8.11.25

San José Gregorio Hernández, modelo de médico entregado a sus pacientes y a los más pobres

Entrevistamos a Jonathan A. García Nieves, presidente de la Sociedad Apostólica Dr. José Gregorio Hernández, sobre la vida y legado del santo.

¿Por qué San José Gregorio Hernández es un modelo de santidad para los seglares?

Los laicos o seglares tenemos un rol y misión propios en la Iglesia y en el mundo. Así nos lo enseña muy claramente el Concilio Vaticano II; y sobre ello nos dejó un gran legado doctrinal San Juan Pablo II con su Exhortación Apostólica Postsinodal Christifideles Laici de 1988.

Los seglares o laicos hemos de ser luz del mundo y sal de la tierra; hemos de llevar la luz de Cristo hasta los confines de la sociedad; impregnando con el mensaje evangélico todos los ámbitos de la vida social: la familia, el trabajo, la política, la economía, la cultura; entre tantos otros aspectos de la vida temporal.

En el santoral de la Iglesia contamos con un tesoro inmenso y maravilloso, lleno de vidas al servicio de la gloria de Dios; con múltiples y muy variados carismas y modelos de santidad. Pero, por ahora, son realmente pocos los modelos de santidad laical. Hasta hace relativamente poco en la Historia de la Iglesia, los laicos, en nuestro esfuerzo por la santidad, sólo encontrábamos modelos de santidad en la vida sacerdotal y religiosa; teniendo, así, que adaptar dichos modelos a las particularidades de nuestra condición secular. Lo cual estaba bien; pero no era lo ideal, ya que el modelo a seguir algunas veces generaba cierto grado de confusión en la visión y actitud laical: una cosa es la vida sacerdotal y religiosa y otra es la vida laical. La santidad es una llamada universal; pero la respuesta es distinta según la vocación, rol y misión particular que corresponde a cada condición en el Pueblo de Dios.

Ahora, con figuras como Carlo Acutis: un joven laico italiano que alcanzó la santidad siendo y haciendo lo que correspondía a un joven de su edad; y como el Dr. José Gregorio Hernández: un médico, profesor universitario, académico y científico venezolano, que también alcanzó la santidad según correspondía a su vocación en el mundo; tenemos vidas ejemplares en el ejercicio de las virtudes humanas y cristianas por las que puede alcanzarse la santidad, no siendo otra cosa que “lo que somos”.

Llegó a decir alguna vez San Juan Pablo II que para los laicos “el reto es ser lo que somos”. Y, precisamente, lo que somos es eso: jóvenes, deportistas, estudiantes, trabajadores, profesionales, padres y madres de familia, etc.

¿Cómo San José Gregorio Hernández alcanzó la perfección cristiana?

Como laico, como nosotros: siendo buen amigo -incluso de quienes, abiertamente, contradecían sus convicciones de fe-; siendo buen alumno, buen catedrático, buen académico y científico; y también siendo un ciudadano ejemplar, ya que -además de sus ordinarias virtudes ciudadanas- no dudó en su deber de honrar la Patria cuando ésta así lo requirió para su defensa; demostrando con ello su plena conciencia de que honrar la Patria es parte del mandamiento de “Honrar padre y madre”, como bien lo enseña el magisterio de nuestra Santa Madre Iglesia.

San José Gregorio Hernández es un ejemplar modelo de santidad laical porque en su vida ordinaria practicó la caridad en grado excelso; socorriendo solícitamente a sus pacientes, muchísimas veces de manera gratuita; ayudándoles incluso con los medicamentos que él mismo les compraba en las farmacias; pero sobre todo acompañándolos amorosa y fraternalmente en la aflicción y en la enfermedad.

Con el Dr. José Gregorio Hernández, contamos con un santo cuya vida -ya desde tiempos preconciliares (finales del siglo XIX y principios del siglo XX)- nos ha legado un potente modelo de praxis de la santidad en el mundo; en perfecta armonía con ‘teoría’, esto es, con la Teología del Laicado desarrollada con detalles en tiempos posteriores a su muerte.

Por ello, la vida y obra de San José Gregorio Hernández Cisneros es un hermoso canto a la santidad laical; a esa santidad a la que estamos llamados todos los bautizados; esa posibilidad real de seguir y atender la llamada de Jesucristo en modo heroico, desde la condición de ciudadanos, de trabajadores, de estudiantes, de profesionales, colegas, amigos; simplemente impregnando el olor de Cristo en nuestras familias, en la sociedad, en nuestros centros de trabajo y de estudio. Cuando sus amigos, sus alumnos, sus colegas médicos, científicos y profesores, y muy especialmente sus pacientes veían a San José Gregorio Hernández, realmente veían la acción de Dios en sus vidas; porque él, con su palabras y obras, hacía presente a Jesucristo; de quien fue instrumento fiel hasta el último aliento de vida, cuando partió a la casa del Padre llevando en sus manos los medicamentos para uno de sus pacientes pobres a quien acababa de atender.

Por ello, la Iglesia universal lo exalta a los altares; proponiéndolo como ejemplar modelo de santidad para el laicado.

¿Qué supone para Venezuela que sea el primer santo de este país?

La canonización de San José Gregorio Hernández Cisneros es uno de los tres más grandes acontecimientos históricos de la Iglesia venezolana; ello junto a la llegada de los primeros misioneros españoles en 1498 y a la aparición de la Virgen de Coromoto en 1651; lo cual es mucho decir. Por ello, este acontecimiento es algo magno para la nación venezolana que, por ser ampliamente católica, se encuentra de manifiesto júbilo. Y es de destacar que este júbilo eclesial venezolano se amplía significativamente porque su canonización se produce junto con la otra primera santa venezolana, que es la madre Carmen Rendiles, fundadora de la congregación de las Siervas de Jesús.

¿Cómo es fuente de inspiración para médicos científicos y profesores?

La vida y obra de San José Gregorio Hernández es de gran inspiración para científicos, médicos y profesores universitarios. Para los científicos: porque él ha sido ejemplo de lo que dijera San Juan Pablo II en su encíclica Fides et Ratio sobre la fe y la razón: “La fe y la razón son como las dos alas con las que el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad”. El Dr. Hernández se encontró con la existencia divina en el ejercicio de la ciencia; fue testigo de la grandeza de Dios con ocasión de su investigación científica; haciendo del microscopio un instrumento para contemplar a Dios por la maravilla de su obra: por su creación. Y fruto de esa contemplación desarrolló una muy importante obra científica por la que llegó a ocupar un sillón como individuo de número de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela. Es decir, además de un hombre santo, fue un científico consagrado y de altísimo nivel intelectual.

El Dr. Hernández es también fuente de inspiración para los médicos porque ha sido uno de los más importantes profesionales de la historia de la medicina en Venezuela. Fue el gran impulsor de la medicina experimental; introduciendo el uso del microscopio y otros instrumentos para el diagnóstico y tratamiento; con lo cual modernizó el ejercicio de la medicina. Pero -sobre todo- el Dr. Hernández es fuente de inspiración para los médicos porque ha encarnado a plenitud la misión y vocación de estos profesionales; cumpliendo y predicando el juramento hipocrático de manera loable. Los médicos tienen en San José Gregorio Hernández lo que los juristas tenemos en Santo Tomás Moro.

Asimismo, el Dr. Hernández también es fuente de inspiración para los profesores universitarios, ya que fue docente de la Universidad Central de Venezuela, fundador de las cátedras de Histología, Fisiología Experimental y Bacteriología; siendo un profesor muy respetado y querido por sus alumnos, colegas docentes y autoridades universitarias. San José Gregorio Hernández fue ejemplo fiel de lo que luego la Ley de Universidades de Venezuela señalara como definición de universidad: “Artículo 1. La universidad es una comunidad de intereses espirituales que reúne a profesores y alumnos en la búsqueda de la Verdad, y el afianzamiento de los valores trascendentales del hombre”. San José Gregorio Hernández buscó siempre la verdad, de manera apasionada; escribiendo libros de ciencias médicas, de filosofía y también algunos ensayos de naturaleza teológica. Siempre supo dar razones de su fe desde la ciencia; dejando claro que hay perfecta y total armonía entre la fe y la razón. Y por ello, en el ambiente universitario, siempre fue testigo y profeta de la Verdad que es Cristo; así como de la ‘huella’ de Dios-Padre en la creación.

¿Cómo fue su vida de piedad y ejemplaridad cristiana?

La vida de San José Gregorio Hernández fue también ejemplar en la piedad. Fue un laico de oración, asiduo a los sacramentos; de misa y comunión diaria. Se las ingeniaba para incluir sus actos de piedad a lo largo de su jornada laboral. Y, sin duda, de allí fue que alimentó su vida de gracia, sin la cual nadie puede alcanzar la santidad.

