María Lara Martínez es historiadora y escritora. Doctora Europea por la Universidad de Castilla-La Mancha, y licenciada en Historia por la Universidad de Alcalá.
Laura Lara Martínez es historiadora y escritora. Doctora por la Universidad Complutense de Madrid y Licenciada en Historia por la Universidad de Alcalá.
Ambas hermanas cuentan con un gran numeroso de obras a sus espaldas y prestigiosos reconocimientos por su trayectoria. En abril y mayo estarán como profesoras Erasmus Plus en la universidad de Gotemburgo (Suecia) y en la universidad de Cagliari (Cerdeña), como hispanistas.
Un libro de más de 700 páginas muy completo y con ilustraciones de calidad. ¿Por qué decidieron ambas hermanas, doctoras en Filosofía y licenciadas en Historia, escribir este breviario de la historia de España?
Estamos convencidas de que es necesario fomentar el conocimiento de la Historia de nuestra nación, tanto entre adultos como entre escolares. Y queríamos escribir una Historia de España dirigida a todos los públicos que resultara científica y a la vez amena, un libro en el que los expertos encontraran nuevas claves para la investigación y en el que los lectores “apasionados” de las bibliotecas quedaran seducidos por el devenir de España. Por eso en el “Breviario de Historia de España” tratamos de responder a preguntas que han quedado entre los corredores del tiempo y que son desconocidas para la mayor parte de la población:
¿Sabías que el Neanderthal ya era detallista cuando ensayó destrezas de joyero? ¿Que el joven Balbo, gaditano y millonario, mostró dotes publicitarias al organizarle la campaña a Julio César?
¿Que a Álvar Núñez Cabeza de Vaca no lo echaron al caldero gracias a que los nativos lo tomaron por curandero, o que en la España de los Austrias el personaje que más pavor causaba, en niños y adultos, era el corsario inglés Francis Drake? ¿Que Moscardó, en vísperas del asedio del Alcázar, lo que hacía era preparar al equipo que iba a participar ese agosto en los juegos olímpicos de Berlín? Todos estos misterios los tratamos de resolver las Hermanas Lara con un estilo ameno y desde una perspectiva sumamente didáctica para que los lectores disfruten descubriendo cómo ha discurrido la vida en el mayor imperio soñado.
Tras empezar por Atapuerca y el paleolítico…. aborda la presencia de los primeros pobladores de la península (celta, iberos…). ¿Qué importancia tiene conocer las primeras referencias de nuestra civilización?
Es capital conocer los cimientos. Nuestro país es deudor de las pinturas rupestres, de los pueblos iberos, celtas y celtíberos, de la presencia griega, de la colonización fenicia… Por centrarnos en uno de estos pueblos antiguos, los iberos portaron la cultura más avanzada de la Edad del Hierro de la Península Ibérica. Ocuparon el sur, el levante y el nordeste de la Península y parte del sudeste de Francia. Se desarrollaron a partir del siglo VII a.C.. Fueron permeables a los colectivos indígenas de las zonas sur y levantina y de los comerciantes fenicios, griegos y cartagineses.
La primera noticia que se tiene de ellos es a través de los historiadores y geógrafos griegos. Curiosamente, también se llamaba ibero a un pueblo de la actual Georgia, conocido como Iberia caucásica. En nuestras estancias de investigación y docencia como Profesoras en Georgia en la Ivane Javakhishvili Tbilisi State University y en la Georgian American University creamos la “Cátedra Libre Las Dos Iberias” para fomentar el conocimiento mutuo. Entre los iberos encontramos las primeras mujeres líderes de España, como la dama de Baza.
Sin duda muy importante en nuestra historia fue el período de la Hispania romana, cuyo legado llega hasta nuestros días. ¿Qué es lo principal que debemos a Roma?
Heredamos de los romanos buena parte de nuestra identidad. Además de la conquista militar, Roma no se limitaba a dominar un territorio y explotarlo para su beneficio, sino que exportaba a aquél su lengua, su derecho, su economía y sus infraestructuras. Durante la etapa republicana la riqueza minera y agropecuaria de la Península atrajo a un gran número de emigrantes de la Urbe, sobre todo a antiguos soldados que recibieron tierras tras años de servicio. Así nació la ciudad de Mérida, en el año 25 a.C.
