Espectacular vídeo de la 1ª Peregrinación Nuestra Señora de la Cristiandad a Covadonga DIFÚNDALO
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¡ Verdaderamente ha resucitado el Señor ! ¡Aleluya !
Felicidades por vuestra valentía y amor a la Iglesia.
Gracias!!
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26.07.21
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Boris Gutiérrez Cimorra (firma como Cimorra) nació en 1944 en Moscú, en la antigua Unión Soviética. Se graduó en el Instituto de Aviación de Moscú. Durante años compaginó su trabajo como ingeniero aeronáutico con colaboraciones periodísticas en revistas y programas de radio de difusión tanto nacional como internacional con destino al lector y al oyente de habla hispana. En 1972 pasa a trabajar definitivamente en Radio Moscú, la cadena que emitía programas para América Latina. En 1977 se instaló definitivamente en España con su familia e inició una nueva carrera profesional en el mundo de las finanzas y del comercio exterior, que le situó, en 1985, de nuevo en Rusia, esta vez como representante de una importante empresa financiera española en aquel país en vías de la Perestroika. En 2010 comienza su experiencia en el campo literario con la publicación de su primer libro, La voz que venía del frío, dedicado a su padre, periodista español exiliado en la Unión Soviética, que se convirtió, bajo el seudónimo de Jorge Olivar, a lo largo de 37 años ininterrumpidos ante los micrófonos de la emisora moscovita, en la voz más escuchada en los hogares españoles durante la época franquista.
En 2014 edita su segundo libro, Hasta el último maravedío Las orejas de Oro, esta vez en forma de novela, que, entre lo documental y lo ficticio, con un lenguaje y dinamismo propios del género de suspense, describe una de las más misteriosas y fascinantes historias de cómo las reservas de oro del Banco de España fueron trasladadas a la Unión Soviética pocos meses después del comienzo de la Guerra Civil española. En 2015 publica su tercera obra literaria, Hasta el último maravedí - 2 o La apertura española, una continuación del libro anterior sobre el mismo tema: cómo el oro español se convirtió en el «oro de Moscú». Si en el primer volumen se relataban las peripecias del traslado de las reservas de oro del Banco de España desde Madrid a Moscú, en este se trata de ¿qué recibió la República a cambio del oro entregado a la Unión Soviética? En ambos libros el autor demuestra su perfecto dominio en la recreación de los ambientes y personajes rusos y españoles de la época, a los que conoce muy a fondo, al haber vivido, casi a la par, tanto en Rusia como en España.
¿Por qué un libro sobre la caída del Imperio Soviético?
La idea del libro partió de mi entrañable amigo César Alonso de los Ríos y fue apoyada con gran entusiasmo por nuestro común amigo Agapito Maestre. Un día, bastantes años después de la desintegración de la URSS en diciembre de 1991, César me dijo: “Mira, Boris, para la inmensa mayoría de los españoles sigue siendo un misterio por qué un gran país comunista como Rusia, con su aparente poderío económico y militar, teniendo en su órbita ideológica a muchos países, no sólo en la Europa del Este, sino en la América Latina, África, Asia, de repente, en pleno proceso de la apertura y cambios democráticos, en pocos años, cayó como un castillo de naipes. Sin perder una cruel guerra o sufrir una destructiva revolución o un cataclismo natural, no sé, una caída del meteorito, como fue en la Tungúzca, en Siberia, al principio del siglo. ¿Qué ocurrió realmente, qué fuerza tectónica tan potente destruyó este gran acorazado llamado la URSS, que parecía indestructible y construido para la eternidad? Tú me has comentado y aclarado muchas cosas acerca de aquel cataclismo histórico. Has vivido en la Unión Soviética más de 30 años y, especialmente, los años de la “Perestroika” de Gorbachov, cuando se produjo el derrumbe definitivo del sistema socialista soviético, por qué no escribes un libro para que no sólo tus amigos y la gente que te rodea supiera lo que realmente había llevado a la destrucción del primer país comunista del mundo. Y lo cuentes como un testigo presencial de todo lo que entonces había sucedido. Lo que tú personalmente has vivido, has visto, has sufrido o lo que sea, una realidad pura y dura, sin cuentos “chinos” o rusos o lo que fuesen. Una historia verdadera del fracaso del comunismo en el país más grande y más rico del planeta. Y escríbelo sin caer en un análisis soso, académico, distante. Que sea un relato vivo, con detalles concretos, con episodios de tu vida allí y de los soviéticos que te rodeaban, historia contada desde dentro y no desde un despacho lejano de un historiador profesional o de un periodista circunstancial”.
Pues, así nació este libro. Con la idea de explicar por qué ha fracasado un sistema basado en la ideología comunista en un país, como estaba diciendo César, “más grande y más rico del mundo”. Y de allí yo, como el cronista y un testigo directo, pretendo dar a entender al lector de que si el comunismo había fracasado en el país más grande y más rico del mundo, como la URSS, cómo pudiera haber triunfado en uno el más pequeño y el más pobre, como la Cuba castrista, o en otros clones tipo Vietnam, Camboya, Corea del Norte y otros por el estilo. Como ha demostrado la Historia, el comunismo puro y auténtico, como el soviético, ha fracasado en todos los países donde lo habían intentado construir, independientemente del clima, del idioma, de la nacionalidad, de costumbres culturales y otras diferencias étnicas y geográficas. Y con un resultado común: la miseria y unos enormes sacrificios para los pueblos y un poder absoluto y unos enormes privilegios para las élites gobernantes con el carnet comunista.
¿Qué balance podría hacer de 70 años de régimen totalitario?
El balance es muy negativo y en muchos aspectos hasta trágico. El primero y a la vista del todo: una autodestrucción y la desaparición del país que existía dentro de las fronteras del Imperio Zarista antes de la Revolución Bolchevique en octubre de 1917. En diciembre de 1991, o sea, 74 años más tarde, este país dejó de existir y la Rusia de los Zares se vio reducida a la Federación Rusa actual, perdiendo grandes territorios y casi la mitad de la población que antes formaban parte de la Gran Rusia Imperial y luego del Imperio Bolchevique. Me refiero a Ucrania, Bielorrusia, Kazajistán, Turkmenistán, Tadjikistán, Uzbekistán, Georgia, Armenia. Y el otro balance, el de sufrimientos que tuvo que soportar la gente que poblaba la Rusia Imperial, convertida en la Rusia Socialista Soviética, es incalculable. La Guerra Civil, provocada por la Revolución Bolchevique, que había durado 4 años. La industrialización forzosa del país, con su población mayoritariamente agrícola y que se alimentaba no sólo a sí misma, sino que exportaba sus productos al extranjero por lo que recibió la denominación del “granero de Europa”, cargó por completo el tejido agrario ruso, produciendo terribles hambrunas en los años 20 del siglo pasado. La “colectivización” del campo destruyó por completo su productividad, convirtiendo a la Unión Soviética de un granero europeo en un importador de los productos básicos alimenticios, dependiendo del grano norteamericano, canadiense, australiano y de otros países occidentales, que tienen una agricultura “privada”. Esta independencia llegaba en determinados periodos al más de 30% del consumo “normal” de la población soviética. La improductividad de la industria estatal socialista, con una estricta planificación de la producción y del consumo, condenaron al pueblo soviético a vivir en una permanente escasez de los productos y artículos de primera necesidad, con unas humillantes colas en las tiendas en búsqueda de la comida y de otros artículos del consumo básico. El “terror rojo”, desatado por los bolcheviques después de la Revolución, contra todos los que intentaban oponerse o a criticar, aunque fuera mínimamente, la dictadura comunista y las repentinas purgas estalinistas y una paranoica lucha contra los “enemigos del pueblo” dentro del propio pueblo, convirtieron a la Rusia bajo el régimen comunista en un enorme Gulag, con decenas de millones de muertos y víctimas de las represiones, cambiándose sólo los métodos, los del “paredón” en tiempos de Stalin a los de la encerrona en unas clínicas psiquiátricas en tiempos de Brézhnev-Andrópov. Pero siempre con el único objetivo: aplastar cualquier disidencia y crítica al régimen.
Las pérdidas en vidas humanas durante el régimen totalitario soviético son terribles. Varían, según quien las calcule y con qué precisión: entre la guerra civil, el “terror rojo”, la colectivización del campo, las purgas y las represiones estalinistas el número de víctimas directas asciende a 66 millones. Pero hay un dato estremecedor, pero muy fácil de entender y que da una idea general del número de las vidas humanas que tuvo que pagar el pueblo ruso bajo el régimen comunista. En París, justo antes del comienzo de la Primera Guerra Mundial, fue publicado un “Resumen económico de Rusia en 1914”. Edmond Théry, el científico francés, llegó a la conclusión de que, a mediados del siglo XX, Rusia sería una potencia dominante en Europa tanto política como económica y financieramente. Y que su población llegaría a los 343 millones de habitantes (en 1914 tenía 175 millones). Sin embargo, en 1950, la población de la URSS rondaba unos 181 millones de habitantes. ¿Entonces, a dónde se habían esfumado los 162 millones restantes? Se puede decir que este fue el coste de la Revolución Bolchevique y del Régimen Comunista para el sufrido pueblo ruso.
Principalmente la línea más dura, durísima, fue con Lenin y Stalin. ¿Por qué se fue moderando en los últimos años?