¿Cuáles fueron sus virtudes principales?

Tal como quedó evidenciado en su largo proceso de beatificación y canonización, con fundamento en sus escritos personales y las múltiples pruebas contenidas en el expediente de la causa, repleto de emocionantes testimonios; San José Gregorio Hernández practicó en grado heroico distintas virtudes humanas y cristianas; destacando entre ellas la caridad para con el prójimo, la profunda y sincera vida de piedad; la contemplación de Dios en su creación -particularmente en el cuerpo humano- y también en el prójimo, a quien -siguiendo el mandamiento divino- siempre amó como a sí mismo. También se caracterizó por la defensa de la fe en espacios intelectuales; haciendo de la apologética su apostolado en espacios académicos y ante personas ateas, muchas de las cuales llegaron a admirarle y ser sus grandes amigas.

¿Qué nos puede decir de su caridad con los pobres?

La caridad para con los pobres es quizás la virtud más conocida del Dr. José Gregorio Hernández. Él siempre contempló el rostro de Jesucristo en el prójimo más desvalido; corriéndole y amándole como a Cristo mismo. Tal como él mismo relataba a sus seres queridos y dejó plasmado en múltiples escritos, veía a Cristo presente en cada paciente (“De cierto, os digo que cuanto habéis hecho a uno de estos, mis hermanos más pequeños, a mí me lo habéis hecho”. Mt. 25:40); teniendo conciencia de que no solamente estaba cumplimiento el mandamiento de amar al prójimo, sino también aprovechando de amar a Dios en su imagen y semejanza patente en cada enfermo y necesitado. Por ello, nunca escatimó en esfuerzos; ni la hora ni el día ni los recursos económicos fueron óbice para darlo todo por Jesucristo a quien amaba y por quien se dejaba amar en cada paciente.

¿Qué otras facetas podemos destacar de su vida?

San José Gregorio Hernández, además de científico, académico, catedrático y médico; fue músico; tocaba algunos instrumentos. Fue amante de la cultura; apasionado de la Filosofía y la Teología; fue catequista. También confeccionaba sus propios trajes; y fue un gran bailarín de los ritmos de su época. Un laico como cualquier otro; y por ello la grandeza de su modelo de santidad para los seglares.

¿Cuál es el legado que deja a la Iglesia y al mundo de hoy?

El gran legado de San José Gregorio Hernández para la Iglesia de hoy es el haber dejado constancia, con su propia vida y obra, de que la acción del Espíritu Santo en el Concilio Vaticano II en cuanto a la definición del rol y misión de los laicos en la Iglesia y el mundo no se trata de un invento de los padres conciliares, sino del plan eterno de salvación de Dios, Nuestro Padre-Creador; que desde la eternidad ya nos ha llamado a todos sus hijos a la santidad, permaneciendo cada uno en el lugar en que Él mismo le ha llamado, es decir, en el trabajo, la profesión, la vida ordinaria (“Que cada uno permanezca en el lugar en que ha sido llamado”. 1 Cor. 7:20). Y para el mundo de hoy, su vida es un hermoso canto a la fraternidad, a la solidaridad, y a la grandeza del espíritu humano que es capaz de elevarse hasta la gloria por, en y desde el amor al prójimo.

¿Cómo le ha ayudado e inspirado a usted personalmente?

Desde mi más temprana infancia -como a tantos venezolanos- la figura del Dr. José Gregorio Hernández ha estado presente en mi historia personal. Su olor de santidad fue amplia y muy prontamente percibido por el pueblo venezolano. Prácticamente, no hay hogar venezolano donde no se venere al Dr. José Gregorio Hernández; y en muchas de nuestras familias Dios -que es el único que obra milagros- nos ha prodigado milagros y patentes favores bajo intercesión de su siervo, San José Gregorio Hernández. De modo que, para mí -y creo que para todo venezolano- San José Gregorio Hernández es como un miembro más de la familia; ese ‘tío’ bueno, generoso y siempre disponible para ayudarnos; o ese médico de cabecera íntimo amigo de la familia, a quien se llama de primerito ante cualquier enfermedad o aflicción. San José Gregorio Hernández es en cada hogar venezolano el siervo que Dios pone a nuestro servicio para -en Su nombre- acompañarnos en el camino del dolor y de la afición de la enfermedad.

A mi propio padre le hizo Dios un gran favor, por el que -gracias a la intercesión de San José Gregorio Hernández- no perdió la vida en 1976, cuando estuvo muy muy cerca de morir en un trágico accidente, dejando mujer y niños pequeños. Según los médicos tratantes, mi padre debió haber muerto en aquel momento. Pero por esta patente intercesión de San José Gregorio Hernández, Dios nos dio el inefable regalo de tener a nuestro padre con nosotros hasta sus 88 años de edad: casi 50 años más del don de su vida.

Por Javier Navascués

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7.11.25

Mons. Argüello asistirá a un concierto de música sacra a favor de la Vida en Valladolid

Duo Ad Deum realizará su tercera gira de conciertos benéficos por la vida en Burgos, Valladolid y Guadalajara

Entrevistamos a los integrantes de Duo a Deum: Jannai Torné, pianista y bandoneonista y Valerie García, violinista, que nos hablan de todo lo relativo a la gira que empieza este viernes en Burgos, sigue mañana en Valladolid y acaba el domingo en Guadalajara.

¿Qué es Duo Ad Deum y cómo nació la iniciativa de evangelizar a través de la música sacra?

En realidad, nace de una amistad… pero sobre todo, nace de Dios. Somos Jannai Torné, pianista y bandoneonista, y Valerie García, violinista; dos jóvenes católicos, de 21 y 22 años. Ambos formamos parte de 40 Días por la Vida Tarragona, Valerie como líder de campaña y responsable de comunicación nacional, y Jannai como capitán de campaña.

Nos conocimos en el conservatorio, donde estudiábamos música clásica, y tras un tiempo separados —Valerie estudiando en Holanda y yo en Barcelona— volvimos a tocar juntos.

Paralelamente a nuestros estudios musicales, ambos vivimos una conversión profunda: Valerie, a los 14 años, tuvo un momento precioso en Međugorje, donde experimentó la presencia de la Virgen y comenzó su camino de conversión; y hace tres años, Jannai experimentó de manera intensa el amor de Dios. Tras un periodo fuera del catolicismo, regresó a la fe y recibió los tres sacramentos — bautismo, confirmación y comunión— el 27 de abril de 2025.

Fue nuestra amistad, y los dones que el Señor nos había dado, lo que dio origen a este proyecto de música sacra y a Duo Ad Deum: primero tocando localmente, y luego, guiados por el Señor, convirtiendo nuestros conciertos en giras de evangelización y adoración vinculadas a 40 Días por la Vida y a Chiara Corbella.

¿Cómo nacen las giras de música sacra de 40 Días por la Vida?

Estas giras nacen principalmente de Dios, a través de nuestra amistad y de nuestra vocación misionera. Todo comenzó de una manera completamente providencial. Queríamos ayudar a las campañas de 40 Días por la Vida y a otras iniciativas provida, y pensamos en organizar un par de conciertos benéficos para recaudar fondos. Solo eso. Pero el Señor tenía otros planes.

Al principio el enfoque era simplemente hacer música clásica con un contenido religioso, pero con el tiempo se fue transformando en algo mucho más profundo: un verdadero concierto de adoración, un espacio de encuentro con el Señor. Nosotros mismos, como intérpretes, vivimos ese clima de oración y contemplación, y el público empezó a experimentarlo también de esa manera.

Así, sin buscarlo, la gente comenzó a pedirnos más conciertos… y lo que iba a ser algo pequeño y local se fue extendiendo por toda España. El Señor fue abriendo puertas y confirmando que este proyecto era suyo, no fruto de una ambición humana, sino una obra de evangelización a través de la belleza y la música.

Nuestro primer concierto fue en Tarragona, justo antes del inicio de la primera campaña de 40 Días por la Vida en la ciudad, en septiembre del año 2024. Ambas cosas nacieron casi a la vez. Desde entonces, hemos ido descubriendo este llamado paso a paso. No fue algo que el Señor nos revelara de golpe, sino una vocación que seguimos descubriendo cada día, porque sentimos que Él todavía nos sigue mostrando el camino.

¿Qué giras habéis hecho hasta ahora y en qué ciudades?