En este orden de cosas, se desarrolló el proceso de romanización, mediante el cual se introdujo el modelo latino en las instituciones y en la vida cotidiana. Sin intuir que la Guerra Civil (1936-1939) hendiría su surco en la Historia del siglo XX español, en el siglo I a.C. Hispania fue escenario de las guerras civiles de Roma que determinaron el ocaso de la República. Estas sublevaciones se originaron a consecuencia de la personificación del poder, algunas de ellas fueron las de Mario y Sertorio contra Sila, Pompeyo contra Sertorio o César contra Pompeyo.
Julio César, recurriendo al astrónomo Sosígenes de Alejandría, ideó incluir un día más, cada 4 años, entre el 23 y el 24 de febrero: bis sextus dies ante calendas martii (sexto día antes del mes de marzo repetido). Parece un trabalenguas, mas no lo es, pues los romanos no contaban los días del mes del 1 al 31, sino tomando tres fechas de referencia: calendas, nonas e idus, tres secciones en función de las cuales se señalaban los días pasados o que faltaban para llegar.
Hispania fue una de las provincias del imperio más romanizadas. La interiorización de la cultura romana fue tal que los hispanos no se sentían pueblos ocupados sino miembros del Imperio. Una serie de factores contribuyó a que esta identidad fuera una realidad, como la incorporación de Hispania al sistema económico imperial, el papel del ejército como medio de integración de los nativos, la cohesión territorial y la extensión de la ciudadanía romana, con decretos como el de Caracalla, que concedió tal status a todos los hombres libres en el año 212 d.C.
El derecho romano se extendió por la Península, regulando las instituciones públicas y las relaciones privadas. Los romanos consiguieron también la unificación lingüística. El latín, que en un principio era la lengua de la administración y del gobierno, acabó por imponerse primero en las urbes y después en las zonas rurales. Del latín vulgar derivarían tres de los cuatro idiomas actuales de la Península. El cuarto- el vascuence o euskera-, aunque no es románico, tiene también una enorme deuda con el latín, que le aportó y le sigue confiriendo gran caudal léxico. Por citar sólo algún ejemplo, palabras como Jurutza < crucem “cruz”, o bike < vicem “molino” entraron en esta lengua en una fase muy antigua. A nivel escrito, el latín se difundió como idioma de prestigio para la literatura, la ciencia, el derecho y la política.
Igualmente tratan el período visigodo…antes se estudiaba en el colegio la lista de los reyes godos…Dudo que un niño de hoy en día sepa decir uno solo.
Es verdad, la famosa lista. Hay temas que quedan entre bisagras del tiempo. Y los visigodos, con todo el potencial que tuvieron, a veces no se estudian en el aula. Lo que está constatado en la Historia de España es que rara es la vez en que la unión no haga la fuerza: estaba cantado que sucumbieran los godos con una monarquía electiva, apetecida por los linajes nobiliarios, carentes de camaradería; en contraste también podía predecirse, pese a la incertidumbre del riesgo vital, que la coalición de reyes cristianos triunfaría en Las Navas en 1212 frente a los almohades. Por poner dos ejemplos.
Covadonga y la reconquista es otro punto clave en nuestra historia. ¿Qué importancia tuvo en la historia detener el avance sarraceno en Europa?
La complejidad orográfica hizo de la Cordillera Cantábrica un foco poco atractivo para los árabes, de ahí que éste fuera el terreno propicio para la instalación de la cuidadosa guarda de los supervivientes hispanos. El primer hito fue Covadonga. La elección del terreno era tremendamente favorable a los cristianos, tanto por su lejanía de Córdoba como por el relieve escarpado con el que la naturaleza trababa su alianza a los lugareños. El líder era don Pelayo, el primo del difunto rey Rodrigo. Cuando Witiza subió al trono en el año 702, el joven astur huyó de Toledo, pues aquél era rival de su padre. Acudió primero al norte y después marchó como peregrino a Jerusalén. Las motivaciones que llevaron a Pelayo al combate están más allá de la defensa territorial. Aquí entra la Historia de género.