Efectivamente, el Régimen fue más duro en la época de Lenin y Stalin. Especialmente en la de Stalin. Es que Lenin estuvo en la cúspide del poder bolchevique escasos 5 años. Los últimos dos años de su vida estaba gravemente enfermo y prácticamente apartado del poder ejecutivo, y pronto fue sustituido por Stalin, quien después de la muerte de Lenin, en enero de 1924, estuvo dirigiendo durante casi treinta años, con mano dura y despiadada, el Partido y el país. Lenin todavía respetaba la opinión de sus colegas en los órganos directivos del Partido, y las principales decisiones se tomaban por la mayoría. Mientras Stalin se convirtió en un dictador absoluto, eliminando, prácticamente, en algo más de 10 años, a toda la vieja guardia leninista, la que realmente estaba luchando contra el zarismo y la que hizo factible la Revolución Bolchevique. El Régimen empezó moderándose después de la muerte de Stalin en marzo de 1953.
En primer lugar, fue el famoso “deshielo” de Nikita Jruschiov, con sus denuncias de las represiones de Stalin contra el pueblo soviético, aunque él mismo participaba en estas represiones cumpliendo a rajatabla las órdenes de Stalin. Es que Jruschiov y otros altos dirigentes dentro de la cúpula estalinista, tampoco eran vacunados contra las posibles represalias de parte de su Gran Jefe, que había concentrado en sus manos todo el poder y actuaba a su antojo sin ningún control de ningún órgano ni del Partido ni del Estado. El Estado era él, Stalin. Por tanto, una vez muerto el dictador, sus herederos habían decidido romper este esquema de una dictadura “unipersonal” de dirigir el país y crearon una “dirección colectiva”, sin un nuevo Caudillo. Este esquema, de alguna manera, no del todo, pero funcionó hasta el descalabro de la URSS.
En segundo lugar, las represiones masivas estaban causando enormes pérdidas en vidas humanas, que en realidad eran la mano de obra cualificada, ingenieros, científicos, creadores, todos ellos extraídos forzosamente del proceso productivo, lo que estaba mermando enormemente el desarrollo económico del país, llevando a la población al límite del aguante. Por tanto, los nuevos “viejos” dirigentes han preferido aflojar las cuerdas, dar un respiro al pueblo, “descongelar” un poco el sistema con el calor de unas reformas y aperturas. Fueron las famosas reformas de Kosýguin, las que describo detalladamente en el libro. El Régimen empezaba a comprender que la esclavitud estalinista ya no resultaba rentable, no estimulaba el progreso del país. Había que liberalizarlo de alguna manera, bajo el control, claro está, de la nueva dirección colectiva del Partido.
Y, en tercer lugar, Jruschiov y sus seguidores querían limpiar las manos de la sangre estalinista, cargar al sanguinario Caudillo muerto toda la responsabilidad por el terror rojo y entrar en la Historia como los enterradores del estalinismo y del socialismo con el rostro monstruoso, siendo ellos los creadores del “socialismo con el rostro humano”.
Jruschiov abrió las puertas del Gulag, liberando a los millones de personas injustamente recluidas en los cientos de los campos de trabajos forzados que formaban este “archipiélago” tan magistralmente descrito por uno de sus habitantes, el escritor disidente soviético, Alexander Solzhenítsyn. Jruschiov sacó el cadáver de Stalin del “Mausoleo de Lenin”, donde fue depositado después de su muerte, en marzo de 1953, al lado del Gran Líder de la Revolución Bolchevique. Pero, después del XX Congreso del PCUS, en que denunció los crímenes de Stalin contra el pueblo soviético, dio órdenes de sacar a Stalin de la sagrada tumba de Lenin y enterarlo en un cementerio “común”, en una “necrópolis” para las más destacadas figuras del régimen comunista, al lado del Mausoleo y de la muralla de Kremlin en la Plaza Roja de Moscú.
Cuando a Stalin lo “pusieron” en el mausoleo leninista, yo tenía 9 años y cuando lo sacaron, en noviembre de 1961, cumplí ya 17 años, recientemente acabado el bachillerato soviético, y me encontraba sorprendido, confundido y estupefacto.
La primera parte está dedicada a lo que bautiza usted como el “quinquenio de los fastuosos funerales. ¿Podría hablarnos de la importancia de este periodo en la caída de este imperio?
Fue el preludio de la agonía del Régimen soviético. Como si la providencia tomara las cartas en el asunto. En un quinquenio habían muerto, una tras otra, las principales figuras del Politburó del PCUS, un órgano compuesto por 15 miembros, que realmente gobernaba la Unión Soviética y el Bloque Socialista en su conjunto. Estaban “cayendo” los pilares más importantes del Régimen: Kosyguin, Suslov, Brezhnev, Pelshe, Andropov, Ustinov, Chernenco, todos ellos miembros del Politburó. Así que, en cinco años han desaparecido de la cúpula del poder casi la mitad de sus miembros. Quizás, para el lector estos nombres no digan gran cosa, pero en la realidad soviética de entonces eran figuras que a lo largo de muchísimos años de la época post-estalinista estaban marcando la política interior y exterior de la URSS.
Cada uno era responsable de un determinado sector: la economía centralizada y planificada, la agricultura colectivizada, la policía secreta y seguridad nacional (la KGB), la defensa y la industria militar, la ideología y la censura. O sea, eran los principales pilares que sostenían el totalitario sistema socialista soviético. Y, de repente, estos pilares empezaron a caer, con lo cual, en el tan rígido edificio del Sistema aparecieron las primeras grietas y una cierta inclinación al derrumbe. Figurativamente hablando.
En el libro estoy describiendo puntualmente a estos personajes, cuento unos detalles de sus biografías, sus características personales, por qué se afiliaron al Partido, cómo hicieron sus carreras políticas y qué cualidades eran necesarias para llegar al escalafón más alto del Partido. O sea, intento demostrar de qué “material” estaban hechos estos “pilares” humanos que sostenían más de 70 años la “Catedral del Comunismo Mundial” (una expresión acuñada por mi padre, exdirector del periódico del PCE, el “Mundo Obrero”, quién vivió exiliado en la URSS a lo largo de 38 años). Al mismo tiempo, a través de sus retratos se puede ver y comprender mejor cómo funcionaba el Sistema y qué se necesitaba para triunfar en él.
Claro, enseguida, el lugar de los jerarcas fallecidos lo ocupaban otras personas del así llamado grupo de los “candidatos a los miembros del Politburó”. Pero los sustitutos ya no eran tan ortodoxos y puristas como los que han marchado al otro mundo. Eran más jóvenes, con unas ideas nuevas para mejorar el estancado sistema socialista, corregir los errores y la inoperancia de los viejos bonzos en el Olimpo soviético. Y cuando el número de los nuevos miembros del Politburó llegó casi a la mitad, se abrió una real posibilidad de empezar a reorientar la política del máximo órgano del poder en la URSS hacia unos cambios que el país estaba necesitando desde hacía tiempo, pero que la “vieja guardia” brezhnevista no se atrevía hacerlo. Así surgió Gorbachov y los que le apoyaron en el Politburó renovado y rejuvenecido, para que encabezara los cambios y las reformas dominadas como la “Perestroika” (“reconstrucción”).
Por tanto, sin la desaparición física y en un periodo más bien corto, de los que protagonizan el capítulo de “los fastuosos funerales”, la “Perestroika” y las reformas en la URSS, podían haberse retrasado unos años más y con una explosión social que quizá no hubiera hecho posible el cambio tan pacífico con que, generalmente, había transcurrido la “Perestroika”.
Ya en la segunda parte habla de Gorbachov y la Perestroika… ¿Qué podría decirnos de esta nueva etapa en la historia de la Unión Soviética, que muchos veían con esperanza?
Los cambios iniciados por Gorbachov fueron recibidos con gran entusiasmo por el pueblo, que estaba cansado de vivir tantas generaciones en la escasez, en la represión, en todo tipo de limitaciones de los derechos y libertades personales, de no poder protestar y criticar a sus dirigentes que habían llevado el país a una enorme crisis económica y social. Aplaudieron a los cambios, a la “glasnost” (libertad de expresión) los intelectuales, los escritores, los científicos, los cineastas, la gente que en su trabajo necesitaban la libertad no sólo como forma de vida, sino como un instrumento imprescindible para la creación. La gente esperaba que los cambios democráticos en el Sistema iban a permitir mejorar la situación económica, acercar el nivel de vida de los soviéticos al que existía en los demás países libres y democráticos occidentales. Para todos ellos, la libertad era una barita mágica que transformaría todo para lo mejor. Así lo pensaba Gorbachov, sus seguidores y la inmensa mayoría del pueblo. El artífice de la “Perestroika” estaba seguro de que al socialismo soviético le faltaba la libertad para ser el mejor sistema del mundo. Que todas las desgracias que habían sucedido hasta ahora, fueron por falta de la libertad. Ahora ha llegado el momento de construir un “verdadero” socialismo con el rostro libre y humano.
