18.01.24

Javier de Navascués reflexiona sobre su libro Aventureros del Nuevo Mundo

Javier de Navascués es catedrático de Literatura Hispanoamericana en la Universidad de Navarra, y ha impartido clases y conferencias en universidades de Europa y América. Es autor de una veintena de libros y más de doscientos de artículos y capítulos de libro sobre la cultura y la literatura de Hispanoamérica.

¿Por qué decidió escribir un libro titulado Aventureros del Nuevo Mundo?

Me pareció que hacía falta un libro que, lejos de polémicas y leyendas, contara con relatos claros y documentados las vidas individuales de una treintena de personajes significativos de un periodo poco conocido para el gran público. Se habla mucho del Descubrimiento y la conquista, pero no se sabe tanto del tiempo real de dominio español en el Nuevo Mundo. Es un periodo histórico de 300 años, un siglo más que el que llevan las repúblicas hispanoamericanas siendo independientes. Se trata de una época fascinante y compleja por la que pasan “aventureros” muy variados, no solo exploradores y militares, sino también virreyes, misioneros, esclavos, campesinos, caciques, monjas, escritores, pícaros, científicos, pintores, etc. Me han interesado los destinos de hombres y mujeres, españoles, negros, indígenas, mestizos, etc. Solo desde esa variedad es posible empezar a comprender una época tan rica.

¿Por qué además de dibujar las pinceladas lumínicas de los héroes no podemos olvidarnos de los tonos tenebrosos de los villanos?

Ningún proceso histórico que se extienda en la historia tanto tiempo puede ser blanco o negro de forma absoluta. Ciertamente el vasto corpus jurídico que se tejió en torno a las Indias estaba encaminado a establecer una sociedad justa, pero ¿quién ha dicho que las regulaciones se cumplen por el hecho de legislarse? El imperio español, como cualquier otra sociedad humana, no era una excepción.

El proyecto de instaurar la cristiandad en América impulsó la conquista y evangelización y ciertamente se logró. ¿Hasta qué punto fue beneficioso el cristianismo para los nativos?

Es una pregunta sustancial. Algunos aspectos de ciertas culturas precolombinas, como el canibalismo o la poligamia, se proscribieron en un plazo más rápido. Pero la evangelización real fue un proceso mucho más largo del que suponemos. Una conquista militar puede erigir espléndidos edificios a partir de las ruinas de los antiguos. Puede transformar con un poco más de tiempo mapas, leyes, instituciones. Pero darle la vuelta al modo de pensar y de sentir la relación de una sociedad humana con el misterio de las cosas, la muerte y el más allá, es tarea de mucho más tiempo. Por eso los misioneros vieron la enorme dificultad de trasladar las exigencias del nuevo credo. No pocos religiosos denunciaron que sus fieles continuaban apegados a las tradiciones anteriores.

¿Cómo explicar que la Virgen y los santos no eran dioses, sino seres humanos a los que uno se dirige como intercesores ante el dios cristiano? ¿Qué diferencia hay entre venerar y adorar, entre pedir protección a un poderoso difunto y rezarle al Dios del que dependen todos, incluidos los santos y la Virgen? ¿Por qué la madre de Dios no era una diosa, sino una mujer de carne y hueso? Algunos misioneros se desgañitaban tratando de hacer entender estas distinciones y otros directamente pasaban del asunto. Lo que parece claro es que las poblaciones fueron sumándose poco a poco a las celebraciones cristianas y, lo que fue más importante, algunas devociones arraigaron profundamente y plantaron la idea de una divinidad próxima, humanizada y misericordiosa.

Además del desarrollo espiritual, ¿Cuáles fueron los principales avances en el plano material? ¿Cómo afectaron a la población indígena estos adelantos?

Por supuesto la llegada de los europeos trajo avances muy variados desde la rueda a la escritura alfabética pasando por la industria metalúrgica o el empleo del caballo. Una red de infraestructuras relacionó a lo largo de tres siglos espacios incomunicados en el continente: puentes, caminos, rutas fluviales o marítimas. En zonas donde las culturas amerindias eran nómadas, o seminómadas, y tenían una economía de subsistencia, las misiones introdujeron adelantos que hacían la vida cotidiana más sencilla. Es un caso notable el de las reducciones jesuíticas del Paraguay, que establecieron alianzas con los pueblos guaraníes y les enseñaron técnicas de cultivo para alimentos de su propia dieta que hasta entonces solo se recolectaban. Pero no solo se transformó América.

El contacto entre los dos mundos, además, implicó muchos cambios en nuestra perspectiva del mundo. Por ceñirnos al plano material, que es el de la pregunta, ciertas especies medicinales conocidas en América por los indígenas, como la quina, se aplicaron con éxito en Europa. De ahí viene nada menos que la quinina. Y lo mismo se puede decir de las comidas y las bebidas. La alimentación en América se enriqueció con un gran número de ganado y especies trasplantadas allí: un inmenso número de plantas, legumbres y verduras. Y, a su vez, ¿qué sería de nuestro día a día español sin la patata, el maíz, el tomate… o el chocolate? Una revolución alimentaria modificó la dieta, y, por ende, la salud, de los habitantes de Europa y América.

Sin embargo es lógico, que dada la condición humana, muchos en vez de buscar solo ese noble ideal tuviesen intereses más terrenos. La avaricia y la lujuria siempre han tentado al ser humano…¿Fueron muchos los atropellos a este respecto?