En nuestros libros intentamos dar cabida a actores de la Historia a los que en el relato oficial no se los ha tenido en cuenta, como las mujeres y los niños. La leyenda advierte que el musulmán Munuza se encaprichó de su hermana Adosinda (también llamada Ormesinda o Ermesinda), pero Pelayo se sintió humillado y montó en cólera. Para quitárselo de encima, Munuza lo envió en el año 717 a Córdoba con la cuerda de rehenes pues era costumbre que se mandara a cautivos notables para asegurar el pago de impuestos, pero Pelayo se fugó y regresó a Asturias. En el año 718, el muchacho que había sido espatario (cuidador de las espadas) de don Rodrigo fue elegido jefe en Cangas de Onís y arengó a los correligionarios invocando el nombre de sus ancestros. El 28 de mayo de 2022 se cumplirán 500 años de la batalla de Covadonga, un episodio que sigue envuelto entre los aires de gesta y las nebulosas del misterio, las crónicas cristianas y árabes son muy posteriores pero, durante generaciones, Pelayo se convirtió en un emblema de la resistencia.
Por otro lado, el noreste peninsular, esto es, el espacio de la futura Cataluña, fue reivindicado por los francos como muro de contención de los musulmanes. De esta manera fue agregado al imperio carolingio con la denominación de Marca Hispánica. El territorio quedó dividido en condados (Rosellón, Cerdaña, Ampurias, Barcelona…) si bien cuando el imperio carolingio se rompió, los magnates catalanes actuaron al margen de los reyes franceses. Ése fue el proceder de Vifredo el Velloso, que transmitió a sus hijos el legado que atesoraba como conde de Barcelona.
La dinastía de los Trastámara, con los Reyes Católicos a la cabeza supuso un gran hito en la historia de la humanidad, especialmente con la conquista y evangelización de América. ¿Debemos ya quitarnos todo complejo negrolegendario?
Por supuesto que no puede justificarse el drama del aplastamiento de las civilizaciones autóctonas mas, como solemos decir a nuestros alumnos, 1492 no supuso un descubrimiento, sino un maravilloso encuentro mutuo, del que hoy queda la lengua común, alma y compañera del Imperio, en palabras del gramático Nebrija (estamos en el V Centenario de su muerte), amén de la mezcla étnica y la andadura conjunta entre océanos. En época de los Reyes Católicos surgió ya el debate sobre la conquista. Isabel pidió que se tratara bien a los naturales y con Fernando se redactaron las Leyes de Burgos (1512), que podemos considerar como la primera declaración de derechos humanos.
Con los Austrias llegaría un gran esplendor. ¿Cómo valoran esta época en la que no se ponía el sol en el Imperio español?
Burócrata y protagonista de la Leyenda negra orquestada principalmente por los ingleses y holandeses, Felipe II, bisnieto de Isabel y Fernando, desmintió con la lógica de los acontecimientos esa nefasta sombra con saña divulgada en pasquines por toda Europa y recopilada con tal denominación en la historiografía a partir de 1913 por Julián Juderías. Esta categoría engloba las supuestas manipulaciones, exageraciones o falsificaciones de los hechos históricos que han acabado asociando, individual y colectivamente, a España, más que a otras naciones, atributos de crueldad, intolerancia, codicia, tiranía o afición por los espectáculos bárbaros. Es injusta la atribución de la Leyenda Negra orquestada por rivales del imperio español (ingleses y holandeses) y plagada de fake news (como la fama sanguinaria de Felipe II). Es erróneo también que en 1918 se le pusiera a la gripe el gentilicio de española cuando no lo era en su origen. Juderías pereció a consecuencia de esa pandemia.
Llegaron los Borbones, cuya estirpe, con sus luces y sombras, sigue en el trono hasta nuestros días. Muchos consideran que hubiese sido mejor que continuasen los Austrias. ¿Qué opinan ustedes?
