Holocausto: ¿qué dijo verdaderamente el Papa?

El discurso pronunciado por Benedicto XVI en el Museo en recuerdo de las víctimas del Holocausto no ha sido una alocución más. Las palabras del Papa colocan a aquel terrible hecho histórico en el lugar que debe ocupar en el pensar y el sentir de los católicos. Después del sonado “caso Williamson” se suponía que el Papa debía “lucirse” al abordar el tema. Y lo hizo. Aunque a algunos no los conforme.


Después del discurso papal, según informaron la agencia Ynet y el Jerusalen Post, el Rabino Yisrael Meir Lau, presidente de Yad Vashem, criticó duramente su contenido como carente de compasión, tristeza y dolor por la terrible tragedia de seis millones de víctimas. La palabra “seis”, dijo, no fue incluida en el discurso. El rabino también criticó la utilización por parte del Papa de la palabra "muertos" en lugar de la palabra "asesinados". Agregó que el Papa Benedicto no mencionó a los nazis como responsables del Holocausto. Lo que más preocupa, dijo el rabino, es la falta de solidaridad con la nación judía, que ha perdido un tercio de sus hijos (en el Holocausto). “No estoy hablando de disculpas, estoy hablando de empatía … este texto se ha centrado, en cambio, en una "simpatía" por el dolor de la humanidad”.


Francesco Colafemmina, de Fides et Forma, analiza el discurso del Papa en Yad Vashem partiendo de las críticas del Rabino Lau. El artículo es sumamente interesante y pone de manifiesto, una vez más, la profundidad y la claridad de pensamiento de Benedicto XVI.


El maravilloso discurso de Benedicto XVI

en Yad Vashem


por Francesco Colafemmina


El agudo análisis del Rabino Lau, Presidente del Consejo del Yad Vashem, nos ayuda a entender, por un lado, el sentido del magistral discurso del Santo Padre, y por el otro aquella dogmática holocáustica que Yad Vashem reclama como la única verdad indiscutible e incontestable del mundo contemporáneo.


En primer lugar, partamos de las consideraciones finales del Presidente de Yad Vashem: empatía versus simpatía1. El Papa ha utilizado palabras “simpáticas” incapaces de establecer un diálogo empático con el pueblo judío - afirma el Rabino. La diferencia está en el punto de vista.


Si, efectivamente, por empatía entendemos una capacidad de comprender el sufrimiento de los demás imaginándose en su lugar y, por tanto, poniendo el acento exclusivamente en su sufrimiento, es evidente que el Pontífice ha querido establecer claramente la ausencia de una primacía del pueblo judío en el sufrimiento.


En cambio, ha querido reconducir el sufrimiento del pueblo judío durante el holocausto a una dimensión humana y, por tanto, hipotéticamente repetible, y no sólo en contra de aquel pueblo, sino de toda la humanidad. Viene entonces a disminuir la dimensión racial y nacional del Holocausto, entendido como "sufrimiento elegido" del pueblo judío, frente al sufrimiento de otros pueblos o grupos humanos.


El discurso del Papa es “simpatético” en el sentido de que une los sufrimientos del Holocausto a los de una humanidad herida por el pecado y necesitada de amor cristiano, para que el odio sea definitivamente abolido y la tierra pueda transformarse en un jardín.


Antes de pasar al análisis de los pasajes del discurso papal en particular, es importante notar que la dimensión “simpática” no implica la reabsorción de la tragedia del pueblo judío en una dimensión puramente humana, antropológica, del sufrimiento. De hecho, el discurso completo se abre acentuando el mismo significado de las palabras Yad Vashem ("memorial" - "nombre").