Pero dentro del propio Partido y en el mismo Politburó no todos estaban recibiendo las ideas de Gorbachov con tanto entusiasmo. Algunos, no pocos, tenían miedo de que con tanta libertad y tantas aperturas se perdiera el control del Partido sobre los principales resortes del Estado Socialista: economía centralizada y planificada, partido único en el poder, el PCUS, con todos los privilegios que este poder les daba a sus dirigentes de distintos rangos, desde el más bajo, el secretario de la agrupación fabril, hasta el más alto del Secretario General del Comité Central y del Politburó.
Y hay que decirlo que en el Politburó la mayoría que tenía Gorbachov era bastante frágil y en cualquier momento podría haberse cambiado contra él. Por eso, desde los primeros pasos de la “Perestroika”, Gorbachov tuvo que andar con cuidado, no asustar demasiado a algunos de sus colegas “conservadores” del Politburó y de los Jefes del Partido regionales, reacios a las reformas tan radicales que proponía el nuevo Secretario General. Tuvo que mirar mucho a sus espaldas, para que sus camaradas no le hicieran algo parecido a lo que en su momento hicieron a Nikita Jruschiov sus colegas, descontentos con las reformas que él estaba llevando a cabo en el país, después de las tres décadas del reinado de Stalin.
Pero, aparte de intentar apaciguar el ala “conservadora” de la cúpula del Partido, Gorbachov tuvo que enfrentarse con sus propios seguidores, los que apoyaban la “Perestroika” sin tapujos, y los que le criticaban por la lentitud en la aplicación de las reformas por el temor a los conservadores. A estos críticos, llamados “demócratas”, los encabezaba Boris Yeltsin, otro destacado líder de las reformas. Gorbachov y Yeltsin fueron dos caras y dos visiones opuestas de cómo se deberían realizarse los cambios. Gorbachov era partidario de hacerlos paulatinamente, para no provocar a los que resistían a las reformas, intentando convencerlos, dialogar. Mientras Yeltsin consideraba que las reformas se debían llevar a cabo con la máxima celeridad, para que la gente, cuanto antes, pudiera apreciar sus efectos positivos y no perdieran la confianza. No bastaba proclamar la “glasnost”, se necesitaba liberalizar urgentemente la economía, aflojar el control por parte de los órganos estatales a las empresas productoras, incentivarlas para que produjeran más y con mayor calidad, para reducir el déficit crónico de los productos y artículos del consumo popular.
La lentitud de Gorbachov en la aplicación de las reformas económicas llevó a un caos y a la crisis económica adicional, ya que las medidas orientadas a mejorar el sistema productivo socialista, introduciendo ciertos elementos de la economía de mercado, chocaban frontalmente con la planificación centralizada que también seguía funcionando. Y la situación económica se empeoraba. Lo describo en el libro con muchos detalles y unos ejemplos simples, para que el lector entendiera mejor las discrepancias y el caos que reinaba en aquellos 6 años del gobierno de Gorbachov, antes del descalabro definitivo del Sistema.
En el plano de la liberalización política, Gorbachov, consciente de su dependencia de la cúpula del PCUS, el partido único gobernante en el país, permitió la creación de otros partidos políticos, incluso opositores al PCUS e hizo cambiar el sistema electoral al Parlamento, haciéndolo más libre, con la presentación de los candidatos de varios partidos, rompiendo la hegemonía que hasta entonces tenía el Partido Comunista, presentando solamente a sus candidatos. Y para romper totalmente el cordón umbilical que le unía con el PCUS, introdujo el cargo del Presidente del país, al que elegía el parlamento plural y no, cómo hasta ahora, cuando al líder del país, el Secretario General del PCUS, lo elegía un selecto grupo de los dirigentes del Politburó.
La “Perestroika”, finalmente, fracasó. El socialismo “libre”, con el “rostro humano”, del que estaba soñando Gorbachov, resultó ser totalmente incompatible con la libertad y con la democracia. No en vano tenían tanto miedo los conservadores comunistas contrarios a las reformas liberalizadoras de su entonces Secretario General. La libertad ha destrozado el Sistema Socialista. Ha destruido los principales pilares que lo sostenían. La liberalización de la economía ha dañado gravemente la centralizada y planificada economía socialista; la liberalización política y el pluralismo han acabado con la dictadura del único partido comunista en el poder, que controlaba y dirigía todos los eslabones del Sistema Socialista; la “glasnost” (la libertad de expresión) y la supresión de la censura, han acabado con el dominio de una doctrina comunista, con sus dogmas del pensamiento único e indiscutible, que durante más de 70 años era la única que alimentaba la mente de los soviéticos. Al quedarse el Sistema sin sus principales resortes se quebró.
Gorbachov no quiso comprender que el Socialismo no podía mejorarse. Que o lo era como había sido durante 70 años, totalitario, controlado y administrado por el Partido Comunista en el poder, prohibiendo y aplastando con mano dura cualquier crítica y protesta contra el Régimen o que cualquier intento de mejorarlo acabaría con él. Yeltsin, sí, lo comprendió rápidamente y estaba apostando por unas reformas más rápidas y efectivas a fin de desmantelar cuanto antes esta tremenda criatura leninista-estalinista, para encaminar a Rusia hacia la democracia y el mundo libre. Lo que él hizo cuando la URSS se desintegró por completo y Yeltsin se convirtió en el Presidente de la Rusia independiente y libre de las cadenas de la anterior Unión Soviética.
A propósito, por mucho que Gorbachov intentaba apaciguar a sus camaradas, disgustados con las reformas, ellos, finalmente, intentaron apartarlo del poder y parar las reformas, mediante un Golpe de Estado, en agosto de 1991. Y Boris Yeltsin, el eterno rival de Gorbachov, tuvo que aplastar el Golpe y rescatar a Gorbachov del cautiverio a donde él fue recluido por sus “amigos” golpistas. Dedico al Golpe una información muy completa con unos detalles y episodios poco conocidos hasta ahora.
Pero quisiera subrayar una cosa muy importante. La quiebra del Socialismo en la URSS, no tenía por qué acabarse destruyendo al propio país. Podrían haberse seguido las reformas hacia una economía de mercado y un sistema democrático propio de la mayoría de los países occidentales. La peculiaridad consistía en que la URSS, heredera del Imperio Zarista, era un país multiétnico, con unas cuantas nacionalidades amplias y considerables.
Durante el régimen zarista todas estas nacionalidades convivían en los territorios marcadas administrativamente (las gobernaciones) y no por las señas étnico-nacionalistas. Los bolcheviques, cuando llegaron al poder, lo primero que hicieron fue reorganizar de nuevo el territorio del Imperio, creando unas autonomías del destino rango, en cuyos territorios predominaba una determinada nacionalidad la que daba el nombre a la propia autonomía: Federación Rusa (máxima población rusa), Ucrania (máxima población ucraniana), Bielorrusia (máxima población bielorrusa) etc. El rango máximo de la autonomía era una República Socialista Soviética. Así nacieron las 15 Repúblicas nacionales, con sus propias constituciones, idiomas oficiales, banderas y otros atributos “nacionalistas”, que formaron, en 1922, lo que se llamaría en adelante la Unión de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS).
A lo largo del régimen soviético en estas repúblicas se iban formando unas élites nacionalistas en todos los eslabones del poder “regional”. Por supuesto, todas ellas estaban controladas y dirigidas férreamente por el poder “central”, el Kremlin, y estaban llevando a cabo en sus Repúblicas la política de Moscú. Cualquier posible discrepancia o una mínima desobediencia al “Centro” se castigaba con dureza. Pero esto fue posible hasta que el Sistema, basado en el dictad desde arriba y en la obediencia desde abajo, funcionaba con eficacia, teniendo el Centro a su disposición un enorme aparato represivo (policía política, ejército, policía urbana y militarizada). Las reformas liberalizadoras de Gorbachov aflojaron suficientemente esta total dependencia de los poderes regionales (republicanos) del poder central, para que las élites nacionalistas regionales empezaran a jugar su propio juego político, distanciándose de Moscú más y más, hasta buscar la independencia total del gobierno central.
Gorbachov ya no podía reprimir estos intentos por la fuerza policial y militar, como lo hubieran hecho los líderes anteriores, intentaba dialogar con las élites republicanas. Pero ellas consideraban el diálogo como signo de la debilidad del Kremlin y seguían sus políticas separatistas con más fuerza e ímpetu.
Describo este proceso muy detalladamente en el libro, ya que esta rebelión nacionalista fue una de las causas principales de la desintegración de la URSS como un país “común” de todas estas etnias y nacionalidades que poblaban el viejo Imperio de los Zares.
¿Por qué vino el descalabro del bloque socialista?
El descalabro del Bloque socialista se ha producido por la misma razón que el propio descalabro de la URSS. Gorbachov quiso hacer la “Perestroika” no solo en su país, sino también en los países socialistas que formaban el Bloque Socialista y se encontraban bajo la tutela y el control total por parte de la URSS. Todos estos países centroeuropeos fueron ocupados por la URSS durante la Segunda Guerra Mundial y, al terminar esta, con la victoria del Ejército Rojo y de las Fuerzas Armadas aliadas (EE.UU y Gran Bretaña), se quedaron como una zona de la “influencia soviética”, con el beneplácito de los aliados occidentales (los famosos Acuerdos de Yalta en 1945).