Hasta el momento hemos realizado dos giras en España y estamos a punto de comenzar la tercera. Además, hemos ofrecido varios conciertos por nuestra zona: Tarragona, Tortosa, Reus —nuestra ciudad—, y también recientemente en Covadonga, durante el IV Congreso Nacional de 40 Días por la Vida.

La primera gira recorrió el litoral valenciano: comenzamos en Elche, luego Alicante, Valencia y finalmente Castellón. La segunda gira nos llevó al Norte de España, pasando por Logroño, Vitoria y San Sebastián. Y la tercera gira, que está por comenzar, nos llevará a Burgos, Valladolid y Guadalajara.

Lo más importante de estas giras no son las ciudades ni los conciertos, sino que están llenas de la presencia del Señor. Como dúo, vivimos estas experiencias con una espiritualidad muy mística y contemplativa; sentimos a Dios en el coche mientras viajamos, en cada concierto, en las casas que nos acogen y en cada persona que encontramos.

Un ejemplo de estas experiencias ocurrió en San Sebastián. Durante un concierto, mientras tocábamos la pieza del Manto de la Virgen de Guadalupe, ambos, sin saberlo, comenzamos a percibir el olor a rosas al mismo tiempo. Al finalizar la canción nos miramos y sonriendo dijimos: “Estamos oliendo a rosas”, reconociendo en ello la presencia de la Virgen. Fue un momento precioso y un testimonio tangible del amor de Dios en medio de nuestra música.

Nuestros conciertos son benéficos y funcionan mediante taquilla inversa: cada persona puede ofrecer un donativo según sus posibilidades y lo que haya sentido durante la actuación. De esos donativos, el 60% se destina a apoyar la labor de 40 Días por la Vida y la asociación Chiara Corbella, y el 40% restante se utiliza para cubrir los gastos de los viajes y poder seguir misionando a través de la música. Todo esto lo ponemos en manos del Señor, confiando plenamente en que Él siempre provee.

Cada gira es una oportunidad para crecer en virtud y santidad, para santificarnos mientras evangelizamos. Es realmente un regalo del cielo: el Señor nos da la gracia de llevar nuestros dones musicales a Su servicio. Y paradójicamente, en este ministerio recibimos mucho más de lo que damos. Cada gira nos enriquece espiritualmente y nos devuelve a casa con una alegría y un tesoro interior que solo Él puede regalar.

Ha habido buenas repercusiones incluso en Elche, una señora decidió abrir campaña de 40 Días en esa ciudad… ¿Por qué lo considera una gran bendición?

Es un regalo inmenso del Señor que estas giras puedan abrir campañas para salvar vidas reales de bebés no nacidos, que están a punto de ser asesinados. Para nosotros es un regalo del cielo poder ser instrumentos del Señor en algo tan importante.

Siempre hacemos una oración en los ensayos, antes de empezar una gira o un concierto, que dice más o menos así: “Señor, te damos gracias porque te sirves de nosotros, pobres pecadores y miserables siervos tuyos, para llegar a los corazones de las personas que has preparado para este momento, para transformar su historia de amor.”

La belleza del arte —música, pintura o cualquier expresión artística— expresa el Evangelio, como Jesús, el Verbo hecho carne, comunica la verdad y el amor de Dios. Esta es la Via Pulchritudinis, enseñada por la Santa Iglesia: la belleza nos acerca a Dios y nos ayuda a valorar lo más preciado, la vida humana.

Que la música y la belleza puedan tocar a las personas y abrir caminos para salvar vidas es algo que no tiene precio, y lo vivimos siempre como un don preciosísimo del cielo.

¿Hubo algún otro testimonio que os llamase la atención?

Gloria a Dios, los testimonios son muchos y siempre sorprendentes. Por ejemplo, en uno de nuestros primeros conciertos, unas turistas entraron por casualidad a la iglesia mientras tocábamos. Se quedaron escuchando, y de repente, una de ellas se arrodilló y comenzó a llorar de emoción, mientras la otra la consolaba. No sabemos qué pasó después, pero sí fue evidente que la belleza de la música las conmovió profundamente en ese momento.

También recordamos el testimonio escrito de una persona que dijo: “Era como estar en el mismo cielo aquí en la Tierra. Llegué al concierto desanimada y cansada, pero a medida que avanzaba el concierto, sentí cómo el Espíritu Santo restauraba mi corazón y me llenaba de paz.”

También recibimos testimonios de personas que nos dicen que un concierto marcó un antes y un después en su vida personal o laboral, y que recuerdan la experiencia con gratitud. Más allá de los casos individuales, lo que más nos conmueve es cómo la gente repite los conciertos, pide más y sale tocada profundamente, mostrando que Dios actúa a través de la música y la belleza de manera concreta en sus corazones.

¿Por qué es positiva esta unión entre el arte católico y la vida?

Creemos que la unión entre el arte católico y la vida es algo imprescindible para nuestros días. A veces, como católicos, intentamos evangelizar únicamente a través de la teología, del catecismo o de la razón, y nos olvidamos de una vía maravillosa que la Iglesia siempre ha enseñado: la Via Pulchritudinis, el camino de la belleza.

El Señor también habla y evangeliza a través de la belleza. En un contexto cultural tan ideologizado como el actual, donde los argumentos racionales muchas veces no bastan para tocar los corazones, la belleza tiene una fuerza especial. La música, el arte, la liturgia… pueden abrir puertas que las palabras no consiguen abrir.

Vivimos en un tiempo en que la vida humana está siendo atacada y relativizada, y precisamente por eso, la belleza se convierte en un instrumento de verdad. A través del arte, el alma se eleva, se reconoce amada por Dios Padre, y descubre que cada vida —especialmente la del niño en el vientre materno— es sagrada y preciosa.

La belleza, cuando es verdadera, lleva a la verdad. Y la verdad lleva al amor y a la defensa de la vida. Y ese es, en el fondo, el camino del Evangelio.

¿Con qué expectativas inician la tercera gira por Burgos, Valladolid y Guadalajara?

Esta próxima gira la vivimos totalmente abandonados en el Señor. Repetimos con frecuencia una jaculatoria que nos acompaña en todo momento: “Señor Jesús, me abandono a Ti; ocúpate Tú de todo.” Y así lo hacemos también con esta gira: le decimos al Señor que se ocupe Él de todo, porque por nuestras propias fuerzas no podemos hacer nada.

Es Él quien lleva a las personas a los conciertos. A veces vienen treinta, a veces cien, pero eso no lo controlamos nosotros; lo guía la Providencia. Por eso, no tenemos expectativas humanas, sino una confianza plena en que el Señor tiene preparadas almas concretas que serán tocadas y transformadas a través de nuestros dones.

Estamos seguros de que Él actuará —no sabemos el cómo, el dónde ni el cuándo—, pero sí sabemos que en cada gira también nosotros mismos somos transformados. Cada misión es una oportunidad de santificarnos, crecer en virtud y dejar que el Señor obre tanto en quienes nos escuchan como en nuestros propios corazones.

¿Cuáles son las próximas giras previstas?

Seguimos abandonados en el Señor, dejando que sea Él quien organice nuestras giras, quien disponga las ciudades y los corazones que deben ser tocados. Sentimos con fuerza el llamado a seguir evangelizando a través de la música sacra, a enriquecer el repertorio e incluso incorporar algunas composiciones propias.

Próximamente si Dios quiere y por su gracia, se realizará una gira por Europa después de Navidades.

Para nosotros, cada concierto es una misión. Si Él quiere que toquemos en una gran catedral o en un pequeño pueblo para solo diez personas, allí estaremos, porque lo importante no es la cantidad, sino que al menos un alma pueda encontrarse con el amor de Dios a través de la belleza de la música.

¿Cómo se puede colaborar o solicitar nuevas giras?

Antes que nada, damos gracias por este espacio y pedimos al Señor que, si es Su voluntad, esta entrevista pueda servir para llegar a más personas y abrir nuevos caminos de evangelización a través de la música sacra.

Cada gira conlleva su esfuerzo —tanto físico como económico—, pero para nosotros es una auténtica alegría poder servir al Señor con nuestros dones. Para solicitar un concierto o una gira, se puede contactar con nosotros a través del correo electrónico [email protected], indicando el lugar y las fechas posibles.

También se puede colaborar simplemente asistiendo a los conciertos y viviendo la experiencia que el Señor tiene preparada para cada corazón. Nuestros conciertos son benéficos, con entrada gratuita, y funcionan mediante taquilla inversa: cada persona puede ofrecer un donativo libre según sus posibilidades y lo que haya sentido durante el concierto.

Además, estamos totalmente abiertos a colaborar con otras asociaciones católicas y organizaciones de ayuda a la mujer, para que la música sacra pueda llegar donde el Señor quiera y servir como instrumento de evangelización y de apoyo a causas que promuevan la vida y la dignidad de las personas.

