Cómo combatir los pecados de la carne
Queridos lectores, en mi post anterior, apuntábamos cómo los pecados de la carne tienen una especial peligrosidad, por no ser tan evidente su malicia como en el caso de otros pecados y por tratarse de pecados, en su mayoría, fáciles de perpetrar y bastante placenteros en su comisión. Es indudable que, por eso, Satanás trata de aprovechar esos pecados al máximo para arruinar nuestra eternidad (y, en lo posible, también esta vida presente). En el post anterior, por ello, quise poner de manifiesto la referida malicia de estos pecados. Vamos a ver ahora cómo combatirlos, dada la segunda característica que mencionábamos: Su facilidad de comisión y el placer que conlleva.
Sobre este asunto, algunos lectores, en los comentarios al post anterior, ponían el acento en el pecado de gula. No es mi intención subestimar en absoluto esa clase de pecado, pero me van a permitir que nos centremos en el combate contra otro pecado capital, la lujuria, por dos razones: En primer lugar, porque son muchas las personas alejadas de Dios por causa de los pecados contra el Sexto y Noveno Mandamientos. Y bastantes de ellas son bautizados. En segundo lugar, porque ese tipo de pecados han sido y siguen siendo fomentados, en España y otras muchas naciones, por una élite política, financiera y mediática radicalmente perversa, con la finalidad de descristianizar por completo a las naciones de antigua tradición cristiana y manejarlas a su antojo; secundando, así, la labor de Satanás y sus diablos, que nos odian y buscan nuestra eterna condenación y saben muy bien que, como ya advirtió la Santísima Virgen, los pecados que llevan más almas al Infierno son los de la carne. No dudo que, si esos hombres malvados, siervos de Satanás, mueren sin arrepentirse de sus atrocidades y pedir perdón a Dios por ellas, recibirán, por toda la eternidad, la misma paga de los demonios, en el Infierno. Y no es falta de caridad recordar esto, sino todo lo contrario. Lo opuesto a la caridad es silenciarlo.
La clave, pues, para combatir los pecados de la carne la señala San Pablo en aquella indicación bendita de su Carta a los Romanos: “Revestíos de Nuestro Señor Jesucristo y no os ocupéis de la carne y sus deseos” (Romanos 13, 14). Esta frase fue la que logró y culminó la conversión de ese gran Santo que fue San Agustín (la ilustración corresponde a ese momento), para quien los pecados de la carne, hasta aquel momento, no habían sido desconocidos. De este modo, para vencer los pecados de la carne resulta necesario:
- En primer lugar, profesar y cultivar un gran amor a Nuestro Señor Jesucristo. Para una persona que no ame, realmente, a Jesucristo o no Le ame lo suficiente, resultará muy complicado, por no decir imposible, vencer las tentaciones de los pecados contra el Sexto o el Noveno Mandamientos. El Señor lo dejó muy claro: “Sin Mí, no podéis hacer nada” (Jn 15, 5). Para amar a Jesucristo, se debe frecuentar su trato, por medio de la oración frecuente, la recepción de los Sacramentos y la lectura de la Sagrada Escritura. En definitiva, se ha de cultivar una vida espiritual potente, muy centrada en Dios y en el cumplimiento de Su Voluntad. Conviene mucho, también, acudir al Espíritu Santo, Quien es el mismo Amor de Dios en nuestros corazones, recordando que “la carne tiene tendencias contrarias a las del espíritu y, el espíritu, tendencias contrarias a las de la carne” (Gálatas 5, 17). Por ello, los pecados de la carne matan y entorpecen fuertemente la vida espiritual y a la inversa: Cuando más prime en nuestras almas la santidad, menos nos costará ser muy fieles a Dios en materia de castidad y pureza; virtudes que es necesario vivir para entrar en el Cielo.
- Ayuda mucho, igualmente, profesar una intensa devoción a la Santísima Virgen, ejemplo de pureza y santidad perfectas. Ella, como Madre nuestra que es, nos ama muchísimo y se preocupa hondamente por nuestro bien y salvación. Además, Ella ostenta especial enemistad con Satanás, como ya anunció Dios a nuestros primeros padres, tras la comisión del pecado original. Por tanto, procuremos amar mucho a Nuestra Madre del Cielo y seguir sus consejos: Oración, penitencia, rezo del Santo Rosario. Ella no se cansa de pedirlo así en incontables apariciones, para nuestro bien y el de otras almas.
- Como hemos visto, Dios, a través de San Pablo, nos manda, además, no ocuparnos de la carne y sus deseos. Se trata de una indicación importantísima, porque eso es lo que hay que hacer respecto de las tendencias de la carne: En el caso de las personas no casadas (heterosexuales y homosexuales), lo que deben hacer es “pasar” de la lujuria olímpicamente. Como si no existiera. Pues las tentaciones de la carne pueden llegar a ser muy fuertes y difíciles de vencer. En consecuencia, no se debe entrar a considerar ese tipo de tentaciones, ni tenerlas en mente ni por un instante. No me extraña que Dios nos haya ordenado, no solo no cometer actos impuros, sino, también, no consentir pensamientos ni deseos impuros. Quien cometa pecados contra el Noveno Mandamiento es imposible que pueda vencer las tentaciones contra el Sexto Mandamiento y llevar una vida auténticamente espiritual y llena de Dios. En consecuencia, no subestimemos en absoluto las insinuaciones y tendencias lujuriosas, porque, si van a más, tienen mucho peligro y, además, los demonios saben muy bien que esto es así. Seamos, por tanto, muy realistas y prudentes. También durante el noviazgo, por supuesto, pues no se deben tener relaciones sexuales antes del matrimonio.
- En línea con la recomendación anterior y por razón de ella, resulta también muy necesario cuidar la vista. Y esto, tanto en internet como fuera de internet. No secundemos, en modo alguno, una curiosidad malsana y procuremos que nuestros niños y jóvenes tampoco lo hagan. Se ha de tener muy presente y valorar la santidad del cuerpo humano, que no es cualquier cosa. Respetémonos a nosotros mismos y a los demás. Sucede, además, que, en materia de sexualidad, los hombres y las mujeres no somos exactamente iguales, como muy bien explica el padre Mikel Gotzon Santamaría, en su estupendo libro titulado “Saber amar con el cuerpo”, cuya lectura es altamente recomendable. Así, en los varones, el “disparo” de la carne ante el cuerpo de la mujer es más rápido que en las mujeres, respecto a los hombres. Por eso, los hombres deben tener una prudencia especial en cuidar la vista (lo cual no significa que las mujeres estemos totalmente “blindadas”, en este sentido; también debemos evitar cultivar una curiosidad malsana y mirar imágenes indebidas).
- En línea con lo anterior, se debe cuidar mucho, igualmente, la vestimenta. Esto nos atañe a todos, pero, especialmente, a las mujeres, por lo dicho en el párrafo anterior. Si una mujer desea ser vista por los varones en toda su dignidad y dimensión de persona y no como un objeto sexual, debe procurar no mostrarse a sí misma como tal. Las mujeres debemos ser muy realistas en esto, porque, por nuestra forma de vestir, podemos causar escándalo, esto es, inclinar a otras personas a pecar; siendo, en tal caso, responsables ante Dios de pecados propios y ajenos (por supuesto, en los hombres ciertas vestimentas tampoco son admisibles, porque que una mujer sea mujer no significa que esté ciega).
- Las dos recomendaciones anteriores son especialmente delicadas respecto a las playas. La Iglesia no prohíbe veranear en la playa y yo creo que se puede hacer perfectamente, si la actitud de la persona que va a la playa es la de alguien que busca darse un baño y pasar un rato agradable con su familia, sin más historias; si eso es lo único que busca, muy probablemente eso será lo que obtenga. Ahora bien, si a una persona le supone un problema serio el ir a la playa, porque no puede evitar curiosidades malsanas o cuidar su vista, entonces, seguramente, será mejor que veranee en otros lugares. Cada uno debe medirlo y decidirlo. Eso sí, en la playa, tanto hombres como mujeres deben usar atuendos de baño que entren en los cánones de normalidad y discreción. Mostrarse en la playa cuasidesnudo es una inmoralidad grave, que no dice nada bueno de la persona que lo hace y que, de ese modo, demuestra no respetarse ni a sí misma, ni a los demás bañistas (algunos de los cuales, además, son menores de edad).
- En el caso de los matrimonios (heterosexuales por naturaleza, digan lo que digan las leyes promulgadas por los enemigos de Jesucristo), la castidad en el matrimonio se debe vivir teniendo siempre muy presente la unidad e indisolubilidad del mismo y la obligación de ser muy fiel al cónyuge. Ello supone cuidar mucho el amor y la relación con el cónyuge y evitar enamorarse de otra persona que no sea el cónyuge; lo cual conlleva evitar el trato frecuente con dicha persona, si se siente atracción por ella. Asimismo, no es lícito a los solteros comenzar a tener una relación de pareja con personas casadas o divorciadas (cuestión distinta es el que el matrimonio del otro haya sido, previamente, declarado nulo por la Iglesia, porque eso significa que nunca hubo matrimonio; insisto: Previamente, esto es, antes de iniciar la relación, no después). “Ligarse” a una persona casada es una inmoralidad horrenda y una injusticia, porque supone pretender obtener algo a lo que no se tiene derecho, ante Dios, en absoluto. No todos los amores son buenos; hay amores perversos, aunque puedan no parecerlo.
- En relación a los matrimonios, en mi post anterior traté, además, el deber de apertura a la transmisión de la vida, por lo que no me voy a extender, en esta ocasión, en ello.
- Recomiendo, además, a los esposos que lleven puesta la alianza, el anillo matrimonial; pues la alianza no es solo un recuerdo bonito del día de la boda, sino que tiene una función muy importante de cara al resto de personas, ya que les transmite la información de que la persona que porta la alianza está casada. No es ninguna tontería, en absoluto.
- Si, pese a las medidas de prudencia, la tentación de la carne llega, recomiendo pedir, inmediatamente, ayuda a Dios y a la Santísima Virgen; así como recordar la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo. A este respecto, el padre Jorge Loring, de feliz memoria, explicaba, en cierta ocasión, cómo el cardiólogo francés Pierre Barbet, estudioso de la Sábana Santa, le comentó que Jesucristo murió de dolor. En el vídeo que les he enlazado pueden escuchar, a partir del minuto 49:32, el porqué, en relación al suplicio de la cruz. Les aconsejo que lo escuchen, aunque sea duro. Pues tal fue el precio que el Señor pagó por nuestra salvación (en realidad, toda la conferencia es muy buena y digna de oírse) y nosotros también debemos luchar, con su ayuda, por lo mismo.