Stalin instaló en todos estos países los regímenes comunistas-socialistas, calcados de los de la Unión Soviética. Las idénticas dictaduras comunistas, con la economía centralizada y planificada, que seguían las instrucciones de Moscú tanto en sus políticas interiores como exteriores. Cualquier intento de no seguir las pautas del Kremlin se castigaba y se aplastaba con los tanques del Ejército soviético (Alemania Oriental en 1953, Hungría en 1956, Checoslovaquia en 1968). Así funcionaba el Bloque, hasta que llegara el reformista Gorbachov al poder en la URSS y decidiera, por un lado, liberalizar las relaciones de la URSS con sus satélites y, por otro, reformar los sistemas políticos en los países del Bloque, siguiendo las mismas pautas de la “Perestroika”: glasnost, pluralismo político, elecciones libres con los candidatos alternativos. Y con este fin, Gorbachov estaba apoyando y potenciando a los políticos y las corrientes críticas dentro de los partidos comunistas locales que entonces se encontraban en el poder en los países del Bloque.
El artífice de la “Perestroika” estaba apostando por los líderes más jóvenes, con las ideas renovadoras, como él mismo y sus seguidores en la URSS. Con este apoyo explícito desde Moscú, las fuerzas opositoras en los países del Bloque empezaron a quitar del medio a los viejos jerarcas comunistas que gobernaban con mano dura, ininterrumpidamente, con el apoyo de la URSS, durante los últimos 15-20 años (según el país). Muy pronto los nuevos líderes políticos en estos países abandonaron el manual socialista-comunista y empezaron las transformaciones hacia la economía de mercado y el sistema político democrático, como en sus vecinos occidentales.
Así se derrumbó el Bloque Socialista, con sus revoluciones pacíficas, “de terciopelo”. Dedico a este descalabro una buena parte del libro.
Pero queda clarísima una cosa: sin las reformas de Gorbachov en la URSS el Bloque Socialista hubiera seguido intacto. El Bloque Socialista fue disuelto el 1 de julio de 1991. Lo que no imaginaba en aquel momento el artífice de su destrucción, Mijail Gorbachov, que a su propia Patria le quedaba solo medio año de vida.
Tras el descalabro sobrevino luego la agonía y el fin de este imperio comunista. ¿Pudo evitarse su caída?
Creo que el descalabro de la URSS era inevitable, aunque Gorbachov hasta el día de hoy sigue afirmando que no. Es que el Régimen soviético cayó por el peso de sus propios errores, fallos, incongruencias, ineficacia económica, despotismo, desprecio a las vidas humanas, odio a la libertad, por practicar un totalitarismo despiadado, que había causado enormes daños y sufrimientos al pueblo soviético en su conjunto, a todas las etnias y a las nacionalidades que poblaban este enorme país.
Como ya he comentado, Gorbachov pensaba que a este “Monstruo” se lo podía humanizarlo, lavarle la cara, mejorar sus conductas y actuaciones. Pero resultó que no. El monstruoso Sistema Socialista agotó sus recursos, tanto económicos, como ideológicos. Sin los cambios a corto plazo, a mediados de los años 80 del siglo pasado, en la URSS podía haberse producido el históricamente famoso “motín ruso – absurdo y despiadado” (palabras del gran poeta ruso Alexander Púshkin) y también sangriento y destructivo.
Gorbachov, con sus reformas, salvó a Rusia (URSS) de este motín. Prometió mejorar la vida de la gente, liberar al pueblo del yugo comunista, y la gente le creyó, apoyó sus reformas y aguantó la Perestroika. Creo que este es el gran mérito de Gorbachov, como el líder de un gran imperio en el pleno declive histórico, por lo cual merece ser reconocido en los anales de la historia ruso-soviética.
Los bolcheviques siempre llamaban a la Rusia de los Zares “la cárcel de los pueblos”. Pero, precisamente, la propia URSS, durante los 70 años del régimen bolchevique-comunista se ha convertido en una auténtica cárcel de todos los pueblos que la habitaban. Y cuando la Perestroika les había brindado la ocasión de separarse de la URSS, la aprovecharon todas las Repúblicas nacionales que formaban parte de la Unión Soviética. De allí viene aquel rotundo rechazo por parte de los líderes de las Repúblicas a cualquier propuesta de Gorbachov para formar una “nueva Unión”, libre y democrática, de las repúblicas ex soviéticas, ya separadas de la URSS. Así que, sigo creyendo que la desintegración del Imperio Comunista Soviético fue inevitable y lo explico con muchos detalles en el libro.
De todas formas quiero destacar que gracias a la responsable conducta tanto de Gorbachov, como de los líderes de las principales Repúblicas soviéticas en aquel periodo de la historia rusa, el divorcio entre los miembros de la gran familia llamada URSS se produjo sin serios enfrentamientos y grandes derramamientos de sangre, salvo algunas pequeñas excepciones. Sin una guerra civil con numerosas víctimas, como fue, por ejemplo, en otro país comunista desintegrado como Yugoslavia.
¿Qué supone para la historia reciente la caída definitiva de este imperio?
El actual Presidente de Rusia, Vladimir Putin, la calificó como “una de las mayores catástrofes geopolíticas del siglo XX”. Claro, según cómo se mire. Para un gobernante o una clase gobernante, tener bajo su mando un enorme Imperio como era la URSS es mucho más preferible que ser el Presidente de sólo una parte - la Federación Rusa - que se había quedado después de la desintegración de aquel Imperio Soviético. Putin no solo lo lamenta, sino que a lo largo de muchos años está intentando en sus relaciones con ex repúblicas soviéticas hacer todo lo posible para devolverlas de nuevo bajo la influencia y el dominio de la Rusia actual, resucitando, de alguna manera, la idea de formación de un nuevo Imperio “ruso-asiático” en las fronteras de la extinta URSS. Y, desde el punto de vista estratégico y geopolítico, puede tener su razón. Desde luego, la desaparición de las URSS ha dejado un gran vacío en el mapa geopolítico mundial, fortaleciendo el papel y la influencia en la palestra internacional de otras grandes potencias como EEE.UU y China. Todo esto está llevando a la reconstrucción de las relaciones y las alianzas que existían hasta ahora para que se restableciera un nuevo equilibrio, multilateral, y no como antes basado en el equilibrio “bipolar” entre los dos Bloques, el totalitario socialista Oriental y el democrático capitalista Occidental.
Pero, desde otro punto de vista, la desaparición del Imperio Soviético se puede considerar como un factor positivo. Con su descalabro se acabó el constante enfrentamiento ideológico, político y militar entre los dos Bloques. Muchísima gente en el mundo entero se ha respirado con alivio que los enfrentamientos, como el episodio con los misiles soviéticos en Cuba, se quedaban en el pasado y difícilmente podrían repetirse. La Rusia postsoviética abrió sus fronteras, quitó el “telón de acero”, emprendió el camino hacia el mundo libre occidental, reduciendo sus arsenales del armamento nuclear y firmando los acuerdos de amistad y cooperación con sus antiguos “enemigos” occidentales.
También hay que destacar el duro golpe que habían recibido todas las dictaduras comunistas en el mundo, que antes tenían el apoyo de todo tipo de parte de su tutor e inspirador la URSS. Y, quizá lo más importante, la quiebra del Imperio Comunista Soviético ha demostrado al mundo entero la inviabilidad de la doctrina comunista como el concepto y el método para solucionar los problemas sociales y mejorar la vida de la gente en las sociedades libres y democráticas.
Desgraciadamente, la memoria humana es olvidadiza y hoy en día estamos viendo como el “virus” comunista de nuevo está rebrotando en los países democráticos. A pesar de la nefasta experiencia comunista en la URSS y en otros países con la misma ideología. Por tanto, espero que mi libro refresca la memoria a los que ya han olvidado cómo era y por qué había caído un Imperio Comunista más grande y más poderoso del planeta.
Le digo con toda la sinceridad y con cierta preocupación: no me gustaría nada de nada que en unos cuantos años, viendo como están evolucionando las cosas en España, me tocara a revivir de nuevo aquí mi nefasta experiencia soviética. No lo desearía a nadie.
¿Qué ha supuesto para usted ser testigo de excepción de estos hechos?
Personalmente para mí, el poder vivir en la URSS durante muchísimos años, primeramente como un ciudadano soviético cualquiera y luego como un “extranjero” – un español que había venido a trabajar en la Unión Soviética – , me dio una oportunidad única a conocer a fondo lo que representaba en sí, realmente, la “tierra prometida” del Comunismo Mundial. Este “paraíso” terrenal, donde la gente no podía ser propietaria de nada y el único Amo y Dios era el Estado; donde la Libertad como un concepto de la vida humana fue tachado del Talmud comunista soviético; donde la desigualdad era una práctica habitual, con las enormes diferencias en el nivel de vida entre la gente trabajadora y la “nomenclatura” dirigente; donde no se podía quejarse y criticar al Régimen de manera ninguna bajo la amenaza de represalias y persecuciones; donde se podía leer los libros y escritos, ver películas y escuchar la música, sólo los que habían pasado previamente los minuciosos filtros de la censura y con el permiso del Gobierno (el comunista Picasso, durante muchos años estaba prohibido en la URSS por pintar en el “abstracto” y no de acuerdo con los cánones del “realismo socialista”; donde cualquier ciudadano no podía salir de su país al extranjero, sin permiso explícito de las autoridades competentes; y donde habían otras maravillas de un “paraíso al revés”.
