2.02.22

Obituario de Javier Barraycoa ante la muerte de Luis Vives Suriá, para que conste que hubo hombres así

Comparto por su interés un emotivo obituario de Javier Barraycoa sobre Luis Vives Suriá, recientemente fallecido para que quede constancia de que hubo hombres así.

Rogamos oraciones por su eterno descanso. 

Luis Vives Suriá, mucho más que un amigo. Por Javier Barraycoa

Don Luis, como le llamábamos. Luis, como el insistía en que le llamáramos, nos ha dejado. Mejor dicho, Nuestro Señor le ha reclamado a su presencia, a su Juicio ineludible y, por su puesto, para desbordar sobre él su Divina Misericordia. Sé que se enfadaría si escribiera un melifluo obituario diciendo que “ya está en el cielo”. Él, católico a machamartillo, era consciente de que la bonhomía clerical, especialmente en las prédicas funerarias, era frecuentemente una negación de facto del dogma de la existencia del purgatorio y del infierno. Compartíamos frecuentemente, cuando alguien conocido fallecía, que el proceso de purificación, hasta gozar de la presencia de Dios tras la muerte, era prácticamente inevitable para todos, incluso para los más santos. Pero también tenía la confianza de que este paso fuera llevadero gracias a la intercesión de la Mare de Déu y san José, patrono de la Buena Muerte. Por eso, desde que inició su agonía, recé, sigo rezando y rezaré durante mucho tiempo por la salvación de su alma y para que interceda por nosotros. Eso es lo que él quiere, de ello estoy más que seguro.

En la relación de amistad pasa una cosa curiosa, nunca puedes decir exactamente cuando empieza, pero sí tienes por cierto cuándo existe. A Luis lo debí conocer hace tantos años que ni me acuerdo. Posiblemente fue en aquellas celebraciones de la Inmaculada Concepción, patrona del Requeté, en el Círculo familiar de Montserrat (una tapadera carlista), en la calle Bonavista del barcelonés barrio de Gracia. Correría el final de los 70. El tiempo pasa, sí. Coincidimos en actos carlistas ilustres como los de Poblet en los ochenta; o año tras año en la celebración de los Aplechs de Montserrat, pero entonces éramos simplemente correligionarios que coincidíamos en los encuentros. Son recuerdos aún difusos. Me acuerdo que durante unos años, cada tercer lunes de mes, pasábamos cerca de su casa para recoger a su hijo José Luis, en el coche del Juan Casañas, para cumplir con el turno de Adoración nocturna en el Tibidabo. Era el turno de “los carlistas”, hasta que hace poco un diablo vestido de salesiano decidió que adorar al Santísimo Sacramento toda la noche era una cosa del pasado y que era mejor expulsar a los adoradores del Tibidabo (pero esta es otra historia).

La crisis de la Iglesia la fuimos viviendo y sufriendo en paralelo. Eso es lo que nos llevó, por diferentes caminos, a reencontrarnos en la Santa Misa, en una capillita pequeña en espacio pero enorme en la gloria que daba a Dios. La “regentaba” en su jubilación el P. Mariné. Cosas de la vida, era el antiguo párroco fundador de la parroquia de  San Félix Africano, donde el requeté barcelonés celebraba muy muy antaño sus misas. Y donde yo, con 16 añitos, había acudido para formar en la guardia de requetés durante la Santa Misa. El P. Mariné fue un sacerdote muy querido por muchos, siempre fiel a la Tradición y uno de esos grandes santos que pasan por el mundo sin hacer ruido, pero sembrando el bien sin parar. En esa época, me di cuenta que Luis ya era un amigo -hablo de la verdadera amistad- además que un correligionario. Junto a otro excelente amigo de Valls (y muchas buenas gentes imposibles de relacionar aquí), hicimos lo posible e imposible por mantener la Capilla de Nuestra Señora de la Merced. Éramos pocos los que asistíamos hace 20 años a la capilla, pero hoy se desborda de fieles cada Domingo.

Son imborrables las tertulias en la calle Laforja, al salir confortados por la Santa Misa. Las conversaciones alegres, los gracejos cariñosos, los quejidos por nuestra Santa Madre Iglesia y por España eran los temas comunes. Compartíamos risas y penas, hablábamos de lo trivial y de lo trascendente. Luis, siempre generoso sin límites, muchas veces nos arrastraba a comer con una condición: ¡Pago yo!, se permitía imponernos. En esas tertulias y sobremesas siempre aprendíamos algún hecho insólito de su vida. Con orgullo nos contaba cómo de pequeño, al ser liberada Barcelona por los nacionales, ayudó a su madre a rajar y arrancar la bandera republicana que ondeaba en el edificio donde vivían y la sustituyeron por una bicolor que habían guardado celosamente durante toda la guerra. De su boca siempre salía algún dicho o giro en legua catalana que demostraba que era mucho más catalán que esos payasos que van de catalanistas. Con frecuencia traía recortes de prensa para comentar el desastre social y espiritual que estábamos (estamos) viviendo. Le leí cartas escritas por él, en las que sin ningún rubor les cantaba las cuarenta a los obispos que abandonaban su grey.

Grupo de fieles de la Capilla de Nuestra señora de la Merced, con el P. Mariné.

Algunos, muchos, pensaban que era un radical. Y sí, era un santo radical e intolerante para con el error, el engaño y el mal. Si atizaba con su verbo y pluma a los eclesiásticos era por su profundísimo amor a nuestra Santa Madre la Iglesia Católica. Si ponía el dedo en la llaga de los salvapatrias, era por su inmenso amor a Cataluña y España. Desconfiaba más de las traiciones de los conservadores de derechas que de las prepotencias de la izquierda. He de decir públicamente, él no lo hubiera permitido, que su caridad era sigilosa pero inmensa. Y no hablo sólo de caridad monetria. Acogió en su casa a su hermano Jaume, aquél indomable excombatiente del Tercio de Montserrat, cuando languidecía en sus padecimientos hasta su postrer suspiro. Al igual a que se negó a que su esposa pasara su larga enfermedad en un Hospital. Fueron sus hijos y nietos los que la cuidaron en casa, como debía ser, hasta que Dios la llamó a su seno. Todo ello, repito, lo hacía de forma silenciosa y humilde, y nos edificaba a muchos.

Es también justo decir que cada vez que yo publicaba un libro, corría a encargar varios ejemplares para regalarlos a familiares y amigos, era su forma de ayudarme y animarme a seguir en la brecha. Luis, estaba siempre dispuesto a ayudar a cualquier causa justa, aunque también es cierto que las causas justas por las que luchar cada vez eran menos. Cuántas desilusiones se llevaba su corazón ante los acontecimientos que se aceleraban en la Iglesia y en España. Muchas veces, mientras hablábamos, miraba al cielo y decía: “qué pensarán desde el cielo aquellos requetés que lo dieron todo e la Cruzada”; o bien: “dónde están aquellos carlistas, nunca hubieran permitido lo que ahora pasa”. Le dolía, y no en sentido metafórico, la sangre derramada, y ahora despreciada, en la Cruzada del 36. Lloraba por dentro por los desvaríos de la Iglesia catalana o el catalanismo eclesiástico. Sufría, como tantos otros nos dolemos, por cómo habían enterrado la memoria de nuestro obispo mártir D. Manuel Irurita y miles de mártires catalanes.

Pero no eran sólo palabras lo que nos transmitía. Recuerdo perfectamente cómo cumplía con las obras de misericordia que manda la Iglesia. Cómo se preocupaba de los viejos carlistas y tradicionalistas conocidos, los iba a visitar en las residencias donde muchas veces los habían dejado abandonados sus familiares, les reconfortaba con sus frecuentes visitas, nunca los olvidaba y los acompañaba en sus agonías. Y, cómo no, siempre estaba presente en sus sepelios. Sí, sé que muchos lo consideraban como una persona exaltada y que tomaba decisiones extremas. Y que en sus últimos años parecía haber roto con todo lo de este mundo. Pero no era así. Creo que en esos años de aflicción por la Iglesia y por España, estuvo participando más que ninguno de nosotros en la comunión de los santos y la pasión de Cristo. Luis, simplemente, no quería ser colaborador ni testigo mudo con la profanación del Tabernáculo y del Sacrificio agradable a Dios. Amaba tanto la Santa Misa que tenía que resguardarla en lo más hondo de su alma -y muchas veces recogido en su casa- para no sentir que maltrataban ante su presencia el cuerpo de Cristo.

Sé que es difícil entender posturas como la suya. Pero yo se lo agradezco. Sin decir nada nos enseñó a amar la liturgia, el sacrificio del altar, la doctrina heredada de los apóstoles. Nos enseño a discernir a los verdaderos pastores de los lobos disfrazados de corderos. Y nos transmitió ese espíritu de lucha en el que es preferible morir que renunciar a los principios. Lo hemos dicho, era una pura manifestación de la santa intransigencia, pero ello no le impedía acariciar con amor de padre y abuelo a los niños a la salida de la Santa Misa, a felicitar a sus madres, a tener siempre una sonrisa en la cara y una dulzura en la mirada, a acompañar a los sacerdotes fieles en sus tribulaciones. Creo que esa alegría provenía de sentirse reconfortado con nosotros, pues sentía que en esa cruzada personal no estaba solo. En los últimos años, viendo la putrefacción de su querida Cataluña, quería marcharse de esta tierra. Estas Navidades nos vimos por última vez en los oficios. Estaba feliz. La familia había comprado una casa en el Maestrazgo para retirarse. Con toda crudeza y con toda afabilidad, dijo que no quería vivir sus últimos años en la tierra que le vio nacer. Le dolía demasiado. Pero Dios ha dispuesto que no fuera su voluntad sino la Suya la que se cumpliera.