El personalismo, el nombre a recordar, la identidad de las víctimas del Holocausto, no es absorbida en la comunión indistinta de todas las víctimas del odio, del racismo y de la violencia. Más bien, su “nombre y su “memoria” son certeza de una identidad enraizada en una historia única y esculpida graníticamente en la conciencia colectiva de la humanidad. Más aún, precisamente para remarcar este aspecto, añadió: “los nombres custodiados en este venerado monumento tendrán para siempre un lugar sagrado entre los innumerables descendientes de Abraham.” El recuerdo de un pueblo está impreso en su descendencia. Su sufrimiento se propaga y se recuerda como ejemplar para la humanidad, como una advertencia para el presente, y no como una aplicación unívoca del dolor, por intensidad y por crueldad, a un limitado grupo de seres humanos.


Por lo tanto, es como si el Santo Padre hubiera querido afirmar la dimensión común a toda la humanidad de aquella tragedia y no su pertenencia a un único pueblo. El mal realizado entonces no fue simplemente fruto de la desviación nazi, sino más bien del pecado del hombre, de su imperfección y de la herida abierta por el mal en el alma de la humanidad. Si es reconducido a esta dimensión “humana” y “simpática”, el drama holocáustico de Israel asume un significado capaz de desembocar en aprendizaje, en propuesta de cambio de perspectiva humana y espiritual. De otro modo, corre el riesgo – como, de hecho, ocurre a menudo – de transformarse en una justificación histórica sobre la cual fundar la existencia de una nación y su autoridad, para administrar mejor los propios derechos y las propias ambiciones.


He aquí por qué el corazón del discurso papal no puede ser más que la referencia explícita a la revolución cristiana del amor: “La Iglesia católica, comprometida en las enseñanzas de Jesús y decidida a imitar el amor por toda persona, siente profunda compasión por las víctimas aquí recordadas. Del mismo modo, está junto a quienes sufren persecuciones a causa de la raza, el color, la condición de vida, o la religión. Sus sufrimientos son los suyos, y suya es su esperanza de justicia. Como Obispo de Roma y Sucesor del apóstol Pedro, confirmo - como mis predecesores - el compromiso de la Iglesia de rezar y actuar sin descanso para asegurar que el odio no reine nunca más en el corazón de los hombres. El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob es el Dios de la paz (Cf. Salmo 85, 9).


La tarea de los cristianos no es simplemente, banalmente, o en forma particularista, asegurar que los judíos no sean más perseguidos sino, más bien, “rezar y actuar sin descanso para asegurar que el odio no reine nunca más en el corazón de los hombres”. ¿Es o no es éste el más vivo testimonio de las palabras de Nuestro Señor? Él es el Redentor del hombre, el Salvador de la humanidad, y no sólo el Messiah hebreo que viene a salvar al pueblo elegido. La dimensión universal de la Iglesia está viva y palpitante en estas palabras que, lejos de limitar el eco del sufrimiento del pueblo judío, lo hacen aún más fuerte y espantoso, revelándonos cómo la entera humanidad puede ser, al mismo tiempo, víctima y verdugo en un mundo no redimido por la Verdad del amor.


Y el Papa avanza con la dimensión cristiana del Libro. Él incardina el Evangelio en el Antiguo Testamento cuando afirma: “Mientras estamos aquí, en silencio, su grito sigue haciendo eco en nuestros corazones. Es un grito que se eleva contra todo acto de injusticia y de violencia. Es una condena perenne de todo derramamiento de sangre inocente. Es el grito de Abel, que se eleva desde la tierra hacia el Omnipotente”. El grito de Abel es el primer sonido del sufrimiento inocente que emana del Libro Sagrado común a judíos y cristianos. No es simplemente el grito de un patriarca de Israel sino el grito del antiguo Inocente que se repetirá en el Cordero sacrificial, en Cristo que lleva sobre sí los pecados del mundo.


En todo el discurso, están presentes referencias al Antiguo Testamento, sobre todo a los Salmos. El Papa demuestra de este modo su profundo respeto por la sensibilidad judía pero quiere crear la perfecta continuidad entre aquel mensaje y el nuevo de la buena noticia. Sin Cristo, de hecho, el mensaje bíblico parecería estancarse en la Sirte de la historia de un pueblo y de su Dios personal, no en la de la entera humanidad. Así – concluye Benedicto XVI citando a Isaías – “Bueno es el Señor con el que en Él espera, con el alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación del Señor (3, 22-26). Queridos amigos, estoy profundamente agradecido tanto a Dios como a vosotros por la oportunidad que se me ha dado de recogerme aquí, en silencio: un silencio para recordar, un silencio para esperar”.