Hay una definición que dice: “La libertad es cuando uno puede hacer todo lo que no está prohibido. Y la dictadura es cuando uno puede hacer sólo lo que está permitido”. Es difícil de caracterizar mejor el Régimen en que yo tuve “la suerte” de vivir y, gracias a ello, he podido contar en mi libro, siendo un testigo presencial, cómo fue realmente este “paraíso” comunista.
Lean, por favor, el libro, todo en él es una verdad y nada más que la verdad. Como me lo había pedido el entrañable Cesar Alonso de los Ríos.
Me replicarán los admiradores del socialismo-comunismo que la URSS también era un país de la enseñanza gratuita, de la medicina gratuita, de la vivienda gratuita, de los salarios igualados, sin ricos y sin pobres. Leen, por favor, el libro. También hablo de ello. Les prometo no se quedarán defraudados.
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23.07.21
Beatriz Silva de Lapuerta (Madrid, 1958). Cursó Derecho y Máster en Derecho Comunitario en el Centro de Estudios San Pablo (C.E.U.). Desde 1985 vive en EEUU, está casada y es madre de seis hijos.
Profesora de español y con participación en múltiples voluntariados. Destacando entre ellos su pertenencia al grupo de evangelización de jóvenes y al programa de preparación para el Sacramento del Matrimonio -junto con su marido-, en la universidad Franciscana de Steubenville en Ohio.
¿Qué supone para usted traducir La última cruzada, obra del escritor católico norteamericano Dr.Warren H. Carroll?
El traducir “The Last Crusade” de Dr. Warren Carroll, ha supuesto para mi una obligación de transmitir la verdad, a la que me sentí llamada nada mas finalizar su lectura en inglés. Al acabarlo, y tras comprobar que todos sus datos eran fácilmente verificables, supe inmediatamente que esta era una parte de la historia esencial para el conocimiento de nuestra Patria y de nuestras raíces, para poder comprender de donde venimos y a donde vamos, y que la Providencia, por motivos que yo misma desconozco, me animaba a divulgar su mensaje.
El haberlo traducido, su publicación y en definitiva el difundir su mensaje, ha sido para mi una auténtica obligación y un honor.
¿Llegó a conocer al autor?
No, no llegué a conocer al autor Dr. Warren Carroll que falleció en el 2012.
Mi marido me regaló “The Last Crusade” en noviembre de 2019. Anteriormente también había leído otra obra del mismo autor relacionada con la historia de España que me había impresionado “Isabel, the Catholic Queen”. Así bien predispuesta, ya que había oído mucho hablar de este gran historiador y además fundador de una muy conocida universidad católica “Christendom College” en Virginia, me puse inmediatamente a leer el libro.
¿Cómo le impactó a usted la lectura del libro?
El impacto que tuvo sobre mi creo que no se puede describir únicamente con palabras, quizás la mejor manera de expresarlo sería utilizando un par de párrafos que yo misma he escrito para el prólogo del libro:
“Algo que me sorprendió al leer las páginas de este libro fue el hecho de que yo nací en 1958, únicamente 20 años después de esta terrible Guerra Civil, en un país que increíblemente en tan poco tiempo se había recuperado; prosperaba económicamente y la gente tenía plena libertad de manifestar y practicar la fe sin ningún tipo de temor.
Su lectura me impactó profundamente. ¿Era yo la única que desconocía en muchos aspectos esta versión real y con datos comprobables de la historia? Si, naturalmente sabía que la Guerra Civil Española fue una guerra del Comunismo contra nuestra Patria y nuestra Fe; una guerra de la revolución (dado que España ya durante varios años antes de la guerra había sido asaltada por el Comunismo, Socialismo radical y Anarquismo) frente a la defensa de nuestra Patria y nuestra Fe tradicional; pero tengo que admitir que desconocía el 90% de lo que descubrí en sus páginas.
Al terminar de leerlo sentí que era mi obligación el transmitir la historia”
¿Cree que es un libro clave para recuperar nuestra verdadera memoria histórica?
Sí, nuestra memoria histórica ha sido falsificada y silenciada, y de un modo especial en los últimos años. Así nos encontramos con gente de mi generación y mas jóvenes que desconocen totalmente todo lo que se menciona en este libro.
Los grandes ataques a la Iglesia, sacerdotes, religiosos y católicos laicos por el simple hecho de practicar su fe, pero que prefirieron dar su vida y ser fieles a Jesucristo antes que renunciar a la misma. Ataques estos que comenzaron bastante antes de comenzar la guerra y que fueron ignorados o animados por el mismo Gobierno.
El impacto de este libro no es simplemente el tener conocimiento de las horribles torturas y fusilamientos. El gran mensaje de este libro es un mensaje de amor, fidelidad a Dios y perdón, que es tan necesario en la actualidad.
Al finalizar sus páginas, mi gran motivación para transmitir su mensaje fue el descubrir que todos aquellos católicos que voluntariamente, al igual que Jesucristo, dieron su vida siéndole fieles y perdonando a sus verdugos, eran personas como tu y como yo, personas que humanamente se creían incapaces de realizar esa proeza, pero todos ellos, con la gracia de Dios, fueron capaces de serle fieles hasta el fin. ¡Esa es la gran alegría y paz del cristiano!
Al terminar de leerlo sintió que era su obligación el transmitir la historia, primero a sus propios hijos, y luego quizás a todos aquellos españoles de su generación y más jóvenes…
Si, al finalizar de leerlo supe que mi conciencia no me permitía simplemente el tener todo este conocimiento, del que anteriormente carecía, y no encontrar el modo de transmitirlo. Así lo primero que hice fue el comprar un ejemplar en inglés para cada uno de mis seis hijos añadiendo una nota personal (la cual incluyo en el prólogo) de por qué los animaba a leerlo. Posteriormente, tras hablar con mis hermanos, sobrinos y amigos en España y descubrir que ellos, al igual que yo antes de leerlo, desconocían la gran mayoría de lo que se encuentra en este libro, me sentí llamada a contactar a la viuda del autor y con su aprobación y ánimo, proceder a su traducción al tiempo que me puse a rezar para que el Señor, con la intercesión de la Virgen y todos los Santos y Mártires españoles, me dirigieran a aquella editorial que en estos momentos en que vive España, estuviera dispuesta a publicar un libro que contiene “su verdadera memoria histórica”.
Usted afirma que hay que perdonar, pero al mismo tiempo dice que no hay que olvidar. ¿Por qué?
Sí, como afirmo en el prólogo, como cristianos y hasta humanos, debemos perdonar, ese es el camino que nos enseñó nuestro Maestro, Jesucristo, pero olvidar no, eso no nos beneficia ya que al desconocer nuestra historia nos es fácil el volver a repetir los errores del pasado, tal como está ocurriendo en la actualidad.
De todo lo que se ha escrito de la Guerra Civil, ¿Qué aporta de nuevo el libro?
Sobre la Guerra Civil se ha escrito muchísimo y por grandes expertos, pero tristemente los vencedores han hecho una pobre labor en transmitirlo de una manera breve y fácil de leer y comprender para el ciudadano de a pie.
Mientras tanto aquellos que perdieron la guerra, vieron su oportunidad de ganarla por medio de transmitir “Su memoria histórica falsificada” por los medios de comunicación, en las aulas y en los últimos años, especialmente en la vida pública con la implantación de leyes como la de “Memoria Histórica” o la que se encuentra en las Cortes de “Memoria Democrática y Derechos Humanos”.
Así este libro “La Última Cruzada- recuperemos nuestra verdadera memoria histórica”, es un libro breve y fácil de leer, que se enfoca en un aspecto muy concreto al tiempo que fundamental de la guerra, que es el aspecto de la fe y sus mártires; y en un periodo muy corto, básicamente los tres meses anteriores y los tres meses después del comienzo de la guerra cuando se perpetraron las mayores atrocidades en contra de la Iglesia.
Al tiempo está escrito con la objetividad de un historiador norteamericano y que, aunque fue escrito y publicado en 1996, es de una gran actualidad en estos momentos en que se nos quiere imponer una falsa “memoria histórica o democrática”
Para realmente combatir estas falsedades, tenemos la obligación de informarnos de nuestro pasado para así poder influenciar nuestro presente y a futuras generaciones.
La Iglesia siempre sostuvo que fue una verdadera Cruzada, algo que queda muy claro en el libro, aunque muchos quisieran desterrar esa palabra…
Sí, como muy bien describe Dr. Carroll y como la Iglesia siempre ha defendido, la Guerra Civil española fue una Cruzada. La guerra no hubiera tenido lugar y la guerra no hubiera podido ser ganada por los Nacionales, sin el gran papel que jugó la Fe Católica.
Esta fue una guerra del Comunismo, Socialismo radical y Anarquismo que llevaban ya años tratando de asaltar nuestra Patria y la Tradición Católica de nuestra gente. Hay que destacar que el número aproximado de aquellos que dieron su vida por el simple hecho de ser católicos y negarse a renunciar de su fe, está estimado en unos 10.000 en prácticamente 6 meses. De estos, hasta al día de hoy la Iglesia ha declarado oficialmente mártires a unos 2.000 y otros 2.000 mas se hayan en proceso de beatificación.