Luis, no es que fuera un hombre de otra época, era de esos hombres que representan la Cataluña y la España sempiterna, la que ha de ser o no será. Él no estaba desfasado en el tiempo, como algunos pensarían, sino que son nuestros tiempos los desfasados de la realidad y la verdad, y por eso no los podía soportar. No me entristece su marcha, me alegra pues se encamina a la unión con el Amado y eso me produce sana envidia. Y seguro que portará su boina, para presentarse al juicio como el buen y humilde requeté de cuerpo y alma que siempre fue. Estará feliz deseando encontrarse con sus hermanos, especialmente de José y Carlos, de los que tantas veces se deshacía en elogios y admiración. Luis era más que un amigo, más que un correligionario y, hablo en nombre de muchos, era casi como un padre. Era un hombre de esos que, si no lo hubieras conocido, algo en tu corazón diría que algo magnífico te habías perdido en la vida. Cuando nos despedíamos de los encuentros, nos solía decir en tono jocoso: “hasta mañana si Dios quiere … si la burra no se muere”. Ahora nos toca decir, como decíamos cuando otros carlistas y amigos nos abandonaron antes: “Ens veiem al cel”.

Fins al cel Lluís, amic, correligionari, germà i pare alhora. Què Déu Nostre Senyor et beneeixi eternament.

Grupo de fieles de la Capilla de Nuestra Señora de la Merced, con el P. Mariné.

3 comentarios

  
Cesar alonso
Ofrecere la SANTA MISA por su alma. Muchos como el permanecen en el silencio en ESPAÑA que el BUEN.DIOS los conforte.
02/02/22 12:38 PM
  
Curro Estévez
Estos hombres que daba antes Cataluña, y España entera, son un bálsamo ante tanta bazofia nacional y, lamentablemente, también eclesiástica. Me emociona ver al padre Meriné. En cuanto a don Luis, que Dios lo tenga en su gloria. Mis oraciones por ello no van a faltar.
02/02/22 2:15 PM
  
Pep
"Sé que es difícil entender posturas como la suya"
Yo la entiendo perfectamente.
02/02/22 11:11 PM

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1.02.22

Cómo hablar de Dios con un ateo (Sekotia). Carlos Alberto Marmelada analiza a fondo su libro

Carlos Alberto Marmelada. Nacido en Barcelona en 1962, es licenciado en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad de Barcelona. Con más de 20 años de experiencia docente es en la actualidad profesor de la Universitat Internacional de Catalunya. Es autor de los libros: El origen del hombre. Cuestiones fronterizas. Charles Darwin. Evolución y vida. Y Darwin y el mono (junto a Daniel Turbón). Así mismo ha publicado más de 180 artículos sobre evolución humana, cosmología, metafísica y el diálogo entre ciencia, razón y fe. Ha impartido numerosas conferencias sobre estos temas en diversas universidades e instituciones. Ha sido ganador del Premio Arnau de Vilanova.

https://www.amazon.es/C%C3%B3mo-hablar-Dios-ateo-posmodernas/dp/8418414278

¿Por qué un libro sobre cómo hablar de Dios con un ateo?

El ateísmo de nuestros días tiene unas características muy distintas a las del ateísmo de los dos siglos anteriores. El mundo cambia, la sociedad cambia y el perfil del ateo de nuestros tiempos también ha cambiado. Por eso resulta esencial hacer una radiografía detallada del ateísmo actual, para así poder dialogar con él de un modo sincero, honesto y, sobre todo, fecundo; ya que, si el diálogo no conduce a ninguna parte, ¿para qué sirve? Este libro pretende prestar una contribución positiva al importante y necesario diálogo entre los que sostienen una visión teísta del universo y la vida (especialmente la humana) y la cultura actual (que, en Occidente, se caracteriza por una evidente ausencia de Dios).

En el s. XIX y la primera mitad del s. XX, las grandes figuras del pensamiento ateo intentaron dar pruebas racionales de la no existencia objetiva de Dios. A esta postura se la conoce como ateísmo teórico positivo. Durante la segunda mitad del s. XX el ateísmo dimitió de esta pretensión; ni una sola de las pruebas presentadas por el ateísmo fue capaz de resistir la crítica. En el libro se analizan estos argumentos y sus correspondientes críticas. De modo que el ateísmo teórico positivo fue sustituido por un agnosticismo que se extendió por todas las capas de la sociedad. El agnosticismo se vivió como un ateísmo práctico y, con el paso de las décadas, acabó dando lugar al indiferentismo religioso que caracteriza a nuestra sociedad; y que es la forma de ateísmo dominante en nuestros días. Este libro pretende ser una herramienta útil para poder dialogar con esta forma nueva de ateísmo.

¿Tiene sentido hablar de Dios hoy?

Por supuesto que sí. Siempre lo tendrá. Kant decía que el ser humano es metafísico por naturaleza, ya que la razón humana no puede vitar el plantearse las cuestiones más importantes que afectan a nuestra existencia desde la misma raíz. Para el filósofo de Königsberg la metafísica es connatural al hombre, de manera que mientras haya seres humanos habrá metafísica. Efectivamente, la propia necesidad le impulsa hacia unas preguntas que no pueden ser respondidas mediante el uso empírico de la razón; es decir, con la ciencia. Por todo esto, siempre ha habido algún tipo de metafísica, y la seguirá habiendo en todo tiempo. Estoy totalmente de acuerdo con Kant, y con Cornelio Fabro cuando afirma que el problema de Dios es el problema esencial del hombre esencial. En efecto, no es lo mismo que Dios exista que que no exista. No es lo mismo que nuestra alma sea inmortal que todo aquello en lo que consistimos, desaparezca con nuestra muerte. ¡No! ¡No es lo mismo! El giro es de ciento ochenta grados. Este libro, entre muchas otras cosas, arroja luz sobre esta cuestión.

¿Tiene sentido hablar de Dios hoy? ¡Claro que sí! Pensemos por un momento en una dicotomía muy simple; no es lo mismo que el ser humano sea un simple producto de la evolución biológica resultado del azar, que que sea un ser creado por Dios y que esté llamado por éste a vivir eternamente una vida bienaventurada. Dicho de otro modo, no es lo mismo ser un mono con suerte que una imagen y semblanza de Dios. La cosa cambia mucho, ¿verdad? Por esto es tan importante hablar de Dios hoy…, y siempre. Dios siempre será un tema de actualidad; es una de esas cuestiones perennes. Mientras haya seres humanos, seguirá en pie la reflexión acerca de Dios. Para el ser humano, Dios es una cuestión inevitable e ineludible. Como he dicho antes, todas las personas somos metafísicos por naturaleza; por esto mismo estoy totalmente de acuerdo con el ateo Camus cuando afirma que nada puede desalentar el ansia de divinidad que hay en el corazón del hombre.

¿Por qué no atrae la idea de Dios al hombre moderno?

Estamos cambiando de época. La modernidad, nacida en el s. XVIII y extendida hasta casi el final del s. XX, es un proyecto que se ha agotado. Estamos dejando atrás la modernidad, para entrar en una nueva etapa de la historia. No nos damos cuenta porque estamos justo en medio de todos estos cambios; es aquello de que los árboles no nos permiten observar la auténtica frondosidad del bosque. Aún no ha pasado el tiempo suficiente como para que los historiadores y los filósofos puedan encontrar un nombre específico que nos identifique en el registro historiográfico; por eso mismo, nos autodenominamos posmodernos. Está claro que ciertos valores de la modernidad aún perduran, todavía no le hemos dejado tan atrás; pero también lo es que han aparecido otros nuevos, o que algunas de las características que se habían dado puntualmente en algunas épocas, ahora se hicieran presentes en unas dimensiones que antes resultarían inimaginables. En el libro se habla esta cuestión y al final se analizan algunas propuestas.

El agnosticismo, el ateísmo práctico masivo y universal, el relativismo axiológico y gnoseológico, el escepticismo, el nihilismo, el hedonismo, el consumismo, el materialismo, el cientificismo… Frente a todo esto se alza la voz de Jesucristo diciéndonos que hemos de ser santos como lo es nuestro padre celestial (Mt 5, 48). No nos dice que nos esforcemos en ser buenos, o que hagamos en la vida lo que buenamente podamos. ¡No! Nos dice, ni más ni menos, que seamos santos como lo es Dios mismo. ¡Apaga y vámonos! ¿No es esta una carga demasiado pesada? ¿No es esta una pretensión que no merece la pena esfuerzo alguno por nuestra parte, porque sabemos que es una batalla que está perdida de antemano? Y quien dice esto, dice el peso que puede suponer el decálogo: ¿cómo ser un empresario cristiano y no pagar comisiones bajo mano, sobornos, para que te den contratación de obra pública, por ejemplo? ¿Y que decir de la exigencia de la ética sexual cristiana? Y tantas otras cosas. Efectivamente, un Dios que exige tanto… ¿cómo puede ser atractivo? A esto cabe recordar, al menos dos cosas; la primera es que, si fuera algo que dependiera exclusivamente de nuestro esfuerzo (pelagianismo), no tendríamos nada que hacer. Pero, junto a esa propuesta (la de la aspiración a la máxima santidad, y la fidelidad al decálogo) está el ofrecimiento de la gracia santificante. Y la segunda, que no se trata de ver el decálogo en clave negativa (no harás esto, no harás aquello…), sino en clave de perfeccionamiento personal; por eso la invitación es a vivir el mensaje de Cristo con alegría sobrenatural; ese gozo (gaudium) que surge de la esperanza (spes) entendida como virtud sobrenatural.