No podemos cambiar la Historia ni tampoco adivinar ni crear distopías. Con estas dos palabras, “Los Austrias”, podría resumirse la andadura española en los siglos XVI y XVII. Porque realmente fueron ellos, desde Carlos I hasta su tataranieto Carlos II, los artífices de la monarquía hispánica y, para bien y para mal, testigos de excepción del auge y del tocar fondo, de los Tercios y del valimiento, de las alianzas a través de los enlaces y de la extinción de la dinastía cuando los hechizos se batían en duelo con la razón.
Como nunca suele resultar óptimo confiarse en la vida, la profecía emanada de unos versos renacentistas fue desmontada sin premeditación alguna: “Hagan otros la guerra; tú, feliz Austria, cásate; porque los reinos que Marte da a los otros, a ti te los concede Venus”.Y, precisamente, a base de desposorio, con la alcurnia de la endogamia, los Austrias cavaron su tumba, cediendo el testigo a una dinastía francesa en la Historia de España.
Los Borbones llegaron promoviendo cambios. En plena Guerra de Sucesión, el 28 de septiembre de 1704 Felipe V, instaurador de la dinastía en España, dispuso la transformación de los míticos Tercios en Regimientos, aunque la literatura, el arte, la música y, luego, el cine mantendrían vivo su ejemplo. Siguiendo los usos franceses, en 1713 Felipe V introdujo la Ley Sálica, que impedía el acceso al trono a las mujeres, toda una incongruencia pues, como hemos expuesto, el monarca debía la corona a la transmisión de los derechos por vía femenina, gracias a su abuela María Teresa y a su bisabuela Ana.
A diferencia del sistema polisinodial de los Habsburgo, integrado por Consejos, los Borbones crearon las Secretarías de Estado, antecedente de los ministerios del siglo XIX. Algunos secretarios reunieron en su persona varias carteras, como José Patiño, que se encargó de Marina e Indias, Hacienda, Gobierno y Estado. De todos los Consejos existentes en tiempos de los Austrias (de Indias, de Aragón, de Castilla, de Italia, de Hacienda, etc.), sólo sobrevivió el de Castilla, a través del cual se aprobaban reformas en todo el país y, además de éste, sólo conservó cierta relevancia el de Indias.
Con los Borbones se fue hacia la uniformidad. Las Cortes de la corona de Aragón dejaron de reunirse por separado y se convocaron dentro de las de Castilla, las cuales se convirtieron en las Cortes Generales del Reino, aunque nunca tuvieron un carácter parlamentario propiamente dicho.
Los Decretos de Nueva Planta, promulgados entre 1706 y 1716, trataron de conseguir la homogeneización de los diferentes reinos bajo el modelo jurídico, político y administrativo castellano: se suprimieron los fueros, y los antiguos virreinatos fueron sustituidos por provincias, dirigidas por capitanes generales, con competencias militares y civiles ya que estaban al mando de las tropas y eran los presidentes de las Audiencias. Sólo los territorios vasco-navarros y del valle de Arán en Cataluña, fieles a Felipe V durante la Guerra de Sucesión, conservaron sus fueros. El castellano pasó a ser la lengua oficial, se eliminaron las fronteras y las aduanas internas y se impuso un derecho común (el castellano).
Hay luces precisamente en el “Siglo de las Luces”, con Carlos III y la mejora del saneamiento y del urbanismo en Madrid, pero al fin y al cabo era despotismo, “despotismo ilustrado”, y hubo motines como el de Esquilache que, más allá del recorte de las capas y los sombreros, eran una protesta ante los ministros extranjeros y la subida del pan. Y en el siglo XIX hubo traiciones entre un padre y un hijo, Carlos IV y Fernando VII, al inicio de la Guerra de la Independencia y luego traición del segundo, aclamado como El Deseado, ejerciendo represión sobre los liberales y volviendo al absolutismo. Después ha habido otros exilios de los Borbones (Isabel II, Alfonso XIII), entre medias la Restauración en la figura de Alfonso XII, y tras el franquismo la llegada de la democracia con Juan Carlos I. Actualmente vivimos una etapa de ejemplaridad de la monarquía española, con Felipe VI.
