Artículos de Ignacio María Doñoro en InfoCatólica

Ignacio María Doñoro

Un sacerdote en la selva del Amazonas

El celibato es sentirse pobre y, a la vez, ser el más rico, porque nada necesitas. El pobre no tiene derecho a nada porque no es nadie. Tan solo puede dejarse amar por Nuestro Señor, que le desprenderá de todos los afectos.

Jesús es el único que me importa

Simeón

Confía, como Simeón, en las palabras de Dios. Vive de la fe. Él cumplirá sus promesas y te dará mucho más de lo que esperas.

Dios bebé

El Creador se ha hecho niño rompiendo esquemas y prejuicios. Con Dios durmiendo en tus brazos jamás tendrás ya miedo a la muerte, ni a la vida, ni al futuro.

María sonríe, enseñándonos cómo acariciar y adorar a Dios

En aquella gruta, la Santísima Virgen da a luz a su primogénito; lo recuesta en un pesebre. Extasiados miran al Niño… María sonríe, enseñándonos cómo acariciar y adorar a Dios.

No podrás amar si Él te falta

Antes de la creación del mundo, antes de que fueras concebido, el Corazón del Creador soñaba contigo.

Dios se ha enamorado de mí

Dios ha seguido el camino de la Encarnación: se ha hecho Hombre para que el hombre sea todo de Dios. El Creador quiere que la criatura participe de su divinidad, pues Él ha participado en nuestra humanidad.

¿Qué puedo hacer por ti, Dios mío?

El barro no puede modelarse a sí mismo, ni decirle al alfarero lo que debe hacer. Es polvo mezclado con agua: somos polvo, y el agua es el Espíritu de Dios que genera vida sobrenatural.

La misericordia

Soy mendigo de tu gracia, peregrino desvalido. Camino por la vida para que practiques tu misericordia. En el corazón sólo un deseo: vivir en ti, porque te necesito.

El pecado afecta al corazón de Dios

La fuerza del pecado está en su ocultamiento, trabaja en la oscuridad. A medida que entremos en Cristo Redentor descubriremos la tristeza que provocan nuestras faltas en Dios, en los hombres y en todo lo creado.

La gracia nos hace graciosos

La gracia de Dios genera una felicidad indescriptible que contagia a los que están a nuestro lado. Al tener un corazón nuevo y un Espíritu nuevo, eres capaz de perdonar y amar a todos, incluso a aquellos que te han hecho daño: «nos hace graciosos.» La alegría de la gracia no hace ruido, es hija de la paz.

Para los que buscan con sincero corazón

El Resucitado no está lejos de nosotros, ni se somete a caprichos inmediatos. Vive y quiere vivir con nosotros. La fe no es un esfuerzo que debo hacer, sino un don. Es vida que brota de Dios conmigo, es acogida que sale a mi encuentro.

Dios quiere hablarte

Este es el misterio de amor divino. Si le das permiso, si te sientes pequeño y necesitado, actúa; y la experiencia de amor y gracia no se olvida jamás y empiezan a cambiar las cosas, los valores; a partir de entonces todo es nuevo