En pleno cambio de época (impulsado por una revolución tecnológica que está transformando las relaciones humanas, la sociedad y el planeta), la idea de Dios parece estar desplazada por una sobreestimulación. Pero al final, en la soledad de su alma, como decía Platón, las personas llevan a cabo un diálogo consigo mismas; y ahí está Dios.

¿Qué propuesta da en el libro para romper esta dinámica?

Ya hemos dicho antes que los tiempos están cambiando significativamente; y, en consecuencia, el ateo del s. XXI no tiene el mismo perfil que el de los siglos XIX y XX. Hay que saber hacer atractiva la figura de Dios a la persona de la posmodernidad. También hemos comentado que el libro, entre otros objetivos, tiene la voluntad de ser una herramienta que pueda contribuir a este propósito. En este sentido, cabe recordar que Dios sigue siendo atractivo (de hecho, lo será siempre), porque las cuestiones fundamentales que interpelan al hombre de la posmodernidad, siguen siendo las mismas que instan al hombre en cuanto tal. Hoy somos posmodernos, sí; pero, ante todo, somos personas.

Resulta evidente que, desde una visión teísta de la vida hay que defender el máximo respeto por todas las personas, independientemente de sus ideas y credos religiosos. La apuesta ha de ser por un debate ideológico, una confrontación intelectual de ideas y de modelos de vida. Y, naturalmente, lo mejor es partir de aquello que nos une. Todas las personas, independientemente de si son creyentes o ateas, amamos la libertad, por esto en el libro reflexionamos a fondo sobre esta cuestión. A todos nos preocupa encontrar una respuesta razonable a la injusticia que supone el sufrimiento inmerecido de los inocentes; especialmente, en el caso de los niños. ¿Y qué decir de la existencia del mal moral? En efecto, cómo es posible seguir creyendo que Dios existe verdaderamente, después de haber visto los campos de exterminio nazis, los gulags soviéticos, los crímenes de Mao o de los Jemeres Rojos, el genocidio del pueblo armenio; las matanzas de Srebrenica, Biafra, Katanga, Ruanda, y tantas otras atrocidades (y eso que, deliberadamente, nos hemos querido limitar a unos pocos, en verdad, muy muy pocos, ejemplos del s. XX). Pues sí, Dios existe. E, incluso en medio de todas esas desgracias, se le puede encontrar. En el libro se explica cómo es esto posible.

También es muy importante depurar la idea de Dios. En efecto: ¿Cuándo los ateos niegan la existencia de Dios, a qué idea de Dios se están refiriendo? Esto es muy importante, porque según cual sea la caracterización que hagan de Dios, los teístas también podríamos coincidir en su rechazo y en su negación. Por ejemplo, Nietzsche y Sartre, niegan la existencia de Dios porque dicen que Dios no puede ser causa de sí mismo; pero éste es el Dios de Hegel, no el del cristianismo, ni el del teísmo propuesto por la metafísica del ser. Lo mismo pasa cuando se rechaza la existencia de Dios porque se le identifica con la nada; y, así, podrían multiplicarse los ejemplos; como es el caso del juez sancionador, que es una figura propia del teísmo moral kantiano, que nada tiene que ver con el Dios Amor del que nos habla San Juan; ni del Dios infinitamente bueno (puesto que es el mismo bien subsistente, ya que el bien y el ser se identifican por ser trascendentales del ente) de la teología natural tomista. Como decíamos, es muy importante depurar la imagen de Dios; y, para ello, resulta capital ver cuál es la idea que tienen de Dios los ateos cuando niegan su existencia real. En el libro se trata mucho toda esta cuestión.

En realidad, no se trata de hacer el Evangelio atractivo; porque ya lo es.

En efecto, el ideal de vida, la propuesta de santidad a la que nos invita el cristianismo, es atractiva per se; y, por muchos siglos que pasen, no se marchitará nunca. Pero, una cosa es cierta, ese mismo paso del tiempo ha traído nuevos retos. Pongamos un par de ejemplos. Con todo lo que sabemos hoy en día acerca de la evolución humana, ¿todavía tiene sentido hablar de Adán y Eva? ¿En serio? ¿De verdad? Acaso no es razonable que las personas de la posmodernidad se pregunten cómo puede ser posible que en un mundo tan tecnificado y dominado por el conocimiento científico, siga habiendo personas que crean literalmente en este relato, aparentemente, tan infantil, sobre nuestros orígenes biológicos. En este asunto, los intelectuales cristianos, ya sean filósofos o teólogos, tienen una buena ocasión para interactuar desde la visión teísta del mundo con la cultura actual y arrojar luz de un modo decisivo sobre este tema antropogénico que resulta clave.

Y el otro ejemplo lo encontramos en el tema del origen del universo. ¿Todavía necesitamos seguir creyendo en la existencia de un Dios creador, cuando podemos explicar el origen del universo a partir de un big bang? Y si nos dicen que seguimos necesitando a Dios para explicar el origen del big bang, podremos contestar que tampoco lo necesitamos, puesto que nuestro universo sería una burbuja, una región, de un multiverso infinito; o el resultado de una colisión entre dos universos de P- branas. El teísta también tiene aquí una magnífica ocasión para hablar de Dios con la cultura actual. Por ejemplo, lo sorprendente no es saber cómo es el universo; sino que lo verdaderamente admirable es que haya algo en vez de nada. Esta cuestión nos planta justo en frente del misterio del ser. Es decir, el teísta siempre le podrá preguntar al cientificista: ¿por qué existe un multiverso infinito en vez de nada? O, ¿por qué existen una infinidad de universos de pn branas, que chocan entre sí para dar lugar a otros universos? El teísta siempre podrá recordar que, por mucho que se postergue a Dios o se pretenda eliminar su necesidad creadora afirmando que nuestro universo surge de otros, habrá que decir que, por definición, sólo puede existir un único universo; por lo que las preguntas metafísicas fundamentales acerca de la razón explicativa del ser del universo, siguen en pie.

Y, finalmente, no hay que olvidar que lo más atractivo del cristianismo, no es el debate intelectual con la cultura actual, algo que es apasionante en sí mismo e importantísimo; sino el vivir la propuesta cristiana, ya sea de una forma tan heroica y meritoria como es el caso de las misiones, como el no menos heroico reto de santificar la vida ordinaria.

Y de sacudirse muchos complejos y defender la verdad con convencimiento.

Claro. Tanto es así que, otro de los objetivos del libro es prestar una ayuda a la superación de complejos por parte de personas de fe que están tentadas a pensar que tienen razón los ateos cuando afirman que creer en la existencia de Dios, del alma y de un más allá es algo retrógrado. Antes hicimos una referencia a Adán y Eva; pero es que esa, y tantas otras ideas comprendidas en la Biblia, no serían ideas propias de un modo de pensar mitológico y supersticioso, más propio de un estadio precientífico que ya no tiene ningún sentido hoy. Serían ideas propias de una conciencia temerosa, poco formada en el pensamiento crítico, que necesita de mitos consoladores para sobrellevar las angustias existenciales que toda persona tiene debido a la apertura metafísica que le brinda su condición racional.

Nietzsche decía que, frente la falta de formación de tantos creyentes, no era necesario gastar munición real (esgrimir extensos y farragosos argumentos), sino que bastaba con los fulminantes. Es decir, Nietzsche se refiere al hecho de que no son pocas las personas que tienen un escaso conocimiento de los fundamentos de sus creencias religiosas, de modo que no es necesario gastar tiempo y esfuerzos en someterles a arduos argumentos; en el caso de estas personas, para quebrantar su fe, basta con exponerlas a eslóganes emotivos e ingeniosos. El libro entero está consagrado a brindar al teísta de las herramientas, los argumentos y los contenidos propios para superar esta situación, a sacudirse, con un fundamento racional sólido, esos complejos a los que se aludía en el enunciado de es este apartado. Y, en este sentido, la introducción del libro se titula, precisamente, de pólvora y fulminantes; toda una declaración de intenciones.

Por otra parte, en esta época en la que la verdad es un valor en desprestigio (no en vano, una de las características de la posmodernidad es ser la época de la posverdad), uno de los recursos para manipular a las masas consiste en no apelar a la razón, sino al corazón. Ya no se argumenta con razonamientos convincentes, sino con eslóganes apotegmáticos que apelan a los sentimientos y las emociones. A este respecto, Benedicto XVI, cuando era el cardenal Ratzinger, nos recordaba algo muy importante, y es que el cristianismo no nació con la pretensión de ser una religión más entre muchas otras, sino de ser la verdad; y, algo muy importante, lo hacía desde la defensa de la racionalidad. En el libro se explica la importancia de todo esto.