He aquí que todo el sufrimiento, todo el peso terrible de aquel acontecimiento, se convierte hoy para nosotros no en un dogma, una verdad para imponer como un peso al mundo no judío, un fardo moral para la humanidad no hebrea, sino que se hace memoria, oración y esperanza para toda la humanidad, para que el mal del hombre sea cancelado por el Reino del amor y del perdón.


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1- Nota del traductor: entendemos aquí “simpatía” en su acepción primera de “comunión de sentimientos”. Introducimos también en el texto el término “simpatético” utilizándolo en el mismo sentido.


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Fuente: Fides et Forma


Traducción: La Buhardilla de Jerónimo

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23 comentarios

  
Luis Fernando
Estoy de algunos rabinos hasta la coronilla, por no decir hasta otra parte del cuerpo. Representan precisamente aquello de lo que se tendría que librar el pueblo judío.

Y ya está bien de que cada vez que se les tiende la mano, la golpeen.
13/05/09 7:23 AM
  
Gallego
Es cierto que Lombardi negó que el Papa perteneció a las juventudes hitlerianas cuando el mismo Papa lo ha reconocido?

(pertenencia obligada, pero pertenencia)
13/05/09 2:45 PM
  
don pelayo
Que el Papa tome nota, ésta es la forma en que abundantes sectores del judaísmo pagan sus, a mi manera de ver, desafortunadas cesiones.
13/05/09 4:40 PM
  
Dante
Cuidado, creo que desde aquí se puede caer en el juicio de intenciones que tanto se deplora en la otra parte.

He leído y escuchado, por la tv israelí, los comentarios del Rabino presidente de Yad Vashem : no creo, y lamento contradecir al articulista, que se puedan considerar como excesivamente duras.

Las considero personalmente bastante moderadas, tanto en el fondo como en sus formas. Estamos, en cualquier caso, comentando unos y otros declaraciones puntuales desde la subjetividad más absoluta.

Se requiere prudencia, en ambas partes. Recuerdo al filósofo Alain Finkielkraut, judío y sionista, quien declaraba hace poco a un enfurecido pro-palestino : es responsabilidad de cada uno de nosotros moderar a los de nuestro bando.De hecho, cuando Williamson niega la importancia cuantitativa del genocidio, es injusto atribuir ese parecer al conjunto de la Iglesia. Cuando dos ciudadanos israelíes pretenden denunciar al papa sobre no sé qué contienda de la memoria histórica, no se puede atribuir eso al estado de Israel, al conjunto de los ciudadanos isarelíes, o al conjunto del pueblo judío. Cuando leo posts, aquí por ejemplo, abiertamente anti-judíos y carentes de la menor compasión y matización hacia nuestros "hermanos mayores" (dixit Juan Pablo Magno), no tengo derecho a atribuirlos al conjunto de los católicos.

Personalmente, me quedo con dos declaraciones:

-Hece tres días, el Padre Michel Remaud, sacerdote residente en Jerusalén desde hace cuarenta años y director de la Escuela de Estudios Judíos que forma a cristianos deseosos de conocer mejor el Judaísmo, declaraba que la supervivencia y dinamismo del pueblo judío, en el siglo 21, aunque pudiera todavía molestar a algunos, incluso en el catolicismo, le parece algo extraordinario, una prueba más de la fidelidad de Dios al pueblo de la Primera Alianza, aquella que "no puede ser revocada", según Juan 23 y Juan Pablo II.

-Los dos Grandes Rabinos de Israel (máxima autoridad del Judaísmo mayoritario), con quienes se entrevistó el Papa hace dos días, agradecieron a Benedetto sus palabras de condena del antisemitismo y su cariño especial hacia los Judíos, así como su afán por proseguir un diálogo fraterno y respetuoso con las diferencias.