Nuestro deseo es que la música sacra siga siendo un puente entre Dios y las almas, y que a través de ella cada persona pueda experimentar la paz, la belleza y el amor que solo Él da.

¿Como valoran la presencia de Monseñor Argüello en Valladolid?

Monseñor Argüello ha sido desde el principio una bendición para las campañas de 40 Días por la Vida, tanto desde la Conferencia Episcopal como en su labor como obispo de Valladolid. Estamos muy agradecidos no solo por su presencia a este concierto, sino por su apoyo de padre y guía que nos acoge y acoge la iniciativa. Su asistencia nos inspira y nos recuerda que nuestra música sacra no es solo un proyecto artístico, sino un servicio a Dios y a la Iglesia, y nos anima a seguir llevando nuestros dones al encuentro de las almas con Él.

Por Javier Navascués

1 comentario

  
Juan Mariner
Siempre es más cómodo fácil asistir a un concierto o a un rosario aznarista en Ferraz que a un Rosario ante una clínica abortista.
07/11/25 2:33 PM

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6.11.25

David de Juan Rojas, el arte de sublimar la mitología nórdica a la luz de la Cristiandad

David de Juan Rojas. Nació en León en el año 2002 y es un artista novel y diseñador gráfico, graduado en Bellas Artes por la Universidad de Salamanca. Desde niño, siempre le ha apasionado el mundo medieval, los caballeros, la magia y la Cristiandad. A esto, en su adolescencia, se sumó el descubrimiento de la mitología nórdica, la cual le cautivó desde el primer momento. Este amor por sus relatos fantásticos es lo que le ha impulsado a crear una composición artística muy original. Siete obras son las que componen “Upphaf og Endi”, que actualmente está expuesta en el Claustro Abierto de los Franciscanos Capuchinos de León. La inauguración fue el 18 de octubre y se mantendrá hasta el 23 de noviembre.

¿Cómo nace su atracción por el mundo medieval?

Desde siempre en realidad: ya de niño, mis padres me empezaron a contar historias de caballeros y dragones, historias fantásticas que yo escuchaba y, como todo niño, interrumpía con mis preguntas estimuladas por el interés que ya habían plantado en mi corazón. Tampoco dejé de ver una y otra vez películas de caballeros (fueran clásicos de la Metro-Goldwyn-Mayer como “Los Caballeros del Rey Arturo”, de 1953, o de dibujos animados como la versión de Disney de “Robin Hood”), películas de las que casi me llegué a aprender de memoria los diálogos. Eran historias “limpias” donde había una presentación clara del Bien y el Mal, que hasta los más pequeños pueden entender a través de los caballeros o criaturas fantásticas sin entrar en escenas que puedan resultar escandalosas a los ojos de un niño.

Estas historias presentaban este mundo desde una perspectiva más realista, y otras veces eran la magia y el mundo de Fantasía los que captaban mi atención y, aún ahora, me sigo sintiendo igual de fascinado que entonces por ambos aspectos de lo que se entiende como “mundo medieval” o, como lo conocemos los católicos, la Cristiandad. De hecho, quizás me cautiva ahora más que siendo niño porque, al entender la profundidad de las historias e ir conociendo nuevos relatos, personajes u otros elementos, todo cobra un sentido distinto y superior, dando así más madurez a las historias que entonces entendía de forma literal y que me mantenían en certezas tales como la existencia de los dragones (en los que sigo “creyendo” desde ese entendimiento más maduro de a qué criaturas se podrían referir los relatos).

¿Por qué le interesa especialmente la mitología nórdica?

Al pertenecer al conjunto que engloba la Edad Media, la respuesta podría parecer simple, pero en realidad yo “separo”, en cierto modo, un mundo del otro: aún compartiendo el mismo periodo temporal, la mitología nórdica es demasiado distinta de la Fe Cristiana, y hay quien podría comparar a los guerreros de ambas creencias por su valor y seguridad ante la batalla, pero el valor de unos nace de la propia guerra, mientras que el de los otros nace del Amor. Aún así, es cierto que ya me interesaban los vikingos, como los conoce el gran público, precisamente por la película “Los vikingos”, protagonizada por Kirk Douglas y Tony Curtis pero, como generalmente ocurre en la comercialización de estos pueblos del norte, aparecen como gentes más salvajes e incivilizadas de lo que realmente eran, y esta profundidad y nobleza yo la descubrí al interesarme por sus creencias: quiénes eran sus dioses (aparte de Odín y Thor), cómo creían que se creó el universo y de qué manera se imaginan el fin de los tiempos. Estas, y más, preguntas encontraban su respuesta a medida que bebía de sus relatos, de los propios mitos que sobreviven desde el Medievo para que abramos los ojos impactados por su magia.

También he de apuntar, que mi pasión por estas historias empezó a crecer, casi sin mesura, en mi adolescencia. ¿Un joven que ama las batallas en la defensa del Bien, la magia y que alcanza su etapa más “explosiva”? Se podría decir que estaba destinado a ocurrir. Siendo católico, y tal como le pasaba a Tolkien, encontraba disfrute en las lecturas de la mitología nórdica, sabiendo separar (como es lógico) lo que son relatos de un mundo y unos pueblos paganos de la Fe en Cristo. Pero mi interés se basa en esa profundidad, en esa visión más consciente e intelectual y no sólo en la estética beligerante de la cultura popular. Tanto es así que, en mi Trabajo de Fin de Grado de Bellas Artes, donde únicamente necesitaba un poco de información sobre el trasfondo (que ya creía conocer) de mi obra, terminé escribiendo lo que podría ser considerado un “extenso inicio” de un estudio filosófico sobre el Ginnungagap (el espacio “vacío” entre los mundos de la mitología nórdica que, gracias al padre Manuel Carreira, fallecido en 2020, pude enlazar con el vacío cuántico, tal y como describe la ciencia actual). Todo nuevo descubrimiento incrementa mi amor por esta cultura, por eso no dejo de estudiarla.

¿Cómo se le ocurrió sublimar y purificar esta mitología para adaptarla al Cristianismo?

Esta labor, realmente, no me pertenece a mí, sino a aquellos que, en los tiempos de la cristianización de Europa, guardaron el conocimiento metafísico que sienta las bases de la cultura de los pueblos del norte: los sacerdotes y misioneros evangelizadores cristianos que llevaron la nueva Fe a los pueblos del Norte de Europa, como se relata en la obra Beowulf donde se observa ese encuentro entre ambas cosmovisiones. Al menos, teniendo esto en cuenta, no me puedo presentar como el primero en elevar estas leyendas a través de la Luz cristiana, sino más bien como un sencillo sucesor de los que, con éxito, transmitieron la Verdad a los pueblos paganos.

La estética de mi obra pretende continuar esa evangelización del paganismo. No es mi intención comparar a los personajes de las creencias antiguas con los santos o ángeles de nuestra Fe (y menos aún con nuestro Señor), sino más bien mostrarlos mediante la iconografía cristiana como los podrían haber imaginado quienes transcribieron las creencias antiguas y ofreciéndonos una “conexión” que contribuyó al entendimiento entre ambas culturas. Al igual que la Iglesia ha “cristianizado” el obelisco de la Plaza de San Pedro mediante la imposición de la Cruz en su cúspide, el dotar de esta estética cristiana a los mitos nórdicos acerca la visión que aquellos hombres podían tener hacia la Luz verdadera.

¿Cuáles son los principales símbolos de esta mitología que representan el Bien y el Mal?

No es difícil distinguirlos. Desde el Principio de los Tiempos (según sus creencias) el Mal adopta la forma de fuerzas caóticas y destructoras, indomables y radicales: los gigantes. Estos seres nos son familiares a través de la tradición greco-romana, donde reciben el nombre de “titanes” quienes, en ambas culturas, representan el desorden primigenio. Son los hijos de gigantes (y titanes), los dioses, los que representan el orden y el Bien en la cultura escandinava y, aunque crean a través de la violencia y la muerte, (asesinando al gigante Ymir y empleando su cuerpo para construir la Tierra) son venerados por su poder, la creación de la Humanidad y la protección que nos ofrecen.

En las creencias nórdicas, los dioses actúan a veces de forma cuestionable, lo que en cierto modo les aleja de nuestra concepción de Divinidad al humanizarlos mediante sus errores y la dudosa moralidad de algunas de sus acciones. Pero la importancia que tienen estos personajes recae en los símbolos que representan: la sabiduría, la fuerza, el valor, la justicia… Cada uno es reflejo de determinados valores que inspiran a los hombres, y a los que se encomendaban en las situaciones que lo requerían, por ejemplo, pidiendo a Tyr, dios de la guerra pero también de la justicia, su conocimiento y sabiduría para ser justos a la hora de juzgar y dictar sentencia.