- Si, pese a todo, tenemos la desgracia de caer en alguna tentación contra la carne, mi consejo que es nos confesemos cuanto antes. No solo porque los pecados de lujuria son mortales (y medir si, por las circunstancias concurrentes, pueden ser solo veniales me parece complicado, francamente) y nos separan de Dios, corriendo el riesgo de condenarnos, si morimos en tal estado; sino, también, porque la confesión, además de devolvernos la amistad con Dios y la Gracia Santificante, nos fortalece de modo especial para combatir y evitar los pecados de los que, singularmente, nos confesamos. Asimismo, no temamos ser sinceros con el confesor; los sacerdotes no se van a escandalizar y hay formas de decir las cosas con delicadeza, de modo que el sacerdote sepa a qué nos referimos. Lo que no se puede hacer es callar el pecado y la vergüenza no es una excusa; si se calla el pecado, no se perdona, aunque uno reciba la absolución. A Dios no se le puede engañar. Seamos, pues, sinceros en el Sacramento de la Penitencia, confesándonos correctamente.
- Finalmente, ya que estamos en el mes en que, muy lamentablemente, se van a celebrar las llamadas “fiestas del Orgullo Gay” en algunos lugares, aconsejo no acudir a esas celebraciones, ni tener absolutamente nada que ver con ellas. Pues esas fiestas reivindican y celebran cosas que ofenden mucho a Dios y ese “orgullo” no es otra cosa que una manifestación flagrante de soberbia y rebelión contra Dios. Esto no lo afirmo porque tenga yo algo contra los homosexuales, en absoluto lo tengo; pues yo sé muy bien que los homosexuales, al igual que los heterosexuales, están llamados por Dios a la santidad y a salvarse, cumpliendo Su Voluntad y eso es lo que les deseo, de todo corazón. Exactamente igual que a los heterosexuales. Y esas fiestas se oponen a ello y lo combaten, no son en absoluto inocuas.
Que el Señor, en su infinita Misericordia, Nuestra Madre del Cielo y los Santos Pablo y Agustín nos ayuden a ser muy fieles a Dios, evitando las tentaciones de la carne, rechazándolas de inmediato, si llegan y volviendo a Él con confianza, por medio de la Confesión, todas las veces que haga falta, en caso de que, pese a todo, tengamos caídas. Y a no rendirnos jamás, en nuestra lucha contra el pecado. Que así sea.
90 comentarios
Esa es la prueba, precisamente, de la importancia capital de este tema, que tampoco apabulla por su frecuencia en la predicación eclesial de estos días.
Muchas gracias y saludos cordiales.
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L.V: Gracias a ti, Néstor.
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L.V.: Dirección espiritual, sí, señor. Es también muy buen consejo, aunque conviene escoger bien al director espiritual; pues, por desgracia, no todos los sacerdotes defienden la Doctrina de la Iglesia adecuadamente, en esta materia.
Un consejo a los matrimonios. Haced el favor de leer 1Cor 7,3-5. Y cumplid lo que leéis ahí. Ambos.
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L.V.: Muy buen consejo también. Gracias, Luis Fernando.
Comentas que previamente a iniciar una nueva relación el matrimonio ha debido ser declarado nulo, antes no después,
Se puede dar el caso y los hay, de una nueva relación entre dos personas previamente casadas, o una de ellas, que en proceso de nulidad viven de manera casta, como novios a la espera de que la Iglesia decrete la nulidad, en el caso de que fuera nulo
E incluso dos personas con AMS (homosexualidad) que con honestidad y sinceridad manifiestan fuertes sentimientos de atracción el uno al otro y conviven en castidad. Sería aceptado por la Iglesia?
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L.V.: Hola, Pedro, te respondo (con prudencia, porque no soy un Ministro de la Iglesia; te traslado, no obstante, mi opinión). Sobre la primera situación, ponerse a salir con una persona casada cuyo matrimonio no ha sido declarado nulo no lo recomiendo en absoluto, por dos razones: Primero, porque el Señor ya advirtió que "todo el que mira a una mujer deseándola ya adulteró con ella en su corazón" (Mt 5, 28). Segundo, porque es tremendamente arriesgado exponerse a enamorarse de una persona sin tener certeza de que su matrimonio previo ha sido declarado nulo; ¿Y si luego, finalmente, no le dan la nulidad? Tendrían que romper y sería muy doloroso para ambos. Mejor no meterse en semejante "berenjenal", francamente. Y, si ya están metidos, creo preferible dejar la relación en suspenso, a la espera de lo que, finalmente, suceda. Y sé que puede llevar tiempo, pero creo que es la mejor solución, la verdad.
Respecto a la segunda situación, si los dos homosexuales son capaces de convivir en castidad, entiendo que no hay pecado. No obstante, si sienten fuerte atracción mutua, lo recomendable es que no vivan juntos, porque existe riesgo serio de que pequen. Y, en esta materia, hay que manejarse con mucha prudencia, como he recomendado en el post. Si uno no desea pecar, mejor no exponerse a ello.
Se me ocurren dos comentarios.
De facto en la amplia mayoría de las playas la gente se muestra al menos semidesnuda. (Bueno, hasta fuera de las playas, en las ciudades, en verano, muchos no visten (si es que "visten") nada castamente...). De modo que, al margen de la intención, no parece ser moralmente lícito ir a esas playas "semi-nudistas". Para ser más explícito, hoy por hoy en casi todas las playas hay no pocas mujeres que usan la tan "casta" bikini.
Creo que no vendría mal puntualizar algo sobre la castidad en el noviazgo, sobre una cuestión que a no pocos sedicentes católicos se les pasa por alto, como si fuera completamente normal: los besos con la lengua. El P. Royo Marín dice que es casi imposible que no sean pecado mortal entre los novios.
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L.V.: Gracias a usted, Federico. Respecto a las playas, en aquellas a las que yo voy la mayoría de la gente va ataviada bastante correctamente, dentro de un orden. Siempre puedes ver a algunas pocas mujeres "dando la nota", por decirlo suavemente. Pero la mayoría no son así, gracias a Dios. Respecto a las que van de forma inadecuada, que no piensen estas mujeres que agradan a los hombres por ello. Yo conozco casos de hombres muy decentes a quienes esa conducta desagrada notablemente. En lo que se refiere al bikini, los hay que tienen bastante tela, dentro de un orden y los hay que son una auténtica vergüenza. Recomiendo en lo posible, no fijarse, ni hacer el menor caso de quienes van ataviados (o, más bien, ataviadas, es lo más frecuente) de mala manera y centrarse en el entorno familiar y de amigos, sin prestar atención a nada más, en lo posible. Y, hombre, si una playa, por la forma de ataviarse la mayoría de la gente, es un escándalo continuo, pues entonces, mejor evitar esa playa y buscar playas mejores, sí.
Sobre el asunto de los besos en el noviazgo, pues hombre, creo que para manifestar amor a la otra persona no hace falta hacer según qué cosas. Depende. Este tema lo aborda muy bien el padre Mikel Gotzon Santamaría, en el libro que he recomendado. Y, seguramente, tenga razón el padre Royo Marín. Prudencia, prudencia, prudencia. Y no solo por parte de las mujeres; también y especialmente, de los hombres. No me cansaré de decirlo. No obstante, puede haber manifestaciones de cariño que son sanas, buenas y normales entre novios; el tema es tener cuidado para que esas manifestaciones no se prolonguen mucho, de forma que lleven a cosas que ya no se pueden hacer fuera del matrimonio. En fin, el padre Santamaría lo explica muy bien en su libro.
Mi ambiente, y supongo que el de todos ustedes, es un ambiente católico, por lo que nosotros en el tema de la castidad tampoco tenemos muchísimo peligro, pero si nos toca en mayor o menor medida, pelear esta batalla.
Un buen día descubrí que pedir ayuda a los demás ayuda a la castidad, ¿y cómo pedir ayuda a los demás? Muy sencillo: colocándonos una alianza en la mano derecha, estoy hablando lógicamente de solteros. Una alianza en la derecha en un ambiente católico se respeta, en otros ambientes a lo mejor no, pero entre nosotros si, incluso aunque nuestro ambiente sepa que no estás casado, pero la alianza en la derecha es como un cruce regulado por semáforo en rojo para peatones, en un stop claro y conciso. Yo me la coloqué y muy bien.
Decía que por partida doble, porque la alianza nos hace humildes, nos hace pedir ayuda a los demás para vivir nuestra castidad y esto también es humildad. Los casados mundanos no suelen llevar alianza, primero porque su soberbia les hace creer que son autosuficientes y que no necesitan ayuda, ellos saben que están casados y los muy ingenuos piensan que con esto es suficiente, y también porque muchos de estos matrimonios, aunque aparentemente parecen que van bien, van mal, y van mal, porque el Señor nos ha dicho: sin mí no podéis hacer nada.
Entonces, los solteros nos ponemos una alianza, y nadie nos va a molestar, vamos a vivir tranquilos y felices.
Quería comentar también a hilo de la castidad, que no sólo la castidad es de cuerpo sino de pensamiento, seguro que pensamos mucho en los hombres, (género humano) y poco en Dios, cuando deberíamos de hacer justo lo contrario, pensar mucho en Dios y poco en los hombres, esto lo hacía María, en María su pensamiento estaba siempre en Dios y esto también es vivir la castidad. María además nos puede enseñar que también es castidad que nos importe sólo la Voluntad de Dios independientemente de lo que piensen los hombres ( género humano de nosotros). A María nunca le importó lo que pensara la gente de ella, a María sólo le importaba Dios y esto es castidad.
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L.V.: Gracias, anawim. Todo lo que ayude a vivir la castidad, bienvenido sea. Sobre el uso de la alianza en solteros, depende de lo que el soltero quiera. Si no quiere encontrar una pareja, sino que desea permanecer soltero, entonces llevar una alianza le ayudará, sin duda. Ahora bien, si quiere encontrar una pareja, mejor que no la use.
Respecto al pensamiento, pensar en una persona que te gusta o de la que te has enamorado no solo no es malo, sino que es lo normal (siempre que se piense en términos castos y prudentes, entiéndaseme). Cuando quieres mucho a alguien, piensas en esa persona constantemente, es un sentimiento muy fuerte. Y es lógico que así sea, porque de ello depende la continuidad de la especie humana. Comparto que hay que estar muy pendientes, también, de Dios, pero yo no contrapondría, tampoco, una cosa y otra. Sobre la Santísima Virgen, sin duda, es modelo perfecto de castidad; pero no olvidemos que, sin perjuicio de lo anterior, tenía un esposo, San José. Digo yo que algunas veces pensaría también en él... Y haría bien en hacerlo, porque eso es lo que se hace, insisto, cuando se quiere mucho a alguien; y estoy segura de que la Virgen quiso muchísimo a San José.