14/05/09 10:50 AM
  
Ricardo de Argentina
No comparto tomar la opinión de los rabinos judíos como base de un comentario católico. Están siempre obnubilados de parcialidad.
Ellos no pueden reclamar compasión hacia sus compatriotas asesinados hace décadas, cuando no la tienen para con los palestinos asesinados hace semanas, demostrando palmariamente un racismo que ya envidiaría Hitler.
14/05/09 4:16 PM
  
Torquemada
El Papa no dijo que los nazis no fueron los responsables porque es evidente, dijo "muertos" porque murieron, lo cual no excluye el asesinato, no dijo seis millones porque tal cifra es abultada e inexacta, a pesar de que el mismo Papa sí habló de "sesi millones" en su discurso de llegada a Israel...

Como LF, estoy hasta ... de ciertos rabinos prepotentes. Creo sinceramente, y lo digo friamente, que la mejor cura en salud para todo esto es que el Santo Padre firme, al día siguiente de llegar a Roma, la beatificación de Pío XII, cuto proceso, por cierto, ya está terminado, cerrado y pendiete únicamente de esa firma que hasta ahora no se produce por "miedo" al sionismo y sus campañas luciferinas contra la Iglesia de Cristo.
14/05/09 4:49 PM
  
don pelayo
En los comentarios aqui vertidos, al menos de momento, observo que nadie ha querido englobar al pueblo judío. Se ha mencionado a sectores -más o menos numerosos- de él. No sé, entonces, a qué vienen las palabras del judaizante Dante.

Por cierto, la expresión "hermanos mayores" con la que el Papa Juan Pablo II se refirió a los judíos, no me tranquiliza demasiado. Al menos si con esto se pretende que, por ser gente de familia, todos los judíos son de "buen rollito" con los católicos. Abel también tenia un hermano mayor...
14/05/09 4:56 PM
  
dante
No considero que los últimos posts vertidos aquí reflejen el sentir de la Iglesia sobre Israel, los Israelíes o los Judíos. Sería injusto y poco compasivo de mi parte. Sería una deformación y una calumnia contra la Iglesia. Son opiniones de algunos católicos, rezaré por ellos.

En líneas generales, creo que las declaraciones del papa han sido positivas y, como dice el presidente de la democracia israelí, las relaciones nunca han sido tan buenas. Me alegro también de que, por fin y el último día, el Papa haya alertado sobre la difícil situación de los cristianos en Nazaret, perseguidos por los musulmanes. Hoy entrevistaban en una televisión europea al portavoz de un grupo que desea obligarles a la conversión a Alá, a escasos metros de la Basílica de la Anunciación, quien decía que los árabes cristianos irán todos al infierno si no se arrepienten, que el papa apoyó la guerra de Irak y que defiende la prostitución. Monseñor Fouad Tzal, patriarca nacionalista de Tierra Santa : ¿Responderá, defenderá a los fieles, o seguirá despotricando contra el estado israelí mientras sus hermanos musulmanes siguen intimidando a los católicos de Tierra Santa?
14/05/09 8:00 PM
  
Ricardo de Argentina
Acertada observación, Don Pelayo.
Hay hermanos mayores que pueden llegar a ser temibles.
14/05/09 8:10 PM
  
Ricardo de Argentina
A pesar de los esfuerzos del judaizante Dante por desviar el tema, es fuerza reconocer que el problema con los rabinos es real. Ellos están instigando a las autoridades de Israel para que no negocien y lo pretendan todo, aniquilando hasta el exterminio al pueblo palestino, pues asimilan equivocadamente esta invasión con la que Dios les ordenó al final de su Exodo.
14/05/09 8:25 PM
  
don pelayo
Ricardo de Argentina:

Recuerdo un libro muy interesante de un compatriota tuyo, el jesuita Julio Meinvielle. El título era "El judío en el misterio de la historia". En ese texto incluso se hace de Caín una especie de figura profética del pueblo judío, o más exactamente, de aquella parte del pueblo judío que rechazó a Jesús.

