qaraqosh.

Eran tantos que a los soldados que nos tenían que defender les entró miedo, y se fueron todos. Nos dejaron solos, así que esos soldados de negro de los que nos habían hablado los amigos de Mosul entraron sin ningún problema en nuestra ciudad.

Todo esto sucedió muy rápido. Yo estaba jugando en el jardín de mi casa con mi hermano pequeño y un primo mío. La primera bomba que tiraron cayó muy cerca, en el jardín de mis vecinos. Nos llovieron encima trozos de tierra, piedras. Nos asustamos mucho, gritábamos, llorábamos.

Mis padres salieron corriendo de casa y nos metieron a todos en el coche. Teníamos que escapar de Qaraqosh. Yo quería entrar en mi casa para llevarme el coche teledirigido que mi tío me había regalado por mi cumple, pero no me dejaron, así que lloraba cada vez más. Mi madre me dijo que volveríamos otro día para llevarnos nuestras cosas. Ahora lo importante era llegar a Erbil, una ciudad que está como a media hora de Qaraqosh.

Enseguida nos dimos cuenta de que nos iba a costar mucho más que media hora llegar a Erbil. Parecía que todos los habitantes de Qaraqosh habían decidido de pronto lo mismo que nosotros: huir. Había coches por todas partes, sonaban las bocinas y también oíamos explosiones. La gente escapaba corriendo o en moto, en bicicletas. El caso era salir de allí. Muchos lloraban, otros gritaban; vimos niños que se habían perdido y, entre llantos, llamaban a sus padres. Algunos de los que iban andando querían entrar en los coches. Pudimos coger a unos cuantos. Los niños íbamos sentados sobre los mayores, otros en el suelo del coche. Por el camino sonaban las bombas, teníamos sed, y mucho miedo. Mi madre empezó entonces a rezar y no dejó de hacerlo durante todo el viaje: “Jesús, ayúdanos. Jesús, ayúdanos. Santa María, ruega por nosotros.”

Faltaban pocos kilómetros para llegar a Erbil cuando se nos acabó la gasolina. Dejamos allí el coche y seguimos andando por el monte, para evitar la carretera. Hacía calor, teníamos hambre y sed, pero no teníamos nada para beber ni comer. Estábamos todos muy cansados, y teníamos mucho miedo. A nuestro alrededor había mucha gente que, como nosotros, sólo quería llegar a un sitio seguro. Algunos eran vecinos, o familias de nuestra parroquia, pero no había tiempo para hablar, sólo teníamos miedo.

Por fin entramos en Erbil. Habíamos tardado catorce horas en llegar.

Seguimos andando hasta llegar a la parroquia de Mar Elia, creo que mis padres la conocían porque habían estado allí en alguna boda. Éramos muchos, parecíamos fantasmas: sucios, cansados. Nos fuimos tumbando todos en el jardín de la parroquia, para descansar. Mi madre nos besó a todos, abrazó a mi padre y, llorando, dieron los dos gracias a Dios porque habíamos podido escapar. Nos tapó con los abrigos. Entonces sacó el rosario, cerró los ojos, y empezó a rezar. Yo me quedé dormido enseguida, allí, en el suelo.

Ahora vivimos en Erbil. Es una ciudad muy grande y bonita, con fuentes, casas muy modernas, centros comerciales…sin embargo, yo echo de menos Qaraqosh, mi casa, el coche que me regaló mi tío, y también echo de menos a muchos amigos a los que no he vuelto a ver desde entonces. Igual están en otra ciudad, seguro que los acabaré encontrando.

Pero todavía os quiero contar cómo es nuestra casa ahora…

El día que llegamos a Erbil, todas las Iglesias cristianas se organizaron para ayudarnos. Los primeros días dormíamos dentro de la Iglesia. Después prepararon unos campamentos con tiendas. En Navidad pusimos un nacimiento en una de las tiendas, y por allí pasábamos todos para visitar a nuestro Salvador.

A veces estamos tristes, hay mayores que lloran, niños que tienen miedo por las noches, algunos han tardado meses en volver a hablar. El párroco, para animarnos, nos dice que ahora estamos viviendo un viernes santo, como Jesús, pero que, como a Él, nos llegará el momento de la resurrección. Cuando dice esto, el padre sonríe mucho, y yo me imagino ya en mi jardín de Qaraqosh, jugando con mis amigos.