Theologia Moralis, Libro VI, Sobre el 6to y 9no Mandamientos, N° 413 (traducción nuestra del inglés): "En tanto esta materia es la mas frecuente y abundante en las confesiones, y por causa de la cual un mayor número de almas cae en el Infierno, yo no dudo en afirmar que todo quien se condenó, se condenó por causa de este solo vicio de impureza sexual (o al menos no sin él)"
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L.V.: Muy seguramente, sea como dijo San Alfonso. Pero no olvidemos que hay pecados que, por sí mismos, también pueden llevar a las almas al Infierno, aunque no sean de impureza. No obstante, entiendo que, si a una persona no le importa cometer otro tipo de pecados mortales, lo más probable es que también peque contra la pureza, dado que es tan fácil y placentero el hacerlo. Supongo que es a esto a lo que podía referirse San Alfonso, el cual se basaba, entre otras cosas, en su experiencia como confesor, tal como demuestran sus palabras. Desde luego, las consideraciones del Santo concuerdan bastante con lo que afirmó la Virgen de Fátima sobre este tipo de pecados y que he recordado en mi artículo.
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Pues me parece una soberana estupidez, por mucho que lo haya dicho ese sacerdote dominico.
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L.V.: Muy buenos consejos, Marcelo, muchas gracias. Efectivamente, hay muchas cosas buenas y sanas que se pueden hacer y que ayudan a tener la mente ocupada, para que no haya mucha oportunidad de que entre lo que no debe entrar. Y las buenas amistades y la familia, desde luego, son esenciales.
"Oscula vero indecentia, que scil. fiunt in partes minus honestas aut inhonestas, aut cum insertione linguae in os alterius (osculum columbinum), sunt ordinarie graviter illicita propter periculum illicitae delectationes venereae..." (Manuale Theologiae Moralis secundum principia S. Thomae Aquinatis, tom. II, n. 693). Entre los casados, dice a continuación, la cosa es distinta.
En fin, que una persona supuestamente formada en la fe y moral católicas salga con eso de la "soberana estupidez" me parece que confirma la gran necesidad que hay de formación respecto de estas materias. Y todo cierra, claro está, con el pasaje de S. Alfonso que ha citado Ezequiel (y que también refiere Royo Marín).
(Mil disculpas, no sé cómo se responde a algún comentario, si alguien me enseña, le agradezco, bendiciones!)
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L.V.: Está bien respondido, no se preocupe.
La libertad sexual está emparentada con el ateísmo. Sino no se entiende que contrariar a Dios sea bueno. O la persona se considera eximida, acto de soberbia, o que interpreta a Dios y lo corrige desde la concuspicencia. O sea, un modernista.
Por último, calculo si uno le quiere explicar a un adúltero o fornicario, su grave situación de pecado, aunque sea con delicadeza, primero que no van a querer escuchar cuando capten por donde viene el tema, segundo, que van a considerarlo como bofetadas o agresiones e insultos. Y falta de amor.
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L.V.: Sí, resulta bastante complicado decir algo a los adúlteros y fornicarios, para que se conviertan y dejen su mal camino. Si se hace, mejor hacerlo con mucha delicadeza; pero veo difícil que vayan a hacer caso y dejar la relación de pecado, la verdad. En estos casos, lo que procede, sobre todo, es rezar mucho y hacer penitencia.
Por otro lado, no estoy segura de que todas las relaciones de adulterio acaben mal en esta vida. El problema, más que ese, es que los adúlteros no pueden entrar en el Cielo, San Pablo lo dejó muy claro, diciéndonos que no nos engañemos sobre este punto (1 Corintios 6, 9-10)
Es lógico y normal que tu novia te atraiga. Lo preocupante es que no fuese así. Y también es lógico y normal tratar a tu novia como si fuese tal, no como si fuese una compañera de trabajo. En cuanto a los besos "con lengua" yo creo que la clave está en pensar qué es lo que genero en la otra persona. Si no sé generan pensamientos impuros o se tiene la suficiente templanza como para no dar lugar al pecado creo que no es pecaminoso ni de lejos. Menos mortal. Tengamos en cuenta que para que un acto sea gravemente pecaminoso, la materia tiene que ser grave. A ver, explíquenme. ¿Que tiene de grave darle un beso con lengua como señal de cariño a tu novia si se queda en eso? Yo no lo pillo. Otra cosa es que X gesto de cariño, genere pensamientos impuros o lleve a más. Cada uno debe conocer su límite en esto.
Lo mismo me pasa con algunos manuales sobre el acto conyugal. Algunos llegan a afirmar que es pecado venial el hecho de buscar el acto con tu mujer por puro placer. A ver, ¿Pero como no va a ser placentero unirse a tu mujer?¿Como no va a ser eso uno de los principales alicientes?
Al final, en el transfondo de todo esto está la visión de que el placer o las pasiones son malas. Es una visión puritana. Dios ha creado el placer y las pasiones. Y vió que eran buenas. Lo siguen siendo, a pesar de que el pecado original nos haya dañado. Por eso se tiene que poner en practica la virtud, no solo de la prudencia, sino también de la templanza. No se puede tener dominio de si, si no se práctica. Hay que torear con las pasiones sabiendo cada uno su límite. Quedarse en la barrera no es torear.
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L.V.: El asunto del placer lo he abordado en el post anterior, donde he explicado que, en sí mismo, no es malo. Le recomiendo, con toda modestia, que lo lea.
Respecto a la tristemente famosa "revolución sexual" del siglo pasado y el desmadre actual, considero que en absoluto se puede culpar de ellos a la moral católica. Han tenido mucho más que ver en todo ello la invención y legalización de los anticonceptivos artificiales, que han sido absolutamente devastadores.
En relación al tema de los besos y restantes manifestaciones de cariño, entiendo que lo importante es no buscar, ni consentir la excitación sexual, si no se está casado. Como bien explica el padre Santamaría, que ya he citado en el post, depende de cómo esté uno en cada momento; lo que un día puede ser bueno, puede ser malo otro día. Como usted bien dice, cada uno debe conocer su limite y el de su pareja en esto. En todo caso, las manifestaciones de cariño son normales y lógicas en una relación de noviazgo; yo en ningún momento he dicho que haya que tratar al novio/a como se trata a un compañero de trabajo; eso sería totalmente absurdo.
Llevar una alianza en la mano derecha los solteros nos recuerda también a nosotros nuestra consagración bautismal. El Bautismo nos ha consagrado a Dios, y nos ha consagrado igual a los solteros que a los casados. Tengamos muchísimo cuidado, porque recordemos que el demonio está en el mundo y aunque nuestras intenciones pueden ser muy buenas, él es muy astuto, tomemos todas las medidas, la Gracia de Dios hará efecto en nosotros si no nos exponemos.
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L.V.: En mi opinión, casarse y, luego, vivir los cónyuges el celibato no tiene el menor sentido (aunque sé que ha habido, en el pasado, casos así). Precisamente, por la cita de San Pablo que ha mencionado antes Luis Fernando. Lo lógico y normal en un matrimonio es que los esposos se entreguen mutuamente de manera física. Si no, ¿Para qué se casan? ¿Para vivir como si fueran amigos? No veo el sentido, la verdad.
Respecto al uso de la alianza por los solteros, pueden llevarla, si quieren. Existen, también, sacramentales que pueden ayudar a recordar la consagración por el Bautismo, como, por ejemplo, llevar a cuello un escapulario o una cruz. Pero vamos, es algo opcional.
Lo que sí que se ha perdido mucho es el hábito de la vestimenta eclesiástica. Una buena sotana eso tiene que ser un seguro de vida. Y en las monjas igual.
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L.V.: También a mí me agrada que los sacerdotes y religiosos vistan como tales; creo que los que lo hacen dan un gran testimonio de la existencia de Dios y de entrega a Él. Y ello, sin necesidad de decir ni una palabra, como ya enseñó, en su día, San Francisco de Asís.
Siempre hay autores que, o no saben bien de lo que hablan por razones que no hace falta explicar, o que rozan el pelagianismo/semipelagianismo (santos incluidos como en su día escribió el P. Iraburu) , o el puritanismo con aires jansenitas o el espíritu judaizante que tanto condenó San Pablo. Gente que se ha librado de Lumen Dei sabe perfectamente de lo que hablo,
Voy a ser claro. Son asesinos de almas. Ni saben lo que es la gracia de Dios y cómo actúa ni dejan que los demás aprendan. Son hoy los mismos de quienes San Pablo habló a los gálatas:
¡Ojalá se mutilasen los que os perturban! Porque vosotros, hermanos, a libertad fuisteis llamados; solamente que no uséis la libertad como ocasión para la carne, sino servíos por amor los unos a los otros.
Gálatas 5:12-13
Y no hace falta que diga que los novios deben tener cuidado en la expresión de su afectividad. Pero sin afectividad no hay noviazgo. Satanás lo sabe. Por eso tienta tanto por un extremo como por el otro.
No intervendré más en este asunto. Lo que tenía que decir, dicho está.
En cuanto a las playas, puedo decir que ir a San Sebastián en verano es imposible. Se ha convertido en una playa donde la mayoría de las mujeres van topless, a mí la verdad me impresionó mucho que una playa "familiar" esté así. Yo prefiero no ir a la playa simplemente porque es un ambiente de mucha vanidad, ver y ser visto. Más vale evitar la situación de pecado.
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L.V.: Las mujeres que van en top less en playas donde hay menores de edad, deberían saber o recordar que, en España, la exhibición obscena, además de ser un pecado grave, es un delito si se ejecuta en presencia de menores o discapacitados graves. Así lo establece el artículo 185 del Código Penal español. Cuestión distinta es que, luego, las autoridades lo consientan y no hagan nada. Muy mal hecho.
Respecto a las playas, existen playas donde se puede estar, dentro de un orden; es cuestión de buscarlas. El tema de la vanidad es una cuestión de cada uno. No todo el mundo va a la playa por vanidad; entre otras cosas, porque la mayoría de la gente no somos Adonis, ni "top models". Así es que, a Dios gracias, no siempre se puede presumir aun cuando uno lo quisiera.