Creo, por otra parte, que Meinvielle, un brillante teólogo y filósofo en mi opinión, cae en algunas excesos que demeritan un tanto su obra; pero, no me da miedo decirlo, también contiene abundantes aciertos que valen la pena recordar ante la desmesurada política pro-judía desarrollada por la Santa Sede.
14/05/09 9:52 PM
  
Ricardo de Argentina
Don Pelayo

El P. Meinvielle, que era diocesano de Buenos Aires, fue un sacerdote ejemplar, párroco muy querido y escritor eminente. Leí esa obra en mi juventud, y es la primera vez que oigo que tenga excesos. Sé que la han tachado de antisemita, pero ni ápice; ésa es una obra profundamente católica. Rechaza el sionismo, es cierto, y tiene todo el derecho de hacerlo si le parece correcto.

A mi no me agrada la política exterior del Vaticano. Y sospecho que al Papa tampoco. Pero me parece que es "pro-Iglesia". Aunque podría serlo más.
14/05/09 11:47 PM
  
Antonio
El discurso del Santo Padre en Yad Vashem tiene una orientación interesantísima. El Papa ubica los sufrimientos del pueblo judío en la línea de las consecuencias del pecado original, pero no cede un ápice en concederles el papel "redentor" que le da la "teología del holocausto". Al hacer referencia a Abel, pone el sufrimiento del pueblo judío a la par de todo sufrimiento humano. Para algunos rabinos, esto será siempre "demasiado poco".
Pero hablando así, el Papa deja bien claro cuál debe ser la postura de los católicos ante el Holocausto.
15/05/09 2:38 AM
  
don pelayo
Ricardo de Argentina:

Al hablar de algunos excesos en la obra de Meinvielle me refiero a la utilización de algunos adjetivos innecesarios. Amplios sectores del judaísmo llegan a ser calificados como "parasitos" y "envenenadores".
En otras obra, De la Cábala al Progresismo, cae en la trampa de otorgar credibilidad a algunas obras muy discutibles, como la de León Meurin, a su vez basado en algun grado en el farsante Leo Taxil.

Sobre la acusación de antisemitismo, la verdad es que es el mismo Meinvielle quien nos recuerda, en "El Judío en el misterio de la Historia", que la Iglesia siempre a condenado el antisemitismo. Entendiendo por tal el mero odio racial y la búsqueda de una solución a la cuestión judía mediante el exterminio...
Para Meinvielle el problema no era de indole racial, sino teológico. Creo que acertaba de lleno en esto. Yo le catalagoría como un exponente del antijudaísmo católico (judaísmo posterior a Cristo).

15/05/09 2:54 AM
  
dante
No, Ricardo, el problema con "los rabinos" no es real, por varias razones, siendo la primera de ellas que "los" rabinos no existen.

Se lo voy a explicar, seguro que lo va a entender : los dos grandes Rabinos de Israel, uno ashkenaze y otro sefardí, representantes del judaísmo mayoritario en Israel (el llamado ortodoxo, es decir ni ultra ni liberal) y partícipes de los diálogos oficiales entre la Iglesia y el Judaísmo, han agradecido al Papa sus palabras y su actitud dialogante y respetuosa con los Judíos. Por lo tanto, si se refiere usted, con la apelación "los rabinos", a la corriente religiosa mayoritaria en Israel (y en Europa, a través de los consistorios relacionados con el gran rabinato de Jerusalén), no hay problemas mayores, sino diálogo, dentro de un ciclo extraordinariamente positivo desde Nostra Aetate. Sé que esta apreciación entristecerá a márgenes católicos antijudíos (minoritarios), pero es así, para consuelo y satisfacción de la mayoría de los cristianos.

Ultras enemigos de la paz y de su prójimo, como Williamson en el cristianismo, o el religioso italiano que recibe a sus fieles con una cruz gamada en el hombro, los hay, ciertamente, tanto en la Iglesia Católica como entre los Judíos. Son minoría, gracias a Dios.