Me gustaría acabar con la oración que el 20 de mayo de 1939, tras finalizar la guerra, el Generalísimo Franco ofreció en un Oficio “Te Deum” en la Iglesia de Santa Bárbara en Madrid:
“Señor, acepta benevolente el esfuerzo de este pueblo, que siempre ha sido Tuyo, que conmigo y en Tu nombre ha vencido con heroísmo al enemigo de la verdad en este siglo”.
Por Javier Navascués
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20.07.21
Doctor en Ciencia Política por la Universidad del Salvador Buenos Argentina. Magister en Relaciones Internacionales por el “Institut Universitaire de Hautes Études Internationales”, de la Universidad de Ginebra, Suiza. Graduado en Estudios Internacionales por la Escuela Diplomática de Madrid. Licenciado en Ciencia Política por la Universidad Nacional de Rosario Argentina. Profesor Titular de la Universidad Nacional de Lanús (Argentina) y, Profesor Titular de la Escuela Superior de Guerra en la Maestría en Estrategia y Geopolítica (Argentina). Investigador asociado del Instituto de “Estudos Estratégicos” (INEST) de la Universidade Federal Fluminense (Brasil).
Libros publicados: Argentina Brasil: la gran oportunidad, Buenos Aires, ed. Biblos 2005; La insubordinación fundante. Breve historia de la construcción del poder de las naciones. Buenos Aíres 2008; Le temps des Etats continentaux? Les nations face à la mondialisation situation des pays latino-américains, Paris, Edit. Tarki, 2010, La costruzione del Potere, Storia delle nazioni dalla prima globalizzazione all’imperialismo statunitense, Firenze, Ed. Vallecchi, 2010; Insubordinación y desarrollo: las claves del éxito y el fracaso de las naciones, Buenos Aires, ed. Biblos 2012; La historia oculta. La lucha del pueblo argentino por su independencia del imperio inglés, Buenos Aires, ed. Biblos 2012, Haya de la Torre: La lucha por la Patria Grande Buenos Aires, Ed. de la Universidad Nacional de Lanús 2014; Relaciones Internacionales. Una teoría crítica desde la periferia sudamericana, Buenos Aires, ed. Biblos 2018.
En primer lugar, ¿esperaba la grandísima aceptación del libro Madre Patria?
Ciertamente lo deseaba con todo mi corazón. Si hacemos un poco de historia de cómo nació “Madre Patria” tenemos que remontarnos al año 2018 cuando la Providencia hace que me encuentre con Don Aquilino Duque y su adorable esposa Sally en un bar en Avenida de Mayo en la ciudad de Buenos Aires. Don Aquilino me invitó en esa ocasión a dar una conferencia Magistral en la Universidad de Sevilla y resultó que la fecha de mi disertación quedó pactada para el 10 de octubre. Cuando me di cuenta que debía hablar en Sevilla a horas de conmemorarse un nuevo aniversario del descubrimiento de América entendí que la Providencia había arreglado las cosas para que empezara a luchar contra la leyenda negra de la conquista española de América que era el huevo de la serpiente de todos los males que nos afectan.
En esa ocasión cité a dos grandes pensadores. A Juan José Hernández Arregui, que postuló como principio político que: “La leyenda negra contra España erigida por los anglosajones, debe ser desarmada por los hispanoamericanos, más que por los españoles”. Y a Miguel Unamuno, que planteó como imperativo categórico que: “España tendrá que reconquistarse a sí misma desde América”. Y finalicé mi conferencia afirmando: “Pues bien, esa reconquista ha comenzado esta noche aquí en Sevilla”. Entonces, cuando terminé de escribir Madre Patria, si bien deseaba y deseo con todo mi corazón que “Madre Patria” sea un éxito, comencé a entender que, aunque nos llevara años, habíamos comenzado la reconquista de España aquella tarde de Sevilla del 10 de octubre del 2018 y que “Madre Patria” era un hito de esa gran empresa que la Providencia nos encargó, a nosotros, los hijos de España en América.
¿Se podría decir que está renaciendo un espíritu de recuperar y reivindicar el tesoro de la hispanidad?
Sin ninguna duda está renaciendo la Hispanidad, pero debemos tener mucho cuidado porque la leyenda negra es como un virus que hace siglos ataca al mundo hispano y que engendra, cuando parece que va a extinguirse, siempre una cepa nueva. Hoy España -tanto como las repúblicas hispanoamericanas- está en peligro de muerte porque cuando un estado corre el riesgo de fragmentarse territorialmente está evidentemente en peligro de muerte. Lo positivo es que están surgiendo anticuerpos. Imperiofobia de María Elvira Roca Barea y Madre Patria son tan solo dos ejemplos de esos anticuerpos que la Hispanidad necesita para defenderse del mortal virus negrolegendario.
¿Por qué sostiene que España está en peligro de muerte?
A los españoles se les ha enseñado a odiar su pasado y la actual izquierda española, es la principal responsable de esa situación. El nudo gordiano de esa falsa historia de España, que lleva a que los españoles odien su pasado, es la leyenda negra de la conquista española de América. Sin embargo, no estamos tan solo delante de un problema historiográfico, estamos también delante de un problema político porque la falsa historia lleva, inevitablemente, a una falsa -y por lo tanto mala- política. Los pueblos que no saben de dónde vienen no saben a donde tienen que ir o mejor dicho van conducidos por aquellos que han falsificado su historia hacia el borde del abismo, es decir hacia su suicidio histórico. Resulta entonces que los separatistas catalanes amparándose en la leyenda negra -predicada por los políticos y profesores progresistas- dicen: “así como España conquistó y saqueó América, conquistó y saqueó Cataluña”. Entonces, a partir de esa falsa premisa, adoctrinan a los niños en las escuelas, en el odio a España y a su lengua común. Este hecho axial hace que España cabalgue, casi inexorablemente, a su fragmentación territorial. Lo curioso es que el separatismo catalán es un aliado natural de los movimientos indigenistas que en Hispanoamérica trabajan, inconfesadamente, para la creación de repúblicas indias, es decir para fragmentar a las repúblicas hispánicas que son, a su vez, un producto histórico de la gran fragmentación territorial de la nación hispanoamericana fomentada durante el proceso de independencia, por Gran Bretaña.
¿Podría explayarse en esa relación entre el separatismo catalán y los movimientos indigenistas en Hispanoamérica?
El separatismo catalán fomenta, hoy, en Hispanoamérica con el dinero de todos los contribuyentes españoles y contando con la simpatía y la complicidad del imperialismo internacional del dinero a los movimientos indigenistas que predican el “fundamentalismo indigenista fragmentador.” A los separatistas catalanes tanto como a los falsos líderes indigenistas -impregnados del odio a España-, les encantaría por ejemplo, que en la selva ecuatoriana se pierda todo rastro del español, que en Perú, en la región de Cuzco se abandone el uso del español y se hable solo el quechua, que en Puno, se imponga el uso exclusivo del aimara y se olvide el español, que en el sur de Chile y en la Patagonia argentina, se imponga a sangre y fuego, el mapuche y se persiga a los hispanoparlantes. Cuando eso se haya logrado resultará natural que cada uno de esos grupos lingüísticos azuzados por intereses foráneos reclamen su independencia. El nacionalismo separatista catalán y el indigenismo fundamentalista balcanizador, son hermanos gemelos pues, ambos, comparten un afán por borrar todo lo español con lo que sirven a los intereses de quienes quieren desconstruir España y fragmentar a las repúblicas hispanoamericanas.
¿Cómo se podría definir el movimiento indigenista y hasta qué punto es la antítesis de la hispanidad?
Como demuestro en mi libro “Madre Patria. Desmontando la leyenda negra desde Bartolomé de las Casas hasta el separatismo catalán” la evidencia histórica no deja lugar a dudas de que el movimiento indigenista fue fomentado primero por el imperialismo inglés, luego por el imperialismo yanqui y hoy por numerosas ONG al servicio del capital financiero internacional o dicho más precisamente al servicio del imperialismo internacional de dinero. Esa política buscaba y busca romper la unidad lingüística y religiosa de Hispanoamérica a fin de fomentar una nueva balcanización dado que la política permanente de las grandes potencias consiste, siempre, en dividir para reinar. Es por ello que el movimiento indigenista puede ser definido sin duda alguna como un instrumento del imperialismo para fragmentar las repúblicas hispanoamericanas y convertirlas en segmentos anónimos del mercado internacional. El indigenismo es sin duda alguna la antítesis de la hispanidad. Los indigenistas tienen el mismo concepto de nación que tenían los nazis. Una noción de la nación basada en la raza. Los líderes indigenistas –como los separatistas catalanes- son racistas aunque traten de disimularlo para parecer simpáticos ante la opinión pública mundial.
¿Podría aclarar su afirmación de que el movimiento indigenista es un instrumento del imperialismo?
Con respecto al indigenismo como política permanente del imperialismo anglosajón el historiador marxista Jorge Abelardo Ramos afirma: “. Muy noble resulta la tesis de la defensa de los indios. Pero muy sospechoso el origen. Pues separar a las masas indígenas o negras, de las criollas o blancas de la actual Nación Latinoamericana, es acentuar las condiciones de esclavización general y de la balcanización hasta hoy lograda. Se trata -y he aquí el servicio que rinde una vez más la ‘izquierda’ y los ‘progresistas’ al imperialismo- de separar a las etnias; después de haber separado a las clases y a los Estados del magno proyecto bolivariano. Es una campaña contra la nación latinoamericana.”. Esta afirmación lapidaria de Jorge Abelardo Ramos -más allá de que utilice erróneamente el concepto de Latinoamérica que es un concepto inventado por el imperialismo francés- lo dice todo.
