Agradecer a Jesús por su Pasión y Muerte

Dios, el dulce Jesús obedeció al Padre hasta la Muerte ¡la Pasión! ¡y una Muerte de Cruz1 (!?) Dios, el dulce Jesús, ama apasionadamente al Hombre ¡más que a sí mismo! ¡al Espíritu Santo que habita en todos los Hombres ¡Templos del Espíritu Santo! hasta una Pizca en los condenados del Infierno, que no se convierten en demonios! Dios, el dulce Jesús, llevó la Cruz desde que fue concebido por el Espíritu Santo y luego toda su vida con las miserias y penurias de todo Hombre ¡pero sin Pecado! El Amor apasionado de Dios, Jesús, nos debe llevar a amarle con la misma Pasión y celestial y sobrenatural Pureza de Cristo ¡la misma con que le Amó la Santísima Virgen, la Purísima! El Amor, la Caridad y la Humildad son las dos principales Virtudes cristianas y Humanas ¡pero la Pureza ¡física y espiritual! es la que más nos acerca a Dios, nos convierte en ángeles ¡en Dios! ¡somos Templo del Espíritu Santo y nos convertimos en Él! ¡Viva la Pasión! ¡Viva el Amor! ¡Viva la Pureza! ¡Viva el dulce Jesús! ¡Viva el Espíritu Santo! ¡Viva Dios!

Tengo ante mi vista una imagen del Rostro de Cristo Crucificado, un repujado en metal, copia de un original gótico. El Dolor que expresa supera a lo humano, podemos leer el infinito sufrimiento de su Corazón ante el desprecio de los hombres. Sólo este DOLOR pudo saldar la deuda infinita de la humanidad con Dios, contraída por nuestros primeros padres. Y reparando la ofensa, RESTAURAR la concordia entre la Justicia y la Misericordia, que en la Cruz se dieron beso de Paz (Ps 85, 11).

La Pasión y Muerte de nuestro Salvador nos obliga, hemos contraído con Él una deuda de gratitud. He aquí que hemos sido echados al mar de las tormentas, el mundo se estremece de espantos presentes y por venir. RESPONDAMOS.

Vivimos una ECLOSIÓN escatológica de la HISTORIA, un PARTO DE LOS TIEMPOS, CONMOCIÓN EXTERIOR Y CONMOCIÓN INTERIOR, EL APOCALIPSIS EN PLENO, INTERROGANTES Y RESPUESTAS DEL CIELO QUE NOS SOBREPASAN, TRESCIENTOS AÑOS DE DEMOLICIÓN, TERRORES EN LA IGLESIA, TERRORES EN EL MUNDO, Y UNA INMENSA ESPERANZA: QUE SEA DADO A LUZ EL “MUNDO NUEVO QUE VIENE”.

Se nos pide DESPERTAR, asumir nuestra responsabilidad de combatientes victoriosos, de trabajadores jornaleros de un REINO ETERNO. ¿O, preferimos continuar en el mundo que termina disolviéndose en el precipicio? ¿No advertimos que los secuaces del infierno atacan sin control, sin plan, a tontas y a locas? ¿No prevemos que tal estado de confusión y descontrol amenaza a la humanidad por muchos flancos, incluidos los misiles? Per

Continúo – Pero Dios en su misericordia quiere evitar o por lo menos aliviar las hecatombes que nos amenazan. Para eso nos envía a su Madre, que nos anuncia el triunfo de su Corazón Inmaculado en el mundo. HITO FUNDAMENTAL que decide los acontecimientos presentes y próximos. Para secundar a María en su Misión, Ella ha establecido los APÓSTOLES DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS; tiempos que ya han llegado, según nos dice en los Mensajes al Movimiento Sacerdotal Mariano (P. E. Gobbi). Estos hijos fieles de la Virgen fueron anunciados en su Aparición en La Salette de 1846. S. L. de Montfort ( murió a los 43 años de edad en 1716), profetizó su misión: “Serán apóstoles verdaderos de los últimos tiempos” (Trat. De la Verd. Dev. a la Sma. Virgen, 58). La Virgen dice en uno de sus Mensajes al MSM: “Lo que se está preparando es algo tan grande como nunca lo ha sido desde la creación del mundo” (13-oct-1990). Los tiempos de María avanzan, el crecimiento del Reino apremia, por eso somos llamados a DESPERTAR del sueño del “HOMBRE VIEJO” a fin de que asumamos la condición del “HOMBRE NUEVO”, recibida en el Bautismo. “Cuando cristo, que es vuestra vida, se manifieste, entonces vosotros os manifestaréis con Él en gloria” (Col 3, 4); “la creación espera participar en la libertad de la gloria de los hijos de Dios” (Rom 8). Tales son las ESPERANZAS que encienden el horizonte. Pío XII: “se puede y se debe restablecer la armonía primitiva”, María anuncia la instauración de un NUEVO PARAÍSO TERRENAL. Sabem

concluyo - Sabemos que Cristo asumió sobre Sí la creación, la sobreelevó al orden nuevo del Reino de Dios entre nosotros. S. P. VI esperaba la Civilización del Amor; S. J. P. II: “Cruzar el umbral de la Esperanza”. Esto significa que estamos “cruzando” de un tiempo y mundo que terminan, el del “hombre viejo”, al del “hombre nuevo” y de la Eternidad. La Aurora de María irradia la Luz de la Gloria de Cristo sobre la Iglesia, la humanidad y el universo. Ella nos guiará y dará a luz en este PARTO DE LOS NUEVOS TIEMPOS.

Esta nueva meditación undécima del P. Santiago Martín Rodríguez me lleva a meditar sobre la íntima unidad entre Cristo y su Madre. Misterio que encierra los Tesoros de la Redención confiados a la Tesorera de todas las Gracias.
S. L. de Montfort: "Si queréis comprender a la Madre, dice un santo, comprended al Hijo, es digna Madre de Dios: Calle aquí toda lengua" (San Euquerio) ( 12). Vale decir otro tanto de Cristo, parangonando lo que Él dice respecto al Padre, (Mat 11, 27), pues, nadie conoce al Hijo sino la Madre, y a quien Dios le permite conocerlo. Porque sólo la Virgen ha alcanzado una UNIDAD DE ORDEN HIPOSTÁTICO con Cristo. Por esto, para alcanzar las profundidades de Cristo, de su Vida, Pasión y Muerte, necesitamos partir de María, “santuario y reposo de la Santísima Trinidad…y no es permitido a ninguna criatura, por pura que sea, entrar allí sin un gran privilegio” (S. L. de Montfort, 5). Y como nos dice Cristo: “Yo te alabo Padre…porque ocultaste estas cosas a los sabios y discretos y las revelaste a los pequeñuelos” (Mat 11, 25).


Así, podemos meditar: El Verbo, luego del Sí de la Virgen, en esos instantes de la Eternidad que contienen más realidad que varios siglos, escucha, dispone su Majestad y se encamina, acompañado de la corte celestial, a María, para entrar en Ella y tomarla en posesión como Madre. Mientras tales cosas sucedían en lo más alto de los cielos, María suspiraba vehemente en su Corazón Inmaculado por recibir a Quien sería su Hijo, y le d