En cambio, el Magisterio de la Iglesia ha condenado como errónea esta proposición laxista (y, junto con el Magisterio, la Teología moral):
"El acto del matrimonio, practicado por el solo placer, carece absolutamente de toda culpa y de defecto venial" (Dz. 1159).
En cuanto a la ilicitud de los besos a la que me he referido, los teólogos que he citado lo sostienen al margen de la intención, es decir, objetivamente hablando y en sentido universal (no dependiendo de cada cual).
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L.V.: El acto del matrimonio debe ser expresión sincera del amor conyugal y estar abierto a la transmisión de la vida (únicamente, se pueden usar los métodos naturales para no tener hijos cuando concurran razones graves, que los cónyuges deben considerar, honradamente, ante Dios). El placer ayuda a todo ello, pero no puede ser el único fin buscado por los cónyuges, por mucho que estén casados.
¿Pero acaso, entonces, mientras no se incurra en fornicación sería lícito cualquier acto entre novios?
Su argumentación me deja pasmado...
Le reitero que sería bueno que al menos le pegue una leída a lo que cité antes de tachar sin argumento alguno de "soberana estupidez" lo que han sostenido graves teólogos a los que ni Ud. ni yo les llegamos a los talones. ¿Y ahora los acusa de "asesinos de almas"? Bien hace en no intervenir más si va a seguir con esas denigraciones gratuitas, pero mejor haría retractándose de lo que ha dicho.
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L.V.: Como ya he apuntado en mi respuesta a otro comentario, realmente, lo que deben hacer los novios es no buscar, ni consentir la excitación sexual. Por eso, deben tratarse con cierto cuidado y hay cosas que solo están reservadas a los cónyuges aunque no supongan consumar el acto sexual, por cuanto pueden, fácilmente, provocar la excitación y, además, afectan seriamente a la intimidad física de la persona. Dicho esto, las manifestaciones de cariño entre los novios son buenas y forman parte de la dinámica normal de un noviazgo.
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LF:
¿Quién ha dicho eso?
En fin, paso.
No me retracto ni un centímetro de lo que he dicho. SOIS asesinos de almas. Despreciáis el poder de la gracia y demostráis tener un concepto sobre la naturaleza humana, una vez redimida, exactamente igual que la de Lutero.
Ud. ha dicho que una infinidad de novios que se besaron sin incurrir en ningún tipo de fornicación... puede dar testimonio de que sería una estupidez que esos besos son gravemente desordenados. ¿Qué tiene que ver que no han incurrido en ningún tipo de fornicación? Por su frase parecería que mientras no se incurra en ello, pues carta libre.
En todo caso, le reitero que antes de hablar y denigrar, le convendría a lo menos leer lo que indiqué.
Sus cónyuges en este mundo van a ser sus hermanos, así que váyanse acostumbrando a las distancias que por razones obvias no están abiertas a la vida. Y no digan, ¿y para esto me he casado? Pues si, se han casado en primer lugar porque Dios le ha dado esa vocación, y en segundo lugar para abrirse a la vida, y en cuanto por razones obvias dejen de estar abiertos a la vida, sepan que no es incompatible ser una sola carne con mantener cierto pudor conyugal.
"Recte tamen notat Croix quod oscula, etiam habita ex more patriae, si habeantur cum mora vel ardore, ordinarie sunt mortalia. Idem ait cum Spor. de osculis in ore vel si quis ore excipiat linguam alterius" (https://archive.org/details/theologiamoralis01inligu/page/458/mode/2up [n. 417]).
Pues menudo conjunto de asesinos de almas y dicentes de soberanas estupideces, de luteranos y despreciadores de la gracia...
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L.V.: Dado que el común de la gente no sabe latín, le aconsejo que las citas las ponga en español.
Ya Federico María Rago le ha citado a teólogos más que serios, pero él prefiere tener por más segura su opinión... Yo, obviamente, me quedo con la opinión de los que saben, filósofos y teólogos católicos, y espero que muchos hagan lo mismo, hasta donde sé, ellos son autoridades en la materia, Luis Fernando no.
PD: siempre he respetado e incluso admirado a Luis Fernando, tanto como intelectual, como en lo personal, por lo poco que se puede conocer por las redes, obviamente; sin embargo, un error público creo que debe ser corregido públicamente, y creo que la situación amerita que se le responda con la misma fuerza con que ha acusado tan temerariamente a estás encumbradas figuras de la Teología Católica. Y algo más, hubiese sido muy distinto decir que no se estaba de acuerdo con el padre Royo Marín, pero decir que es una estupidez lo que dice, y que además, es asesino de almas, pues vaya que hay que ser temerario y algo más para decirlo. Una muestra muy clara de mala formación en esos temas, al menos.
Me ha parecido un buen articulo y quería incluir una cuestión que también me parece importante para poder vivir la virtud de la pureza y en realidad cualquier virtud: elegir bien a los amigos. Es importante la amistad para evitar la soledad, que con frecuencia puede perturbar nuestra alma y buscar a "alivio" en aquellas cosas que al final nos alejan de Dios, como la lujuria y por otra parte fomentar las buenas amistades. Como dice la biblia: "Un amigo fiel es un refugio seguro, el que lo encuentra ha encontrado un tesoro" te ayuda en los momentos de debilidad, te consuela cuando estas triste y puede fortalecerte en la virtud.
También quiero indicarle mi opinión sobre una frase del articulo que puede dar lugar a confusión: "No todos los amores son buenos; hay amores perversos, aunque puedan no parecerlo." Considero que todo amor verdadero por su propia naturaleza es bueno, ya que Dios es amor. Entiendo el sentido de la frase, pero creo que debería utilizar otra expresión mas acertada. La distinción entre amor y sentimientos es muy importante aclararla. Pongo un ejemplo: un hombre se enamora de una mujer casada, esos sentimientos son reales, pero no es verdaderamente amor, si no rechaza ese afecto, porque todo amor busca el bien de la otra persona, no se circunscribe únicamente a los sentimientos. Creo que una expresión mas adecuada sería sentimientos desordenados, ya que no se inclinan hacia el bien o pasiones desordenadas. Que Dios y la Virgen nos cuide y nos preserve de todo mal.
Un cordial saludo.
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L.V.: Gracias por su valoración del artículo, Carlos. Sí, efectivamente, es muy importante escoger muy bien a los amigos.
Respecto a la frase del post que le parece que puede generar confusión, me reafirmo en ella, pues, por ejemplo, dos personas en relación de adulterio pueden estar verdaderamente enamoradas la una de la otra, sin que ese amor, como he dicho, sea bueno. O, si prefiere, no es verdadero amor, aunque lo parezca. A eso me refería cuando he dicho que no todos los amores son buenos. Los hay que, en realidad, son manifestación de egoísmo, por mucho que las dos personas sientan atracción entre sí y se quieran. Así, San Pablo, cuando escribe sobre las relaciones entre homosexuales, las califica como "amores brutales de unos con otros" (Romanos 1, 27), dando a entender que existen amores de naturaleza mala. En todo caso, creo que se entiende bien, en el post, a qué me refiero y es evidente que no critico lo que sí es de verdad amor, amor bueno y santo.
1. "Besos, abrazos, miradas, tocamientos y cosas similares, si ocurren fuera del matrimonio y desde la intención de un acto lujurioso, o para el gozo sexual, incluso si eso no es completado (lo cual es la inseminación) aún entonces son siempre pecados mortales porque en tal mente, fuera del matrimonio, son impuros y por su naturaleza tal gozo tiende a la completud. Filliuci, t. 30, c. 9 n. 294; Lessius, Lib. 4, c. 3 d. 8; Sánchez, l. 9, d. 46"
(…)
415.
"debe ser afirmado con Viva (in Trut. super prop. 40 damn. ab Alex. VII), y los de Salamanca (ibid. n. 81), así como Moya y Corella, que toda delectación carnal o lujuriosa realizada con conocimiento y deliberación es un pecado mortal, especialmente después de que la antedicha proposición fue condenada, la cual decía: 'Es una opinión probable la que afirma que un beso solo es venial cuando se realiza por/para el deleite carnal y sensible que surge del beso, si el peligro del ulterior consentimiento y polución es excluido.' Pues en besos no se admite parvedad de materia, ni debe admitirse en otros tocamientos con gozo carnal. La razón es, porque todo gozo carnal, o excitación de los espíritus que sirven a la generación, es ciertamente una polución incoada, o un movimiento hacia la polución. Así pues, correctamente, el Continuador de Tournley, de. 6 dec. praec. art. 8, concl. 2, y los de Salamanca, ibid., punct. 3 § 5 n. 65, con Cayetano, Bonacina, Tamburinus, López, condenan los actos relacionados, como pellizcar la mano de una mujer, entrelazar los dedos, etc., como un pecado mortal debido al gozo carnal que entonces toma lugar, o al menos por causa del peligro próximo de ello. Y Croix igualmente rechaza la opinión de Affiaga (l. 3 p. 1 n. 911), quien dice que uno no peca gravemente, que consiente por propia voluntad en tales suaves movimientos carnales que surgen por su cuenta".
416. — "Dubium II: Si se admite parvedad de materia en gozo sensible o natural, a saber, si alguien se deleita por el contacto con la mano de una mujer exactamente como del contacto con una cosa delicada, como una rosa, prendas de seda, y cosas similares.
La primera opinión lo afirma, con San Antonino, Sylvius, Salas, Navarre, Filliuci, Hurtad, Moya y muchos otros junto con los de Salamanca, ibid. § 3 n. 36, y Busembaum adhiere a ello más abajo en n. 4, así como el Cont. de Tournley, de 6 praec. art. 7 sect. 2 concl. 1, con Comitolus, Vicente Baronio, Sylvius y otros.