Todos los atropellos que podamos imaginar en millones de personas que pueblan un continente a lo largo de tres siglos. Basta acudir a las crónicas o a la ingente información almacenada en el Archivo de Indias de Sevilla. Cuando fijas tu atención en las biografías individuales, te das cuenta de cómo las miserias y debilidades operan dentro de cada sujeto y afectan al resto de la sociedad. Por supuesto esto se denunció muchas veces. No es que los españoles de entonces se dejaran seducir por la leyenda negra y pensaran que su imperio era un error: es que bastaba con tener algún espíritu crítico, como el que ahora gastamos con los políticos. Un ejemplo entre cientos: el mercader de libros Diego Mexía, sevillano radicado en la Audiencia de Charcas, escribió a un amigo una epístola en verso, en la que le manifestaba su preocupación porque “está sordo el pueblo español y pecando”, de modo que “no advierte que el que puso a los indianos/ reinos en su poder [Dios] con su potencia/ se los puede quitar de las manos”. Según el poeta, grandes avisos habían revelado que Dios no estaba contento con lo que hacían los españoles: diluvios, tsunamis, erupciones volcánicas.

Una de las grandes reclamaciones se organizó en torno a las encomiendas, un sistema con buena intención, pero muy poco justo en su puesta en marcha. Las quejas de indígenas, religiosos y hombres de buena voluntad en general, fueron muchísimas. Por otro lado, la administración era intrínsecamente corrupta. Cada vez que llegaba desde España un nuevo virrey, tenía una red clientelar a la que colocar y otra, la del virrey saliente, a la que buscarle empleo. Una de las grandes figuras de mi libro, Juan de Palafox, virrey de Nueva España y arzobispo de Puebla, combatió infatigablemente, pero en vano, la corrupción de los cargos administrativos ocupados por españoles.

¿A qué atribuye que el mestizaje, el cruce de razas entre españoles y los nativos americanos, apenas haya tenido parangón en la historia?

Antes de responder a la pregunta, tengo que decir que el cruce de razas no se dio solo entre naturales y españoles, sino también con los africanos. El número de esclavos, o descendientes libres de esclavos, llegó a ser muy notable, incluso en ciudades como Lima donde llegaron a componer un número altísimo de su población, como se ve en los censos del siglo XVII. Por tanto, los cruces se dan entre gentes de Europa, África y América, y de ahí surgen diversas categorías de mestizos: mulatos, zambos, castizos, etc.

Hecha esta precisión, el mestizaje es consecuencia de la misma condición del imperio, que se planteaba como la fundación de un orden nuevo en una tierra nueva. Este impulso tiene mucho de utópico en el sentido que le da Santo Tomás Moro cuando inventa el término: “Utopía” sería un espacio aislado y una sociedad perfectas regidas por normas derivadas de la ley natural. En ese espacio convivirían los hombres en armonía. Por eso el imperio español funda ciudades en su comienzo en las que se mezclan inevitablemente las etnias. Además, el proyecto evangelizador plantea la inclusión de las poblaciones indígenas en el sistema. Esto no quiere decir que el mestizaje fuera un resultado querido por las autoridades.

De hecho, en pleno siglo XVI era bastante común que los españoles no quisieran reconocer a los hijos habidos en uniones con mujeres indígenas. Ahí está, entre muchísimos ejemplos, el caso famoso de uno de los mayores escritores del Siglo de Oro, el Inca Garcilaso de la Vega. Con todo, la realidad fue imponiéndose poco a poco y para el siglo XVIII la mayoría de la población podía ya ser mestiza, como se advierte en las “pinturas de castas” de Miguel Cabrera otro de los personajes del libro. Y así, el mestizaje es un aspecto que distingue al imperio español de otros imperios europeos de su época, en especial del británico, que se despreocupó absolutamente de los pueblos americanos que encontró a su paso, cuando no los fue empujando hacia el oeste de América del Norte. “Los españoles fundaron ciudades y los ingleses clubes”, recuerda con frase brillante Felipe Fernández-Armesto.

¿Por qué la conquista de América no se puede explicar sin entender que muchos pueblos indígenas aprovecharon la ayuda de los españoles para liberarse de sus opresores?

España carecía de un potencial demográfico, económico y militar suficiente como para emprender una conquista de esa magnitud. Era necesaria la alianza con otros pueblos dentro de América, lo cual resulta bastante lógico. Imaginemos por un momento el caso opuesto. Si los naturales de América hubieran entrado en Europa del siglo XVI con intención de conquistarla, hubieran encontrado un continente dividido por las disputas entre franceses, españoles, ingleses… Así que los españoles se dieron cuenta que podían aprovechar las divisiones que encontraron, ya que el mundo americano no era un bloque uniforme. El hecho fue que se establecieron alianzas con las élites enemigas de los pueblos hegemónicos (me refiero, sobre todo, a los casos azteca e inca). Después de la conquista los pueblos que colaboraron con los españoles reclamaron su parte del botín. Este proceso no se hizo sin dificultades, como cuento en las vidas del virrey Francisco de Toledo o el cronista indígena Felipe Huamán Poma de Ayala.

Si tuviese que destacar una heroicidad y una villanía. ¿Cuáles elegiría?