¿Por qué es necesario recuperar la filosofía realista del tomismo, frente a la inmanencia de la filosofía reciente?

En mi opinión, no solo es necesario, sino que, además, es inevitable. Me explicaré. Parece muy posmoderno eso de hablar de que vivimos en una época que se caracteriza, entre muchas otras cosas, por estar más allá de la verdad. La posverdad no deja de ser una versión 2.0 del viejo ideal sofista consistente en convertir en débil el argumento fuerte y en fuerte el argumento débil. ¿Qué significa esto, sino el ideal marxista de insistir en que la verdad es histórica -relativismo-; o que la verdad es lo que triunfa en la práxis -pragmatismo-?

Por muy actual que nos pueda parecer todo esto, no hemos de olvidar que la naturaleza humana es la que es y no ha cambiado, a pesar del transcurso de los milenios. En efecto, la mente humana, por su propio modo de ser, está naturalmente abierta al conocimiento del ente. Ya decía el viejo Parménides que lo mismo es pensar y ser. O sea, que nuestra mente está capacitada de un modo natural para conocer cómo son verdaderamente las cosas. Conocemos el ser de modo natural; y, la verdad es ser son lo mismo, de modo que, nuestro entendimiento está naturalmente abierto al conocimiento de la verdad. Y esto será siempre así; porque nosotros somos así. Sobre esta realidad podemos añadir todas las superestructuras epistemológicas alienantes que se quieran, pero no se podrá cambiar nuestra naturaleza. Nuestra mente está hecha, por así decirlo, para pensar y decir la verdad; y eso no puede cambiarlo nadie. Es cierto que no conocemos las cosas en sí mismas, sino las representaciones que nos hacemos de las cosas. También es cierto que cada especie viviente tiene sus propis estructuras cognitivas que le hacen representarse la realidad de un modo determinado; pero esto no impide que, tal como sostiene el realismo moderado de la epistemología tomista, nuestras representaciones se corresponden con aspectos fidedignos de la realidad.

¿Qué aporta de nuevo el libro con todo lo que se ha escrito de nuevo?

El tema del ateísmo es sumamente complejo, y en el diálogo entre el teísmo y la increencia entran en juego muchos factores. Pues bien, creo que es muy importante, y muy útil, realizar una buena síntesis que permita interrelacionar todos esos factores en un todo coherente dotado de sentido; de modo que nos permita obtener una radiografía ajustada del tema; algo que puede ayudar a identificar los puntos débiles y las insuficiencias argumentativas de los planteamientos ateos. Algo que contribuye, en buena medida, a aquella superación de complejos a la que aludíamos anteriormente.

Siguiendo esta línea argumentativa, entre otras cosas, en el libro se analizan las características del ateísmo actual; se reflexiona sobre la importancia del problema de Dios; se estudian -y se deconstruyen- las falsas caracterizaciones de Dios (que servían para justificar el ateísmo); se analizan los argumentos más importantes de los ateos más famosos, de tal manera que se evidencian las insuficiencias y los déficits de sus planteamientos. Se estudia a fondo el único argumento que les queda en pie a los ateos actuales, la cuestión del mal; y vemos cómo, paradójicamente, la existencia del mal no solo no sirve para probar que Dios no existe, sino que demuestra la necesaria existencia de Dios. También se estudia la compatibilidad de la existencia de Dios con la libertad humana. Se analizan las causas del indiferentismo religioso actual; así como los distintos tipos de indiferencia. Todo esto son instrumentos que permiten ajustar el marco adecuado para el diálogo con el indiferentista, lo que brinda la posibilidad de poder establecer unas claves idóneas para la realización de la Nueva Evangelización que pedía el papa Juan Pablo II, en el contexto de la propuesta de una recristianización de Europa. Este libro está escrito de una forma que sea comprensible para todos los lectores; de tal modo que aborda temas complejos con un lenguaje asequible, sin renunciar al tratamiento profundo y riguroso de los temas, de manera que el conjunto pretende ser una herramienta útil para el pensamiento teísta.

https://www.amazon.es/C%C3%B3mo-hablar-Dios-ateo-posmodernas/dp/8418414278

Por Javier Navascués

23 comentarios

  
Juan Caballero
Felicito a Infocatolica por la presentación de este libro através de esta entrevista y espero que muchos lo compren y sirva para el diálogo con los agnósticos e indiferentes que pululan en nuestros días.
01/02/22 10:39 AM
  
Ratpenat
Fué mi profe de filosofía en COU (si, hace años) y lo hacía genial. No es fácil que chiscos de 17 años se interesen por la filofía y el lo conseguía (eso si, con su apellido mucho chiste :)
01/02/22 11:15 AM
  
Carlos Dueñas
Ni ateos ni creyentes pueden demostrar filosófica o científicamente sus creencias. Unos y otros tienen sus razones muy respetables para defender su forma de pensar. No veo ninguna necesidad de diálogo entre ellos, sino de respeto mutuo y colaboración en aquellos ámbitos en que sea posible.
01/02/22 11:34 AM
  
Luis I. Amorós
"cómo es posible seguir creyendo que Dios existe verdaderamente, después de haber visto los campos de exterminio nazis, los gulags soviéticos, los crímenes de Mao o de los Jemeres Rojos, el genocidio del pueblo armenio; las matanzas de Srebrenica, Biafra, Katanga, Ruanda, y tantas otras atrocidades"

Siempre me han intrigado estas argumentaciones como excusa para perder la fe o ponerla en duda. A mí la existencia del mal moral (el causado por el hombre contra el hombre, como el que describe el entrevistado) jamás me ha hecho dudar de la existencia de Dios, lo que ha hecho ha sido confirmarme la existencia del demonio, porque no parece que un ser humano, por pervertido que esté, pueda imaginar por sí solo tanta crueldad y atrocidades.
El hombre es libre, ese es el ABC del cristianismo, porque Dios nos creó para amarle libremente. Y para rechazarle libremente también.
La existencia del mal en el mundo es un misterio... relativo. Conocer realmente al hombre es asumir que el mal moral existe y existirá (léase el Apocalipsis, por si las dudas). Una religiosidad basada en que Dios va a evitarnos a todos las dificultades, como si fuese una niñera, es una religiosidad pueril, y ciertamente no necesitaba Auschwitz o Srebrenica para perderse.

Enhorabuena a Javier Navascués por la entrevista y a Alberto Marmelada por el libro.
01/02/22 11:35 AM
  
Marta de Jesús
Muy interesante.
Aunque desde mi experiencia, y hablo solo desde mi experiencia, he llegado a la conclusión, tras una experiencia infernal -en vida-, que mi vida sería casi exactamente igual si no fuera creyente. Obviamente sin oraciones y sin sacramentos, pero por lo demás, igual. El infierno, crean o no, ya se vive en vida. Los esclavos del pecado y del Mal viven un infierno. Y los que nos vemos atacados y perseguidos por esos esclavos, en cierta manera también. Una cosa es ser pecadores, todos. Y otra muy distinta, esclavos del pecado, es decir, justificadores de dichos pecados, tan de moda hoy día. Los sodomitas, los infieles, los ladrones, los asesinos, las prostitutas, los promiscuos, etc, qué vida creen que tienen? Pues un horror de vida. Huir de eso, creamos o no, es esencial. Muchos no creyentes o directamente pasotas se están dando cuenta del horror que se les avecina y quieren seguir subidos a las ventajas culturales del cristianismo, pero sin Fe y sin hacer gran cosa, por inercia. El edificio sobre arena se derrumba. Y tarde o temprano el horror se les presentará. Ya se les ha presentado en forma de aborto, de divorcio (próximamente estará prohibido el matrimonio) y ahora de eutanasia. Las talibanAs de occidente y los talibanEs de oriente al acecho. Los abecedario contra los niños. Los asiáticos y sus mantras. Sin Cristo no puede mantenerse el cristianismo. Sin Él nada podemos.
01/02/22 12:44 PM
  
Laura
Hola muy interesante el artículo, dónde se puede adquirir el libro en Argentina?
01/02/22 12:56 PM
  
Marta de Jesús
Luis, con usted.

Conocí, sin buscarlos, y sin saber de su existencia, personas que se definían como satánicas. Me decían cosas similares. Yo les decía, cuanto más os conozco, más amo a Dios y mi vida en Él.

Esos horrores se dieron además, en el SXX, en el nazismo del pagano Hitler y el ateísmo comunista... Después de que Nietzsche filosofara sobre la muerte de Dios en el mundo. Sin Dios nada podemos.
01/02/22 2:45 PM
  
Marta de Jesús
También veo interesante el comentario de Carlos Dueñas. Aunque la Salvación hemos de ofrecerla, no sé cómo, a todos. Eso nos pidió Cristo. Creo que el intento de diálogo va por ahí: cómo ofrecer la Salvación a los ateos del SXXI.
01/02/22 3:11 PM
  
Jorge Cantu
"Como he dicho antes, todas las personas somos metafísicos por naturaleza; por esto mismo estoy totalmente de acuerdo con el ateo Camus cuando afirma que nada puede desalentar el ansia de divinidad que hay en el corazón del hombre".