Sin embargo, la segunda opinión lo niega con Cayetano, Diana, y otros, citados por los de Salamanca, (ibid. n. 38 ad 40). El razonamiento es que los tocamientos, siguiendo los que son deleitables de acuerdo al sentido del tacto de una mujer, o de una adolescente, están per se ordenados a la polución. Y yo digo que esto debe ser del todo afirmado, como dicen correctamente los de Salamanca (l. c. n. 40) con Filliuci, Trullenchus, Diana, etc. así como Roncaglia, de 6 praec. c. 1, q. 2, que la primera opinión no es prácticamente probable, puesto que debido a la corrupción de la naturaleza, es moralmente imposible tener ese gozo natural de tal modo que aquel gozo carnal y sexual no fuera percibido, especialmente por personas acostumbradas a una íntima relación, y especialmente si estos actos toman lugar con alguna pasión y tiempo, como dice Elbel (de 6 praec. n. 186). Así pues, Sporer (de matrim. c. 3 n. 687) dice correctamente con Sánchez (l. 9 d. 46) y con la opinión común, como también Croix (l. 3 p. 1 n. 804), que por via de regla general, la primera opinión no es prácticamente probable, porque per se es un pecado mortal exponerse a uno mismo al peligro de consentir en gozo sexual. Sin embargo, Croix hace alguna excepción, en el caso en que tal peligro próximo estuviera ausente. Pero yo solo lo admitiría (con Fr. Holzmann, de 6 praec. c. 2 n. 706) en algún raro caso, en que a través de una larga experiencia uno estuviera moralmente cierto de que ningún peligro de consentimiento lo amenazaría; ¿pero cuándo se daría este caso? Ahora bien, debe ser notado (como el Continuador de Tournley correctamente distinguió en de 6 praec. art. 7 sect. 1 concl. 3, Verum), que es una cosa actuar para obtener delectación, y otra cosa actuar con delectación, que surge de las cualidades conectadas al cuerpo en lo cual puede ser admitida parvedad de materia si la delectación fuera meramente sensible o natural; siempre y cuando (debe añadirse) uno no lo permita, sino que deteste la delectación en el tacto, pues de otro modo no actuaría con delectación sino para/por la delectación, que no puede ser separada del peligro de seguirse en la delectación sexual".
(...)
3. 'Besos, abrazos, tomarse las manos, y cosas similares no son obscenas si se hacen solo por deber (como dice Santo Tomás en II IIae. qu. 154 art. 4) o con el fin de incrementar una recta moral, o benevolencia, incluso si surgiera gozo sexual (siempre y cuando no consintiera a él) no son pecados'. Lessius, Filliuci, l. c. n. 171. (Así juntamente San Antonino p. 2 tit. 5 c. 1 § 10, y el Continuador de Tournley, de 6 praec. art. 7 sect. 1 concl. 1 etc., con Sylvius)
417. "Croix nota adecuadamente (l. 3 part. 1 n. 900) que los besos, incluso aquellos que se realizan por la costumbre del país, si ocurren por un espacio de tiempo, o con vehemencia, ordinariamente son pecados mortales. Dice lo mismo con Sporer sobre los besos en la boca, o si alguno pusiera su lengua en la boca de otro".
In Domino semper,
EBV
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L.V.: Por favor, los comentarios deben ser más breves. Gracias.
Saben ustedes, ¿los casados cómo van a vivir en el Cielo?
Sus cónyuges en este mundo van a ser sus hermanos, así que váyanse acostumbrando a las distancias que por razones obvias no están abiertas a la vida. Y no digan, ¿y para esto me he casado? Pues si, se han casado en primer lugar porque Dios le ha dado esa vocación, y en segundo lugar para abrirse a la vida, y en cuanto por razones obvias dejen de estar abiertos a la vida, sepan que no es incompatible ser una sola carne con mantener cierto pudor conyugal.
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Por favor, no den paso a opiniones tan radicalmente contrarias a la doctrina moral Católica. Hasta los niños pre- comunión saben que la unión sexual tiene dos fines, el procreativo y la expresión sexual entre esposos. Y como Dios no creó siempre fértil a la mujer e incluso permite que algunas sean estériles, es totalmente acepto a Dios mantener relaciones sexuales, es más, sin ellas no se realizaría plenamente la unión espiritual entre esposos tal y como nos aconfirma el Catecismo Mayor en el punto:
2360 La sexualidad está ordenada al amor conyugal del hombre y de la mujer. En el matrimonio, la intimidad corporal de los esposos viene a ser un signo y una garantía de comunión espiritual. Entre bautizados, los vínculos del matrimonio están santificados por el sacramento.
Es decir, que es signo y garantía incluso si la mujer fuera estéril. ¿ Lo entiendes anawin ?
Cosa distinta es que los esposos se dediquen a rodar escenas de porno casero.
PD.- Anawin, lo que si es un grave pecado es distorsionar públicamente la moral y doctrina de Cristo.
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L.V.: Me parece bien que usted responda a Anawim como mejor entienda, pero, por favor, déjeme moderar los comentarios como yo estime pertinente. Gracias.
yo creo que los besos (en la boca, obviamente), entre novios, son, por lo menos, ocasión de pecado. Y lo mismo pienso del baile, entre novios o entre desconocidos, cuando este implica el roce de los cuerpos.
El pecado es algo tan grave, o, más bien, tan gravísimo, que, por ejemplo, los Santos (entre los cuales, lamentablemente, no me puedo contar) llegaban a excentricidades increíbles, con tal de evitarlo.
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L.V,: Un beso, al menos, en los labios entre novios es perfectamente normal y no tiene por qué tener nada de malo.
Durante el noviazgo, muchos caemos en el error (yo me incluyo) de pensar que podemos encender el motor sin llegar a destino... pero el cuerpo no está programado para eso. Si hay beso prolongado, si hay lengua, si hay roce, el cuerpo empieza un proceso que naturalmente quiere culminar. Cortarlo a medio camino puede parecer “heroico”, pero en realidad es como empujar un tren cuesta abajo y pretender frenarlo con las manos. Habrá quien diga que puede besar apasionadamente sin excitarse... pues bueno, supongo que hay gente rara para todo. No es mi caso, ni el de la mayoría de personas con pulso.
Por eso, con el tiempo, he entendido que los besos en el noviazgo han de ser lo suficientemente castos como para no despertar la excitación sexual. No por mojigatería, sino por realismo: porque si se despierta, no se puede llevar a donde debe —al menos, no todavía—. Ojalá me lo hubieran explicado así en mi adolescencia, con claridad y sin moralismos, solo con la lógica natural del cuerpo y el alma. Me habría ahorrado no pocos líos… y heridas.
Porque sí: la castidad no es reprimir, es orientar bien. Y eso —aunque cueste— da paz, libertad y una alegría profunda.
Por tanto AJ:
Enrollarse → la clásica; puede ser desde besarse hasta algo más, según el contexto.
Darse el lote → muy de los 80-90 en España, significa besarse apasionadamente.
Comerse la boca → bastante gráfico, indica besos con lengua, pasión incluida.
Magrearse → incluye besos y toqueteo; más subido de tono.
Fajarse (en América Latina, sobre todo México) → muy similar a magrearse.
Liarse → más reciente; incluye besarse, a veces también implica algo más.
Meterse mano → expresión informal para hablar de caricias subidas de tono.
Darse el filete → ya en desuso, muy típica del lenguaje juvenil antiguo en España.
No está bien en el noviazgo ! Y como dicen, puede llegar a ser pecado mortal según su reiteración y conciencia de estar jugando con fuego.
volvería con corbata de castidad, sonrisa de complicidad y un cartel luminoso en la frente que dijera:
“¡NO PASARÁN!”… los besos con lengua hasta después del altar
Con mi novia no habría ido más allá de abrazos sinceros, caricias suaves como terciopelo… y esos piquitos simpáticos que ni escandalizan ni incendian, como diría nuestro internacional Rubiales . ¡A veces menos es más y lo casto puede ser incluso más dulce!
¿Y por qué? Porque la pasión está diseñada para culminar, no para quedarse atascada en la rampa de salida como coche sin freno en cuesta. Que lo que empieza se quiere acabar… y cortar en seco eso, una y otra vez, es como calentar el horno sin meter la pizza: frustración asegurada
Además, si uno hace las cosas como Dios manda —literalmente—, la gracia se multiplica, el amor se afina, y el deseo se vuelve canto en vez de campo de batalla. Lo bueno no se pierde, se potencia.
Y ojo , que la batalla no solo se libra con la piel: la cabeza también tiene teclas sensibles. El pensamiento, cuando se desmadra, va por libre y prende la mecha. Y aquí, seamos sinceros… los chicos tenemos más pólvora que paciencia . ¡Pero se puede! Con humor, con fe… y a veces con una ducha fría .
En fin, si pudiera volver atrás, iría por el sendero angosto con linterna, brújula y la esperanza de que todo lo que se espera con amor, luego se celebra con fuego santo. Porque cuando llega el momento del “sí, quiero”, entonces sí: ¡que se desate el apocalipsis del amor!
Ya puestos, que el novio no mire a la novia si la misma está de buen ver, no vaya a ser que se excite y la cosa acabe mal. Y la novia debe de abstenerse de poner ojitos de amor al novio, porque claro, eso es una tentación invencible. ¿Y quién dijo que pueden ir andando de la mano? Las manos son peligrosas porque pueden ir donde no deben, así que nada de contacto físico.
Váyanse ustedes a tomar viento fresco.
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L.V.: Yo, en ningún momento he escrito nada de eso. Lo dejo claro.
Luego a mi me parece increíble la opinión de algunos teólogos morales. ¿Entrelazar los dedos con una mujer es pecado por el gozo carnal? ¿De qué estamos hablando?¿Soy yo el único que ve un puritanismo en esas afirmaciones? Lo mismo que dice Vladimir con el tema de los bailes. Efectivamente, hay bailes que no son aceptables en ningún caso. Pero ahora que pasa, ¿no debería bailar pasodoble con mi prima en las fiestas del pueblo porque existe riesgo de endogamia? Con esa misma lógica, también sería potencialmente pecaminoso que mi novia se pusiese un vestido bonito (modesto) y unos tacones de escándalo. Mejor vestirse con un saco de patatas, así no hay riesgo de pecar. Lo que están afirmando es que no saben hacer uso de la virtud de la templanza y que no tienen dominio de si. Uno puede disfrutar de la compañía, el tacto, la música y la belleza de la otra persona sin por eso pecar. Con una justa medida.
Y en esto me baso, Lina, para decir que la visión puritana de algunos moralistas son en parte causantes de la revolución sexual. Es cierto que los anticonceptivos y esas cosas que mencionó tienen un papel principal. Pero, no nos engañemos, eso fue lo que agitó la cocacola. Lo que facilitó la explosión es el tapón de moralina puritana que se instaló en no pocos católicos. Si fuese por ellos, no existiría ni la buena bebida, ni la comida (riesgo de gula), ni los bailes, ni la música ni nada que dé algo de sabor a la vida.
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L.V.: Sigo sin compartir, en absoluto, que la culpa del desmadre actual la tenga el Catolicismo. Solo faltaría.
Y sí, Luis Fernando, según qué besos pueden ser pecado grave. El Señor advirtió que quien mira a una mujer deseándola ya adulteró con ella en su corazón.