En cuanto a "hermanos mayores", consulten hemerotecas : Juan Pablo II lo dijo en un sentido bien preciso, extraordinariamente positivo, de respeto y discernimiento hacia un pueblo cuya alianza, y sigue siendo un misterio, "no puede ser revocada" (posición oficial de la Iglesia) por la "fidelidad de Dios a su promesa", tal como lo escribe el padre Remaud. Mal que les pese a algunos.

Shalom.
15/05/09 2:08 PM
  
Ricardo de Argentina
Don Pelayo:
Conoces la obra de Meinvielle mejor que yo, que no la he releído en muchos años. Y por lo visto, con mayor fundamento.

Es cierto que el problema judío es teológico y no racial.Tan cierto, como que creo casi con seguridad que la "raza judía" de los tiempos de N.S.J.C. ya no existe más, por el altísimo componente extra semita que tiene la población judía actual. Y en esto creo ver un determinismo teológico ligado a la promesa de que los judíos se han de convertir, que nos dice el Evangelio. Para que se conviertan, tienen que sobrevivir como nación y como religión, aunque desaparezcan y se confundan como raza.

Respecto a los supuestos excesos, creo que debe quedar claro que decir la verdad no es un exceso. Puede ser oportuno o inoportuno, pero no exceso, sino en rigor, es deber de todo católico. Ahora bien, si no existieran dentro del judaísmo sectores "parásitos" o "envenenadores", ya no estaríamos ante un exceso sino ante una falsedad. Me resulta imposible juzgar sobre el acierto de las afirmaciones de Meinvielle, pero es raro que exista una comunidad que no tenga parásitos o envenenadores en su seno. Y en el caso de los judíos, que se ceben en los católicos se me hace de lo más previsible.
15/05/09 2:20 PM
  
Ricardo de Argentina
Dante:
Williamson fue claramente desautorizado por el Papa, pero al intolerante y fanático rabino del memorial, ninguno de los GRandes Rabinos lo desautorizó. Y eso no es un detalle menor.
La cuestión judía y consecuentemente el tema de la Diáspora y del Estado de Israel, no encuentran explicación fuera de la teología. Quieren reconstruir el Templo y recuperar la heredad histórica, he ahí el objetivo netamente religioso, que no encuentra explicación ni en la política, ni en la economía.
Cuando me refería a "los rabinos", no estaba pensando puntualmente en los dos Grandes Rabinos, sino en el rabinato en general, que es el que está fogoneando esta aventura macabra de apoderarse absolutamente de todo lo que haya entre el Mediterráneo y el Jordán, sin dar pie a ninguna negociación que comprometa seriamente este fin buscado. Como sería, por ejemplo, la razonabilísima y humanitaria propuesta de los árabes, del Papa y del mundo todo, de aceptar la existencia de un Estado Palestino. Israel exige humanidad y compasíón para con los muertos judíos, mientras se la niega absolutamente a los vivos gentiles. A los hechos me remito.

GRan sorpresa habrá para muchos en el Juicio Final, pues Dios resiste a los poderosos y enaltece a los humildes. Y rechaza las injusticias, muchas de las cuales denunció el Papa con suavidad pero con claridad en sus discursos.

15/05/09 2:54 PM
  
Ricardo de Argentina
Dante, no quiero dejar sin comentar tu observación sobre los "hermanos mayores".

Hay verdades esenciales, digamos "verdades marco", y verdades que no lo son, digamos secundarias, y no me pidas precisión en los términos porque mi filosofía es deplorable. Trata de entenderme, por favor.

Entre las verdades esenciales de nuestra fe está la del advenimiento de la Nueva Alianza, que es un pacto nuevo que Dios propone a los hombres, simultáneamente con el hecho impensable e inaudito de la Redención, que es rescate de los hombres al precio del sacrificio del Hijo de Dios. La cual, por su trascendencia, amerita "renovar contrato", si se me permite semejante vulgaridad en orden a la claridad.