La diferencia es cómo entendemos esa "ansia de divinidad": como afán amoroso y humilde de unirnos a Dios, nuestro real Creador y Redentor, o aspirando a ser nosotros, en rebeldía, nuestros propios 'dioses' ficticios que exigen de los demás sumisión y que obedecen sólo a sus caprichos y soberbia.
01/02/22 7:21 PM
  
esron ben fares
Calos Dueñas, La naturaleza divina es inmaterial.
La ciencia se encarga de la materia y la energía.
El método científico se encarga de la creación.
La filosofía y a teología se encargan del Creador.
Cada una en su campo.

Piensa en la salvación de las almas de los ateos.
01/02/22 8:14 PM
  
Jaume
Me gustaría saber si Marmelada está radicalmente en contra del evolucionismo y de Teihlard de Chardin, como debe ser, porque ha escrito mucho sobre esta materia por lo visto. ¿O hace equilibrios?
02/02/22 12:10 AM
  
Néstor
Si somos nosotros los que tenemos que hacer atractivo a Dios, estamos arreglados.

Saludos cordiales.
02/02/22 1:20 AM
  
Néstor
"Es cierto que no conocemos las cosas en sí mismas, sino las representaciones que nos hacemos de las cosas."

Profesión de fe idealista. La mente no sale de sí misma, conoce solamente sus propias representaciones. Por tanto, no puede conocer ninguna cosa que no sea representación suya. Ahora bien, si Dios es Dios, entonces no es una representación nuestra. Ergo, no podemos conocer a Dios.

Cada vez que veo una de estas empresas apologéticas tiemblo pensando en la filosofía subyacente a las mismas, y lo peor es las veces que acierto.

Saludos cordiales.
02/02/22 1:24 AM
  
Vivi
Cuando hay que negarse a uno mismo por amor a Dios y a sus mandatos (que son por nuestro bien), cuando se sabe que a los cristiano por seguir a N.S.Jesucristo nos va cada vez peor en este mundo regido momentáneamente por el maligno es más fácil ser ateo...Pero es grande la puerta que lleva a la perdición y estrecha la que conduce a la salvación.
Es preferible morir que vivir en un mundo sin Dios.
02/02/22 3:12 AM
  
Javidaba
Hablando con ateos suelen decir la frase (o parecida) : "Dios, no es más que..." y ¡claro!, entran reduciendo la verdad del Ser de Dios, a lo que su mente juzga sobre el diosecillo que elucubran, al mismo tiempo que parodian a Dios cuando sentencian sobre su Ser. Ante ese diosecillo que confiesan, yo también soy ateo.
Muchas gracias, D. Javier y profesor Marmelada.
02/02/22 9:05 AM
  
Romina
Excelente. ¿En qué librerías argentinas podemos conseguirlo? Gracias
02/02/22 12:53 PM
  
sofía
Parece interesante.
Se trata de evangelizary como dice el autor, el evangelio es en sí atractivo. Dios es atractivo. El Dios que se revela en Jesucristo nos atrae a todos. Nada que ver con el "dios" de Calvino, por ejemplo, ni con el de ningún especulador que pretendiendo estar en la verdad, en realidad, se aleje del Dios del evangelio de Jesús, de su buena noticia.

Las ideas que expresa el autor no se pueden mutilar, pues el resultado sería una tergiversación:
"Es cierto que no conocemos las cosas en sí mismas, sino las representaciones que nos hacemos de las cosas. ... pero esto no impide que, tal como sostiene el realismo moderado de la epistemología tomista, nuestras representaciones se corresponden con aspectos fidedignos de la realidad."
04/02/22 10:29 AM
  
Hermenegildo
"...¿todavía tiene sentido hablar de Adán y Eva?"

Ya San Agustín dijo que los primeros capítulos del Génesis no tenían que ser interpretados literalmente y el Papa Pío XII abordó sin complejos el origen del hombre. En cualquier caso, sí es de fe que hubo una primera pareja humana.
04/02/22 8:20 PM
  
Carmen L
Don Néstor, ¿cómo debería ser planteado eso mismo en clave realista? Me interesa, aunque como comprenderá de filosofía, muy, pero que muy justa.
06/02/22 9:55 AM
  
Néstor
"Es cierto que no conocemos las cosas en sí mismas, sino las representaciones que nos hacemos de las cosas. ... pero esto no impide que, tal como sostiene el realismo moderado de la epistemología tomista, nuestras representaciones se corresponden con aspectos fidedignos de la realidad."

Lo que pasa es que esa frase ya viene mutilada de fábrica, es decir, es contradictoria. Las palabras lo soportan todo, las ideas ya son más intolerantes.

Si nuestras representaciones se corresponden con aspectos fidedignos de la realidad, tal como lo entiende la epistemología tomista, entonces no conocemos solamente o en primer lugar las representaciones que nos hacemos de las cosas, sino las cosas en sí mismas.

Por eso, queriendo responder también a Carmen, hay que plantearlo simple, de entrada, para poder entender algo: lo que conocemos ¿es o no es independiente del hecho de que lo conozcamos?

La respuesta afirmativa es el realismo, la negativa, el idealismo. No hay otra respuesta posible, porque es un caso de tercero excluido. No hay términos medios ni componendas posibles entre ser independiente y no serlo.

Si lo que conocemos no son las cosas en sí mismas, sino las representaciones que nos hacemos de ellas, entonces lo que conocemos no es independiente del hecho de que lo conozcamos, porque evidentemente que nuestras representaciones, como tales, no son independientes de nuestro conocimiento. Y entonces estamos en el idealismo.

Inversamente, si lo que conocemos es independiente del hecho de que lo conozcamos, como dice el realismo, entonces conocemos las cosas tal como son independientemente de nuestro conocimiento, o sea, en sí mismas.

Hace poco publiqué un video sobre este tema, al que remito para no alargar demasiado este comentario:

https://www.infocatolica.com/blog/praeclara.php/2011020433-el-principio-idealista-de-inm

El error fundamental de la modernidad es pensar que nuestras representaciones son objetos del conocimiento, en vez de ser medios para el conocimiento de los verdaderos objetos, que son las cosas mismas.

Por eso, en el realismo se distingue entre la existencia de la representación, y el objeto de la representación. Es claro que la existencia de la representación depende de nuestro conocimiento, pero de ahí no se sigue que el objeto de la representación dependa también de nuestro conocimiento.

Por poner un ejemplo, la existencia de la fotografía depende del fotógrafo, pero no lo fotografiado en ella (quitando los temas de punto de vista, ángulo, etc., que justamente no se dan en el conocimiento intelectual).

Otro ejemplo: un cuadro está hecho de lienzo y pigmentos, pero Don Juan, retratado en él, no lo está.

Al tomar la representación, y no la cosa representada, como objeto de conocimiento ("sólo conocemos nuestras representaciones"), el idealismo hace imposible conocer otra cosa que lienzos, pigmentos, y papeles fotográficos, por así decir.

En realidad, las representaciones sólo se conocen en un momento posterior, reflexivo, cuando tomamos conciencia de nuestro conocimiento de las cosas, que es el conocimiento primario y directo.

Como si luego de quedar encantados con el tema de un cuadro, nos pusiésemos a mirar las pinceladas.

El orden es: "Este perro existe", "Por tanto, conozco que este perro existe", "Por tanto, debo tener en mi mente alguna representación que me haga conocer al perro real que está fuera de mi mente".

Saludos cordiales.
06/02/22 11:19 PM
  
sofía
Gracias, Néstor, por la explicación. De acuerdo en todo, menos en el juicio sobre la cita entrecomillada, que no es contradictoria ni idealista.

En ese párrafo no hay nada que contradiga la idea de que "lo que conocemos es independiente de que lo conozcamos". No hay idealismo por ninguna parte.
Se da por sentado que lo que conocemos es independiente de que lo conozcamos, porque dice que "nuestras representaciones se corresponden con aspectos fidedignos de la realidad".
La primera parte no quiere decir que lo que conocemos sean solo representaciones sin una correspondencia con la realidad, sino que las cosas, que existen realmente independientemente de que las conozcamos o no, no podemos conocerlas más que a través de representaciones. Pero se añade que estas representaciones se corresponden con la realidad. Las personas normales lo entendemos así, aunque sea más exacto el modo en que usted lo explica.

Saludos cordiales
07/02/22 2:45 AM
  
Néstor
"La primera parte no quiere decir que lo que conocemos sean solo representaciones sin una correspondencia con la realidad, sino que las cosas, que existen realmente independientemente de que las conozcamos o no, no podemos conocerlas más que a través de representaciones."

Pues no, lo que dice es: "Es cierto que no conocemos las cosas en sí mismas, sino las representaciones que nos hacemos de las cosas." Y después viene un punto.

Por eso, lo que dice después, que conocemos aspectos de las cosas reales, no es una aclaración, sino una contradicción.

Saludos cordiales.
07/02/22 3:58 PM
  
sofía
Ok. El caso es q los q no sacamos punta a las expresiones expuestas en una entrevista, entendemos correctamente el final como complementario de lo expuesto anteriormente. Yo lo he entendido bien.
Lo cual no quiere decir q su explicación esté de más, x si hay algún idealista x aquí q entiende otra cosa.