Con más razón, si el beso es tal que lleva a encender el deseo sexual, que aún no se puede cumplir, por no existencia aún de matrimonio, también entra en la categoría de, como mínimo, ocasión próxima de pecado. Esto se llama prudencia, sentido común, noviazgo casto, pudor en las manifestaciones de afecto. Y advertirlo y explicarlo, a imitación de Nuestro Señor, es un acto de justicia y caridad, no un "asesinato de almas". La impureza es un asesinato de almas.
Incluso, si uno lee algunas biografías de santos, se llega a decir de alguno que era "tan puro, que no miraba a su madre a la cara". En serio, si a uno le entra lascivia mirando a su madre y por eso tiene que evitarlo, tiene un problema. Estos teólogos iban mucho más allá de lo que la Iglesia siempre enseñó, como decía el comentario de Luis Fernando. Por eso no pocos católicos piensan hoy en día que el celibato sacerdotal es porque son "más puros".
Que, a todo esto, el Magisterio no se ha pronunciado en cosas importantes de la moral conyugal. Hay opiniones de teólogos. Y las opiniones son, eso. Opiniones.
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L.V.: El celibato sacerdotal es algo bueno y lógico en un varón totalmente consagrado a Dios.
me ha parecido importante puntualizar algo que podría estar generando confusión —quizá no era tu intención, pero el modo en que se ha expresado la idea puede inducir a error serio.
Si lo que has querido decir es que las relaciones sexuales entre esposos solo son lícitas cuando hay posibilidad directa de procreación, y que por tanto serían ilícitas en matrimonios naturalmente estériles o de edad avanzada que recurren a medios naturales para evitar la fecundación por razones discernidas, es necesario señalar que eso no refleja la enseñanza de la Iglesia.
La Iglesia, desde siempre, reconoce el valor unitivo del acto conyugal junto al valor procreativo. Incluso cuando una pareja no puede tener hijos —por edad, por causas médicas o naturales— su amor sigue siendo fecundo espiritualmente, y su entrega mutua sigue siendo plenamente válida y santa, siempre que se respete la apertura al don de Dios, sin recurrir a medios artificiales que cierren a la vida.
Afirmar lo contrario no solo va contra la Humanae Vitae o el Catecismo (n. 2360-2363), sino que carga innecesariamente de culpa a matrimonios que viven su amor de forma honesta, fiel y conforme a su vocación.
Así que, con todo respeto y sin ánimo de polémica, te animo a revisar esa idea. Porque a veces —sin darnos cuenta— podemos caer en rigorismos que, más que purificar la doctrina, la distorsionan y hieren a quienes ya están haciendo un camino sincero de fe.
"El noviazgo debe de ser una ocasión de ahondar en el afecto y en conocimiento mutuo, y como toda escuela de amor ha de estar inspirada, no en el afán de posesión, sino en el espíritu de entrega, de comprensión, de respeto, de delicadeza".
El noviazgo es una preparación para el matrimonio y para la el espíritu de
entrega. Es una escuela, es un gimnasio espiritual. No cabe darse el lote ni rozarse voluntariamente. Cosa diferente es que se tengan calentones y erecciones esporádicas controlables = tentaciones.
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L.V.: ¿En el noviazgo no cabe rozarse? Que yo sepa, la Iglesia jamás ha enseñado nada semejante. Una cosa es no tocar ciertas zonas del cuerpo que no corresponden y, otra, no poder rozarse. Lo segundo no es así, es totalmente normal que en un noviazgo haya muestras de cariño, eso no es malo en absoluto.
Siempre es bueno tratar las cosas en un plano hipotético y abstracto.
Suscribo la opinión de Federico, como más coherente y ordenada. Si queremos castidad, pudor, modestia, cómo vamos a consentir lujuria, banalidad y oprobio, por muy divertido que suene.
El que juega con fuego se quema, como dijo el comentarista sobre cómo los santos evitaban las ocasiones de pecado.
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L.V.: Nadie ha dicho aquí que haya que consentir lujuria, banalidad y oprobio.
Un conocido mío —no doy nombres, que aún tienen aliento— empezó su noviazgo con mucha emoción… demasiada, diría yo. Se dieron el filetazo antes de tiempo, saltándose más etapas que un ciclista dopado en el Tour. El plan parecía ir viento en popa… hasta que, ¡zas!, les cayó la divina justicia no con rayos ni truenos, sino con algo peor: halitosis de proporciones bíblicas.
Sí, sí, como lo oyes. Un aliento que te dejaba sin respiración, pero no por romanticismo, sino por defensa personal. Ni el Capitán Haddock fumándose dos cajetillas de Ducados con su pipa del alma les hacía sombra. Aquello era como besar el tubo de escape de un tractor viejo.
Y claro, cuando el aliento llega antes que el "te quiero", se enfría todo. Así que moraleja: no te pases de listo, que si quemas las etapas del noviazgo como si fueran tostadas en el 10, luego igual Dios permite que empieces cada beso pidiendo perdón... y una mascarilla.
Y lo mejor —o lo peor, según se mire— es que ni los dentistas ni los colutorios de última generación podían con aquel apocalipsis bucal. ¡Ni el Listerine se atrevía a quedarse en su estantería cuando veía acercarse la pareja! Hubo quien dijo que cuando se besaban, se secaban las plantas de alrededor.
Alguno pensará: “¡Bah, casualidad!”. Pero los que tenemos un poco de calle en esto sabemos que cuando uno se salta los tiempos del corazón (y de la castidad), a veces Dios no necesita ni intervenir… solo deja que el caos se organice solo. Porque claro, cuando conviertes el noviazgo en microondas y no en fuego lento, luego no te quejes si acabas chamuscado por dentro y aromatizado por fuera.
Así que tú, joven romántico (o romántica), no seas un “filetazo precoz”. Guarda la pasión para el momento justo. Porque lo que empieza con ternura, acaba con alegría. Pero lo que empieza con calentón, puede terminar con distanciamiento social... ¡y sin pandemia de por medio!
Ya lo decía el sabio:
“Mejor un piquito con gracia que una pasión con pestilencia.”
Y si no lo decía, ya lo digo yo.
No sé si me estoy colocando en el lado de los estúpidos, pero,
yo creo que los besos (en la boca, obviamente), entre novios, son, por lo menos, ocasión de pecado. Y lo mismo pienso del baile, e
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Es obvio que el perreo y el regueton si lo son pero el Vals (especialmente el vienés o clásico) .Elegante, con respeto en el contacto; se baila con distancia, ritmo suave y armonioso. Habría que consultar.
El acto conyugal no es solo para procrear (aunque ese sea un fin noble y esencial), sino también para alimentar el amor, sellar la entrega, unir las almas y los cuerpos en esa comunión que es reflejo del amor de Cristo por su Iglesia. San Juan Pablo II hablaba maravillosamente de este “lenguaje del cuerpo” que expresa amor total, fiel, exclusivo y fecundo… también espiritualmente fecundo, incluso cuando la fertilidad biológica ya ha pasado.
De hecho, renunciar injustificadamente a esa dimensión conyugal puede enfriar la relación, crear distancias innecesarias, y empobrecer una fuente preciosa de gracia. La ternura, la entrega física, la intimidad compartida no tienen fecha de caducidad mientras haya amor, salud y mutuo consentimiento.
Así que no os dejéis inquietar por ciertas interpretaciones rígidas o mal entendidas. Si el amor sigue vivo, ¡que también lo esté la ternura en todas sus formas! Porque el amor entre esposos, como el buen vino, puede madurar con los años y saborear aún más lo esencial.
Estos puntos del catecismo dicen lo contrario que tu afirmas:
https://www.ivoox.com/catecismo-2360-2361-el-amor-esposos-i-audios-mp3_rf_2761045_1.html
https://www.ivoox.com/catecismo-2350-la-vocacion-a-castidad-diversos-audios-mp3_rf_2762681_1.html
Punto 2362:
“Los actos [...] con los que los esposos se unen íntima y castamente entre sí son honestos y dignos, y, realizados de modo verdaderamente humano, significan y fomentan la recíproca donación, con la que se enriquecen mutuamente con alegría y gratitud” (GS 49). La sexualidad es fuente de alegría y de agrado:
«El Creador [...] estableció que en esta función [de generación] los esposos
experimentasen un placer y una satisfacción del cuerpo y del espíritu. Por tanto, los esposos no hacen nada malo procurando este placer y gozando de él. Aceptan lo que el Creador les ha destinado. Sin embargo, los esposos deben saber mantenerse en los límites de una justa moderación» (Pío XII, Discurso a los participantes en el Congreso de la Unión Católica Italiana de especialistas en Obstetricia, 29 octubre 1951).
Así que tranquilos frente a opiniones no católicas.
Dice con tono solemne que la misa debe ser en latín, ad orientem, y que las mujeres se tapen con mantilla como antes, con incienso denso y gregoriano puro. Pero acto seguido, defiende con entusiasmo que no hay nada de malo en darse buenos lengüetazos con su novia antes del matrimonio porque “eso no es lascivia”. ¡Hombre, AJ! Eso es como querer encender una chimenea con gasolina mientras rezas el Rosario en latín.
Si uno cree de verdad en la reverencia, la templanza, el simbolismo, la belleza del velo... pues igual convendría aplicar el mismo principio a la lengua... y no me refiero al latín, precisamente.
Es curioso cómo AJ invoca a San Pío X con una mano, y con la otra practica besos que harían sonrojar a Santa Teresa de Ávila. Vamos, que su espiritualidad parece el menú de un restaurante fusión: liturgia tridentina con entrantes de pasión adolescente. Y eso, querido AJ, más que tradición, suena a contradicción con extra de hormonas.
Así que, querido defensor de la Tradición... no te conviertas en apóstol del “Ecclesia Dei” con labios de Netflix. Porque la coherencia no se viste solo con sotana y mantilla, sino también con dominio propio y verdadero amor ordenado.
¡Claro que sí, Lina!
Cuando cité a San Josemaría, no me estaba volviendo un monje cartujo anti-contacto humano ni diciendo que los novios tengan que caminar a dos metros con un rosario de por medio. ¡Faltaría más! Obviamente no hablaba de ir cogidos de la mano, del brazo, o de esos abrazos tiernos que reconfortan el alma y no alteran el termostato corporal.
Me refería ,y aquí viene el matiz importante,a esos “roces” que no se quedan en lo romántico sino que encienden la maquinaria. Vamos, que si el corazón empieza a sonar como el tambor de una procesión y el cuerpo dice “Houston, tenemos ignición”… pues ahí ya no estamos en terreno de cariño casto, sino en la autopista a la excitación con peaje incluido.