Tenemos una idea vistosa de la heroicidad, con muchas batallas por medio y largas caminatas por selvas y desiertos. Es la que pueden representar las mujeres conquistadoras con las que arranca el libro (María de Estrada e Inés Suarez), o las de arrojados militares como Blas de Lezo. También hay otro tipo de heroicidades relacionadas con la evangelización. Es el caso fascinante, por ejemplo, del jesuita Antonio Ruiz de Montoya, que organiza un éxodo de miles de personas por la selva para salvarlas de los traficantes de esclavos portugueses. Sin embargo, yo prefiero quedarme con otra heroicidad más compleja y profunda, que es la del individuo que lucha contra sí mismo y contra las injusticias del mundo. Después de escribir el libro, creo que sigue pareciéndome Juan de Palafox uno de los grandes olvidados de nuestra historia. Lo fue todo: virrey, arzobispo, visitador general, juez, gobernador… Su honradez le ganó miles de admiradores y unos cuantos enemigos. Hoy en día se le recuerda por haber creado la primera biblioteca pública de América con la donación de miles de libros de su propiedad, pero es un personaje enorme con muchos otros elementos que vale la pena descubrir.

Y mi villano por excelencia, sin duda, no es un español (y eso que los hay muy canallas), sino Thomas Gage, un religioso inglés que pasa varios años en Nueva España y, cuando regresa a Gran Bretaña, cuelga los hábitos y apostata: primero se hace anglicano y después puritano. Como delator manda a la horca a varios jesuitas, algunos de ellos mártires de la Iglesia. Siempre con la idea de hacer méritos delante de Oliver Cromwell, escribe una crónica tan amena como disparatada sobre sus andanzas en Nueva España. Gage escribe muy bien, es muy pintoresco todo lo que cuenta, pero es un hijo de su tiempo y de la leyenda negra. En su libro trata de justificarse por su pasado católico y da información sobre las posibles debilidades del imperio español en México y el Caribe, ya que su propósito es animar a los ingleses a invadirlo.

¿Cómo enriquece su libro la vastísima literatura que hay al respecto y por qué recomendaría leerlo?

He querido situarme lejos de comparaciones y polémicas generalizantes para tratar las vidas reales de individuos que vivieron un periodo excepcional. A muchos les pasan cosas tan sorprendentes que quizá podemos sentir que sus existencias son diferentes de las nuestras. Y lo fueron ciertamente, pero he intentado que el lector de hoy se ponga en su lugar y los comprenda. Ese, creo, debería ser el camino del historiador o del biógrafo: intentar conocer el mundo y a las personas mediante la comprensión de sus motivos o sus contradicciones. Y es lo que he tratado de hacer con un tono fresco y entretenido, con su punto de humor, que tanta falta hace. Los lectores dirán si lo he conseguido.

Por Javier Navascués

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17.01.24

Cynthia García Egea habla de su libro El Escultor de Almas, novela inspirada en su experiencia eucarística

Cynthia García Egea. Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales. Máster en Gestión Bancaria. Máster en Formación del Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Idiomas. Máster en Ciencias del Matrimonio y Familia por el Pontificio Instituto Juan Pablo II para el Matrimonio y la Familia. Mediadora familiar. Trabajó veinte años en banca y desde el año 2016 se encuentra al servicio de la Nueva Evangelización. Evangeliza en redes sociales; en Facebook con: «Cynthia GE». Instagram con: «@idiomactivo» y en X con: @CynthiaGEgea.

Es conocida por su labor como voluntaria en Radio María España, donde dirige el programa mensual: «Amaos». En 2021 inauguró, como coordinadora, el Ciclo “Literatura y Fe” de la Semana Internacional de las Letras de la Región de Murcia, EXLIBRIS. Este año ha comenzado con una columna de “Literatura y Fe”quincenal para el programa «El hombre de hoy y Dios» de Radio María España.

Su primera novela testimonial: «El Escultor de Almas», es una novela única que saca a la luz evidencias eucarísticas reales y recientes nunca dadas a conocer hasta ahora. La autora está escribiendo su segundo libro que espera presentar este año y ha comenzado a colaborar semanalmente con Radio San Giovani – La Radio Eucarística.

¿Por qué decidió escribir una novela, cuyo trasfondo es el amor a la Eucaristía?

En la Epifanía del año 2015, estando en el Santuario Diocesano de la Divina Misericordia de Murcia, una mujer me habló de los testimonios eucarísticos reales que se habían recogido durante años en la Capilla de la Adoración Eucarística Perpetua.

De inmediato prendió la chispa. Tanto, que lo hablé con el sacerdote que estaba entonces con nosotros. «He pensado pedir permiso para leer esos testimonios. Quizás pueda recopilarlos en un libro». Al sacerdote le pareció muy buena idea. La chispa se hizo llama, avivada por mi propio testimonio eucarístico sucedido un año antes. Sin embargo, no fue hasta el año 2020 que la divina Providencia favoreció que se escribiesen bajo el género literario de novela testimonial.

¿Por qué el título de El Escultor de Almas?

Invocamos al Espíritu Santo para que nos inspirase un buen título y comenzamos una lluvia de ideas en voz alta. En cuanto se dijo: «El Escultor de Almas», lo supimos. Era una certeza. Tiempo después, finiquitando la edición del libro, un amigo me aseguró que había descubierto unas revelaciones privadas de Nuestro Señor a una monja, la hermana sor María Efrén. Constaban en su Diario con fecha 20 de febrero de 1954.

Nos quedamos de piedra. El Señor decía: «Yo soy el Gran Escultor de las almas. Con el martillo y el cincel las moldeo para que glorifiquen a mi Padre con su belleza y perfección. Sed flexibles en mis manos. Así seréis esculpidos a Mi imagen y semejanza». La incluí en el libro, bajo la dedicatoria. No creo en la casualidad.

