4.05.08

¿Y si nos vemos en Tarragona?

Bueno, no vendrá mal una noticia personal de cuando en vez. :)

Esta semana cumple nueve años un servicio de evangelización que con más ganas que conocimiento echamos a andar por la red: el boletín “Alimento del Alma” [un ejemplo] que llega cada día a unas 2600 personas. La suscripción es gratuita y no incluye publicidad aparte de la que le hacemos a la Persona Adorable de nuestro Señor Jesucristo.

El mundo virtual abre posibilidades insospechadas pero indudablemente necesita de un complemento, un toque de realidad. Por eso invito en esta breve nota a los amigos de fraynelson.com y a los suscriptores del Alimento del Alma para encontrarnos “de verdad.” Estaré de paso por España predicando a nuestras dominicas de clausura en este mes de mayo, y para la semana del 20 al 27 tendré unos días en Tarragona.

Bueno, pues es eso: si estás cerca de Tarragona y quieres que nos veamos, utiliza el espacio de comentarios. Aunque tu correo electrónico no queda visible al público cuando haces un comentario, yo sí puedo verlo y puedo enviarte un mensaje con más detalles sobre la hora y lugar que se han propuesto. La fecha que parece mejor es el domingo 25 de mayo pero aún eso podría cambiarse si conviene otra fecha a la mayoría.

A ver, todo esto es un poco experimental. No se trata de una conferencia formal pero sí tendremos oración, predicación y seguramente la Eucaristía, máxime si es en domingo. ¿Suena eso bien? ¿Nos vemos en Tarragona?

Fr. Nelson Medina, O.P.

3.05.08

Un Prozac llamado Sexo (3)

La Parábola del Chocolate

Había una ciudad, “Cocoa City,” famosa por sus chocolates. Generaciones de artesanos habían transmitido celosamente los secretos para producir una golosina exquisita, increíblemente deliciosa y refinada: placer puro para el paladar. Gente hubo que viajó largas jornadas con tal de sentarse en la plaza de aquella ciudad. ¡Había que verlos! A medida que el chocolate se derretía en sus bocas sentían que toda belleza palidecía, todo recuerdo se borraba, el tiempo mismo parecía quebrarse y la eternidad abrir sus brazos para dar un beso a los bienaventurados devoradores de chocolate.

Se volvió costumbre por aquellos días que la gente se reunía a comer chocolate. Los quioscos vendían revistas con estos títulos: “El Chocolate"; “Lo que siempre quisiste saber…"; “Dos mil fotos de chocolates"; “Cómo digerir más chocolate"; “Chocolate Magazine of America"; “La vie cachée du chocolat"; “Chocolatissimo!"; y otras trescientas más.

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30.04.08

Un Prozac llamado Sexo (2)

Advertencia: el lenguaje explícito, aunque respetuoso, de la presente entrada puede parecer inapropiado o desagradable a algunos lectores. En principio no se recomienda este texto a menores de edad.

La idea de que el sexo es un pasatiempo, un estimulante o un modo de levantarse el ánimo o la autoestima tiene consecuencias que no son obvias y que sólo emergen ante el paradigma del onmipresente “mercado.” Esta vez, sin embargo, no quiero referirme a los efectos económicos a los que aludí antes, sino a ese otro uso metafórico de la palabra que se dice con un guiño en parte cínico, como cuando una persona termina de resolver los asuntos de su divorcio (¿express?) y se dice que está volviendo “al mercado” porque de nuevo queda disponible para ligar con otros u otras.

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29.04.08

Un Prozac llamado Sexo (1)

Advertencia: el lenguaje explícito, aunque respetuoso, de la presente entrada puede parecer inapropiado o desagradable a algunos lectores. En principio no se recomienda este texto a menores de edad.

La separación entre las funciones procreativa y unitiva de la sexualidad humana sólo puede tener un desenlace: que el sexo es un entretenimiento. La idea no es nueva en la Humanidad. Era bien popular ya en Corinto, en el siglo I. Lo que sí es nuevo es el estudio de los factores neurológicos y bioquímicos que van ligados al ejercicio de la sexualidad. Las dopaminas y oxitocina que se liberan con cierta abundancia en la actividad sexual han dado soporte a la idea de que la práctica regular de la sexualidad es un derecho humano universal y a la vez, una de las actividades más saludables y con mayor capacidad de levantar el ánimo.

La relación entre actividad genital y tono anímico agrupa al sexo con las bebidas embriagantes, los antidepresivos, e incluso con aquellas sustancias alucinógenas que nuestra sociedad occidental trata insistentemente de despenalizar, empezando por la mariguana. Especialmente la franja de población de los jóvenes, pero también un número creciente de adultos, combinan de modos diversos estas fuentes de “estímulo,” de modo que empiezan a borrarse las fronteras entre una fiesta con licor y una sesión de drogas “duras": junto al whisky, un poco de cocaína; junto al LSD, una noche de orgía dotada de experimentos sexuales varios.

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28.04.08

Yo quisiera conocer algún agnóstico

Es palabra de moda. Es la frase de todos. Si te atreves a hablar de religión en público, algunos menean la cabeza; otros lo dicen abiertamente: “Soy agnóstico.” La verdad es que yo quisiera conocer a algún agnóstico. No que lo dijera sino que lo fuera. En 43 años de vida–en todos inmerso en la sociedad Occidental–y cinco de ellos en Europa, no he encontrado un agnóstico que de veras lo sea. Me pregunto cómo serán los agnósticos o qué sentirá mi alma cuando encuentre uno.

Ya sé lo que me van a decir: “Sal a la calle, detente en el mercado, entra al aula del cole o de la universidad… ¡no hay sino agnósticos por todas partes!” “No tan rápido,” replico yo.

Pido una cosa. Antes de que me sigan presentando agnósticos por docenas o por miles, pido que imaginemos qué puede ser un agnóstico. No porque alguien lleve el rótulo de católico lo es, ¿no es verdad? Pues apliquemos el mismo principio a todo lo que tenga que ver con credos y creencias o incrédulos. Imaginemos esa especie extraña, singular, de ser humano: alguien de quien hemos de creer que genuinamente no sabe no halla la respuesta a preguntas como si existe un Dios personal. Supongamos que se trata de una joven periodista. Es hermosa, tiene talento, salud, buenos amigos, un salario más que decente, se ha mudado a un piso en un sector de moda. Y aunque se diga agnóstica, “bauticémosla” por ejemplo Juliana.

¿Cómo debería obrar esa persona? ¿Cómo sería lógico que lo hiciera? Una comparación ayuda. Supongamos que a Juliana le gusta comprar tanto en la Supertienda A como en la Supertienda B y que no termina de aclararse si una es mejor que otra. ¿Sería lógico que, como no tiene claridad, fuera solamente a una de las dos? Si su amiga Estela la ve ir a comprar sólo a la Supertienda B, ¿diría que Juliana está “insegura” sobre cuál tienda escoger? ¿Diría que Juliana es “agnóstica” en cuanto a sus tiendas de compra? ¿Se entiende lo que queremos decir?

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