Es muy rica nuestra historia, pero por destacar otro gran capítulo debemos hacer una parada en la Guerra de la Independencia. ¿Hasta que punto fue decisiva en nuestra historia?
En el marco del Imperio napoleónico, nos encontramos con un acontecimiento que marca el inicio de la Edad Contemporánea en nuestro país. A decir verdad, se producirían en España dos fenómenos paralelos pues, a la vez que el pueblo de Madrid, de Zaragoza y de tantos otros lugares de nuestra geografía se levantaba en armas contra el invasor francés, se estaba asistiendo al nacimiento del liberalismo español, materializado en las Cortes de Cádiz y en la Constitución de 1812.
Ya en el siglo XX hay que hablar de los convulsos años 30 y la Segunda República que desemboca en la Guerra Civil. ¿Se podía haber evitado la guerra?
Nuestra abuela Pilar nació el 29 de mayo de 1931, en pleno mes de quema de conventos, mes y medio después de la proclamación de la Segunda República el 14 de abril. Es la persona más feliz que conocemos. Nuestra abuela se percató de que, desde que teníamos 2 años de edad, hacíamos muchas preguntas y por eso nos decía “vais a ser periodistas” y ahora sonríe al vernos en televisión y escucharnos en radio con nuestros programas y secciones semanales.
Además, nos adentramos en la Historia siendo muy pequeñas con los relatos de nuestro abuelo Ángel, que participó en la Guerra Civil como militar en Transmisiones, estuvo en la Batalla de Guadalajara, su lema fue siempre “Paz”. Cuando íbamos a la ESO, recordamos a nuestro abuelo Ángel leyendo libros de Historia y, en lo relativo a los libros de texto, le gustaba ver cómo se contaba la lucha que él padeció. Con él aprendimos la crítica de fuentes como método histórico. Revisando los libros de texto de Ciencias Sociales nos decía: “esto fue así, sí”, “esto es mentira”, “estos términos sí se utilizaban en la guerra”, “esto es inventado”, “recuerdo cuando se hablaba de este personaje en el frente”… Nosotras le preguntábamos: “¿Cómo es una trinchera? Y nuestro abuelo Ángel nos describía cómo le sorprendió el 18 de julio siendo un joven sin afiliación política y pacifista, que tuvo que dejar su empresa familiar de caballerías al ser convocado para alistarse.
En el presente combinamos las tres facetas, profesoras, escritoras y comunicadoras en los medios, siempre con la Filosofía como telón de fondo de nuestro día a día. Y con el convencimiento de que haciendo caso a la Historia se puede construir un mundo mejor, evitando errores del pasado, como la violencia, y aprendiendo de aciertos, como la apuesta por la alfabetización con las Misiones Pedagógicas de la Segunda República.
Y analizan sin ningún reparo la etapa del franquismo, totalmente demonizada hoy por los sucesores de los que perdieron la guerra. ¿Es difícil abordar este período con objetividad, sin estar condicionadas por lo que les puedan decir?
Dar tiempo al Tiempo constituye una sabía lección: contar hasta 10 o hasta 1.000, crear metafóricos bisiestos que resten visceralidad y sumen ecuanimidad al rastreo de los hechos. Vencedores y vencidos, todos los pueblos atraviesan estos dos roles y toda Guerra Civil representa una tragedia mayor porque supone una escisión social y un enfrentamiento entre hermanos. Creemos que las páginas amargas de la Historia también hay que estudiarlas para fomentar el espíritu crítico y que no se repitan.
Hubo llanto en Numancia ante la sumisión de las legiones del águila. Sin embargo, la romanización siguió su curso y, aunque, celtas, celtíberos, iberos, etc., tocaron a su fin, en lo sucesivo los españoles rememoramos a aquellos locos y sabios romanos como los introductores de la vieja Iberia en la Historia de Occidente. Porque hasta entonces éramos Protohistoria, una etapa ágrafa en la que, como hasta el siglo XX, la carta a la novia durante la mili la tenía que escribir o leer, en vez del enamorado, el alférez, el terrateniente, el bachiller o el cartero. Tiene que hacerse justicia a las víctimas y a la vez hay que guardar memoria del pasado.
