9.09.24

Ricardo Barroso habla del taller de Encounter en Madrid, para llevar el amor de Dios a todo el mundo

Ricardo Barroso es ingeniero en telecomunicaciones por la universidad Anahuac. Casado, con 4 hijos y socio-fundador de Cargolift, empresa que dirige con su padre. Es consejero de His Way at Work, que es una organización que busca poner a Dios al centro de las empresas. Es Licenciado en teología y ciencias religiosas y durante la pandemia decidió ingresar en Encounter School of Ministries. Siente un fuerte llamado de enseñar, activar y equipar discípulos trayendo Encounter a México con un grupo de compañeros que toman con convicción compartir este regalo con más personas. Él, es Director de Encounter en México y de habla hispana.

¿Cómo nace Encounter Ministries y con qué objetivos?

Lo fundan un sacerdote, y un laico, el P. Matthias Thelen y Patrick Reis. Los dos venían de experimentar encuentros profundos con el ministerio y un apostolado principalmente con jóvenes y se daban cuenta que cada año tenían menos chicos. Se dieron cuenta de que a los jóvenes no les llegaba la forma con la que estaban dando a conocer a Dios, no les era atractiva.

Se dieron cuenta de que tenían que propiciar que los jóvenes tuviesen un encuentro personal con Dios. Y a raíz de ello crearon la escuela Encounter para propiciar que con un programa muy concreto la gente pudiese experimentar el amor de Dios.

Por lo tanto los objetivos de Encounter son enseñar, equipar y activar, desde nuestra herencia católica, a discípulos que quieran llevar el amor de Dios a sus círculos de influencia con el poder del Espíritu Santo. Es realmente una copia de la misión universal que nos deja Jesús en el último capítulo de Marcos, en donde dice a sus discípulos que vayan por todo el mundo a llevar su Palabra a todos los rincones de la tierra. Y luego afirma que al que crea le acompañarán estos signos: sanarán enfermos, expulsaran demonios, si les pica una serpiente no les pasará nada…etc. Cristo dijo que a sus discípulos que les convenía que Él se fuese, porque al irse les mandaría al Espíritu Santo y con Él harían las mismas cosas que Él hizo e incluso mayores.

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8.09.24

La nada del hombre. Por Agnus Dei Prod

Si el hombre, dice San Bernardo, se escapa de una tentación, otra le asalta, la vanidad le ataca, la curiosidad le guía, la codicia le solicita, el deleite le seduce, la lujuria le mancha, la envidia le atormenta, la ira le agita, y la tristeza le desgarra. Así, con deplorables caídas, se sumerge en todos los vicios, ¿Y por qué?… Porque ha abandonado a Dios y a su Ley.

7.09.24

6.09.24

J. Ignacio Apoita: “Los presos no quieren voluntarios curiosos sino personas que se integren en sus vidas”

Juan Ignacio Apoita Gordó es licenciado en Derecho, con la especialidad jurídico-económica, por la Universidad de Deusto (Bilbao), posgrado en Integración Europea por la Universidad de Ámsterdam (Países Bajos) y P.D.G. por el IESE. Ha sido Director de RRHH y Miembro del Comité de Dirección del Grupo BBVA hasta Marzo 2015. Desde entonces ha participado como Asesor y Consejero en diversas empresas. Actualmente se desempeña como Presidente de IT&People (desarrollo de software para RRHH) y Miembro del Consejo Social de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), entre otras colaboraciones. Casado desde hace 37 años y con dos hijos, viene colaborando con la Parroquia de Nuestra Señora de La Moraleja, Alcobendas-Madrid, como servidor del grupo de Emaús, catequista de Confirmación para adultos y miembro del Consejo Pastoral y del Consejo Económico Parroquial. Colabora en la pastoral penitenciaria de la Diócesis de Madrid, a través de la organización CONCAES, en un programa semanal de evangelización para internos en Centros Penitenciarios.

¿Cómo decidió entregarse al apostolado en las cárceles?

Hace poco más de cinco años, en una reunión del grupo de Emaús hombres de la parroquia se presentó Mariano, invitado para compartir con nosotros una experiencia personal. Era alguien que había cumplido condena en la cárcel madrileña de Estremera y quería trasladarnos su agradecimiento por las visitas que a ésa y otras cárceles hacían voluntarios de CONCAES (Confraternidad Carcelaria de España). Se trataba de una organización sin ánimo de lucro, que nació en Estados Unidos y estaba expandiéndose por todo el mundo. En España desarrollaban varios programas en el acompañamiento a presos (“internos”, en el argot más oficial) y uno de ellos era “La Peregrinación del Prisionero (L.P.P.)”, un programa para ayudar a conocer a Jesucristo y para vivir la fe en el seno de la Iglesia Católica.

Tras escuchar a Mariano y ver lo importante que estas visitas de voluntarios y la profundización en su fe habían sido para su etapa en la cárcel, la llama en mí estaba ya encendida. Un rato de oración en días posteriores y la decisión de tocar la puerta de CONCAES estaba tomada. Me recibieron (fuimos varios los que, a título individual, sentimos la llamada a ese servicio), me formaron sobre los principales usos y costumbres carcelarios y solicitaron los permisos de entrada a Centros Penitenciarios. Algunos meses después comenzó la actividad.

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5.09.24

La superiora de las Clarisas de Cantalapiedra explica cómo viven su consagración al Corazón de Jesús

Entrevistamos a Sor María Aleluya, superiora del monasterio del Sagrado Corazón de Jesús de las Hermanas Pobres de Santa Clara de Cantalapiedra, que nos habla sobre su vocación, de la historia del monasterio y de cómo viven en plenitud la espiritualidad del Sagrado Corazón de Jesús.

¿Cómo nace en usted la vocación a la vida contemplativa?

Creo que sería más correcto hablar de cómo despierta la conciencia de la vocación a una vida contemplativa pues, por experiencia personal, sé que mi vocación, como cualquier otra, es algo que no ha “nacido” en un momento, sino que se ha tejido conmigo desde las entrañas maternas. Dios es un gran artista: su proyecto de amor es único para cada uno, tiene una forma concreta y la llamada es a dejarle hacer realidad su sueño en nosotros.

Yo tuve que dar muchas vueltas para ir descubriendo el plan que Dios tenía para mí. Fueron necesarios muchos toques de su gracia. Había una inquietud muy grande en mi corazón, una necesidad enorme de encontrar el sentido de mi vida, una conciencia clara de que lo que el mundo me ofrecía no podía satisfacer la sed de mi alma. Al no contar en mi familia con un ambiente de fe que pudiera responder a mis interrogantes, ni recibir educación religiosa en el colegio, emprendí una búsqueda intensa de la verdad, pero sin orden ni concierto.

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