Nueva catequesis "paulina" de Benedicto XVI

"Sin fe en la resurrección, la vida cristiana sería un absurdo"

Benedicto XVI en su catequesis de la Audiencia General centrada en el Apóstol Pablo afirma que el cristianismo no es "camino de comodidad" sino que implica "renuncias y sufrimientos y que sin la resurrección de Cristo la vida cristiana sería "un absurdo". En su saludo a los jóvenes, el Papa ha explicado además que “la muerte no debe ser para ellos motivo de tristeza, sino un estímulo para orientar el espíritu a los valores espirituales, que no perecen”. Sin fe en la resurrección de Cristo, acontecimiento histórico “extraordinario confirmado por muchos testigos”, “la vida cristiana sería un absurdo”.

(RV) Son palabras del Benedicto XVI esta mañana ante miles de fieles durante la Audiencia General en la plaza de san Pedro, donde una vez más el Pontífice ha dedicado las reflexiones de su catequesis a la figura del Apóstol San Pablo en el bimilenario de su nacimiento.

“Resucitando -ha afirmado el Papa- Cristo se ha convertido en el Señor de vivos y muertos. Gracias a Él, a nosotros nos llegó la justificación, es decir, nos hizo justos, incluidos en el proceso que conduce a todas las cosas a su plenitud. “La resurrección de Cristo es la base de nuestra esperanza, hasta el punto que, sin ella, la vida cristiana sería un absurdo”. Si Cristo no hubiera resucitado, dice con san Pablo el Papa, la fe no tendría tampoco ningún sentido y la crucifixión quedaría como una tragedia más causada por la miseria humana.

Gracias a “la solidaridad con Cristo resucitado” -ha dicho el Papa durante la Audiencia- a los cristianos se les ofrece la oportunidad de encontrar en él “la armonía de nuestra condición humana”. Una armonía que para Benedicto XVI se puede resumir en algunos pasos fundamentales: “ni evasión de la historia en nombre del espíritu, ni idolatría de la materia, del cuerpo y de los valores humanos en detrimento de las intrínsecas relaciones con el espíritu”.

“Liberados del poder de la muerte -ha dicho el Papa refiriéndose al misterio de la resurrección- podemos conducir una vida redimida, conformándonos progresivamente, a través de la participación en los sufrimientos de Cristo, semejantes a Él”. El cristianismo no es "camino de la comodidad" -ha firmado el Papa- sino que implica "renuncias cada día y sufrimientos".

Este ha sido el resumen que de su catequesis ha hecho el Santo Padre en español para los peregrinos de nuestra lengua presentes en la Plaza de san Pedro:

Queridos hermanos y hermanas:

En su primera carta a los Corintios, san Pablo señala la importancia de la resurrección de Cristo para nuestra fe cristiana. Sólo con la Cruz, sin la resurrección de Jesús, la vida cristiana sería un absurdo. El misterio pascual consiste precisamente en el hecho de que el Crucificado resucitó. Aquel que murió y nos reveló el inmenso amor que Dios nos tiene está vivo y presente entre nosotros. Ésta es la clave de la cristología paulina, que parte siempre de ese misterio y a él tiende. Al anunciar a Jesucristo, Pablo subraya particularmente que nosotros hemos sido justificados por su muerte y resurrección. Para el Apóstol, la resurrección de Jesús fue un hecho acaecido en la historia, del cual es posible dar testimonio. Existieron signos precisos. No fue algo inventado. Más aún, a través de ella se revela definitivamente la auténtica identidad del Crucificado. En efecto, la resurrección manifiesta en plenitud su naturaleza divina, que poseía desde siempre y no sólo en el tiempo. Jesús resucitó para ser Señor de vivos y muertos. El verdadero creyente obtiene la salvación profesando que Cristo es el Señor y creyendo que Dios lo resucitó de entre lo muertos.

Saludo con afecto a los peregrinos de lengua española, en particular, a los miembros de la Asociación valenciana de Agricultores y al Obispo de Autlán, Monseñor Gonzalo Galván Castillo, acompañado de un grupo de sacerdotes de su Diócesis. A ejemplo del Apóstol san Pablo, os invito a ser testigos creíbles y audaces de Jesucristo resucitado, del que esperamos confiados que transforme “nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa”. Que Dios os bendiga.

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