Es curioso que la protagonista es Clara, pero no está claro cuanto hay en Clara de usted…

Ja, Ja, Ja. No, no está claro y ha sido divertido. El corazón me pedía compartir mucho mío; pues estaba segura de que no lo había recibido solo para mí. Esto incluía mi propio testimonio y algunas experiencias, como las vividas en Polonia y ante el Santísimo Sacramento. De hecho, después de hacerlo, mi alma quedó en una profunda paz. Era algo que tenía que dar. Nunca pretendí escribir mi biografía (que no es lo importante), sino sobre la presencia viva de Jesús en la Eucaristía. Un hecho real que te cambia la vida. No tenía derecho a quedarme este conocimiento solo para mí. Depositar mi testimonio en Clara fue liberador, y compartir el de otros personajes que se entrecruzan en su vida, también con testimonios reales, enriquecía el libro, daba toda la gloria a Dios Nuestro Señor y era valioso para las almas lectoras.

En cualquier caso, Clara es un alma enamorada de Jesús Sacramentado y ese amor lo irradia allí donde pasa…

Sí. Clara es un alma enamorada y son los enamorados los que enamoran. Una persona puede tener mayor o menor fe, ser escéptica o incluso contraria, pero es muy difícil que Clara le deje indiferente. He recibido muy buenas críticas literarias incluso de personas alejadas de la fe. Y eso es un regalo. Deja huella.

Un amor crucificado, pues Clara tiene una salud muy delicada, que le hace entregarse por completo en manos de Dios y estar disponible en un fiat perpetuo a imitación de María…

Clara no es una muchacha perfecta y eso es lo que le hace grande. Es consciente de que necesita cuidar la Comunión y la Adoración Eucarística para vivir más allá de sus límites humanos, liberarse de sus miedos y abandonarse en confianza. Vivir la cruz, como ella, con un sentido en el amor, te abre a un encuentro con el crucificado, quien vino, no a por los sanos, sino a por los enfermos, no a por los justos, sino a por los pecadores.

¿Los testimonios que salen en el libro son reales? ¿Cuáles le ayudaron a usted más?

Sí, son reales. La mayoría fueron depositados en la Capilla de la Adoración Eucarística Perpetua y entrevisté a otras personas. Me resulta difícil decantarme por uno solo, porque cada testimonio ha dejado un poso grande y único en mi alma. Es en el abanico de flores que Dios nos da a través de ellos, que nos acercan a conocerle más a Él mismo. Grande, bello, majestuoso, omnipotente y omnisciente. ¡Es una gozada! Conocer sus maravillas y proclamarlas, ensancha el alma de gratitud y amor.

Aunque no se pueden comparar con la experiencia personal con el Señor…

El testimonio de otros es una llamada espectacular, pero no pasaría de ser un relato asombroso si no fuera porque nos afecta a nosotros. Ningún testimonio de nadie sobre la tierra, por magnífico que sea, se podrá igualar a la vivencia y experiencia propia. La mayor historia de Amor que podrás tener en tu vida depende de este encuentro. Nadie lo va a tener por ti. La vida es breve; o la vives o te la pierdes, no hay otra opción. La llave que abre la puerta a las bendiciones de Dios es la adoración; obediencia en la humildad. «Me encontraréis cuando me busquéis de todo corazón». (Jeremías 29,13). «Buscad y encontraréis; llamad y se os abrirá». (Mateo 7,7). San Agustín lo expresa muy bien: «Enamorarse de Dios es el más grande de los romances, buscarlo; la mayor de las aventuras, encontrarlo; la mayor de las realizaciones».

Se nota que escribe sobre lo que ha vivido, pero lo entrelaza muy bien con la ficción en una trama muy amena… ¿Cuál es el secreto para poder enganchar al lector desde el primer momento hasta el final?

Sí, me dicen que su lectura engancha y que no pueden soltar el libro. Mi único secreto cuando escribo es la honestidad conmigo misma; primero me tiene que enganchar a mí. Tengo que disfrutar con la trama, divertirme, aprender y que la misma me inspire.

Hace viajar a la protagonista a Polonia, un lugar que usted conoce bien, en donde hay movimientos muy potentes de gente entregada a Dios…

Sí. En el año 2016 estuve viviendo un mes en Polonia, invitada por el P. Mieczyslaw Piotrowski fundador de la revista «Amaos» y del «Movimiento de los Corazones Puros». Coincidió con la Jornada Mundial de la Juventud en Cracovia donde, con el Santo Padre, visitamos el Santuario Mundial de la Divina Misericordia. Allí está la tumba de la gran apóstol de la Misericordia, Santa Faustina Kowalska. Seis años después, esta experiencia se unía a Clara para renacer en «El Escultor de Almas».

¿Cómo puede ayudar el libro a enamorarse del Señor y a anhelar la búsqueda incesante de Jesús Sacramentado, como el ciervo herido busca la fuente?

El ser humano necesita a Dios porque fuimos creados para Él. Este es el mayor hallazgo de la humanidad. El anhelo de Dios existe en nosotros, pero al desconocer la Fuente de Amor capaz de calmar nuestra sed terrena y eterna, el hombre y la mujer beben del agua sucia de los deseos mundanos, distracciones, adicciones, y de la satisfacción de egoísmos. Lo que nos hace sentir bien, pero es insuficiente y, a veces, incluso dañino. La Belleza, el Bien y la Verdad nos hablan de Dios.

El corazón descansa solo en Él. Y este libro favorece ese encuentro; nos ayuda a entender mejor esto; el primer Mandamiento de la Ley del Amor de Dios. La lectura se hace diálogo interno que se transforma en oración, al tiempo que se viaja con el alma.