Los judíos se negaron a renovar ese contrato, o sea a integrarse a la Nueva Alianza. Se fueron como el hijo Pródigo, y quedaron fuera y fuera están, aunque con promesas de retorno y de buena acogida.

Cuando el Dios Uno y Trino se les reveló tal como era, ellos lo rechazaron y prefirieron seguir dando culto a un Dios imaginario, pero que no rechazara sus gravísimos vicios. Comenzaron a adorar a una Idea antes que a la Realidad que tenían ante sus ojos. Y así siguen.

Cuando Dios se revela, nadie tiene derecho a decir :"No, Dios no es así sino como me parecía antes a mí". Eso es, además de obcecación y soberbia, ignorancia de la pedagogía de la Salvación.

Es dentro de estos conceptos-marco que deben entenderse lo de "hermanos mayores" y "alianza irrevocable", para aventar todo riesgo de absolutización distorsionante.
15/05/09 3:35 PM
  
dante
Ricardo, de nuevo está usted equivocado en su apreciación, creo sinceramente que le falta información, pues no quiero creer que escriba de mala fe.

En primer lugar, el rabino presidente de Yad Vashem no es ningún fanático, ni se ha expresado como tal. Ha lamentado la ausencia de algunas palabras en el discurso del Memorial, comparándolo con el de Juan Pablo II, quien sí habló en ese mismo lugar de "asesinatos", "millones" y quien sí se refirió a la responsabilidad particular de un estado y de un régimen, la Alemania nazi.

En segundo lugar, los dos Grandes Rabinos de Israel, quienes no participaron de esa declaración, no tenían por qué corregir al presidente de Yad Vashem : esas cosas no se hacen en el Judaísmo, como tampoco se hacen en el protestantismo y tantas otras religiones, ya que no se rigen por la estructura vertical existente en la Iglesia, con el Papado. Otro caso sería si las declaraciones de esa persona hubieran sido ofensivas o escandalosas, pero no lo eran. En ese supuesto, propablemente las hubieran denunciado, como lo hicieron unos días antes a propósito de dos Judíos (no eran rabinos, por cierto) que querían denunciar al papa por no sé qué delirante reclamo histórico.

En las tres partes dialogantes, porque también está el Islam, hay personas que sueñan con el acercamiento (no significa sincretismo ni conversión, sino mayor aprecio, respeto y comprensión) y obran por él. Y también hay otras, desgraciadamente, que sueñan con guerra santa. Cada uno de nosotros debería preguntarse :¿Y yo?

Me quedo con las últimas declaraciones del Papa, hoy en el aeropuero Ben Gurión, antes de regresar a Roma : ha modificado el discurso previsto, según las fuentes de "Le Pélerin" y ha respondido, de cierta forma, al presidente de Yad Vashem, lo que significa que ha deseado levantar suspicacias y disipar equívocos : ha pronunciado al palabra "exterminio" y ha denunciado el régimen nazi. Me alegro por ello.

Y me quedo también con esta magnífica escena, anoche en Nazaret, entre responsables religiosos cristianos, judíos y musulmanes : un rabino, en lugar de leer el discurso consabido, rompe a cantar y a rezar "Salam" y "Shalom". El Papa y los demás se levantan (no estaba previsto), se dan la mano y cantan con él. Bendito sea Dios.

http://blog.lefigaro.fr/religioblog/2009/05/limage-qui-resumera-le-pelerin.html


15/05/09 3:45 PM
  
dante
Ricardo, sobre su segundo post, poco tengo que decir, salvo lo que resulta evidente : judíos y musulmanes no comparten la fe de los cristianos en la redención en Cristo ; los judíos, más concretamente, no creen que exista una nueva alianza entre Dios y un Israel "Verus" o "espiritual". Si lo creyeran, no serían judíos, sino cristianos.