Despedida cordial
08/02/22 12:26 AM

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31.01.22

González Cuevas: “El régimen del 78, la democracia liberal, no da ya más de sí”

Pedro Carlos González Cuevas es historiador y profesor universitario. Es profesor titular de Historia de las Ideas Políticas y de Historia del Pensamiento Español en la UNED. Es autor de importantes obras sobre la derecha y el conservadurismo en España y experto en diferentes figuras como Ramiro de Maeztu, Charles Maurras, Carl Schmitt, Maurice Barrès, José Ortega y Gasset o Gonzalo Fernández de la Mora.

Analiza su libro, Historia y de Política. Escritos polémicos (SND), en esta entrevista.

¿Por qué un libro de crítica política y cultural en donde analiza la obra de algunos intelectuales críticos a la Transición así como la crisis de la democracia liberal?

Este nuevo libro pretende ser una obra de crítica política y cultural. Su fundamento último es el carácter político del saber histórico. Toda historia, hasta la aparentemente más lejana, es contemporánea, porque siempre se realiza desde la perspectiva del presente. Y quien dice política dice polémica. Su punto de arranque es lo que denomino “agonismo de derechas”, que entiende que la dialéctica derecha/izquierda sigue estando vigente en las sociedades occidentales. La renuncia al debate y la crítica de ideas, histórico-doctrinal es uno de los más grandes errores del conjunto de las derechas españolas, y principalísimamente del Partido Popular, en ese sentido más peligroso que el PSOE y que todas las izquierdas, ya que, salvo en lo que compete a la economía, asume como propio, cuando llega al gobierno, todo el bagaje ideológico de las izquierdas, en parte por complejo y en parte, y esto hay que decirlo, por convicción. Por eso, es necesario que no nos engañen una vez más; que no se repita una etapa tan estúpida y vacua como la de Mariano Rajoy. Para eso, que gane la izquierda. En realidad, el Partido Popular, en su comportamiento cotidiano, más que derecha habría que denominarle “no-izquierda”; quizás “extremo centro”. Carece de proyecto político-cultural.

Analiza a los tres grandes intelectuales de la transición De la Mora, Aranguren, y Bueno…¿En qué medida pueden coexistir la vía realista, la utópico moralista y contra la izquierda moral y la razón cínica?

Las figuras de Fernández de la Mora, López Aranguren y Gustavo Bueno son muy distintas, individual y doctrinalmente. Ahora bien; les une, a mi juicio, algo esencial en la vida cultural de una sociedad: la valentía, el valor, la capacidad dialéctica. El agonismo, en fin. Fueron, por emplear el término clásico griego, auténticos parresiastas, defensores de la necesidad de defender su “verdad” frente a todas las convenciones sociales dominantes. Desde distintas perspectivas, los tres sometieron a crítica los lugares comunes de la denominada “Cultura de la Transición”. Una doctrina oficial que ha demostrado ya su absoluta obsolescencia y en la que nadie cree ya, en realidad. El régimen del 78 se encuentra en crisis. Y las críticas de Fernández de la Mora, López Aranguren y Bueno han demostrado su capacidad de previsión, sobre todo en el caso de Fernández de la Mora.

Hoy, todo el mundo sabe que el Estado de las autonomías fue un grave error, que ha servido de plataforma al separatismo vasco y catalán. Incluso en algún momento se hizo referencia a la emergencia de un nacionalismo andaluz, lo que era ya el colmo. Y algunos estúpidos han intentado, e intentan, fomentar el galleguismo y, a través del bable, un nacionalismo asturiano. Además, ha fomentado todos los particularismos, a lo que se son tan aficionados ciertos políticos españoles, incapaces de ver en la unidad nacional una conquista histórica. El Estado de las autonomías ha ahondado en las desigualdades sociales entre españoles; y en la creación de un caciquismo de nuevo cuño.

Igualmente, todo el mundo sabe que la institución monárquica no sirve hoy por hoy para nada; que es un mero títere de los partidos políticos, sin la menor autonomía y capacidad de decisión. El papel de Felipe VI me parece patético. De la misma forma, todo el mundo sabe que el actual régimen político no es representativo, que es una crasa e inmunda partitocracia, regida, en muchos casos, por la corrupción económica. Todo el mundo sabe estas cosas, pero se intentan acallar, por miedo y por incapacidad para articular un proyecto de reforma política, intelectual y moral. Lo que, en el fondo, prima actualmente en la sociedad española es el miedo al cambio. Porque nadie sabe cómo encauzarlo, aunque existe la convicción de que éste, en un sentido u otro, tendrá que venir.

Fuera de nuestras fronteras nos presenta tres corrientes liberales frente a la partitocracia representadas por Hayek, Popper y Aron ¿Cuál de ellas se ha impuesto en España?

El motivo conductor de mi exposición y análisis de las ideas de pensadores liberales como Hayke, Popper y Aron ha sido la desmitificación del fundamentalismo democrático desde la perspectiva liberal. Sus conclusiones sobre la mitología democrática no difieren cualitativamente de las defendidas por Fernández de la Mora, en su célebre libro La partitocracia y en otros ensayos suyos. Lo que los políticos y los medios de comunicación dominantes definen como “democracia” no tiene que ver nada con la doctrina clásica de la democracia, es decir, el poder decisorio del “pueblo” o la existencia de una “voluntad general”. Se trata de un sistema político basado en la competición reglada de una serie de fuerzas políticas, medios de comunicación, y grupos de poder económico.

En ese contexto, el “pueblo” carece de poder; los que lo ejercen son los partidos políticos, los alienantes medios de comunicación dominantes y los grupos de presión económicos; a los que habría que añadir las “gobernanza” europea, que es la que, en realidad, marca los límites no ya económicos, sino morales, éticos y políticos. El hombre medio carece totalmente de poder decisorio. La democracia es una utopía, en el actual contexto social y económico. En realidad, siempre lo fue. Esta visión de la democracia que desarrollaron Hayek, Popper y Aron ha sido ocultada por sus exégetas. Es demasiado realista. El más influyente ha sido Hayek, pero no como pensador político, sino como economista neoliberal. El único libro que algunos políticos, como la inefable Esperanza Aguirre, han leído de Hayek ha sido Camino de servidumbre. Yo creo que ni Esperanza Aguirre, ni José María Aznar, no digamos el pobre Rajoy, no han leído ni a Popper ni a Raymond Aron. Solo defienden tópicos.

Para abordar el temas de las transformaciones de la democracia y las ilusiones del progreso cita a Zolo y Hermet.

Menos conocidos que Hayek, Popper y Aron, Danilo Zolo y Guy Hermet son buenos analistas de la actual situación de las denominadas democracias, en la época de la globalización económica, que nos llevará tarde o temprano a la instauración de una tiránica e insufrible “Gobernanza” global. Como ya he señalado, el proceso de globalización acrecienta el poder de las oligarquías económicas, mediáticas y políticas. Hoy, vivimos ya bajo su égida. Unos partidos lo asumen ya como proyecto propio; otros se muestran remisos; algunos, como VOX, elaboran proyectos para contrarrestarlo. Pero, como señalaron Zolo y Hermet, la realidad está ahí: cada día somos menos libres y autónomos, si es que alguna vez lo hemos sido en realidad. Sólo la nación, como señaló Roger Scruton y otros, pueden servirnos de protección ante la tiranía global.

La revista Verbo y los Amigos de la Ciudad Católica por una parte y por otra el nuevo paradigma razonalista: Gonzalo Fernández de la Mora y Razón Española…¿Se puede decir que son los dos focos intelectuales más serios tras la transición?

Verbo, Razón Española o Hespérides representan, o representaron, a un sector de la intelectualidad de derechas –unos eran católicos tradicionales, otros conservadores seculares, otros partidarios de alternativas nacidas en otros países como Francia- marginados por la derecha oficial, que hizo suyo, con su habitual mediocridad, el diagnóstico de Francis Fukuyama sobre el pretendido “fin de la Historia”; lo cual significó no solo la asunción acrítica de un liberalismo muy estrecho, sino un auténtico desarme desde el punto de vista ético, moral y político. Así se demostró el 11 de marzo de 2004, pero el Partido Popular no se ha enterado todavía. Y es que el Partido Popular, y sus organizaciones culturales, no solo no piensan, sino que intentan impedir, bloqueándolo mediáticamente, que otros piensen. El Partido Popular ha ocupado, hasta ahora, un espacio que no le correspondía. La derecha española siempre ha sido plural; y la permanente hegemonía del Partido Popular ha sido nefasta a la hora de intentar articular proyectos de carácter cultural. Lo malo es que sigue anclado en una postura economicista, sin proyecto cultural alguno.

¿Qué es el revisionismo histórico?

El capítulo dedicado al revisionismo histórico es un intento de aclarar lo que significa a nivel académico. En nuestra actual miseria cultural, política e historiográfica, el término “revisionismo” adquirió tintes peyorativos, como en el caso de Lenin contra Kautsky. Sin embargo, el revisionismo es inherente al saber histórico, que opera, como la ciencia, a partir de una revisión permanente. Ya Pareto y luego Popper, Lakatos, Kuhn o Feyerabend afirmaron que el pensamiento científico se basa en una dialéctica permanente entre paradigmas o teorías rivales. La ciencia nunca puede llegar a un saber absoluto e irrefutable; se basa en la falibilidad, en el ensayo/error. Lo mismo le ocurre a la Historia.