También hay varios aspectos humanos a destacar como la amistad católica, ese café íntimo entre buenas amistades afincadas en Dios e igualmente es muy entrañable el apoyo que encuentra Clara en su hermano Fran, en los momentos más cotidianos…

La amistad más espiritual en Cristo o amistad católica, por sus raíces, es distinta de la superficial o amistad mundana. Nuestros cuerpos son miembros del Cuerpo de Cristo, su Iglesia, donde su Espíritu Santo se une con nuestro espíritu y nos hace uno. Esto es algo impresionante. Nacemos de nuevo en el Espíritu. Jesús nos dice: «A vino nuevo, odres nuevos» (Mc 2,18-22). Esos «odres nuevos» somos nosotros, llamados a glorificar a Dios con nuestro cuerpo, convertido en templo del Espíritu Santo. Somos habitados. La calidad de los odres importa, porque si no morimos al «hombre viejo», el de sus propias ideas, “cumpli-mientos”, concupiscencias…, lo nuevo tira de lo viejo y se rompe. Se estropea el vino que nos trae Jesús y se pierde el hombre.

Cuando obedecemos la Palabra de Jesús – muy presente en la novela – somos odres nuevos y Él puede desbordar sobre nosotros el vino nuevo. Nos convierte en dones. Esto es perceptible en las relaciones de Clara con los distintos personajes.

Para finalizar se percibe que es un homenaje a Murcia, una preciosa ciudad, que en la historia tiene como epicentro la capilla de adoración…

En la Región de Murcia, la Diócesis es de Cartagena, mi ciudad natal. Allí viví hasta que me trasladé a Murcia para estudiar la carrera. Murcia es una ciudad que me sedujo por su alegría vibrante, su luz y su gente. Supe que me quedaría a vivir aquí, pero cómo imaginar que sería en esta ciudad donde el martes santo del año 2014, a las 19:30 horas, tendría un encuentro con el Dios Vivo durante una Consagración Eucarística. Tuvo lugar en la Catedral de Santa María; ya que está consagrada a la Reina del Cielo, a quien cada día me entrego. Si en Cartagena nací a la vida natural y, por el bautismo y comunión, a la vida sobrenatural, en Murcia me confirmé y nací a una vida de auténtica conversión, misión, vocación y pertenencia al Cielo. Me encanta Murcia. Para mi sorpresa, lectores que visitan la ciudad realizan lo que hemos comenzado a llamar «la ruta de El Escultor de almas».

Principalmente: Catedral, café de San José y Capilla de la Adoración Eucarística Perpetua. Pero también: el puente de la Virgen de los Peligros, río Segura, Paseo del Malecón, Ayuntamiento, soportales de la Catedral, plaza de la Cruz, Trapería, calle Saavedra Fajardo o la pequeña iglesia de los Pasos de Santiago. ¡Vengan a hacerla!

Por Javier Navascués

2 comentarios

  
Lucía Victoria
Enhorabuena por esta novela, que, a juzgar por cómo ha envuelto a su autora, seguro que será un instrumento de evangelización y conversión muy potente. En un mundo descristianizado como el que vivimos, seguramente nada mueva tanto los corazones hoy como el testimonio personal; quizás porque en el fondo nos falta fe y siempre nos resulta más fácil creer a los hombres que a la Palabra de Dios, que es Jesús en persona. Una persona que, cuando te colocas cara a cara en su presencia eucarística, te va transformando poco a poco, con una delicadeza y habilidad pasmosa, esculpiéndote a su imagen y semejanza. Es como el sol, un Sol de Justicia, que, lo quiera uno o no, cuando nos colocamos a tiro, nos da luz, nos proporciona calor, vitamina nuestros huesos para que no se anquilosen y crezcan, broncea nuestra piel, nos permite ver mejor, nos conforta... ¿quién da más?

¡Bendito y alabado sea Jesucristo en el Santísimo Sacramento del altar!
17/01/24 12:55 PM
  
María M.
Enhorabuena Cynthia!! Si el libro transmite como así lo haces en esta entrevista, debe ser una auténtica Joya. Mencionas aquí a diversos Santos y citas de La Palabra de Dios con un discernimiento que cala mucho. Ave Maria!!! Gracias!!!
18/01/24 8:17 AM

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16.01.24

José María Zavala: “Rebeca, estando enferma, hacía felices a los demás, crucificada por amor a Jesús”

José María Zavala es periodista, historiador, cineasta y autor de referencia de la divulgación histórica en España. Miembro de la Real Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España, es Caballero de la Orden de Calatrava La Vieja y está en posesión de la Cruz de Plata con distintivo rojo.

Colabora en el diario La Razón y con Iker Jiménez en Cuarto Milenio. Resultado de sus investigaciones en los archivos y en la documentación de la Casa de Borbón, ha publicado libros tan importantes como Dos infantes y un destinoLa maldición de los BorbonesBastardos y Borbones o Infantas. Otras de sus obras de referencia son: El Santo, la biografía del Padre Pío, El secreto mejor guardado de Fátima o Medjugorje, que han merecido numerosas reimpresiones.

Ha dirigido y escrito seis películas estrenadas con gran éxito en más de veinte países: El misterio del Padre Pío (2018), Renacidos (2019), Wojtyla. La investigación (2020), Amanece en Calcuta (2021), El Cielo no puede esperar (2023) y El latido del Cielo (2023).

Le entrevistamos en esta ocasión sobre su última película Un ángel llamado Rebeca, que está a punto de estrenarse.

¿Por qué decidió realizar esta nueva película sobre la sierva de Dios Rebeca?