Es así. La Iglesia respeta a quienes no comparten sus dogmas, y dialoga con todos. También menciona en sus escritos que mantiene una relación especial con los Judíos, por ser el pueblo de la primera alianza. También los nombra con cariño "hermanos mayores en la fe". También menciona que esa primera alianza "no puede ser revocada". También ha renunciado a la "teología de la substitución". También ha pedido disculpas por haber acusado, en el pasado, al pueblo judío de ser "deicida".

¿Cómo se concilia todo eso con la "sola fides"? Pues no lo sé, es una cuestión teológica y no doy la talla para solventarla.
Pero me alegro de los pasos dados por la Iglesia, renovando su mirada hacia los Judíos, desde el respeto y la consideración.
15/05/09 4:10 PM
  
don pelayo
Ricardo de Argentina:
Estoy de acuerdo con lo que me comentas sobra la obra de Meinvielle. Fue un exceso mío hablar de excesos en la obra de Meinvielle, valga la redundancia.
Por otro lado, ¿Acaso no es en el museo de Yad Vashem donde se presenta a San Vicente Ferrer como un precursor del holocausto nazi?
Si es así, me parece que el Papa debió negarse en redondo a visitar un sitio, o una institución, claramente calumniadora.
En otro orden de cosas, no encuentro nada claro la legitimidad de un supuesto “abandono de la teología de la substitución”. Ésta es plenamente ortodoxa y la Iglesia actual no puede negar la que ha sido la doctrina de la Iglesia, desde sus Padres.
15/05/09 7:16 PM
  
Ricardo de Argentina
Comentario de dante
...Y también hay otras, desgraciadamente, que sueñan con guerra santa.
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Dante, ¿en qué mundo vive Ud.?
La "guerra santa" (guerra por motivos religiosos) la iniciaron los judíos hace décadas, con el objetivo que arriba mencioné.
Los últimos hitos de esa guerra de limpieza étnica han sido la construcción del muro, la guerra preventiva contra Hamás y la Masacre de Gaza.

Son ciertas las manos tendidas de la Iglesia hacia Israel. Tan ciertas como los desprecios e indiferencias conque han sido correspondidas. Yad Vashem lo ha dejado clarísimo. Por favor vaya arriba y relea lo escrito por F. Colafemmina. El Papa armonizó magistralmente la Verdad, la Esperanza y la Caridad en su antológico discurso. Pero no, siempre es poco. En vez de agradecer, lo han criticado. ¿Qué más querían? ¿Para la próxima habrá que pedirles que ellos le radacten el discurso al Papa? Es el colmo.

Las teatralizaciones en favor de la paz, como en Nazaret, no son suficientes si al mismo tiempo otras actitudes y otros discursos las desmienten. Porque en ese caso, habrán de resonar con renovada fuerza las admoniciones que un judío dirigió a las autoridades religiosas de su tiempo, y que constan en el Evangelio.

Paz y Bien.

15/05/09 8:40 PM
  
Ricardo de Argentina
Don Pelayo:
Tengo entendido que el calumniado en Yad Vashem no es S. Vicente Ferrer sino el mismísimo Papa Pío XII. O ambos, no sé, pero el Papa seguro.
Coincido contigo en que me ha disgustado que el Papa fuese allí, sentimiento que creo compartir con muchos otros católicos, el Papa incluído, aventuro.
Pero no se me escapa que Israel es, hoy por hoy, potencia cultural, económica y política hegemónica y que además, tiene en sus manos las llaves de Tierra Santa. Súmale que es un pelín colérico, así que me he imaginado cómo procedería yo en un caso similar, y he archivado la cuestión.

Lo que afirma David sobre el fin de la teología de la sustitución (que nos enseña que la Iglesia es heredera de las promesas hechas por Dios a Israel, cosa que desde San Pablo hasta hoy viernes 15 la Iglesia viene manteniendo sin variación), es un embuste hecho y derecho. Está confundiendo deseos con realidad. Yo no se lo contesté porque el hilo de nuestro diálogo era otro.

(Caigo en cuenta que mi interlocutor se llama Dante, y no David. Pues no lo cambio. No me da la gana)
15/05/09 9:58 PM

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