O sea, que sí al cariño sano, que une y fortalece… pero no a ir subiendo de revoluciones antes del “Sí, quiero”. Que para eso están el matrimonio y la gracia de Dios, no el sofá del salón con la puerta cerrada.
Así que Lina, tranquila, que no estoy en contra del amor ni de sus gestos. ¡Solo digo que hay que saber en qué punto el gesto romántico se convierte en ensayo general!
Por otro lado, las opiniones totalmente contrarias al catecismo ¿ desde cuando hay que respetarlas ?
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L.V.: De acuerdo, entonces.
Por favor, no salgáis mucho a la calle en verano y no oséis pisar una playa. Os podéis poner "malitos" y pecar.
Lo que usted enseña son eso, opiniones. Una opinión que no es católica. La Iglesia siempre enseñó que el marido tiene un deber conyugal con su mujer. Y viceversa. Y unos de los fines del matrimonio, a parte del unitivo, es el "remedio contra la concupiscencia. Lo que usted dice no es católico.
Lina:
Sobre el celibato, yo no digo lo contrario. Pero afirmar que uno es célibe porque así es "más puro" es puritanismo. El celibato es signo de pobreza a la forma de Cristo. No tiene nada que ver con la pobreza.
Sobre la moral católica y la revolución sexual, yo no digo que fue la doctrina católica la que lo provocó. Fue la hipocresía y el puritanismo. La hipocresia de la sociedad que, mientras estaba trataban de prostituta a la que fornicaba, permitía lo mismo en los hombres y está socialmente aceptado que anduviesen por ahí de picos pardos. Contradicciones así se podían encontrar a raudales.
El puritanismo no tiene mucha explicación. Con que lea algunas de las respuestas se puede hacer uno una idea. Ese pensamiento hacía la vida irrespirable. Iban mucho más allá de lo que la doctrina católica enseñaba y tenía un tufillo protestantes que echaba para atrás.
Mañico:
Dejarse llevar por los placeres no es templado. Tampoco el no practicar la templanza. Lo templado hubiese sido seguir besando a la novia. Igual que hacer el acto conyugal cuando la mujer se lo pide. Ni se imaginan la de matrimonios que se rompen porque los cónyuges ni se tocan ni se miran.
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L.V.: Aclaro que yo no he afirmado que un célibe, al serlo, sea más puro.
Dentro del noviazgo es normal tener atracción y pasiones que hay que ordenar. Eso no significa que sean malas. Solo hay que ordenarlas con ayuda de la Gracia. Eso es lo católico. Lo otro genera escrúpulos y es completamente irreal. Qué quieren, ¿Que dos enamorados no se sientan atraídos y emocionados al verse?¿Que no sientan placer al darse la mano, compartir juntos un helado o besarse? Lo raro sería lo contrario, déjense de pavadas
-Amo a Cristo sobre todas las cosas
-Quiero estar siempre unido a Cristo
-Con el pecado hiero ese Amor
-Equis acción ME PUEDE llevar al pecado
-Evitaré tal acción
ES UN ASUNTO DE AMOR.
Ya que hablamos de los pecados de la carne y ahora que acaba de pasar la celebración litúrgica de San Luis Gonzaga, es de admirar, las "exageraciones" a que llegaba para evitar toda mancha a su castidad. Aquí es donde se aprecia aquello de que, lo que es necedad para los hombres es sabiduría para Dios.
Pues fíjese que yo a san Juan de la Cruz me lo imagino celebrando la misa en latin mientras escribía lo que escribía. O al Papa celebrando en la capilla sixtina rodeado de cuerpos desnudos. Espero que no le escandalice.
Ya lo decía Aristóteles. Al cobarde, el valiente le parece temerario. Y al mojigato, el templado le parece un promiscuo. Cosas de la vida
Ni se imaginan la de matrimonios que se rompen porque los cónyuges ni se tocan ni se miran.
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Querido AJ,
¡Esa frase tuya es tan creativa que casi te dan un Goya por mejor guion adaptado! Pero vamos a lo serio con una sonrisa en los labios:
Decir que los matrimonios se rompen porque “ni se tocan ni se miran” y con eso justificar que uno puede pasarse el noviazgo en modo “lengua turbo” es, con perdón, como decir que las carreras de coches deberían empezar con un choque frontal “para soltar tensiones”.
Tocarse y mirarse, claro que sí… pero en su tiempo y forma. En el noviazgo, los besos castos y el cariño tierno no solo son posibles, ¡sino que preparan un amor más firme! Lo otro, como bien decía un amigo, es “encender la cocina sin tener comida”, puro desgaste emocional… y al final te acabas comiendo los trapos.
Primero, confundes causas con consecuencias. Muchos matrimonios no se rompen porque “no se tocan”, sino porque se tocaron tanto antes de tiempo que cuando llegó el matrimonio ya no quedaba ni misterio, ni tensión sana, ni capacidad de entrega. Solo rutina y nostalgia del fuego artificial de los primeros días. Eso sí quema.
Segundo, usar la frase para justificar lo que se quiere hacer de todas formas es tan viejo como Adán echando la culpa a Eva. Seamos serios: los lengüetazos antes del matrimonio no son un lenguaje de amor, son un anticipo de algo que exige un compromiso total. Y si das el anticipo sin haber firmado el contrato, luego no llores si no se paga el resto.
Tercero, lo de que “los matrimonios se rompen por falta de contacto” es una verdad a medias, que ya sabes que es peor que una mentira. Porque el problema no es la falta de besos apasionados antes del matrimonio, sino la falta de intimidad real, emocional, espiritual y afectiva… la que se construye en la confianza, la espera, y el respeto mutuo. Y eso, amigo AJ, no lo dan ni cien morreos por hora.
Cuarto: ¿por qué lo llamas “muestra de cariño inocente” si sabes que en cuanto te despistas se activa toda la maquinaria hormonal que va directa al desenlace? Es como decir que juegas con bengalas al lado de una gasolinera “por cariño al fuego”.
Finalmente, si de verdad amas a tu novia, lo más valiente que puedes hacer es protegerla de ti mismo. No convertirla en terreno de ensayo sino en destino. Y para eso hay que tener la cabeza fría, el corazón limpio y, en ciertos momentos, la boca cerrada. Literalmente.
Y por cierto, los matrimonios fieles a la gracia y que se reservaron, no solo se tocan y se miran, ¡se adoran en serio! Porque aprendieron a esperar, a respetarse, y no a entrenar para una Champions sentimental donde luego no hay equipo titular.
Así que AJ, menos excusas teológicas sacadas de un tuit y más virtud de la templanza. Que como decía San Juan Pablo II, la castidad no es represión… es la energía del amor canalizada con sabiduría.
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L.V.: Se ruega brevedad, por favor.
En el discernimiento ético y teológico de los gestos de afecto en el noviazgo, hay que tener una verdad clara como base: el cuerpo habla. No solo comunica emociones, sino también significados espirituales y morales. El beso con lengua no es un gesto neutro, sino una expresión corporal típicamente sexual, que activa con naturalidad la excitación y el deseo orientado a la unión conyugal plena.
Según la enseñanza moral católica —como se recoge en el Catecismo de la Iglesia Católica (n. 2351 y ss.)— la castidad es una virtud que integra la sexualidad dentro de la persona en la medida del estado de vida de cada uno. Para los novios, esa integración significa que su amor debe expresarse con respeto al hecho de que todavía no se han entregado plenamente en cuerpo y alma ante Dios mediante el sacramento del matrimonio.
El Papa San Juan Pablo II, en sus Catequesis sobre el amor humano, explicó que el lenguaje del cuerpo tiene que ser veraz: no se puede expresar con el cuerpo lo que aún no se ha sellado con el alma y el compromiso. Un beso apasionado en el noviazgo simula con el cuerpo un grado de unión y entrega que todavía no existe, y por tanto puede considerarse moralmente desordenado.
Santo Tomás de Aquino, con su precisión característica, enseña que el pecado no está solo en el acto sexual fuera del matrimonio, sino también en los actos voluntarios que deliberadamente lo conducen o lo estimulan fuera del orden moral, lo que incluye besos apasionados si se buscan por su carga erótica.
No se trata de puritanismo, sino de entender que el amor se cuida precisamente cuando se espera. Los gestos íntimos deben estar en consonancia con la verdad del amor que los justifica. Un beso casto, un abrazo afectuoso, son signos nobles en el noviazgo. Pero un beso con lengua, que naturalmente busca despertar el deseo sexual, pertenece al ámbito de lo conyugal, y usarlo fuera de ese contexto es como profanar algo sagrado antes de tiempo.
Por tanto, los besos apasionados antes del matrimonio son pecaminosos no solo por el riesgo de excitación o caída, sino porque violan la lógica interna del amor casto y la dignidad del lenguaje del cuerpo. Es un asunto de justicia hacia uno mismo, hacia el otro, y hacia Dios.
Recordemos que lo que se guarda en el amor, se gana en profundidad. Y Dios no quita nada al amor verdadero: lo purifica, lo engrandece y lo corona con su gracia.
Pues fíjese que yo a san Juan de la Cruz me lo imagino celebrando la misa en latin mientras escribía lo que escribía.
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Querido AJ, citar a San Juan de la Cruz para justificar los lengüetazos con tu novia es como usar a Platón para defender los realities de Telecinco. No solo es un despropósito, sino una monumental confusión de planos: lo místico con lo hormonal, lo espiritual con lo libidinal.
San Juan de la Cruz escribió poesía mística donde el “Amado” y la “Amada” representan el alma y Dios en un lenguaje poético elevado —no un noviazgo de Instagram con efusiones que despiertan más carne que espíritu. Sus expresiones de amor, por intensas que sean, no se refieren a pasiones humanas ni a relaciones románticas entre novios, sino a la unión del alma con Dios, una experiencia mística que nada tiene que ver con una sesión de besos apasionados a escondidas de los padres.
Usar su poesía para justificar lenguas entrelazadas en un coche aparcado es como sacar la Divina Comedia para argumentar que uno tiene derecho a irse de botellón porque Dante descendió a los infiernos. No cuela.
Además, si uno verdaderamente quiere vivir según la doctrina que San Juan de la Cruz encarna —que es la del desasimiento, la purificación del deseo y la castidad interior— entonces debería empezar por reconocer que los gestos que encienden la pasión fuera del matrimonio no son señales de amor maduro, sino pruebas de que aún no se domina el corazón.