Rebeca en realidad me buscó. Fue algo totalmente providencial cómo ella llegó a nuestra vida. Así actúa Dios. Al término de una charla sobre el Padre Pío apareció su madre Mari Rosi y su hermana Laura… Allí empezó todo.

¿Hasta que punto percibe una similitud entre su vida y la de Carlo Acutis?

Los dos eran jóvenes y muy devotos de la Eucaristía y de la Virgen María… Son “santos de la puerta de al lado", que nos enseñan que no hay que hacer cosas extraordinarias ni hacer el pino para aspirar a la santidad, sino que es necesario luchar cada día por cumplir la voluntad de Dios. Vivir la caridad con los demás y, en el caso de Rebeca, su marcada vocación de catequista, hasta el punto de estar dispuesta a enseñar a los niños a amar a Jesús estando en silla de ruedas ya al final de su enfermedad.

Repasando la historia de su vida se percibe mucha normalidad en todo…¿Por qué tenía fama de santa?

Rebeca era una chica normal con grandes dones: su bondad, su alegría, sus ganas de trasmitir el amor a Jesús. La gente sabía que ella estaba enferma, pero no veía en ella señal alguna de sufrimiento. Al contrario: daba una palabra de consuelo y regalaba una sonrisa pese a estar ella mucho peor que los demás.

¿Hasta que punto añade fuerza a la película el poder contar con dos filmaciones originales de la propia Rebeca?

La gran fuerza de la película consiste, entre otras cosas, en poder verla a ella misma durante muchos minutos, sin necesidad de recurrir a recreaciones o a ficcionarla. Disfrutar viéndola e incluso escuchar su propia voz. Gracias a que su padre adquirió una cámara de Super 8 en Panamá, a donde emigró para trabajar porque necesitaba dinero para mantener a su pobre familia, podemos ofrecer ahora en la película todo ese material gráfico y sonoro inédito.

Además de la presencia del obispo Munilla, tan querido en España, le da mucho peso la figura del postulador de su proceso de beatificación y de la religiosa que fue curada por su intercesión…

Monseñor Munilla se ha implicado en la película porque está convencido de que Rebeca es un modelo muy necesario hoy para los jóvenes y no tan jóvenes. Se llevó una inmensa alegría ya cuando, al tomar posesión de la nueva diócesis, se encontró con el proceso de beatificación de Rebeca en marcha.

La colaboración también de don José Cristóbal Moreno, vicepostulador de la causa, ha sido crucial para contar cosas de Rebeca que casi todo el mundo, excepto su familia, ignoraban. Por último, el milagro que se estudia en Roma para la beatificación de la Sierva de Dios es impresionante.

Curiosamente, la religiosa curada por la intercesión de Rebeca se llama Milagros y se puede decir con todo el rigor médico que volvió a nacer cuando su vida estaba en peligro y debían extirparle la mandíbula.

Igualmente el testimonio de su madre y sus tres hermanas le dan un toque muy cercano y entrañable…

Era fundamental el testimonio de su madre y de sus tres hermanas, quienes, gracias a Dios, tienen un papel muy relevante en la película al relatarnos todo lo más importante sobre Rebeca. Sin ellas habría sido imposible reconstruir su vida.

¿Hacen falta hoy en día más ángeles de carne y hueso, como Rebeca, que nos muestren el rostro de Dios?

Hoy en día, en pleno siglo veintiuno, hacen mucha falta ejemplos de vida como el de Rebeca. La Humanidad vive pensando en su “yo” y hay que salir de la zona de confort y ayudar a otras personas a que conozcan a Jesús y al Evangelio. Eso es precisamente lo que nos enseñan los santos y, si son jóvenes y del siglo veinte, pues los hace más cercanos.

¿Qué es lo que puede aportar el testimonio al hombre de hoy, contemporáneo de Rebeca?

Rebeca nos sirve de modelo para no quejarnos y pensar más en los demás. Es el paradigma de cómo se puede ser feliz haciendo felices a los demás, pese a estar tan enferma, de ser feliz en medio del sufrimiento, viviendo crucificada por amor a Jesús.

¿Qué es lo que más le ha ayudado a usted personalmente?

Me ha ayudado a valorar más la alegría que brota de la relación constante con Dios en la oración y los sacramentos. Una alegría que nada tiene que ver con sentimientos placenteros ni con lo material que te convierte en esclavo y te hace profundamente infeliz. La alegría que supone aceptar la voluntad de Dios aunque no coincida con la tuya.

¿Por qué merece la pena ver la película?

Puedo asegurar que nadie saldrá de la sala de cine como ha entrado después de ver “Un ángel llamado Rebeca", salvo que tenga un corazón de piedra. Hace unos días tuvieron oportunidad de verla varios académicos del cine español, algunos de ellos no creyentes, y aguantaron emocionados unos minutos en sus butacas sin despegar los labios…

Por Javier Navascués

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15.01.24

Mª Ángeles Almacellas habla de I Jornada de Análisis del Cine Católico que se celebra hoy en Madrid

Mª Ángeles Almacellas es directora de CinemaNet en Madrid y Vicepresidenta de SIGNIS-España. En esta entrevista analiza la I Jornada de Análisis del Cine Católico, que tendrá lugar hoy en Madrid, concretamente en el salón de actos de la Fundación CEU San Pablo.

¿Qué supone para ustedes organizar la I Jornada de Análisis del Cine Católico con directores, productores y distribuidores?

Se trata de una iniciativa pionera en España. Pensamos que un encuentro como este puede ser ocasión de reflexiones rigurosas sobre distintos aspectos de ese tipo de cine en España en la actualidad. Y solo eso ya sería muy bueno.

