La vida humana es imagen del amor de Dios
M. Rupnik: El buen samaritano.

La vida humana es imagen del amor de Dios

El ser humano ha sido lo más logrado y amado que Dios, en su designio, ha decidido. A Dios se le ama y obedece, no se le discute. El Autor de la vida humana es Él y el ser humano es administrador responsable de la misma.

Ante el nuevo año que nos espera y que estamos con la esperanza que todo acabe, en relación al Covid19 que ha trastocado nuestra existencia, bien podemos afirmar que la vida humana es lo más preciado y apreciado por todos sin excepción. Hemos visto la labor incansable de los sanitarios a la hora de salvar las vidas más vulnerables. Muchas veces se han sentido frustrados puesto que no han logrado lo que pretendían. No obstante, pese a esta situación de desesperación, han seguido adelante defendiendo lo más sagrado que el ser humano posee: la vida. La vida es el designio de amor que Dios ha creado puesto que somos imagen suya.

Nos narra la Escritura que en el último día de la creación, Dios dijo: «Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza» (Gn 1, 26). Y esto no es un espejismo ilusorio provocado solamente por las condiciones físicas y sociales exteriores. El Concilio Vaticano II acertó al expresar que no se equivoca el hombre al afirmar su superioridad sobre el universo material, y al considerarse no ya como una partícula de la naturaleza o como elemento anónimo de la ciudad humana. Por su interioridad es, en efecto, superior al universo entero: a estas profundidades retorna cuando entra dentro de su corazón, donde Dios le aguarda… y donde él personalmente, bajo la mirada de Dios, decide su propio destino (Cfr. Gaudium et Spes, n.14). El ser humano ha sido lo más logrado y amado que Dios, en su designio, ha decidido.

Tal es así que ciertas formas de pensar actualmente se apropian de la vida como si fuera un objeto sobre el que jugar a expensas de los propios deseos e incluso creyendo que el recorrido de la vida humana depende de los criterios ideológicos bajo capa de libertad. Todo lo contrario puesto que se olvidan de lo más racional y razonable y es que la vida humana tiene un valor absoluto y con perspectiva de eternidad. No se puede relativizar la vida humana. Se caería en la depreciación del sentido esencial de la misma. Pero lo que ocurre es que se relativiza lo más humano porque el baremo que se usa es y está basado en lo meramente material. La imagen de Dios se refiere a la parte inmaterial del ser humano puesto que le capacita para tener comunión con el mismo Dios.

Cuando se vislumbra que se quiere legalizar lo que inmoralmente se ha venido en llamar la «muerte digna» o la «eutanasia», nos preguntamos con mucho dolor: ¿Cuál es la finalidad de tal despropósito? Y la respuesta es muy sencilla porque afecta a lo más íntimo del ser humano: No somos objetos de usar y tirar. La gente sencilla que posee mucha sabiduría y que no está infectada por las corrientes de ideologías disparatadas, se pone las manos a la cabeza, y no comprende tales actuaciones. Saben que al auténtico humanismo no se le toca, se le defiende. Saben que la vida se sostiene por su sacralidad y no por intereses egoístas o económicos. Saben que la vida humana es lo más apreciado porque no tiene ningún sentido la manipulación de la misma. Saben que hay un fin que es la vida que transciende hasta la eternidad.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos establece, como primer derecho que los seres humanos tenemos derecho a la vida. Este derecho se encuentra amparado en la dignidad misma del ser humano. Es decir, los seres humanos tenemos derecho a la vida porque somos humanos. Lo que no tiene sentido y se muestra muy a menudo en nuestra época es la falta de sensibilidad objetiva de quiénes somos y hacia dónde vamos. Ante tal situación se han de aplicar respuestas claras y contundentes: «Nadie tiene derecho a recortar la vida y menos a manipularla». Lo que Dios ha creado se respeta y quien pretenda ponerse contra Dios se atenga a las consecuencias que serán terribles. A Dios se le ama y obedece, no se le discute. El Autor de la vida humana es Él y el ser humano es administrador responsable de la misma.