Mis padres al principio sólo querían que nos fuéramos de Irak. Teníamos todos mucho miedo y, además, no había un colegio para nosotros. A mí no me importaba tanto lo de no ir al cole, pero mis padres hablaban muy preocupados de nuestro futuro. Yo, la verdad, no tenía ninguna gana de irme de Irak, así que, cuando empezaron a construir colegios para nosotros, tenía hasta ganas de estudiar otra vez. ¡Podíamos quedarnos!

Vivimos ahora en una casita muy pequeña. Dicen mis padres que nos parecemos a los primeros cristianos, porque compartimos todo con otras familias, y nos ayudamos en todo.

Nos faltan muchas cosas, pero no odiamos a los que nos persiguen. Jesús nos dijo que teníamos que perdonar, ¿no? Mi padre suele decir: “pido a Dios que perdone los pecados de los terroristas”, y yo rezo con papá, para que Dios les perdone, y para que nosotros podamos volver a casa algún día.

ANEXO: ORACIÓN

LOS NIÑOS REZAN POR LOS CRISTIANOS PERSEGUIDOS

-       Por los cristianos perseguidos en todo el mundo, para que perdonen a sus perseguidores de corazón. Roguemos al Señor,

-       Por los cristianos refugiados de Siria e Irak, para que no pierdan la esperanza a pesar de las dificultades. Roguemos al Señor,

-       Por los cristianos perseguidos en todo el mundo, para que Dios les dé la fuerza necesaria para no renunciar a Jesús. Roguemos al Señor,

-       Para que el conocimiento del testimonio de nuestros hermanos perseguidos aumente nuestra fe. Roguemos al Señor,

-       Para que los cristianos que han perdido la vida por su fe gocen del descanso eterno con nuestro Padre Dios. Roguemos al Señor,

-       Para que las familias que han perdido a algún ser querido en la persecución sepan perdonar a sus enemigos. Roguemos al Señor,

-       Por los cristianos que no son perseguidos, para que no olviden a sus hermanos que pasan dificultad, y les ayuden con su oración. Roguemos al Señor,

-       Para que Dios despierte los corazones de los niños cristianos, y nos enseñe a rezar los unos por los otros. Roguemos al Señor,

-       Por los sacerdotes y religiosos que se ocupan de los cristianos perseguidos, para que sean el rostro del amor de Dios para ellos. Roguemos al Señor,

-       Por las religiosas que entregan su vida acompañando y consolando a quienes han perdido la esperanza. Roguemos al Señor,

-       Por los más de 30 millones de niños desplazados en el mundo a causa de la violencia. Roguemos al Señor,

-       Para que los refugiados puedan algún día volver a sus hogares. Roguemos al Señor,

-       Por la conversión de quienes persiguen a los cristianos, para que se encuentren un día con el amor de Dios. Roguemos al Señor,

-       Para que los niños cristianos que no sufrimos persecución no olvidemos dar gracias a Dios por haber recibido el regalo de la fe. Roguemos al Señor,

(Para las oraciones me he servido en parte del calendario de adviento que publicó Ayuda a la Iglesia Necesitada para orar con los niños por los refugiados.)

5 comentarios

  
José María Iraburu
Amén, amén, amén.
Bendición + JMI
25/01/16 6:41 AM
  
César Fuentes
El inmenso tesoro de la oración y de la oración de los niños. Harto-aunque no cansado- estoy de decir que los niños entienden la fe mejor que los adultos, saben más de Cristo, y que el crimen que estamos cometiendo con ellos al tratarlos mundanamente, como los trata el mundo, nos pasará factura.

Gracias por el post.
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Totalmente de acuerdo. Gracias por tu comentario, César.
25/01/16 1:44 PM
  
Concha Ortega
Gracias María

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¡A ti, Concha!
Unidas en Su Corazón
25/01/16 5:50 PM
  
teresa
María muchas gracias. Me sumo a esta oración por los cristianos proseguidos con mi peque e incluiré una petición para que sigas haciendo el bien con este blog.
_____________________
Gracias a ti, Teresa.
Unidas en Cristo
26/01/16 12:47 PM
  
María Arratíbel
Estimados lectores: he incluido unas fotografías entre las líneas del relato, que pueden ayudarnos a situarlo, siquiera un poco, en la realidad de lo que está sucediendo en Irak.
Disculpen que no lo haya hecho desde el primer día...
26/01/16 1:18 PM

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