Por otra parte Andrés Soliz Rada, una de las figuras más destacadas de la izquierda boliviana sostiene que el movimiento indigenista es una construcción neocolonial, ejercitada por pseudoizquierdistas, para destruir los Estados nacionales “in constituidos”, e impedir la construcción de un Estado continental iberoamericano, único instrumento político capaz de enfrentar con éxito a las grandes compañías transnacionales, al capital financiero internacional y a las grandes potencias del siglo XXI.
¿Podría profundizar en su afirmación de que el movimiento indigenista es fomentado por numerosas ONG al servicio del capital financiero internacional o más precisamente por el imperialismo internacional del dinero? ¿Podría dar algún ejemplo? ¿No es un poco exagerado hablar del imperialismo internacional del dinero?
Permítame precisar primero que el concepto de imperialismo internacional del dinero -que tanto espanta a algunos representantes de la derecha católica, que son en realidad calvinistas de rito católico- fue acuñado por el papa Pío XI en su enclítica Quadragessimo Anno del año 1931 y que luego fue retomado y ratificado por Juan XXIII el 15 de mayo de 1961 en Mater et Magistra y posteriormente por Pablo VI, el 26 de mayo de 1967, en Populorum Progressio.
Andrés Soliz Rada presenta como caso paradigmático de una ONG que predica la leyenda negra y el indigenismo, a fin de fomentar la fragmentación territorial de los estados hispanoamericanos, a la organización Mapuche International Link (MIL) creada en la ciudad de Bristol el 11 de mayo de 1996, que reemplazó al Comité Exterior Mapuche (CEM), organización que venía operando desde 1978. Al respecto Andrés Soliz Rada afirma: “La sede de la ‘nación mapuche’ funciona en el Reino Unido (6 Lodge Street, Bristol), que tiene varios intereses geopolíticos en el Atlántico Sur, razón por la cual, gracias a su poderío atómico y al de la OTAN, ocupa las islas Malvinas, Sandwich del Sur, que pertenecen a la Argentina. Cabe añadir los enormes intereses empresariales de Gran Bretaña en la región cordillerana, fronteriza entre Argentina y Chile… Los araucanos, hoy denominados mapuches, llegaron a territorio argentino a partir del siglo XVII. Este proceso, conocido como araucanización de la pampa, ocasionó el casi exterminio de puelches, tehuelches y pampas. Todo parece indicar que se quiere englobar a los pueblos aborígenes de la región para impulsar una ‘nación mapuche’, en territorios argentinos y chilenos, dentro de los planes trazados en Bristol y apoyados por las embajadas británicas de Chile y Argentina”. Más claro canta un gallo.
¿Cuál es su opinión sobre los líderes indigenistas como ex presidente de Bolivia Evo Morales o actual presidente de la Asamblea Constituyente chilena Elisa Loncon?
Si el indigenismo fue un instrumento de la política exterior de Gran Bretaña y de los Estados Unidos y hoy lo es del imperialismo internacional del dinero se desprende, por lógica consecuencia, que quienes predican el indigenismo trabajan consciente o inconscientemente para el imperialismo. La chilena Elisa Loncon presidente de la Asamblea Constituyente de Chile, el presidente venezolano Nicolás Maduro, el expresidente de Bolivia Evo Morales y todos aquellos que los acompañan en la prédica de la leyenda negra de la conquista española de América y en el intento de crear artificiales repúblicas plurinacionales, son sin duda alguna, la mano de obra más barata que ha tenido el imperialismo a lo largo de toda su historia para ejecutar su plan estratégico de fragmentación territorial de las repúblicas hispanoamericanas.
Conviene recordar que la legendaria Evita no se cansó de repetir una y otra vez que: “La leyenda negra con la que la Reforma se ingenió en denigrar la empresa más grande y más noble que conocen los siglos, como fueron el descubrimiento y la conquista, sólo tuvo validez en el mercado de los tontos o de los interesados.”. Paradoja de la historia, el 26 de octubre de 1959, María Ayma Mamani -que admiraba a Eva Perón- bautizó a su hijo, que años más tarde sería presidente de la República de Bolivia y predicador de la leyenda negra, con el nombre de Evo justamente en honor a Eva Perón la mujer que más combatió, en la historia de Hispanoamérica, a la leyenda negra y a los negrolegendarios a los que ella calificaba de tontos útiles o mercenarios.
¿Cuál es el nivel de aceptación actual de la leyenda negra antiespañola?
Gracias a la hegemonía del pensamiento progresista en todos los niveles del sistema educativo la aceptación de la leyenda negra es casi absoluta. Si como sostuvo Eva Perón “la leyenda negra sólo tuvo validez en el mercado de los tontos o de los interesados” es evidente que hoy el pensamiento negrolegendario es hegemónico porque se repartieron, durante los últimos treinta años, muchos privilegios entre los profesores universitarios y mucho dinero entre los periodistas y escritores para que atontaran a muchos alumnos y a muchos lectores.
¿Sin esta leyenda negra el indigenismo no tendría razón de ser?
Claro, porque si los profesores progresistas no mintieran y mienten mucho- los indígenas hoy movilizados que destruyen estatuas sabrían que el 80 por ciento de la población que habitaba lo que hoy denominamos México marchó con Cortés contra los aztecas porque ellos eran el principal alimento de la nobleza y de la casta sacerdotal azteca. La alimentación básica de los aztecas era la carne humana de los pueblos oprimidos. La nobleza se reservaba los muslos y las entrañas se la dejaban al populacho. En lo que hoy llamamos México, había una nación opresora y cientos de naciones oprimidas, a las cuales los aztecas no solo le arrebataban sus materias primas -tal y como han hecho todos los imperialismos, a lo largo de la historia- sino que les arrebataban a sus hijos, a sus hermanos… para sacrificarlos en sus templos y luego, repartir los cuerpos descuartizados de las víctimas en sus carnicerías, como si fuesen chuletas de cerdo o muslos de pollo.
La historia escrita por lo negrolegendarios y predicada por los profesores progresistas ha ocultado siempre que los pueblos originarios en Venezuela, Colombia, Ecuador, Perú y Chile estuvieron contra la independencia porque ese hecho, históricamente irrefutable como demuestro en “Madre Patria”, hace caer como un castillo de naipe toda la leyenda negra de la conquista española de América. Se les oculta a los alumnos que Francisco de Miranda -que comandaba un ejército formado por hijos de españoles que se habían enriquecido con el contrabando- fue derrotado por los indios jirahara cuya lengua era el chibcha y que Simón Bolívar solo pudo aplastar a los indios guajiros, a los indios pastusos y a la masa de negros y mulatos que lo enfrentó hasta el último aliento, con los cinco mil soldados británicos, veteranos de la guerra europea, que en su ayuda envió su graciosa majestad británica. En el Perú se les oculta a los niños que en la sierra los indios se opusieron a la independencia y que combatieron, conducidos por el cacique Antonio Huachaca, increíblemente hasta el año 1839. En Chile, al propio pueblo mapuche se le oculta que los mapuches en su totalidad, comandados por los caciques Nekulman, Mariwán, Mangín Weno y Ñgidol Toki Kilipán, se mantuvieron fieles a España y contrarios a la independencia hasta que fueron derrotados, en la madrugada del 14 de enero de 1832 en la batalla de las lagunas de Epulafquenen, por el blanquísimo general chileno don Manuel Bulnes.
¿Por qué los indigenistas se afanan en derribar estatuas? ¿Qué hay detrás de ese afán inconoclasta? No se conforman con esto, sino que buscan reformar las constituciones de los diferentes países hispanos ¿Con qué fin? ¿Hasta qué punto es peligrosa la fragmentación de estas repúblicas que quieren convertir en plurinacionales?
Destruyendo estatuas creen ser revolucionarios y no se dan cuenta que son la mano de obra más barata del imperialismo. La formación de las llamadas republicas plurinacionales preanuncia que estamos camino hacia una nueva fragmentación territorial. Quienes mueven los hilos tienen como objetivo provocar una nueva balcanización de las repúblicas hispanoamericanas, haciendo aparecer un estado mapuche, un estado quechua o un estado aimara… Hispanoamérica se convertirá en una verdadera Babel idiomática. Entonces dentro de treinta años, cuando se haya extinguido en la sierra peruana todo rastro del español y cuando haya desaparecido en el sur de Chile totalmente el uso del español, los quechua-hablantes estarán completamente incomunicados con los mapuzugun-hablantes –los que hablan mapuche- Los quechua-hablantes y los mapuzugun-hablantes estarán completamente aislados unos de otros y en el mejor de los casos se comunicarán en inglés. Así, nuevamente divididos, seremos aún más impotentes frente al capital financiero internacional y las grandes potencias. Parafraseando a Jorge Abelardo Ramos podemos decir que se trata de un nuevo servicio que rinde una vez más la ‘izquierda’ y los ‘progresistas’ al imperialismo.