La Historia se basa en la interpretación de una serie de hechos. Nunca podrá llegar a una certeza absoluta, porque varían las perspectivas, el descubrimiento de nuevos datos, la percepción de la realidad por parte de las nuevas generaciones, etc. El revisionismo histórico, representado por Renzo de Felice, François Furet, George L. Mosse, Ernest Nolte o Stanley Payne se basa en la crítica de la interpretación marxista de fenómenos como la Revolución francesa o los fascismos. En España, durante mucho tiempo, y aún hoy, domina esa interpretación marxista sobre todo en la interpretación de la II República, la guerra civil y el régimen de Franco, por eso es preciso popularizar en nuestro país la interpretación de estos autores y trasladar sus postulados y métodos a la realidad histórica española, frente no ya el marxismo o las estupideces de un Viñas o un Preston, sino frente a las leyes de memoria histórica. La Historia, al ser interpretación, exige libertad intelectual en la esfera pública.

¿Cuáles son las principales causas de la ineficacia político-cultural de la derecha española hegemónica representada por el Partido Popular?

Como ya he señalado, el Partido Popular es el enemigo a batir en el campo político e intelectual. Como ya dijo Stanley Payne, el Partido Popular no era la derecha; era la “no-izquierda”. Se vio con el nefasto Aznar y con el no menos nefasto Rajoy. Pablo Casado corre el peligro de convertirse en un Antonio Hernández Mancha, el efímero y grotesco dirigente de Alianza Popular tras la renuncia de Fraga. La interpretación de la historia contemporánea de España es, por parte del Partido Popular, absolutamente equivocada, incluso grotesca. Mitifica el régimen de la Restauración, sin tener en cuenta sus debilidades e insuficiencias.

Al mismo tiempo, quiso hacer suyo al nefasto Azaña. Lo cual fue visto por las izquierdas como un signo de debilidad. Al final, dijo Jorge Semprún, los vencidos en la guerra civil eran los que habían triunfado en la actualidad. El Partido Popular no tiene nada serio que decir sobre la II República, la guerra civil y el régimen de Franco. De ahí su debilidad ante los proyectos de memoria histórica de las izquierdas. No tiene nada qué decir. Tampoco ante la crisis evidente del régimen del 78. No es consciente de la situación en que nos encontramos. Todavía hay algún historiador por ahí que presenta nada menos que al conde de Romanones como precursor de la democracia española. Que Dios le conserve la vista.

¿Cuáles son a su juicio los principales defectos del Régimen del 78?

Según se deduce de lo dicho hasta aquí y de lo sostenido en mi libro, resulta necesaria una crítica radical –de raíz- del actual sistema político. No sé por qué algunas fuerzas políticas se autodenominan “constitucionalistas” cuando buena parte de la problemática actual viene del contenido del texto constitucional. Algunos en vez de mostrarse patriotas españoles parecen mostrarse patriotas constitucionales. Debería existir un auténtico proyecto de revisión constitucional, porque este régimen no da ya más de sí. Intentar conservarlo me parece un error; hay que reformarlo desde la raíz. De ahí mi insistencia en los defectos del régimen del 78. Partitocracia, autononomías, hegemonía de la izquierda “feliz”, europeísmo infantil y acrítico; todo ello debe ser sometido a crítica y revisión. Ese es el mensaje de mi libro.

¿Qué supone para usted que el prefacio del libro esté escrito por Standley G. Payne?

Para mí, es un gran honor el prólogo de Stanley G. Payne a mi libro. Payne es, junto a John Elliot, el más grande hispanista vivo. Un gran amigo de España y de su unidad. He dedicado algunos de mis artículos a exponer su interpretación de la historia de España. Y he seguido, en mis libros, sus teorías. A su lado, un Paul Preston es tan sólo me parece un histrión, financiado por el nacionalismo catalán.

Por Javier Navascués

9 comentarios

  
Javier
Valentía y parresía necesarias para que se nos vaya cayendo la venda de los ojos de una vez. Esto "no da más de sí". Verdades que los partidos no quieren ver ni en pintura porque se les desmontaría el tinglado, en el que sobran varios miles de políticos.
31/01/22 9:59 AM
  
Manuel Rodríguez Blanco
Totalmente de acuerdo con las ideas del Sr. Cuevas. Hoy mismo compraré su libro.
Gracias
31/01/22 10:21 AM
  
Desde Madrid Capital
Si, si. Si yo también estoy de acuerdo en varios planteamientos. Pero yo me pregunto... ¿Qué alternativa (real) tenemos al actual sistema? Para mí ahora mismo no la hay, o no ha sido formulada de manera correcta. Desde luego, en un país donde vota alrededor del 70% del electorado es un país donde el sistema tiene apoyo popular.
31/01/22 3:20 PM
  
Rexjhs
Esta misma crítica de la representación en la democracia liberal la ha hecho también entre nosotros Dalmacio Negro.
31/01/22 5:27 PM
  
Juan Mariner
En estos últimos tiempos, algunas élites político-económicas ven peligrar su ideología y se han dado cuenta, ya se han creado hace poco asociaciones ad hoc en defensa de la monarquía "queriendo anclarlas en un apoyo de base católica" (algunos bien intencionados católicos morderán el anzuelo, creyendo que los defienden a ellos mezclando derecho a la vida, Constitución, eutanasia, rey, aborto...), y no es tanto la Constitución como la monarquía en sí.
31/01/22 5:29 PM
  
Hermenegildo
En España y en todas partes, la democracia es un medio de selección pacífica de las oligarquías que van a gobernar, pero siempre son oligarquías las que gobierna. En ninguna parte la democracia es el gobierno del pueblo, si es que tal gobierno puede existir.
31/01/22 8:02 PM
  
Gabriel Araceli
La partidocracia nacida de la Carta Otorgada de 1978 fue denunciada desde esa fecha, día tras día y hasta su muerte por D. Antonio García-Trevijano. Recomiendo ver en youtube el documental "Frente a la Gran Mentira".
31/01/22 8:10 PM
  
juanito
hombre, todo anda mal...y todo está equivocado pero el Régimen del 78 sirvió para sujetar y posiblemente neutralizar los problemas del País Vasco y Cataluña....después de 40 años ya parece necesario dar un nuevo impulso a nuestra democracia corrigiendo errores y profundizar los aciertos... nada nuevo bajo el sol...y por último un sistema político que dura 40 años con solo algunos sobresaltos...lo que demuestra es que hay una base sólida...en realidad no muy diferente de las democracias restantes europeas...
03/02/22 5:40 PM
  
juanito
En el 78 no fue un error Las Autonomías....era lo mas posibilista, se quería enlazar con "nuestra" democracia y el antecedente era ese sistema...todo el mundo lo concibió incluso Franco como un régimen extraordinario (por sus aciertos y desarrollo si lo fue) pero simplemente estuvimos ante un régimen autoritario como tantos otros....presentes pasados y futuros...
03/02/22 5:52 PM

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30.01.22

Barraycoa: "Nos quieren hacer olvidar los asesinatos de miles de sacerdotes y seglares catalanes"

Javier Barraycoa es conocido por nuestros lectores por ser un destacado dirigente del tradicionalismo catalán, a la par que uno de los protagonistas estos años en la lucha cara a cara contra el separatismo, sea en el espacio público, sea en el frente cultural y político. En esta entrevista reflexiona sobre el acto de desagravio al monumento al requeté del Tercio de Montserrat, la vergüenza los responsables de la profanación y el punto de inflexión ante los ataques de la Ley de (des)memoria histórica.

¿Nos puede resumir la infame profanación de una cripta-mausoleo y de un monumento en tierra sagrada regentada por la Abadía de Montserrat?

El pasado 14 de enero, sin previo aviso, con nocturnidad y alevosía, los responsables de la Abadía arrancaron el monumento del requeté que custodiaba la Cripta-Mausoleo donde descansan los huesos de doscientos requetés catalanes, de los 319 caídos en combate durante la cruzada del 36. Unos meses antes ya había sido profanado el Mausoleo quemándose banderas del Tercio e imágenes de la “Moreneta”. La Connivencia de los responsables con estas profanaciones con la Generalitat y un pacto secreto ha llevado a esta “aplicación” de la (des)memoria histórica, sin responder a ninguna legalidad. Los requetés del Tercio de Nuestra Señora de Montserrat lucharon por restaurar la religión perseguida y e invadidos de la virtud cristiana del patriotismo. Prometieron que si se ganaba la guerra entregarían la bandera a los pies de la Moreneta, como así hicieron. El monumento del requeté abanderado yacente estaba mirando al camerino de la Virgen como pidiendo su intercesión antes de morir. Para nosotros esta profanación ha sido desgarradora.

Entonces decidieron actuar y organizar un acto de reparación…

Sí, por mi parte no pude contenerme y escribí un artículo muy contundente titulado “Yo os acuso … perros mudos”. Eso creo que despertó conciencia. Nos reunimos grupos carlistas, tradicionalistas y simpatizantes para organizar un acto de desagravio. Creo que el éxito ha sido porque nos comprometimos a que debía ser un acto conjunto, de todo el carlismo catalán, apartando diferencias. El agravio trascendía cualquier discrepancia. El llamamiento fue pronto recogido por muchísimos católicos y patriotas catalanes ya hartos de tantas humillaciones por la despreciable ley de Memoria histórica. Nos quieren hacer olvidar los asesinatos de miles de sacerdotes y seglares catalanes, haciendo desaparecer su recuerdo y de los que lucharon por su fe. Por el contrario nos quieren hacer comulgar con piedras de molino exaltando figuras como la del asesino Companys. Con esta profanación se ha cruzado una línea roja. Los catalanes de bien ya no vamos a permitir más que se sigan pisoteando a nuestros mártires.

