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17.12.17

Diario de María: 18 de diciembre

“Hoy al rayar el alba comenzamos nuestro camino. La delicadeza de José conmigo es descomunal y, a la vez, tan discreta que casi nadie podría darse cuenta. José es tan fuerte y tan tierno a la vez, que jamás creo vuelva a repetirse una combinación tan perfecta entre ambas cualidades.

 

¡Qué difícil, sin embargo, ponerse en camino! Pero no por el frío o el viento, sino porque en la caravana en la que viajamos me resulta muy difícil hallarme en paz.

 

Hombres que maldicen y discuten entre sí. Mujeres que llevan en sus rostros y sus miradas las señales del pecado. Niños que, lejos de sus padres, se comportan sin respeto y sin razón. Sus conversaciones lastiman mis oídos ¡estamos tan protegidos en Nazareth! Lo miro a José y, sino que me diga nada, sé que él sufre tanto como yo.

 

¡Cómo quisiera que mi Niño no tuviera que nacer en un mundo así! ¡Cómo quisiera protegerlo de todo lo que pueda manchar su alma y dañarlo en su inocencia!

 

Y sin embargo, intuyo que todo esto no le es ajeno. El Ángel nos dijo a los dos que su nombre debía ser Jesús, porque él salvaría a su pueblo de sus pecados.

 

Más pienso en esa palabra, más me resulta imposible de abarcar. ¿Quién, cómo, podría salvar a otros del pecado? ¿Quién podría cortar la ininterrumpida cadena de mal que azota la historia de la humanidad?

 

Y esa parece ser, precisamente, la misión de mi Niño. El pecado de su Pueblo, el pecado de la humanidad. ¿Cómo? No alcanzo a imaginarlo. Pero trato de no abundar en más preguntas, porque tengo miedo que mi pensamiento me aleje, en definitiva, del gozo de llevarlo en mis entrañas. A cada día le basta su propia preocupación. Mientras camino, alabo al Señor por todos los que no lo alaban, y trato de reparar cada blasfemia y cada insulto con un acto de cariño.

 

El Niño ha estado tranquilo. Sólo parece moverse -imagino que de alegría- cuando José habla y se le acerca. Ya falta poco, muy poco. No sabemos qué vamos a encontrar en Belén, pero hoy por hoy estamos seguros de que debemos seguir caminando. Mañana al amanecer retomaremos la marcha.

 

Gracias Adonai”

Diario de María: 17 de diciembre

“…La noticia nos llegó por sorpresa. Algunos comentaron que era previsible, dada la extensión y la prosperidad del Imperio. Pero José y yo, y mis padres, teníamos sólo una cosa que nos ocupaba por esos días: el Niño.

La orden era clara y taxativa. Algunos se enfurecieron, otros incluso propusieron rebelarse. No era razonable tener que ponerse en camino en esa época del año.

Yo tampoco supe cómo reaccionar. Esperaba que de alguna manera Dios me manifestara su voluntad, como lo había hecho hasta entonces. Esta vez, no fue a través de un Ángel como lo hizo, sino a través de mi esposo. 

Me impresionó su serenidad. Algo le decía, muy claramente, que el censo no era casual, y que también las decisiones del que tenía su trono en Roma entraban en el Plan de Dios.

Sólo entonces, luego de encontrar firmeza y claridad en su mirada y en su voz -las suficientes para despejar mi preocupación por la salud del Niño-, como un haz de luz se hizo inmenso en mi interior el texto Miqueas: “tú, Belén Efratá, no eres la menor… de tí me nacerá el que debe gobernar en Israel".

¡Belén! La ciudad de David. Todo se hacía claro, una vez más.

Mis padres y nuestros amigos se preocuparon. ¿Cómo podría yo resistir el viaje? ¿No era peligroso? Mi panza estaba ya tan grande, que el momento parecía llegar de hora en hora. Pero nosotros no podíamos contar a nadie nuestro secreto: sólo sonreíamos y nos mirábamos con gesto cómplice.

El Niño se mueve cada vez más. Siento el latir de su corazón. Paso horas silenciosas, e incluso en medio de la gente, imaginando cómo será su rostro.

Esta noche no puedo dormir. Partiremos al alba. Todo está preparado.

Gracias, Adonai. Hoy te digo, una vez más: yo soy tu esclava…”

 

Diario de María: un viaje imaginario al y en el Inmaculado Corazón

A partir de hoy, 17 de diciembre, publicaré en horas de la tarde (de Argentina) un texto y un video donde intento penetrar en los últimos días de gestación del Hijo de Dios en el seno de María, y su peregrinación física y espiritual hacia Belén.

Los videos serán publicados en mi página de facebook  Padre Leandro Bonnin.

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