Muchos de estos símbolos del Bien y el Mal están representados en mi obra, incluyendo en la pieza central cuatro escenas de esa lucha gloriosa en las que los dioses se enfrentan a cuatro demonios o gigantes (según la escena) en la última batalla del Ragnarök: Odín, símbolo de la Sabiduría y el Poder, se enfrenta al lobo Fenrir, quien le devorará en la batalla antes de ser derrotado por el heredero de Odín (el dios Viðar). Thor, representación de la Fuerza y el Valor, se enfrenta a la serpiente Jörmungandr, a la que destruirá antes del último aliento venenoso de ésta, que supondrá el fin del dios del trueno. Tyr, el dios manco de la Justicia y la Guerra, morirá al tiempo que dará muerte al sabueso infernal Garmr (el Cerbero nórdico).

Y por último encontramos al dios Frey, dios de la Fertilidad y la Paz, quien será derrotado por el gigante de fuego Surtr, un demonio que calcinará el mundo (excepto el bosque de Hodmímir, donde la vida volverá a empezar en una nueva era de paz). Como podemos ver, todos estos dioses, y más, mueren en esa última batalla, pero los represento derrotando a sus respectivas némesis porque fue el sacrificio de cada uno de ellos lo que derivó en una nueva era pacífica en la que la Humanidad viviría y prosperaría sin temor a los monstruos primigenios, siendo así que el Bien terminó derrotando al Mal.

¿Por qué decidió crear unos cuadros con ordenador en donde se refleje todo esto?

Bueno, en realidad todo esto comenzó en una clase de diseño en la que, inspirado por una mano invisible o por la Providencia, dibujé sobre un pequeño papel unas formas abstractas que digitalizaría empleando el Adobe Illustrator (un programa concebido para el diseño de logotipos y demás elementos empresariales y de publicidad) y que, en el Trabajo de Fin de Grado, relacionaría con ese “vacío” de la mitología nórdica, llamado Ginnungagap. Además de esas formas abstractas, elaboré largos paneles que ilustraban los relatos que conforman la cosmogonía de los pueblos del Norte, inspirándome en los jeroglíficos para crear esos perfiles figurativos de los personajes, lo que terminó por impulsarme a continuar con este arte “pictórico-digital”, modificando dichas historias para emular las representaciones narrativas de los códices medievales. Como se puede ver en “Upphaf og Endi” (así como en futuras obras que se encuentran aún en proceso), no sólo no dejé de utilizar este programa, sino que evolucioné dentro de él, añadiendo color, jugando con las transparencias y demás herramientas del programa para acercarme a un mayor realismo dentro del arte.

A pesar de las complicaciones que supone el trabajar el arte con un programa diseñado para la elaboración de logotipos, no puedo negar que ofrece también facilidades que el arte pictórico tradicional no puede tener. Con esto me refiero a duplicar formas, lo que se puede entender como “copiar y pegar”, que es una gran ayuda cuando hay un ejército de soldados idénticos para los que sólo era necesario modificar ligeramente sus posturas. Los beneficios de este programa, en mi opinión, compensan sus complicaciones. A esto se añade también el poder elaborar un color dorado que actúa como una imitación del pan de oro, lo que incrementa el carácter sobrenatural mitológico de las obras y dota de santidad a los personajes, tal y como indica el artista madrileño, Salvador Fernández-Oliva, realzando el estilo medieval cristiano de las obras.

¿Cuántos cuadros tiene y dónde los expone?

La obra comenzó con el diseño del “pantocrátor” central, creado con la intención de presentarlo como portada de una reedición de los mitos nórdicos escrita por mí (aunque aún no he comenzado ese proyecto), pero con el trabajo artístico implícito en cada una de sus formas creí necesario continuar y no reducirlo únicamente a la ilustración de una portada. Así terminé creando las escenas narrativas divididas en seis franjas horizontales, más tarde los dieciocho guardianes divinos que protegen a la Humanidad, los cuatro dioses enfrentándose a sus enemigos mortales y por último las valkirias. Estas siete obras son las que componen “Upphaf og Endi”, que actualmente está expuesta en el Claustro Abierto de los Franciscanos Capuchinos de León. La inauguración de este dieciocho de octubre, igual que la propia exposición que se mantendrá hasta el veintitrés de noviembre, ha sido posible gracias a las comisarias de este proyecto, Eva García Rodríguez y Raquel Ordóñez Lanza, y al propio Claustro y los organizadores de estas exposiciones, a quienes agradezco la gran posibilidad de presentar mis obras y mi amor por la mitología nórdica al público.

¿Podría resumir qué simboliza cada uno de los siete cuadros?

La forma más apropiada de entender esta composición es en conjunto, ya que el discurso silencioso que transmite al público es la historia con la que los pueblos antiguos daban sentido y explicación al universo que les rodeaba y los fenómenos naturales. Es una narración que comienza con la creación del mundo y concluye con el fin y la destrucción del mismo. Pero, por supuesto, cada parte del conjunto tiene su explicación, por lo que trataré de resumir lo mejor posible cada una de las obras en el orden que programé para esta narración.

Al ser una narración desde el Principio de los Tiempos, lo más acertado es empezar la explicación por el primer panel de tres escenas narrativas: “De la creación a la paz”. En él, la historia comienza con la creación del mundo a manos del rey de los dioses, Odín, empleando el cadáver del gigante Ymir. Con Midgard (la Tierra) creado, decidió dar vida a las ramas de un fresno y un olmo, convirtiéndolos en el primer hombre y la primera mujer, y les dio los nombres de Ask y Embla (un claro paralelismo con Adán y Eva de nuestro Génesis). La Humanidad prosperó, pero las dos facciones de dioses existentes en esta mitología (Æsir y Vanir) estaban enfrentadas entre sí y, aunque fue una larga y dolorosa guerra en las que muchas vidas se perdieron sin necesidad, la naturaleza poderosa de ambas “familias” por igual supuso el final del enfrentamiento y la llegada de la paz. Este relato, dividido en tres escenas horizontales (que han de leerse de izquierda a derecha como cualquier relato occidental), es la explicación del comienzo de la vida en nuestro mundo.

Pero continuando con el segundo panel, del mismo estilo artístico, nos trasladamos a un tiempo muy posterior en el que Odín, por miedo a sus visiones sobre el Ragnarök (el fin del mundo), captura a los hijos monstruosos de Loki (dios del engaño): una descomunal serpiente, un feroz lobo negro y una pequeña niña cuya mitad derecha del cuerpo era hermosa y delicada, mientras que su izquierda era cadavérica y putrefacta. Odín juzgó a los tres, y con mayor dureza al lobo, ya que estaba destinado a morir entre sus fauces durante la batalla, y por el injusto castigo dado a estas criaturas, su padre (Loki) se vengó provocando la muerte del dios más querido por todos: Baldur, el hijo de Odín, el más hermoso de todos los dioses. Con engaños hizo que su hermano ciego disparase una flecha envuelta en muérdago (la única debilidad de Baldur) durante una celebración lo que, según los mitos, dio comienzo a un largo invierno que, al terminar, sería el inicio del Ragnarök. Todos estos hechos de miedos, injusticia, engaños, venganza y asesinatos provocaron justamente lo que el rey de los dioses tanto ansiaba evitar… fueron sus propios intentos de impedir este “Apocalipsis nórdico” los desencadenantes del mismo.

Y es esa escena de apocalíptica batalla la que encontramos en las valkirias (representadas en los extremos de la exposición), mujeres guerreras, hijas de Odín que, además de ocuparse de la laboriosa tarea de transportar a los guerreros dignos caídos en batalla al salón del Valhalla (el salón de los banquetes de Odín, una especie de paraíso para los guerreros), dirigen a las tropas de guerreros de los Æsir y los Vanir en la última batalla. Son fuerzas del Bien, radiantes y poderosas, como ángeles de la guerra que se enfrentan valerosamente a los troles, gigantes y draugar (muertos que no reciben el descanso eterno) el día del Ragnarök.

Pero no son las únicas en hacer frente a los demonios malignos: en el panel central de la composición, el dios Heimdal (quien abre el puente entre el reino de los dioses y de los mortales) observa lo que ocurre en el universo, todas las historias mitológicas (representadas o no en esta obra), mientras cuatro de los dioses más poderosos aparecen representados en feroz lucha contra sus enemigos. Tanto este panel (con cada una de sus individualidades) como las valkirias son representaciones del final violento de esta era de conflictos, amores, traiciones y amistades. Es el final que da comienzo a algo nuevo y, en esa terrible conclusión de la etapa mítica, son las fuerzas del Bien y el Mal quienes protagonizan las escenas, es esa eterna lucha, tan presente en esta mitología como en cualquier otra y, por supuesto, en nuestra Fe.