¿Cómo define el acto de desagravio de este pasado sábado?

Creo que es un ejemplo para toda España. Unidos los que creemos en los mismos ideales, podemos enfrentarnos al rodillo de los que quieren liquidar la España católica y tradicional. Los que vean las imágenes del acto de desagravio no podrán menos que emocionarse. La tan castigada Cataluña, a través del carlismo catalán, ha hecho palpitar a España. Aún es posible frenar este proceso revolucionario que nos quiere llevar a un globalismo materialista, esclavizador, capitalista-comunista y negador de la dignidad humana. Sólo tenemos un faro: la Tradición multisecular de la Iglesia y de nuestra Patria. Se acabaron los tiempos de las medias tintas y los males menores; de las demagogias democratistas y de los consensos con el Mundo. El que no quiera verlo está ciego. Por eso creo firmemente que de Cataluña puede salir un movimiento social y espiritual muy potente. No en vano nos hemos curtido en la lucha contra los enemigos de España y conocemos bien sus tretas. También sabemos que el mayor enemigo de la Patria está sentado en una poltrona de Madrid, no en Cataluña. Por eso, repito, este acto de todo el tradicionalismo catalán ha de ser un ejemplo para toda España.

¿Por último, que mensaje quieren hacer llegar al Abat de Montserrat?

Nuestro juicio, denuncia y petición de la restauración del Monumento ha quedado recogido en el manifiesto titulado: “La Moreneta llora por sus requetés” que fue leído en catalán por una entusiasta Margarita. Es un manifiesto unitario contundente donde recordamos los graves deberes de la comunidad benedictina hacia aquellos que ofrendaron sus vidas por la religión. También recordamos que el tristemente famoso Abad Escarré, prometió que la comunidad custodiaría perpetuamente sus restos. O que a aquellos que nos acusan de mezclar religión y política, son los que escondieron en la Abadía a los asesinos de Joaquín Viola, a terroristas, a marxistas que pretendían destruir la Iglesia católica o que albergaron el nacimiento del nefasto partido de Jordi Pujol. Son a estos a los que les molesta un monumento al requeté. Por último, en el manifiesto, pedimos la restauración del Monumento, que ni siquiera es propiedad de la Abadía. Este acto significa un punto de inflexión, nosotros ya no tenemos nada que perder.

Por Javier Navascués

3 comentarios

  
pedro de Madrid
Cataluña es una de las regiones de España donde, creo que debido a su industrialización, con mayor abundancia de anarcosocialistas, más se ha descristianizado España, hará como unos 20 o 25 años presencié en una playa pública de Tarragona como varones tomaban el sol completamente desnudos, indicando esto que esas personas carecian por completo de moral cristiana, desconocían el pudor. No pisaban la iglesia
30/01/22 10:33 AM
  
El gato con botas
Mientras se devuelve la figura del requeté herido, os recuerdo la existencia de un chisme baratísimo y muy eficaz llamado spray que la izquierda sabe manejar de escándalo. En todo lugar donde se asesinó a inocentes catalanes por su fé se hace una pintada recordándolo. Así, sin más, con o sin plantilla. Hay que difundir la verdad entre las nuevas generaciones de catalanes que, estoy seguro, lo desconocen.
En la foto se ven unas 150 o 200 personas: a una pintada semanal, no veáis como ponéis Cataluña.
30/01/22 9:08 PM
  
hugo barona becerra
El problema no es que los comunistas, o socialistas, o lo que les de la gana decir que son, destruyan un monumento. EL PROBLEMA ES QUE UNOS MONJES BENEDICTINOS ACEPTEN ESO. ¿Acaso son comunistas, socialistas, ateos? Viven de la religión pero no se inmutan moralmente cuando la traicionan
31/01/22 1:51 AM

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29.01.22

Entrevista a José María Alsina con motivo del acto más importante del centenario de la librería Balmes

José María Alsina es padre y abuelo con 8 hijos y 25 nietos. Profesor titular de Filosofía Política de la Universidad de Barcelona durante 40 años y rector honorario de la Universidad Abat Oliba CEU de Barcelona. Actualmente imparte cursos en el Instituto Santo Tomás de la Institución Balmesiana de Barcelona, es Presidente nacional de Schola Cordis Iesu y redactor de la revista Cristiandad.Ha sido hasta ahora el máximo responsable de la librería Balmes. Dará el relevo a partir de febrero a Jorge Soley.

Para conmemorar el centenario de la librería Balmes, el martes 1 de febrero, en el salón de actos de la Balmesiana, tendrá lugar una mesa redonda, con diferentes expertos del mundo académico y editorial, que girará en torno a la pregunta: ¿se puede educar sin lectura?

¿Por qué decidieron hacer una mesa redonda para conmemorar el centenario de la librería Balmes?

Era una oportunidad para incidir en una cuestión de gran importancia dada la situación de una sociedad completamente escolarizada y sin embargo con un déficit de criterio muy manifiesto. Una de las causas es la falta de buena lectura, que nos invite a la reflexión y al descubrimiento de la verdad.

Interesante la pregunta que se plantea. ¿Se puede educar sin lectura?

Unos de los aspectos principales del proceso educativo es el perfeccionamiento, de nuestras facultades intelectuales. Para ello es necesario pensar y la lectura es una actividad esencial para ello. Actualmente como consecuencia de un uso inadecuado y abusivo de la tecnología se ha perdido el hábito de una lectura reflexiva y provechosa. Por tanto la conclusión es clara y es la respuesta a la pregunta que planteamos: Desde el aspecto educativo intelectual sino pensamos nuestra inteligencia se atrofia y para que se desarrolle hay que leer.

Aunque obviamente, no vale cualquier lectura y en la librería Balmes cuidan mucho la ortodoxia de los libros.

Como ocurre en tantas cosas en la vida lo bueno se puede utilizar para el mal y entonces las consecuencias son funestas. La razón de ser de una librería católica, como ha pretendido serlo la librería Balmes, siempre, desde su fundación, por el sacerdote benemérito Mn. Eduald Serra, es poner al alcance de los posibles lectores libros que ayuden a su formación cristiana y a su vida espiritual. Un buen libro tiene que dejar una huella importante en tu forma de pensar, de ver la realidad, y de vivir tu fe.

¿Han hecho algún acto más para conmemorar el centenario?

Este acto del próximo día 1de febrero será el acto público de mayor relevancia, también fue importante la concesión y entrega del premio Boixareu Ginesta a la mejor librería del año por parte del Gremio nacional de editores y libreros y este aniversario estuvo precedido por una renovación de la pagina web que ha permitido una proyección internacional de la librería en los países de habla española.

¿Qué balance hace de estos años en los que usted estuvo al frente de la librería? ¿Es estimulante ver que la librería, un siglo después, sigue cumpliendo la función para la que fue creada?

Yo he estado poco tiempo como responsable directo de la librería, si que he seguido de cerca su desarrollo desde que la Fundación Ramón Orlandis se hizo cargo de ella ya que he sido socio fundador de esta Fundación. Desde esta perspectiva puedo decir con gran satisfacción que en tiempos de dificultades y de cambios la librería ha continuado fiel a la tarea encomendada por su fundador. Hace 100 años había un gran número de librerías religiosas en Barcelona, todas aquellas han desaparecido y hoy es la única librería religiosa en nuestra ciudad no perteneciente a una orden religiosa. Me parece que esto es fruto de nuestra fidelidad a sus orígenes que Dios la ha bendecido.

¿Cuáles son los recuerdos más satisfactorios?

Durante estos últimos años que me he responsabilizado de la librería, además de poder comprobar el entusiasmo y profesionalidad de las personas que trabajan en ella, artífices de su continuidad, recibir el agradecimiento muchas veces repetido por haber aconsejado la compra y lectura de buen libro. Esta que es la función de un librero, veía que se estaba cumpliendo, logrando así el fin apostólico de la librería.

¿Le da pena dejar la primera línea de un sitio tan querido para usted? Jorge Soley, tomará el relevo, una persona de confianza, muy capaz y con gran experiencia…

No, al ver que el relevo significa continuidad en una tarea emprendida ya hace 100 años. Además al entregar la antorcha del relevo a una persona como Jorge Soley tan ligado profesionalmente al mundo del libro, con su buen criterio comprobado frecuentemente por los lectores de InfoCatólica, la satisfacción es plena. Estoy seguro que esta renovación en las responsabilidades de la librería Balmes son augurio de un futuro mejor y mas fecundo. Esto es lo que deseamos, confiamos y pedimos a los Corazones de Jesús y María y a San José.

Por Javier Navascués

2 comentarios

  
Anma
Felicidades por este centenario , que sean 100 más y los que Dios quiera. Muchas gracias a todos los profesionales de esta gran librería. ¡Soy cliente de ella y es estupenda. Un auténtico regalo de Dios!
30/01/22 11:27 PM
  
Pub
Desde niño he alimentado mi espíritu con los sabios, santos y fieles libros de esta librería a la tradición católica. Enhorabuena por el centenario..
31/01/22 12:52 AM

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