Agradecer a Dios su Providencia

Es claro que la Providencia divina sí depende de la Voluntad libre de Dios y por tanto sí se le puede y debe agradecer, al menos en el sentido de que depende de la libre Voluntad divina crear un mundo en vez de no crearlo. Supuesta la Creación, es lógico que Dios no puede no ordenar esa Creación suya al fin para el que la ha creado.

Pero supuesto que Dios crea el mundo y el hombre, tampoco es necesario que ordene al hombre a un fin sobrenatural, lo cual también lo hace libremente, e incluso si determina hacer esto último, tampoco es necesario que el Verbo se haga carne, ni toda la sublime economía que nos revela nuestra fe.

Por todo eso, hay que dar también gracias.

También hay que agradecer a Dios los bienes y gracias particulares que nos han tocado en el Plan providencial, que también dependen de la libre Voluntad divina.

Saludos cordiales.

Dios, en su simplicidad, además de ser, quiere ser, además de poder, quiere poder, además de amar, quiere amar, y así con todos los “atributos” que concebimos en Dios, al que no vemos ni conocemos como le veremos y conoceremos en el Cielo.
Yo oí decir a alguien que Dios no le ha pedido permiso para crearle, como diciendo que por qué tendría que someterse a Él.
Los seres humanos, además de existir porque Dios nos ha creado, deseamos existir. Uno puede rechazar lo que tiene y, a pesar de eso, tenerlo irremediablemente, lo quiera o no lo quiera. Pero he aquí que todos queremos existir, y para eso no es necesario comprenderlo.
¿Me voy a privar de dar gracias a Dios en base a algo que no podemos alcanzar a comprender, y que suplimos atribuyéndoles lo que de bueno tenemos, en grado sublime? ¿Hay alguien que comprenda la “profundidad” de la existencia?
Si hay fe y humildad, tal como a Dios le agrada de los hombres, no veo que se pueda caer en ninguna herejía. Sabemos que Dios no se ha hecho a sí mismo. Pero le atribuimos “aseidad”, palabra admitida por los teólogos, con la que queremos hacer descansar a nuestro entendimiento, creyendo que con ella comprendemos algo del “como” o del “origen” de Dios.
Déjesenos agradecer a Dios porque existe, y por tantos atribuidos, (actos intelectuales) con los que pretendemos alcanzar lo inalcanzable. Ya acogerá Dios, paternalmente, de lo que nosotros, inocentes criaturas, le ofrezcamos y sea digno de él. Dejemos que separe él, y separe l

El último párrafo ha resultado sesgado. Es este:

Déjesenos agradecer a Dios porque existe, y por tantos atribuidos, (actos intelectuales) con los que pretendemos alcanzar lo inalcanzable. Ya acogerá Dios, paternalmente, de lo que nosotros, inocentes criaturas, le ofrezcamos y sea digno de él. Dejemos que separe él, y separe la inocencia con la que nos dirigimos a él, como deseo de muestro corazón de complacernos por lo que es él.

De toda la doctrina católica la providencia es la que menos sentido le encuentro y cada vez creo menos en ella.

Solo con mirar la historia de la humanidad ya puedes derribar todos los argumentos que quieran arrojarte sobre la providencia. Pero no solo eso, es que la providencia da más problemas de los que quita. Es imposible no poner continuamente en tela de juicio la omnipotencia de Dios o su bondad si crees en la providencia.

En fin, doctrinas absurdas de paises ricos, pues es imposible que creas que Dios guia la historia de la humanidad y la tuya si tienes a tus hijos muriendose de hambre.

Soma K

¿Cómo poderte ayudar en tu situación? ¿Qué argumentos darte, cuando dices que no sirven de nada? Efectivamente, los argumentos no dan la fe. Es la llamada de Dios amoroso al corazón capaz de amar, lo que incita a darle respuesta.

Si vives la disyuntiva entre creer en la omnipotencia de Dios, o creer en su bondad, escoge la bondad. Muchas veces le atamos las manos a Dios por nuestra conducta, o nuestra falta de oración digna. Es como quitarle omnipotencia. Muchas veces, en vez de una oración humilde, le exigimos, e intentamos ponerle a nuestro servicio. No nos sometemos a su voluntad.

¿Y por qué habríamos de someternos a su voluntad?

Su voluntad se indica en su parábola del trigo y la cizaña: Dejar crecer juntas ambas plantas, no sea que, arrancando la cizaña, arranquemos también el trigo. Lo bueno y lo malo coexisten juntas desde que nuestros primeros padres desobedecieron a Dios, y no sólo es lo referente a las injusticias sociales, o a la Naturaleza, la tierra que hemos de trabajar con el sudor de nuestra frente, y que se revela contra nosotros, sino a nuestro corrosivo comportamiento que malogra la bondad que Dios cuida con su Providencia.

Si tienes una Biblia Católica, y te gusta leer, ve al libro de Job, y léelo con interés. Es buena lectura para el que cree sufrir sin motivo, y encuentra los razonamientos y argumentos de otros, que no resuelven nada.

Rezaré por ti.

Yo pienso que no es cosa de Dios, si no del hombre y del pecado. Dios nos ha dado los medios suficientes para que podamos vivir, nos ha dado la tierra para trabajarla y cultivarla, los animales, Dios nos regala el sol, la lluvia, nos da salud etcétera. Esto es la providencia de Dios. La situación de injusticia del que no tiene nada en parte, es consecuencia del egoísmo del hombre y del sistema económico injusto e individualista en el que vivimos. Deberíamos replantearnos nuestra manera de vivir, siempre podemos vivir con menos. Y gastar dinero en cosas que no son tan necesarias como intentar ir al espacio, cuando por ejemplo hay personas que no tienen acceso al agua.