¿Por qué su obra tiene un claro componente evangelizador?

La intencionalidad implícita en “Upphaf og Endi”, comentada anteriormente, es la transmisión de estos relatos fantásticos, que sirvieron a los antiguos como explicación de lo que acontecía a su alrededor, al público actual desde esa mirada cristiana con la que los misioneros medievales entenderían estas historias. No es mi intención promover la aceptación de estos mitos, dioses, rituales o creencias como certezas absolutas a las que haya que rendir culto: podemos llegar a amar y fascinarnos con la magia que recorre todas estas historias y entender los mensajes que se esconden en ellas (la moraleja del cuento por así decir), pero conociendo la Verdad sólo podemos darle la importancia desde el punto de vista académico, literario, histórico, etc. nunca llegar a creer en ellos más que, por ejemplo, en una novela de aventuras.

El entendimiento cristiano de estos mitos es clave en la comprensión de la obra, ya que, sean dioses o gigantes, el Bien y el Mal son omnipresentes (aunque, desde luego, no equivalentes: el Bien, Dios, prevalece y, como sabemos los cristianos: “Suya es la victoria”) y debemos entenderlos como tal, tomar los ejemplos correctos y no ofrecer nuestra fidelidad a la violencia gratuita, las mentiras, los ardides malintencionados o a la errónea afirmación de que “el fin justifica los medios”. Eso no es lo correcto, y en esta época en la que estas ideas malignas están tan presentes es necesario hacer un llamamiento al Bien. Si presento esta obra al público, como ya he dicho, no es con la intención de “vender” el paganismo, sino atraer a la gente al camino correcto del mismo modo que los cristianos transmitieron la Palabra a los pueblos del Norte.

Por Javier Navascués

 

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5.11.25

Borja Martínez-Echevarría analiza su documental Heridos. Historias de sanación tras un aborto

Borja Martínez-Echevarría (Madrid, 1975) tiene a sus espaldas más de una década de experiencia como periodista especializado en el mundo de la abogacía. Ejerció como corresponsal bursátil en Expansión TV y fue uno de los impulsores de la sección «Jurídico» del diario Expansión. Ha trabajado en Elconfidencial.com y, como subdirector, en el semanario Alba y en el diario Negocio. En 2012 ganó el III Premio Abogados de Novela con la obra El bufete. En la actualidad es socio de Pérez+Partners.

¿Cómo nace el documental Heridos y qué supone para usted dirigirlo?

El documental surge tras conocer un testimonio de una persona que, años después de haber vivido un aborto, seguía llevando dentro una herida profunda y silenciosa. Una herida que se repetía en otros testimonios. Esa herida, en muchos casos, se manifestaba años después. Reflexioné sobre el número tan grande de personas que han abortado. ¿Cómo era su vida después? ¿Hay una herida? ¿Se puede sanar? De ahí surgió el documental.

Dirigir Heridos ha sido una experiencia transformadora. No solo a nivel profesional, por el reto narrativo y humano que supone abordar un tema tan delicado, sino también a nivel personal. Escuchar tanto dolor y, al mismo tiempo, tanta esperanza, cambia la manera en que uno entiende la vida. En estos días oyendo la parábola del fariseo y el publicano, me he dado cuenta de que, durante mucho tiempo, yo juzgaba a las personas que habían abortado. Y cada vez soy más consciente que ni yo ni nadie, tenemos ninguna autoridad para juzgarlas.

A través de testimonios he podido ver algo muy profundo: la misericordia de Dios hecha vida, cómo Él entra en las historias más rotas y las convierte en caminos de luz. Ver esa transformación en los protagonistas ha sido, sin duda, lo más impactante de todo el proceso.

¿Cómo le ha ayudado el trabajo a nivel profesional y a nivel moral?

Profesionalmente, me ha recordado que el cine documental permite llevar a la pantalla los testimonios personales. No es un guión ni son frases preparadas. Son experiencias reales. Me ha exigido escuchar mucho, observar más y tratar cada testimonio con un respeto absoluto.

Escuchar a personas que han tocado el fondo del dolor y han encontrado en la misericordia de Dios un punto de partida para volver a vivir, me ha confirmado que ninguna herida es demasiado grande para Él. Y también me ha ayudado a agradecer la Misericordia que Dios ha tenido conmigo en otras circunstancias.

Estos testimonios, y otros que se han quedado en el tintero, me han ayudado a dar gracias, ante sanaciones maravillosas.

Por lo tanto queda demostrado que el síndrome post aborto existe…

Bueno, no sé si es un síndrome ya que se manifiesta de formas distintas en cada persona. Por eso, más allá de los términos clínicos, lo que existe, y parece innegable, es un sufrimiento real.

Personas que han abortado y, años después, siguen sintiendo culpa, vacío o tristeza. Negar eso sería cerrar los ojos ante un hecho humano evidente.

No se trata de etiquetar, sino de reconocer que hay heridas emocionales y espirituales que necesitan ser atendidas, escuchadas y sanadas.

¿Por qué han querido tratar la herida que deja el aborto?

Porque es una realidad que existe, aunque muchas veces se niegue o se esconda.

El aborto no termina el día que sucede. Deja huellas que, en algunos casos, duran toda la vida.

Mostrar que detrás de cada decisión hay una historia, y que incluso en medio del dolor más grande hay lugar para la reconciliación.

¿Por qué los abortistas lo quieren negar?

Bueno, para la elaboración del documental he conocido muchos casos de personas que reconocen la herida profunda del aborto, incluso tratan de ayudar a sanarla, y, aun así, están a favor del aborto. ¿Puede que haya personas que no sufran esa herida? Yo no lo sé. Pero creo que es bueno hablar de ello. Cuando vas a tomar una pastilla, el medicamento viene acompañado de un largo prospecto que, con letra, a veces, ilegible, explica los posibles efectos secundarios de esa pastilla. ¿No debería ser igual con el aborto?

Admitir que hay una herida no significa condenar, sino reconocer una verdad humana. Negarla no la hace desaparecer. Al contrario: puede impedir que quienes la sufren encuentren ayuda y comprensión.

La sociedad necesita menos polarización y más escucha, más espacio para el dolor real de las personas.

¿Por qué es importante que se entienda que se puede sanar esa herida por profunda que sea?

Porque la esperanza cambia la historia. Muchos creen que no merecen perdón, o que ya no hay camino de vuelta. Pero Heridos demuestra lo contrario: que incluso una vida rota puede recomponerse.

Sanar no es olvidar, sino aprender a mirar la herida sin que duela. Y eso es posible, incluso en los casos más difíciles, cuando el amor y la misericordia entran en juego.

¿Qué criterios han tenido para seleccionar los 4 testimonios?

Buscábamos historias reales, sinceras, sin artificio. Testimonios que mostraran distintos caminos hacia la sanación, desde la fe, desde el acompañamiento, desde la búsqueda personal, y que juntos ofrecieran una visión lo más completa posible del después.

Como dicen varias personas en el documental, hay que descalzarse para entrar en el corazón de una persona que decide contar una historia así. Por eso no podía caber el juicio sino la admiración ante la generosidad de compartirla. Como dice monseñor Munilla, “se han convertido en apóstoles de la Vida después de pasar por el corazón de Cristo“.

¿Por qué merece la pena ver el documental?

Porque Heridos no es una película sobre el aborto, sino sobre las personas.

Habla de dolor, sí, pero también de perdón, reconciliación y esperanza.

Es una historia que toca el alma, incluso de quienes no han vivido algo parecido, porque todos llevamos alguna herida que necesita ser mirada con amor.

Vale la pena verlo porque nos recuerda que nunca es tarde para empezar de nuevo. Y vale la pena invitar a personas que pueden pensar distinto y, después del cine, disfrutar de una agradable conversación sobre el asunto. Sin extremos. Sólo escuchando.