Pero, además, pretendemos poner en contacto a un buen número de directores, actores, productores, distribuidores… A partir de esas interrelaciones, pueden surgir sinergias y colaboraciones entre ellos. Muchos pequeños unidos pueden alcanzar la fuerza de los grandes.

¿Qué nos podría decir acerca del elenco de participantes?

En la «mesa redonda» estarán como ponentes Paula Ortiz, Pablo Moreno, Filomeno Martínez, Andrés Garrigó, Juan del Santo, Jesús García Sánchez Colomer, Pietro Ditano, José María Zavala y todavía pendiente de confirmación definitiva, Juan Manuel Cotelo.

En línea participarán también Lucía González Barandiarán y Paco Arango.

En la llamada Fila 0 de expertos, que entrarán en diálogo con los componentes de la mesa, muchos otros nombres de la industria del cine y críticos destacados, como Santos Blanco, Alfredo Panadero, Juan Jesús Cózar, Inés Zavala, Juan Carlos Londoño, Inmaculada Hoces, Juana Samanes, Juan Carlos Sánchez, Juan Orellana, Jerónimo José Martín…

Eso significa que contaremos con un elenco muy amplio de creadores de cine católico en España y también con críticos interesados en ese tipo de cine. O dicho de otro modo, críticos que no ignoran las películas de tipo religioso.

Hay que tener en cuenta que junto a CinemaNet, en en la organización del evento están también Signis-España, la Fundación cultural Cardenal Herrera Oria y el Observatorio Religioso del Instituto de Estudios de la Democracia del CEU. Es decir, son cuatro importantes vectores para hacer avanzar el interés porque ese ámbito de la cultura cinematográfica no quede silenciado.

¿Qué temas principales abordarán en las jornadas?

Son unas jornadas abiertas. Por tanto, se tratará de cualquier tema relacionado con el cine católico que consideren los ponentes.

Pero está claro que se hablará del desarrollo y expansión que ha tenido este tipo de cine en los últimos años y sus aspectos positivos y negativos, de su calidad cinematográfica, de posibles nuevas orientaciones, de colaboración entre productoras, etc.

¿Qué nos puede decir acerca de la calidad del cine católico actual?

No es fácil responder de forma tajante a esta pregunta, porque hay de todo, películas muy buenas, otras no tanto, algunas muy flojitas. Digamos que esto es lo normal en cualquier género cinematográfico. Pero, en todo caso, será bueno revisarlo y analizarlo, con vistas a mejorar la calidad.

Además, hay un detalle muy curioso, y es que muchísimo cine religioso que se está produciendo en España en este momento es cine documental. Hay que plantearse hacer más ficción. Llega a muchísima más gente.

¿Cuáles son las principales dificultades para introducirse en un mercado cada vez más competitivo?

El mundo del audiovisual es complejo, difícil, dominado en gran parte por majors, y por las grandes plataformas. No es fácil penetrar. Por ello, en primer lugar, es necesario aportar calidad, en segundo lugar poder sumar energías y colaboración para que las empresas tengan mucho mayor volumen y, en consecuencia, muchos más recursos, y, por tanto, mayor capacidad de acción, más publicidad, etc.

¿Por qué es tan difícil que este tipo de cine encuentre financiación?

Por lo mismo que no tenemos potentes editoriales de libros cuya base sean principios católicos, o cadenas de periódicos y de televisiones. Por otra parte, nuestras entidades (y en ellas incluyo a la propia Asociación CinemaNet) no pasamos de ser organizaciones pequeñas con escasos recursos.

Una gran parte de los cristianos, y en concreto personas que disponen de recursos económicos significativos, no se han dado cuenta, o no quieren darse, que estamos en una gran batalla cultural. La mayor parte del mundo no está en línea con principios cristianos. Luchamos a contracorriente. Y para ganar esta batalla hacen falta algunas cosas, pero también dinero. Poner dinero en las televisiones, en el cine, en las entidades sociales y culturales, en los medios de comunicación, en el teatro, en las editoriales, etc.

¿Por qué de este tipo de películas no informan los grandes medios o si informan, no lo hacen con respeto y objetividad?

Como le decía, nadamos a contracorriente y no solo se nos ignora, sino que estamos sometidos a la «cultura de la cancelación», de silenciarte. Pasa con el cine, pero también con los libros, conferencias de personas relevantes que se silencian, actos destacados que no logran una línea en los periódicos, etc.

Le pongo un ejemplo. Grandes actividades en favor de la familia y de la vida no hallan eco en los medios. Y, sin embargo, vea lo que ocurre con cualquier asunto relacionado con los LGTBI+

Igualmente el cine católico es ninguneado en los grandes premios y festivales, como si no existiera…

En efecto, así es. Y este es un asunto que considero debería ser tratado en profundidad en esta jornada.

Para concluir, ¿por qué merece la pena asistir a la jornada?

Para quienes forman parte de la industria del cine, ya lo hemos comentado, pero para el público en general, es conveniente conocer cómo está el cine católico y con qué dificultades se enfrenta constantemente. Estamos hablando de algo tan serio como es la libertad, de algo tan serio como es tratar de imponernos a todos el pensamiento único. Si yo no fuera católica o no fuera creyente, también estaría en la primera línea de combate en defensa de la libertad.