Del franquismo narramos cómo fue la llegada al poder, como desembocadura de la Guerra Civil, y de las distintas fases de la dictadura: la autarquía y los años del hambre, con la cartilla de racionamiento y el veto internacional en la década de los 40, el tímido aperturismo de los años 50, el desarrollo del turismo en los 60 y la cultura contestataria de los 70. Hablamos de la inexistencia de partidos, del peso de la censura y de la falta de libertad de expresión, de la represión, del surgimiento de la lacra de ETA, es decir, de los asuntos políticos, pero también de la vida cotidiana: del poder adquisitivo, de cómo las parejas cuando se casaban tenían como objetivo comprarse un coche y un piso, del éxodo rural, de la escuela con la enciclopedia y el queso de los americanos y de las formas de ocio (cine, teatro, deporte, etc.). Intentamos poner también la banda sonora de aquella época que vivieron nuestros padres y abuelos con las canciones, desde El cocidito madrileño que refleja el sueño de poder comer en la inmediata posguerra a La chica yé-yé de los guateques cuando España era visitada en vacaciones por suecos, ingleses, franceses, estadounidenses, etc.
Y por último todo el período de la transición a la democracia hasta el sistema partitocrático de nuestros días. ¿Qué balance hacen de la transición?
La Transición fue un modelo de pacto, de olvidar para seguir viviendo, de dar la mano a los exiliados, de salida de las prisiones o de la represión de personas que no habían hecho más que pensar libremente (sindicalistas, maestros depurados, etc.). Después, cada etapa de la democracia ha tenido sus aspectos positivos y sus momentos duros: pensemos en los años 80 con las huelgas y la reconversión industrial, y sin embargo fue el momento de entrada de España en la CEE y en la OTAN. En la década de los 90 el avance económico, la Expo’ de Sevilla y las Olimpiadas, la distribución de más oportunidades para todos y el acceso creciente de personas a los estudios universitarios. Lamentablemente la corrupción y el terrorismo han ensombrecido la democracia. Ha habido momentos muy trágicos ante los que la sociedad se ha mostrado unánime, apoyando a las víctimas; recordemos las concentraciones de dolor ante el asesinato por ETA del concejal de Ermua Miguel Ángel Blanco en 1997 y ante los atentados yihadistas del 11M en Madrid. Se está avanzando en el proceso de transparencia. El nuevo siglo trajo consigo la creación de formaciones políticas que rompían el bipartidismo aunque la población cada vez está más escéptica ante el poder. La pandemia de coronavirus iniciada en 2020, crisis sanitaria en la que aún estamos inmersos, ha venido acompañada de subida del precio de la luz, del combustible, etc. Parece que las parcas o los tres jinetes del Apocalipsis vuelven como en el tiempo bajomedieval de la Peste Negra: hambre, guerra y peste. Tenemos que sacar de la Historia pasajes para pensar en positivo y ser resilientes.
¿Qué piensan de la objetividad en la Historia?
La objetividad en la Historia no es alcanzable al 100%, pues la lógica selección de fuentes y la pérdida de documentos o de enclaves de interés para la arqueología (también contemporánea) obstaculizan el conocer todos los matices, es nuestro propósito narrar la singladura de España combinando el rigor con el estilo ágil.
Como historiadoras del programa Shalom, en La 2 de TVE, siempre contamos el drama que supuso la expulsión de los judíos en 1492, y sin embargo el apego que los sefardíes han tenido siempre a España, conservando las llaves de sus antiguas casas y el ladino, el idioma de tradición oral que gracias al amor a España de los judíos, llegó a las cátedras universitarias. Desde 2015, los sefardíes han podido recobrar la nacionalidad mediante acreditación genealógica en el Ministerio de Justicia.
Por Javier Navascués