Por Javier Navascués

5 comentarios

  
Oscar
"Bueno, para la elaboración del documental he conocido muchos casos de personas que reconocen la herida profunda del aborto, incluso tratan de ayudar a sanarla, y, aun así, están a favor del aborto. "

Al decir que tratan de ayudar a sanarla, entiendo que a otras personas.
Supongo que será lo que oigo a algunos políticos abortistas, que es un tramite muy duro para la madre, pero aun así están a favor.
Se puede ser mas vil?
05/11/25 11:58 AM
  
Andreina
Es terrible, el antes el después, la vida... Mi unico consuelo Dios, porque el es mi padre misericordioso.
Tantos años de no poder alzar la vista al cielo.
05/11/25 8:23 PM
  
JSP
1. Cuando una madre pierde a un hijo no lo olvida jamás: el puñal queda clavado en el corazón hasta la muerte. Tampoco olvida el padre.
2. ¿Qué ocurre con el aborto?
3. La madre que es consciente de haber asesinado a su hijo nonato, le ocurre lo mismo que si lo hubiera perdido por causa natural, pero con el gravamen del síndrome o trastorno por acto intrínsecamente malo.
4. La madre que ha abortado 1 vez, si no se convierte, si no se consagra a la Virgen María, y lleva una vida cristiana con devoción en fe que obra en la caridad de NS Jesucristo, difícilmente accederá al Purgatorio. Pues, la pena del infierno es por abortar, por el filicidio nonato materno. Y recordemos que 1 solo aborto voluntario tiene, si hay acceso al Purgatorio, duración hasta el Juicio Final, donde inductores (padre, gobernante, juez, empresario clínica, etc.), madre y operarios asesinos en el matadero de nonatos serán definitivamente establecidos.
05/11/25 10:11 PM
  
Marcelo Arderiu
Podrian indicarme cómo ver el documental?
06/11/25 2:22 PM
  
Andrea Giarda
Cómo podemos verlo?
06/11/25 10:03 PM

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4.11.25

Mons. David Abadías: “Reconocer a Cristo como Dios y Señor es el centro de nuestro credo”

El Dr. David Abadías Aurín. Obispo auxiliar de Barcelona. Nació en Barcelona,  el 31 de julio de 1973. Licenciado en Teología, especialidad Sagrada Escritura, por la FTC, y en Historia de la Iglesia por la Facultad de Historia Eclesiástica de la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Es doctor en Historia de la Iglesia por la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma. Ha sido decano de la Facultad Antoni Gaudí de Historia, Arqueología y Artes Cristianas (FHEAG) desde el año 2016 hasta el 2022. Ha sido profesor de Historia de la Iglesia medieval (FTC y FHEAG) de Metodología y fuentes Históricas (FHEAG) y de Cultura y Cristianismo en la edad moderna y contemporánea (FHEAG). Ha sido el Jefe del Departamento de Historia de la Iglesia de la FTC (hasta 2014), y Jefe de Publicaciones de la FTC y de la FHEAG, además de coordinador académico de la FHEAG.

El próximo jueves 12 de noviembre impartirá una charla sobre el Concilio de Nicea a las 19: 30 en el salón de actos de la iglesia de Montalegre de Barcelona.

¿Qué importancia tuvo el Concilio de Nicea en la Historia de la Iglesia?

Fue el primer gran concilio ecuménico y tuvo grandes e importantes repercusiones para toda la Iglesia universal. Por primera vez, un concilio marcó doctrina y costumbres para todas las Iglesias cristianas.

¿Cómo valora el hecho de que lo convocase el emperador Constantino?

Fue el segundo concilio que convocaba. Antes se celebró uno en Arles en el 313, también convocado por Constantino, pero éste concilio solo afectó a las iglesias de la parte occidental del Imperio. En Nicea por primera vez, encontramos convocadas a todas las iglesias cristianas, y además, al ser convocado y presidido por el emperador (o sus representantes), se abre una nueva etapa en las relaciones entre Iglesia y estado que marcará profundamente los siglos venideros.

¿Por qué era tan importante restablecer la unidad de la fe?

Porque la comunión es esencialmente vital entre las comunidades cristianas. Que sea uno, es el deseo que encontramos expresado preciosamente en el evangelio de Juan. Puede haber tradiciones o costumbres, o liturgias propias y diferentes, pero en lo esencial de la fe y de la doctrina cristiana hemos de vivir la unidad. Las herejías, como el arrianismo, ponen en peligro precisamente esta unidad y la comunión de la iglesia.

¿Qué importancia tuvo el primer Credo promulgado en este concilio?

Fue el primer credo universal. Hasta ese momento, cada iglesia tenía un credo propio, y era el que recitaban en las celebraciones y el que se entregaba a los catecúmenos. Estos credos locales tenían una gran tradición e historia. A partir de Nicea, queda un único credo, (llamado entonces Credo de los obispos) como modelo, y que poco a poco seria aceptado y proclamado en las diversas iglesias cristianas. Es un signo muy fuerte de unidad doctrinal y eclesial.

La gran cuestión del Concilio de Nicea fue refutar la herejía arriana, que negaba la divinidad de Cristo…¿Por qué era tan importante reafirmar la divina de Cristo?

Porque es el centro de nuestra fe, afirmar la encarnación de Dios en Cristo, y reconocer a Cristo como Dios y Señor es el centro de nuestro credo y de nuestra experiencia salvífica. Arrio reducía a Cristo a un “mediador", una especie de demiurgo, una figura intermedia entre la Divinidad y los hombres. La herejía arriana tocaba el corazón del anuncio evangélico y de la experiencia salvífica.

¿Qué otros asuntos importantes se definieron en Nicea?

También se trató de la celebración de la fecha de Pascua, que en aquel entonces, era motivo de discusión pues había varios calendarios en las diversas iglesias. Se unificó el calendario de la celebración de la Pascua.

A los católicos se les llamó también nicenos en esa época, precisamente por ese concilio, ¿no es así?

En aquel momento, el concepto católico era asumido en oriente y occidente como identitario. Todo creyente cristiano, vinculado a la fe nicena era católico (pertenecía a la iglesia universal) y ortodoxo (de fe recta). Las distinciones venían por el rito latino o el rito oriental. El concepto katolikos, significa “universal” y es precisamente como se entiende y aplica el concilio de Nicea, como universal. Pero en realidad, el termino niceno era para indicar a los cristianos que habían aceptado el Concilio de Nicea, para distinguiros de los que lo rechazaban (y que era los llamados arrianos o semiarrianos).

¿Qué padres de la Iglesia tuvieron una actuación destacada en Nicea?

En aquel momento son bastantes, pero para destacar, tenemos especialmente a Alejandro de Alejandría, que fue el gran defensor de la fe nicena, como después será Atanasio de Alejandría, su sucesor, y a Osio de Córdoba, un gran personaje hispano, que fue asesor y hombre de confianza del emperador Constantino. Estos son los grandes promotores y defensores de Nicea.

¿Por qué es importante recordar en nuestros días el Concilio de Nicea?

Porque es parte de nuestra historia, y sin este momento la Iglesia de hoy no seria como es. Tenemos un legado doctrinal y moral que nos precede y configura. Hay que conocerlo, agradecerlo y hacerlo vivo hoy.

Por Javier Navascués

10 comentarios

  
Francisco alias martin13 punto com
Aprovechando que el Sr. Navascués nos invita a comentar sus entrevistas y por abrir un poco de lugar de encuentro de diferentes vivencias, yo diría que cuando Dios enumera cosas suele poner antes las más importantes y luego las menos. Por ejemplo, en los 10 mandamientos, primero están los 3 más importantes (hacia Dios) y luego los de hacia los hombres. A mí me parece que en el Credo (de Nicea, por supuesto), ocurre algo parecido. Y a mí me parece que con las 6 primeras palabras (especialmente la 5 y 6) ya es suficiente para ser muy buenos creyentes. Y me parece que muchas veces (o mucha gente) no se lo cree. Cree que Dios no es Padre sino un malvado o un loco o un viejo que no se entera, o que Dios no es omnipotente y no ve ciertas cosas que hacemos o dejamos de hacer (hablo por mí el primero).
04/11/25 8:24 AM
  
Francisco
y no "ve" ciertas cosas... (me he comido la palabra "ve"
04/11/25 10:47 AM
  
Miguel Perez
No sería más cercano a los corazones entender a Jesús como Hombre de verdad hombre, hijo de Dios, sí, pero hombre humano? Por qué esa necesidad, más por complejo de inferioridad, de no poder abrazar a un hombre hombre? Hay cierta "trampa" en que Dios mande a un hijo a hacerse hombre pero que en realidad sea un Dios. Finalmente el Dios no se quiso ensuciar del todo?