 

+ Mons. D. Francisco Pérez González, Arzobispo de Pamplona y Obispo de Tudela

Domingo, 3 de enero de 2021

3 comentarios

Abel anton
Nuestra columna vertebral es un desastre. Es un milagro que podamos andar, dice Bruce Latimer; director del Centro de los Orígenes Humanos en la Universidad de la Reserva de Cleveland.

Cuando nuestros ancestros iban a cuatro patas, sus columnas vertebrales se arqueaban, como un arco, para aguantar el peso de los órganos suspendidos debajo. Pero después nos pusimos en pie. Nos erguimos. Eso hizo que el sistema cambiara 90 grados, y la espina se vio forzada a convertirse en una columna. Después, para permitir el bipedialismo, se curvó hacia adelante en su parte inferior. Y para permitir el equilibrio de la cabeza (de modo que no tuviésemos que andar haciendo el limbo) la parte superior se curvó en sentido contrario.

Este cambio puso una presión tremenda en las vertebras inferiores, tanto que hasta un 80% de los adultos sufren de dolor de lumbares.

Como dice Latimer, “Coge la junta más compleja que hay en el cuerpo y ponla en medio de dos grandes palancas (el fémur y la tibia) y estás en problemas”. La cosa es que nuestra rodilla solo rota en dos direcciones: hacia adelante y hacia atrás. “Esa es la razón por la que cualquier gran deporte, con la excepción quizá del rugby, hace que sea falta el atacar la rodilla de un contrario por el lateral”

Dar a luz duele. Y para agraviar más aún este dolor, la anchura de la pelvis femenina no ha cambiado en los últimos 200000 años, evitando que nuestros cerebros crezcan más.

Los órganos de reproducción masculinos cuelgan fuer
8/01/21 11:36 AM
Marina
Los Navarros, tenemos un extraordinario Arzobispo. Habla muy bién y escribe acertadamente. Otra cosa, es que le hagamos caso.
Me uno, a todas las importantes felicitaciones que ha recibido, por sus 25 años de episcopado y le agradezco personalmente todo el bien, que me ha reportado a mi y a mi querida Navarra.
Que Dios le cuide y le bendiga.
15/01/21 10:07 AM
Piedad
“(...) A Dios se le ama y obedece, no se le discute. El Autor de la vida humana es Él y el ser humano es administrador responsable de la misma...”.
Gracias Monseñor por recordarnos o mejor enseñarnos lo que debemos aceptar si es que somos Católicos.
Si por lo menos, los que nos llamamos Cristianos, quisiéramos acatar el principio fundamental de obediencia y respeto a las Leyes de Dios, no permitiríamos la manipulación genética de la vida desde las partículas corporales infinitamente pequeñas, hasta la experimentación o el maltrato de las personas en los estadios más avanzados de edad o en situaciones graves por deterioro de salud. Pero, es en esto en lo que más contradicciones morales se presentan y se enseñan cómo “buenas” en la Iglesia de hoy.
Por ejemplo, muchos hablan acerca de que se deroguen leyes injustas sobre aborto y eutanasia, pero defienden, a cómo de lugar, la aplicación de políticas sanitarias que atentan precisamente contra la vida de las personas y se atreven a recomendar el uso de materiales, equipos o métodos que intervienen peligrosamente en los mecanismos más íntimos con los que ésta misma vida humana fue creada y es mantenida por Dios.
¿Hasta cuándo durarán los días de oscuridad?
15/01/21 6:51 PM

Dejar un comentario



Los comentarios están limitados a 1.500 caracteres. Faltan caracteres.

No se aceptan los comentarios ajenos al tema, sin sentido, repetidos o que contengan publicidad o spam. Tampoco comentarios insultantes, blasfemos o que inciten a la violencia, discriminación o a cualesquiera otros actos contrarios a la legislación española, así como aquéllos que contengan ataques o insultos a los otros comentaristas, a los bloggers o al Director.

Los comentarios no reflejan la opinión de InfoCatólica, sino la de los comentaristas. InfoCatólica se reserva el derecho a eliminar los comentarios que considere que no se ajusten a estas normas.

Los comentarios aparecerán tras una validación manual previa, lo que puede demorar su aparición.