Nueva novena de Guillermo Juan Morado

"La devoción a María es esencial para cualquier cristiano, no sólo para los católicos"

La editorial CCS ha publicado recientemente la "Novena a la Inmaculada" de don Guillermo Juan Morado, párroco de la parroquia viguesa de San Pablo y blogger de Religión en Libertad. En esta nueva novena, que es la sexta de las publicadas a Juan Morado, el autor vuelve a aprovechar un ejercicio de la piedad popular para formar catequéticamente al lector, citando con profusión la Sagrada Escritura y el Magisterio de la Iglesia, en especial el Catecismo de la Iglesia Católica. Don Guillermo asegura que la verdadera devoción a María consiste sobre todo en la imitación de sus virtudes.

(Luis F. Pérez/InfoCatólica*) -España es el país por excelencia de la fe en el dogma de la Inmaculada Concepción, ¿qué aporta dicho dogma al conjunto de la Revelación?

Las verdades de la fe componen una sinfonía, un conjunto acorde. Se iluminan mutuamente unas a otras. Pablo VI decía que en María todo es relativo a Cristo. Profundizar en lo que la revelación divina nos dice sobre la Virgen nos ayuda a comprender mejor el centro de la fe cristiana: el misterio de Cristo, de su Pascua. El dogma de la Inmaculada nos permite captar con mayor hondura el significado de la maternidad divina de María y su papel, subordinado al de Cristo, en la redención. A su vez, la Inmaculada Concepción de María constituye un reflejo de la santidad de Dios en la historia de los hombres; una historia marcada por el pecado. También nos hace contemplar la santidad a la que está llamada la Iglesia. Dios es, para todos los hombres, como lo fue desde el primer instante para la Virgen, la meta definitiva a la que estamos destinados.

-La dedicada a la Inmaculada Concepción es la sexta novena que ha publicado usted en los últimos dos años. ¿Pensaba que un género tan poco "actual" tendría tanto éxito y que sería tan bien recibido por los fieles?

No creo que sea un género poco actual. En las parroquias se hacen novenas, para preparar algunas fiestas y solemnidades. Muchas veces pensamos en nuevas formas de evangelización, y debemos hacerlo, pero descuidamos las formas y los medios que ya están a nuestro alcance. Estos escritos – tiene usted razón en que ya es la sexta publicada – han surgido desde la vida, no como proyectos teóricos, sino respondiendo a necesidades, e incluso a peticiones, muy concretas. Afortunadamente, son bien recibidas. De hecho, las editoriales las publican, lo cual es significativo e indica que estos libritos tienen interés para la gente.

- Sus novenas no sirven sólo para rezar sino que buscan también la formación de los creyentes, ¿no cree que ha habido cierta dejadez por parte de la Iglesia en el aspecto formativo de las personas más cercanas a la piedad popular?

Me remitiría a lo que dice el “Directorio sobre la piedad popular y la Liturgia”: “Los ejercicios de piedad no pueden permanecer ajenos a los progresivos avances de la investigación bíblica y teológica sobre la Madre del Salvador, es más, se deben convertir, sin que cambie su naturaleza, en medio catequético para la difusión y conocimiento de los mismos”. Piedad y formación no son dos dimensiones alternativas, sino complementarias. He procurado que cada una de mis novenas sea, sin perder su carácter de ayudas a la oración, una pequeña catequesis que ayude a conocer mejor la fe cristiana y a profundizar en la vivencia de la misma. Por eso, procuro que esté muy presente en estas obras la Sagrada Escritura y, también, la enseñanza de la Iglesia; en especial el “Catecismo de la Iglesia Católica”.

-Como sacerdote católico, ¿qué papel juega en su vida la devoción a la virgen María?

La devoción a María es esencial para un cristiano; no sólo para un católico. La Virgen es la Madre de Jesús y la más perfecta discípula del Señor. La verdadera devoción a María consiste, sobre todo, en la imitación de sus virtudes; en cumplir el consejo que Ella misma da en Caná de Galilea: “Haced lo que Él os diga”. Si un sacerdote ha de estar unido a Cristo, es obvio que no puede sentirse separado de la Madre de Cristo.

-¿Qué le diría a un católico que piense que rezar novenas es algo del pasado?

Que pruebe. Ningún cristiano tiene la obligación de hacer una “Novena”. Pero puede hacer la prueba. Si le ayuda a rezar, a acercarse más a Dios, a renovar su vida, a recibir los sacramentos... experimentará, en primera persona, que ha merecido la pena. Nada es bueno simplemente por ser del “pasado”, pero nada es malo tampoco simplemente por existir desde antes de ayer.

-¿Para cuándo la próxima novena? ¿tiene en mente escribir muchas más?

Ya van seis, como le decía: Al Sagrado Corazón, la Novena de Navidad, la Novena de Oración por la Vida, a Nuestra Señora de la Salud, a la Virgen María, alivio de los que sufren y, ahora, a la Inmaculada. Saldrá, pronto, una “Novena a San Telmo”. En el futuro, Dios dirá. Estoy preparando también un “mes de Mayo” que se titulará, probablemente, “Treinta y un días con María”.

Novena a la Inmaculada”, Editorial CCS, colección Mesa y Palabra, Madrid 2008.

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