No estaba tan mal entender a Jesús como hombre sin atribuirle divinidad más que la importancia obvia de que haya sido el hijo de Dios.
04/11/25 11:54 AM
  
Rodrigo
Creo no haber entendido un rábano de lo que comentaron el sr. Francisco y el sr. Miguel. El primer parece haber relativizado bastante a Nicea con el argumento de que con vivir las primeras 5 Palabras (imagino que se refiere a los mandamientos porque Palabras es el nombre correcto) sería ya suficiente para ser un buen cristiano. Pues, entiendo que quiso subrayar el decálogo en cima de Nicea, pero fue demasiado lejos mutilando el resto de las 5 palabras y el resto de la Escritura. Si 5 palabras como que bastan, tiramos el sexto al décimo a la basura porque no son tan esenciales? Tontería. Y es igualmente tonto la lógica del o/o cuando debe ser y/y. Decálogo Y Nicea. Es más, dentro del primer mandamiento se encaja buena parte de Nicea. Somos mandados amar a Dios sobre todas las cosas. Y qué Dios es este? El Dios Uno que en Nicea, quedará determinado dogmáticamente que tiene un Hijo divino, el Señor Jesus, no una persona humana sino divina, de la misma naturaleza del Padre. Y Nicea intenta desterrar la visión de Jesús como un demiurgo como menciona el entrevistado citar la fe de los nestorianos. Lo que hizo Arrio fue echar mano de la filosofía griega platónica y proyectarla sobre Jesús. Él sería el demiurgo del Padre, el hacedor de todo pero criatura de Dios. Arrio, los judíos y muchos cristianos anteriores a él como los musulmanes siglos después nunca lograron entender como un solo Dios es al mismo tiempo Tres. Sonaba a herejía, a politeísmo. Arrio tuvo la sana preocupación de defender la unicidad divina como si fuera un judío más. Y luego de él y fel mismo Nicea, se engaña quien piensa que los nicenos (católicos y los futuros ortodoxos) salieron abrazados con sus chapitas de "católicos" en gran paz y amor. El arrianismo siguió generando peleas, excomuniones y no por nada vino el Concilio de Constantinopla (para enterrar el arrianismo y dirimir otras cuestiones). Y si todo estuviera tranquilo al respeto de Dios Uno y Trino, el trabajo de los padres capadocios hubiese sido innecesario. Gracias a ellos el pensamiento trinitario en la unidad divina fue el que disipó de vez la herejía arriana y todas las otras judaizantes con el monoteísmo rígido y solo con Dios Padre. Creo que luego de hablar todo ello, ya queda delineado mi comentario sobre el sr. Miguel, quien aparentemente no le pude entender. Quedan aquí algunas opciones: el sr. Miguel sería un protestante insuficientemente catequizado porque aboga por un Jesús de naturaleza humana y solo humana con tal de ser así cercano a los hombres. Quizás imagine un Jesús lleno de hermanos y, si va más lejos, con alguna ocurrencia sexual. Todo bastante humano. Pero si es protestante, estaría en conflito con la doctrina protestante que sí cree en Jesús verdadero Dios con dos naturalezas y una sola persona: la divina. Un segundo caso sería el que el sr. Miguel esté descubriéndose hoy ser arriano en pleno siglo XXI. No necesita sentirse solo porque hay neoarrianos. Quizás alguien cercano a teología de los Testigos de Jeová, unos muy arrianos que pueden llegar a creer en Jesús como puro hombre. Y veo un cuarto horizonte: el sr. Miguel es un católico insuficientemente instruído que está confundido. En la teología católica y en la ortodoxa no hay complejos de inferioridad o trucos divinos respecto a Jesús. Es simple, la verdad. Si Jesús fuera solo hombre, con una sola persona humana, nada en él sería diferente de nosotros. Jesús pecaría porque sería un hijo de Adán como todos nosotros. Y siendo "tan" cercano, no sería Dios y si no es Dios, su muerte en la Cruz de nada sirvió porque no lograría salvar a nadie. Yo no puedo salvar el sr. Miguel y él no me puede dar el cielo. Y es obvio: El pecado original no fue ofensa hecha a mí o a Miguel. Los primeros padres si alejaron de Dios. Naturalmente, solo Él, porque quiso hacer y podía no querer, envió a su Hijo divino. Si Jesús pecase, estaría igualmente sucio. Tenía que ser inmaculado. Si no fuese Dios, no podía redimir. Si hubiese casado, daría origen a un linaje semidivino dentro de la humanidad con gente más especial que otra y si fuera totalmente humano y casado su linaje sería totalmente humana como cualquier otra familia.
Yo me pregunto hasta qué punto Jesús experimentó en primera persona experiencias humanas tal como quedarse enfermo, tener una polución nocturna o un impulso sexual, entre otras. La Escritura describe algunas; nada dice sobre otras. En fin.... no hay manera, sr. Miguel, de haber un Jesús totalmente humano sin divinidad. Y más: es un misterio que nadie explicará totalmente, el de interacción humano y divina presentes en la única persona divina de Cristo. Sabemos que su divinidad no fue óbice para que el Hijo sintiera cansancio, hambre, sueño, sed, alegría, angustia, tristeza. Acaso la divinidad de Cristo portaba una trampa divina que le impedía pasar por todo lo humano? No lo sé. Me inclino a pensar que no, porque a Biblia dice que fue en todo igual a nosotros excepto en el pecado. Y aún impecatable, cargó sobre sí el peso de los pecados de los otros. Este es otro punto: si Jesús fuera mero hombre no cargaría el pecado de sus vecinos. Solo un Dios logra cargar los pecados humanos y perdonarlos.
04/11/25 4:10 PM
  
Francisco
Sr. Miguel:
¿Qué más "hombre hombre" quiere Ud. que dejarse morir como murió? Abandonado de sus discípulos (sólo con...), en muerte más afrentosa, rodeado de ladrones,... ¿Dónde ve la divinidad de JC en su muerte?
Hijos de Dios somos los católicos en gracia, pero Él además de ser hijo de Dios era "consubstancial" al Padre. Que creo que fue en este concilio que se declaró para zanjar discusiones.
Por otro lado, mirar la humanidad de JC no es pecado, como creo que hacía Sta. Teresa. Pero sin olvidar lo otro, evinte.
04/11/25 4:53 PM
  
Francisco
Sr. Miguel: Quiero decir, que NSJC vivió la experiencia más opuesta a Su divinidad más imaginable posible: Él todo amor murio odiado por todos, todo misericordioso murió abandonado por todos (excepto...), Él todo poder omnipotente hecho un ecce homo. ¿Según Ud., qué tendría que haber hecho más humano, más alejado de Su divinidad? Y además la muerte, que es puramente humana, que tampoco tiene nada que ver con Su divinidad. Que además es irreversible: no es "una experiencia como otras", de la que luego nos reponemos. ¿Qué más humano y más importante para un hombre que morir así?
Sr. Rodrigo: siento que no me haya entendido. Me refería a las 6 primeras palabras del Credo: "credo in unum deum, Patrem Omnipotentem". Una pequeña precisión: NSJC es consubstancial al Padre, no "de la misma naturaleza": dos lápices son "de la misma naturaleza", pero no "consubstanciales".
04/11/25 5:17 PM
  
Vladimir
Acojo con total adhesión y fidelidad, todo lo dicho y declarado por el Concilio de Nicea, pero hay algo que nunca he entendido: Cómo se puede decir que Cristo es VERDADERAMENTE hombre, si no es persona humana?
04/11/25 8:12 PM
  
Francisco
Sr. Vladimir:
El Demonio a largo plazo va a sustituir toda la clase media (incluidos todos los funcionarios: desde políticos a policías) por máquinas (desde drones a coches autónomos, cámaras, robots humanoides, etc.).(Además de reducir muchísimo su número). Pero para ello necesita dotarles de personalidad jurídica. Para ello, como paso intermedio, está dotando de personalidad jurídica a los animales, empezando a otorgarles derechos humanos. Y cobrando o sin cobrar Ud. está haciendo ese trabajo: el transhumanismo, diluir el concepto de hombre, de persona.
05/11/25 3:35 AM
  
Chico
Muy importante todo esto. Pienso: ¿Y no hay Jerarca en la Iglesia que le hinque el diente con tanta profundidad como la de aquí, a la situación actual de la católica España?. Y es que me siento solo y desamparado por mis Pastores ante tanto peligro moral social político …..?. Me siento solo.
05/11/25 2:21 PM
  
Vladimir
Qué lástima: planteo con toda sencillez una duda, no de Fe (porque creo sin cuestionar todo lo que enseña la Iglesia), sino de comprensión, y en vez de recibir una explicación, recibo más confusión.
Pero ni modo, seguiré preguntando, cuando no sepa algo, y así alguna vez recibiré la respuesta que necesito.
Alabado sea Jesucristo, verdadero Dios y verdadero hombre.
05/11/25 4:14 PM

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