Pero, además, los asistentes conocerán a los protagonistas de este cine en España, a la mayoría de los cuales no conocen o, por lo menos, no en persona. Y podrán hacer aportaciones para sacarlo adelante en bien de todos, porque el cine, el buen cine en general y el buen cine católico en particular, es un instrumento formativo de primer orden. El buen cine, cuando es veraz y auténtico, no es manipulador, no impone, sino que expone, se dirige a la sensibilidad y a la razón, es arte que deleita y, al mismo tiempo, proporciona elementos de juicio. En definitiva, permítame que me repita, se mueve en el ámbito de la libertad. Por eso los censores de nuestro tiempo quieren silenciarlo.

INSCRIPCIÓN:

https://www.cinemanet.info/2024/01/ya-puedes-inscribirte-al-curso-de-cine-el-cine-universidad-de-la-vida-la-experiencia-educativa/

Por Javier Navascués

2 comentarios

  
jandro
Ficción sin entrar en la bobaliconería
Es posible, Mel Gibson lo está haciendo
15/01/24 10:38 AM
  
martin
cine Cristiano, de calidad y fiel a la Historia, personas Humildes y Valientes para ofrecer su arte, a Dios Cristo

la vida de San Pablo, en mi opinión, sería una excelente temática

como se desprendió de su viejo yo, y como nació en San Pablo; como decidió servir a la Palabra; como lloró tantas noches, por Aquel Valiente muchacho que tanto defendió a Su Maestro, y fue muerto apedreado; como empleo sus conocimientos en Servir a Su Señor

cualquier Justo; San Juan María Vianney, San Martín de Porres, San Felipe Neri, San Padre Pío..., Merecen una película de calidad, bien realizada, con respeto y Fe a Cristo
15/01/24 11:40 PM

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13.01.24

La comunión de rodillas y en la boca, con espíritu de adoración, expiación, acción de gracias y petición

La paz, la justicia, el orden… solamente llegará a nuestras naciones, tanto en cuanto, se sometan a la Ley Divina de Dios. Jesucristo ha entregado su Espíritu y su Cuerpo en la Santa Hostia como Hostia Pura en sacrificio y Víctima al Padre. Luego, nosotros hemos de recibirle en la santa Comunión con igual espíritu de adoración, de expiación, de acción de gracias y de petición, y siempre se ha de recibir de RODILLAS y en la BOCA.

El P. Juan Manuel Rodríguez de la Rosa profundiza en estas ideas.

5 comentarios

  
Miguel García Cinto
El sacerdote en la consagración del pan y el vino, obra In Persona Chisti, es por lo tanto en ese momento, solamente inferior a Cristo, pero superior al resto de oyentes.
13/01/24 11:20 AM
  
Farias
Estimado Señor, yo comulgo en la boca luego de tomar la hostia con la mano, y no me arrodillo antes de comulgar.

Eso no significa ni más ni menos piedad.

No hagamos divisiones entre los católicos, porque esas divisiones son odiosas y no queridas por Dios. No hay comuniones mejores o peores por los gestos y formas exteriores, en la medida que sean permitidas por la Iglesia.

Durante varios siglos, los primeros, se comulgó en la mano.. Testimonio de ello son los innumerables textos de los Padres de la Iglesia.

El Libro del cardenal Bona. gran liturgista de Trento, lo detalla en el segundo tomo de sus dos extensos libros sobre la misa.

Saludos.
13/01/24 2:54 PM
  
Miguel García Cinto
Pio XII en la carta Encíclica Mediator Dei, decía que la liturgia de los tiempos pasados merece ser venerada sin ninguna duda; pero un uso antiguo por el mero hecho de su antigüedad no ha de ser considerado mas apto y mejor en sí mismo.
13/01/24 7:44 PM
  
María M.
Buen artículo, publicado con la mejor de las intenciones que es defender y promover el máximo respeto a Dios nuestro Señor. Eso no significa que muchos de nosotros, en ocasiones o siempre comulguemos así o de modo distinto. No entremos en confrontaciones. Debemos quedarnos con el buen fondo en la intención de este mensaje y en conciencia cada uno actúe.....No está la iglesia como para que nos dividamos los que aquí somos ya una Familia....Ave María!!
14/01/24 10:52 AM
  
JSP
1. Dios se entrega como verdadero Bebé, fuera de Sí.
2. Dios se entrega como verdadero Hombre en la Santa Cruz, como Víctima inocente, Agnus Dei, Oblación en Sacrificio perfecto a Dios, se entrega a Sí mismo como verdadero Hombre sin pecado original y personal por la expiación, redención y salvación del género humano caído.
3. Dios celebra como verdadero Hombre Sacerdote la acción de gracias por todo el culto, latría y sacrificio debido a Dios.
4. Santa Eucaristía anticipo del Sacrificio eterno en las Sagradas Formas para Su familia sagrada.
5. Familia consagrada por la Eucaristía y por el Orden sacerdotal.
6. Orden sacerdotal para velar por Cristo-Eucaristía y Su Cuerpo místico.
7. Sacramento del Orden para poder creer, celebrar, vivir, tocar y administrar la Divinidad del Cuerpo de Jesucristo. Jesús Sacramentado en Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad que celebra como Sacerdote único y eterno el único Sacrificio eterno de Oblación perfecta al Padre para nuestra regeneración en la santidad del Cielo. Y nosotros, ordenados y no ordenados, los que tienen las manos consagradas para tocar lo Sagrado poniéndolas en manos no consagras, ya hasta en pecado mortal, y los que no tienen las manos consagradas exigiendo presunción y soberbia para tocar lo sagrado sin culto debido de latría arrodillándonos en obediencia al Todo que nos ha donado la existencia, el ser, el movimiento y la vida eterna resucitando nuestra carne.
14/01/24 2:40 PM

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