Deme usted diez como Strickland

Os confieso, queridos lectores, que Hollywood me tiene un poco influenciado. Esas pelis clásicas -y clásicos modernos- de Clint Eastwood con personajes que son referentes morales o que te motivan nos dan una visión distorsionada de la realidad… Pero Monseñor Strickland es real.

 

Este obispo estadounidense llamado Joseph Strickland (titular de Tyler, Texas) se ha opuesto de frente a la parida, porque no hay otra palabra, de los obispos alemanes, diciendo que la homosexualidad es “normal”. La máxima voz de la Iglesia en el país teutón, o al menos su portavocía, poniendo un buen montón de dinamita en la fundación moral de la Iglesia. Y luego se quejan de que los alemanes no se declaren católicos.

 

Pero bueno, cómo cambiarían las cosas si en vez de uno solo hubiese diez Stricklands, alguno más por Alemania, también. Me alegra que les haya dicho que “socavan  su propia autoridad”. Ojalá hubiese más obispos tan valientes y dándoles “zascas”, como dicen ahora a sus hermanos obispos. Hermanos díscolos, desde luego.

 

 No nos engañemos porque hasta en EEUU también hay obispos malos. Que no se nos olvida el Cardenal Mccarick y otros muchos que fueron enormemente dañinos para la fe. Desgraciadamente ha sido una constante en la segunda mitad del Siglo XX y, me duele decirlo, primera mitad del XXI. Sin embargo Monseñor Strickland, o Monseñor Cordileone en San Francisco son esa nueva hornada. Ojalá siga habiendo muchos como ellos porque igual que un mal obispo es perjudicial para su rebaño, un buen obispo fomenta buenos sacerdotes, y eso repercute también en los fieles. 

 

Fluye de arriba a abajo, desde Cristo a los sucesores de los apóstoles, a nobis quoque peccatoribus.  Pero como falle algo en la cadena, es muy duro que la gracia siga un curso, digamos orgánico. Por supuesto soy un gran defensor de la relación personal de fe que hay que tener con Dios. La vida interior los santos nos llevan advirtiendo de cultivarla desde siempre. Y yo creo que el objetivo es contrarrestar la acción devastadora que puede tener para la fe un mal sacerdote.

 

Sigamos rezando.

+Pax et bonum+

 

2 comentarios

  
Palas Atenea
Yo diría que en los malos tiempos se cumple el refrán castellano que dice" El Niño Jesús nació en un pesebre, donde menos se piensa salta la liebre". Los obispos buenos se darán de uno en uno y en todas partes del mundo, incluyendo Alemania, y los otros serán mogollón en todas partes.
16/12/19 7:53 PM
  
Albert Peez
Desde cuando unos pocos parece que tienen el carnet de dar certificados de obispos “buenos” y obispos “malos”? Si somos jerárquicos, lo somos con todas las consecuencias.

O es que al final (como es el caso, por supuesto), seguimos el principio de que “la Jerarquía soy yo”, y los obispos !e incluso el Papa! se tienen que amoldar a ella.

Anda, que los hay listos...

Nota del B. Jerárquicos para todo. Y como dice en propio Mons. Strickland, quien se aparta de las enseñanzas de la Iglesia pierde completamente la legitimidad para enseñar nada. Si fuesen consecuentes, devolverían el capelo y se harían luteranos o formarían su propia "iglesia". Pero le doy la razón: anda que los hay listos...
18/12/19 1:24 AM

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