Por Javier Navascués
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19.07.21
Rosana Ribera de Gracia, coordinadora y portavoz de Derecho a Vivir. Es periodista y cuenta con más de 25 años de experiencia profesional en redacción de noticias, gestión de contenidos informativos, gestión con medios de comunicación, relación con periodistas y comunicación corporativa. Es doctora y licenciada en Ciencias de la Información por la Universidad San Pablo CEU y colabora en varios medios de comunicación, además de desarrollar comunicación corporativa para varias empresas y asociaciones.
¿Esperaban esta reacción del gobierno de Sánchez de amenazar con cárcel a las personas que hacen rescates y luchan a favor de la vida?
El PSOE presentó hace unas semanas una proposición de ley con la que pretende una modificación del Código Penal para que que los miembros de las asociaciones provida que se sitúen en los alrededores de las clínicas autorizadas para realizar abortos puedan ser condenados a penas de cárcel de entre 1 y 3 años.
El artículo que se propone añadir al Código Penal dice así: “El que hostigue o coarte la libertad de una mujer que pretenda ejercer su derecho a interrupción voluntaria del embarazo, promoviendo, favoreciendo, o participando en concentraciones en las proximidades de lugares habilitados para interrumpir embarazos, causando un menoscabo en la libertad o intimidad de esta, será castigado con la pena de prisión de tres meses a un año o de trabajos en beneficio de la comunidad de treinta y uno a ochenta días”.
¿Le parece que ofrecer altruistamente a las mujeres ayuda económica y laboral, un rato de conversación o invitar a un café son cuestiones a calificar como un acoso? Resulta indignante que el Gobierno de Sánchez quiera seguir empeñado en acabar con la vida de los no nacidos a toda costa y cueste lo que cueste. No le bastan los casi 100.000 abortos anuales que se perpetran en España.
Es el mundo al revés, pues el verdadero crimen es el aborto, acabar con la vida de un inocente.
Esta estrategia del PSOE está basada en un informe elaborado por la patronal del aborto en España. ¿Por qué no pide el PSOE informes a las asociaciones que ayudan a la mujer embarazada? Aparte de blindar los abortorios, ¿la izquierda está haciendo algo por las mujeres embarazadas que viven en situación difícil? Es una estrategia más de los ideólogos de género para seguir llenando las arcas de sus chiringuitos. A ver quién defiende más a las mujeres: ¿las feministas de izquierdas o los provida?
En la exposición de motivos de esta reforma el PSOE dice que las mujeres embarazadas están siendo acosadas por los provida. ¿Es así? El texto dice: “El acoso a los centros sanitarios donde las mujeres interrumpen voluntariamente los embarazos es una constante”.
Para proponer esta reforma, el PSOE ha recurrido a un informe de ACAI, de 2018, que, precisamente, es la patronal de los abortorios. La encuesta cuenta con tan sólo 300 entrevistas y de ella se desprende que miles de mujeres han sido acosadas. ¿No le parece teledirigido? Y a los grupos de voluntarios provida les llaman “pasillos antiderechos”. Estas personas acuden a las puertas de los abortorios de manera desinteresada para ofrecer su ayuda a las mujeres, a esas mujeres en situación de gran vulnerabilidad… Y para salvar la vida de los más indefensos… ¡Cómo se tergiversan las cosas! ¿Usted cree que los jóvenes o el resto de personas que van a salvar vidas humanas, ¡sí, humanas!, no de linces, ni de gallinas violadas… están agrediendo a los que se hacen llamar profesionales sanitarios y a las madres embarazadas a las que quieren salvar de este drama? Quien ejerce violencia son los que hacen negocio matando a los seres humanos más indefensos. Y lo violento es ver salir ataúdes de los abortorios. ¡Efectivamente, es el mundo al revés!
Y al que defiende la vida le tratan como un delincuente.
Efectivamente, al voluntario que trabaja de manera altruista ayudando a mujeres embarazadas que se hallan en una situación desesperada le tratan como un delincuente. ¿Sabe por qué? Por 50 millones de euros. Quien ejerce violencia son los que hacen negocio matando en sus siniestros centros a los seres humanos más indefensos. Claro que matar es un negocio: los abortorios ganan 50 millones de euros al año como poco (unos 100.000 abortos anuales, según el Ministerio de Sanidad, a una media de 500 euros por aborto, según los precios que publican los propios abortorios. ¡Eureka!
Al bien le llaman mal y al mal bien.
Matar embriones humanos, bebés en estado prenatal, es un gran negocio. Por eso quieren mandarnos a la cárcel a los que estamos en contra de este drama y por eso esta modificación del Código Penal propuesta por el PSOE.
¿Por qué es importante reaccionar con una campaña contundente para no permitir este atropello?
Las mujeres que acuden a informarse acerca del aborto para someterse al mismo se hallan en una situación vulnerable, son carne de cañón para ser ser engañadas por quienes quieren lucrarse con su drama. ¿Sabe que se les oculta información sobre su estado, no se les enseña la ecografía ni pueden oír el latido fetal, y se las convence de que lo mejor que pueden hacer es abortar y pagar?
Insisto. Los rescatadores y las asociaciones provida lo único que quieren es salvar vidas de seres humanos y ayudar a las madres en la crianza y educación de los pequeños. Las mujeres embarazadas que se planteen abortar porque se encuentren con dificultades, pueden dirigirse a alguna de las asociaciones asistenciales que la ayudarán, la escucharán y la acompañarán ante un embarazo inesperado. La maternidad no es una carga y el aborto no es un “derecho” de la mujer, es un drama.
Supongo que como organización no van a dar un paso atrás en la defensa del no nacido.
Una vez más, los ‘defensores de los derechos de la mujer’ piden sanción, mordaza, censura y mano dura contra los que ni viven del negocio del aborto ni ganan nada por conseguir que una mujer decida darle una oportunidad a su hijo y a ella misma. Mal que les pese, la verdad del aborto se va abriendo paso, y pretender que las mujeres y la gente en general no mire, no oiga, no sepa, es querer ponerle puertas al campo.
Por eso, Derecho a Vivir ha puesto en marcha una campaña con el título ‘Los provida a la cárcel’ para facilitar que los ciudadanos envíen un mensaje directo a los diputados para que no consientan esta reforma del Código Penal que meterá en la cárcel a los rescatadores y al movimiento provida.
Tal vez tomen medidas prudenciales en función de los acontecimientos.
Seguiremos dando la batalla, claro, junto a todos nuestros firmantes y donantes, Mientras, invito a todo el mundo a que se pase un sábado por alguno de esos centros en los que los “violentos provida” ofrecen ayuda, papeles, información y café a las mujeres y que juzgue cada uno por sí mismo… que ya se sabe que cuando está en juego el negocio y el dinero, los estudios siempre tienden a estar de parte del que los encarga.
¿Cuántas firmas esperan conseguir para que les tomen en cuenta?
Hasta el momento llevamos recogidas 45.250 firmas. Esperamos, desde luego, conseguir muchas más, ojalá nos acerquemos a las 100.000, porque los diputados tienen que percibir la presión ciudadana constante y masiva en sus buzones de correo. Esperemos que con esa cifra los diputados piensen lo que van a votar. Y se retraten con su voto. Somos conscientes de que es una campaña de largo recorrido porque la reforma del Código Penal que está promoviendo el PSOE se está tramitando y estos procesos llevan tiempo. Pero no vamos a renunciar a dar la batalla. Y desde luego, con intención de ganarla.
¿Cómo se puede ayudarles y colaborar con ustedes en esta campaña y en general?
La primera ayuda que Derecho a Vivir necesita es la firma de miles de personas. Y si ya han firmado, les pedimos que difundan la campaña entre sus familiares y amigos. Este perverso plan gubernamental de favorecer el negocio del aborto y criminalizar a los provida no puede pasar desapercibido.
También pedimos a todos que se sumen a las movilizaciones que estamos organizando en Derecho a Vivir en solitario o con otras asociaciones y voluntarios provida. Son concentraciones callejeras, manifestaciones, actos ciudadanos que reivindican el derecho a nacer de los niños y recuerda que la legislación en España permite la muerte de casi cien mil bebés, por aborto provocado, al año. Pueden informarse en nuestras redes sociales o escribirnos a la dirección de correo [email protected].
Por supuesto, si quieren hacer alguna aportación económica a Derecho a Vivir lo pueden hacer también a través de la web de la plataforma. Necesitamos recursos para mantener la batalla contra la cultura de la muerte y no recibimos ninguna subvención ni ayuda de instituciones públicas ni privadas.
Rosana Ribera de Gracia en Twitter
Por Javier Navascués
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Subdirector de Ñ TV España. Presentador de radio y TV, speaker y guionista. Ha sido redactor deportivo de El Periódico de Aragón y Canal 44. Ha colaborado en medios como EWTN, Radio María, NSE, y Canal Sant Josep y Agnus Dei Prod. Actor en el documental del Cura de Ars y en otro trabajo contra el marxismo cultural, John Navasco.
Tiene vídeos virales como El Master Plan o El Valle no se toca. En la actualidad colabora en Tradición Viva, Ahora Información, Español Digital, Gloria TV, Somatemps y Tribuna del País Vasco. También ha participado en Radio Reconquista en Dallas, Texas y en el programa de Javier Cárdenas de OK diario.
Pueden contactar con el autor: [email protected]