Así que AJ, si vas a citar a los santos, hazlo con contexto y con honestidad, no con afán de reacomodar la teología mística para apaciguar una conciencia que, probablemente, ya intuye que lo vuestro va más por el sendero de Eros que por el camino de la Cruz.
Y recuerda: el verdadero amor no teme esperar, porque sabe que la entrega completa es un don, no una excusa con lenguas de por medio.
Yo me estoy refiriendo a la virtud de la templanza precisamente. No es templado no hacerlo con la mujer. A eso me estoy refiriendo. Intentaré llevar a cabo sus largos consejos, gracias
" AJ, tienes más cara que espalda !" Te vas a quemar en tu tozudez contumz y pertinaz.
XD
Por cierto, flipo con lo del beso apasionado y el grado de compromiso. Aquí un comentarista habla ni más ni menos que de profanación. Increíble pero verdad.
Durante un año me besé con mi novia, luego esposa, sin que tuviéramos que pasar por el confesionario cada vez que nos veíamos. Por lo general, uno es consciente de dónde está el límite y sabe que no debe cruzarlo. Y siendo cosa de dos, cuando ambos son católicos que aman a Dios, ese límite es mucho más fácil de definir.
Mi único consejo es no prolongar los noviazgos. Si en un año no tienes claro que esa es la persona con la que quieres vivir el resto de tu vida, es que esa no es la persona con la que te debes casar. Y que no me vengan con que no se puede por razones económicas. Ya sabemos que el casado casa quiere, pero si se vive con los padres, donde hay una cama individual cabe una de matrimonio como solución temporal. Todo es hablarlo.
El problema que hay en Occidente de la hipersexualización, es tremendo y así está el patio. En otras culturas, la mujer va cubierta con lo que se evitan las miradas lascivas y toda esa cultura en torno a ellas. Aquí las jóvenes y no tan jóvenes van semidesnudas con el ombligo al aire un top arriba y un pantalón muy corto abajo, las mujeres con saris hindúes o yihab se quedan flipando. Y esto va más, qué van a entender de castidad.
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L.V.: Hay un término medio entre ir semidesnuda e ir cubierta hasta el tuétano, francamente.
"A escondidas de los padres""lengüetazos en un coche". ¿De qué está usted hablando? Yo no he hablado sobre eso en absoluto. A ver si su psique le está traicionando y me extrapola a mí cosas que no son mías... Tampoco he dicho que tenga novia. Lo mismo estoy casado. O no. O soy sacerdote. No sabe si soy hombre o mujer. No sabe nada de mi, básicamente. Así que menos ataques personales, falacias "ad hominem", hombres de paja y responda los argumentos.
"San Juan de la Cruz escribió poesía mística donde el “Amado” y la “Amada” representan el alma y Dios en un lenguaje poético elevado". "No se refiere a pasiones humanas"
Claro que no se refiere a pasiones humanas solamente. Aún así, estará conmigo que si uno lee no pocos poemas del místico sin saber de qué van, concluiría bastante gente que es un poema erótico. ¿Desde cuándo las pasiones humanas son malas? Insisto. Dejarse llevar por las pasiones es malo. Las pasiones dirigidas por la razón y la Gracia son buenas. Es más, Dios pone unas pasiones en el hombre y unos anhelos. Mire lo que aparece en la Biblia, mire:
"¡Béseme con los besos de su boca! | ¡Tus amores son más dulces que el vino! "
Todo el poema habla del amor "eros". El amor "eros" es bueno. Que si, que se puede interpretar, como se hace, como la unión del alma con Dios. Pero no es la única interpretación posible. Sigue hablando de pasiones humanas y la culminación de ese amor erótico. Cabe la posibilidad de que un poema erotico hable principalmente de, no sé, el amor erótico. Si Dios pone esto como ejemplo de la unión del alma con El, malas no pueden ser en si esas pasiones.
Ustedes quieren que un novio no desee a su novia y viceversa porque es ocasión de pecado. Eso es ridículo. El deseo sexual es necesario y bueno porque el noviazgo es la preparación al matrimonio. Y si dos novios no se resultan atractivos, tienen más de amigo que de novio. Ahora venga, no se haga el listillo, menos falacias y responda:
¿Es pecado darse un beso medido, con lengua o no, pero medido, que uno se daría en público o delante de los padres, si no genera (y así lo novios lo saben) que se caliente la barbacoa? De acuerdo que calentar la cosa está mal. ¿Pero si no calienta? Y no me venga con que es imposible. Hay personas a las que no les es imposible.
Deo gratias:
Ustedes están absolutizando algo que no es absoluto, que depende de la persona, el contexto, la intención, el autocontrol y que ni la Iglesia en su Magisterio ha creído conveniente pronunciarse. A ver si los que se van a quemar son ustedes por poner cargas sobre la gente y desconfiar de la Gracia... Y juzgar a las personas.
Les dejo con su sanedrín puritano. Tengan cuidado con sus mentes sucias.
No hace falta ponerse moralista: basta con observar cómo los trata nuestra cultura. Si no fueran sexualizados, ¿por qué son precisamente ese tipo de besos los que se utilizan en las películas y series para marcar el “momento de tensión”, el “desenlace pasional”, el “ya se han rendido al deseo”? Que no vengan ahora a desexualizarlos cuando saben que incluso a nivel biológico activan toda la maquinaria del deseo. No es cosa de mojigatería, es de honestidad.
Y mira, ojalá se pudiera jugar con fuego y no quemarse. Ojalá uno pudiera poner la máquina de excitación en marcha y luego simplemente apagarla sin que pase nada. Pero no. Por gracia —y no por simple razonamiento humano— sé que no funciona así. El cuerpo, la mente, el alma están más integrados de lo que muchos quieren admitir.
Así que que no nos vengan con teorías estéticas o eslóganes de medio pelo sacados de contexto para justificar lo que, en el fondo, todos sabemos que no cuadra. Quien quiere vivir en la luz, no juega con la penumbra.
No es que la Iglesia sea retrógrada ni que a Dios le moleste el cariño —¡todo lo contrario!—. Pero sabe, porque es sabia, que activar motores que no pueden llevarse a término termina por agotar, frustrar o llevar al pecado. Si de verdad os tomáis en serio el amor, entonces también deberíais tener la humildad de reconocer que el dominio propio forma parte de su grandeza.
Y, además, resulta cuanto menos curioso que defendáis al mismo tiempo:
la misa ad orientem (que es bellísima, por cierto);
la mantilla, el incienso, el silencio reverente, lo sagrado…
Y luego todo eso se lo saltáis en la vida íntima como si ahí no hiciera falta liturgia, espera, tiempo, solemnidad. ¿Qué coherencia hay en hablar de custodiar la tradición litúrgica y no custodiar el cuerpo? ¿En cubrir el velo de una mujer pero no velar por la pureza en el noviazgo?
No reniego del cuerpo ni del deseo, ¡faltaría más! Dios nos los ha dado, no para negarlos, sino para vivirlos con sentido. El problema es que vosotros confundís pasión con permiso, y libertad con vía libre. Lo mío no es puritanismo, es simplemente entender que el amor de verdad no tiene prisa, y que no hay mayor revolución que amar con paciencia, con virtud, y con la mirada puesta en el cielo.
Puritanismo es tenerle miedo al deseo. Yo no le tengo miedo. Le tengo respeto, como al fuego: calienta, ilumina… pero también puede arrasar si lo sacas de la chimenea. Vosotros queréis jugar con fuego mientras sostenéis una vela encendida en cada mano… y llamáis "puritano" al que os dice que hay riesgo de incendio.
No, lo siento: no soy un asustado de la carne. Soy un defensor del alma, del amor entero, del eros que se transfigura en don y no se disfraza de ternura con lengua y manos que no esperan. Que aquí no hablamos de mojigatería, sino de integridad, de templanza, de saber cuándo sí, y cuándo no. Porque si no se sabe esperar, tampoco se sabrá entregar.
Así que podéis quedaros con vuestra etiqueta. Pero os digo una cosa: si eso es ser “puritano”, bendito sea el puritanismo del Evangelio, que enseña a amar sin usar, a mirar sin devorar, y a besar cuando el alma ya ha dicho sí con todo el cuerpo y toda la vida.
Ese es el relativismo moral en su forma más pura y, digámoslo con gracia, más pringosa. Es como decir: “a mí comer tarta de chocolate no me sube el azúcar, así que el diabético de la mesa también puede hincarle el diente sin problema”. Pues no, AJ, no funciona así. El bien y el mal no dependen de la tolerancia personal o de lo que a uno le parezca cómodo, sino de lo que objetivamente construye (o destruye) la virtud.
La moral no es un menú a la carta según lo que “a mí no me altera”. Es como si para justificar una bomba dijeras: “yo no la veo tan explosiva, a mí no me molesta”. Hombre, será que no te ha explotado todavía.
Y ojo, que no lo decimos desde la amargura, sino desde el sentido común (y el sentido del humor): porque si nos guiamos por lo que “no me hace daño a mí”, acabamos convirtiendo la moral en un spa emocional, donde todo vale si yo me siento bien... hasta que ya no.
Ahora venga, no se haga el listillo, menos falacias y responda:
¿Es pecado darse un beso medido, con lengua o no, pero medido, que uno se daría en público o delante de los padres, si no genera (y así lo novios lo saben) que se caliente la barbacoa?
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AJ, tu pregunta de si un "beso con lengua medido" es pecado recuerda a esos que preguntan: “¿Hasta dónde se puede pecar sin que sea pecado?”... Una especie de parkour moral con el borde del abismo.
Y como bien señalas, si nos basamos en lo que el cine, las series, la cultura pop y el instinto común han sexualizado, un "beso con lengua medido" —como tú lo llamas— no dista demasiado de otras formas de excitación como “acariciar por fuera” zonas erógenas. ¿Dónde pones el medidor? ¿En cuántos segundos de lengua cruzada empieza a contar? ¿O lo dejamos a criterio subjetivo?
Porque claro, si aplicamos tu lógica, entonces tampoco sería problema que un noviazgo practique “masajes con aceite en ropa interior” mientras no haya coito. ¿Verdad? Todo "medido". Pero eso, por más envoltorio que tenga, sigue despertando lo que solo debe activarse dentro del matrimonio.
Y ese es el punto clave: el fin del noviazgo no es entrenar autocontrol en el filo de la navaja, sino preparar el corazón, el cuerpo y el alma para una entrega total que aún no ha llegado. Si jugamos a encender un fuego que no podemos apagar, luego no nos sorprendamos si nos quemamos. No es puritanismo: es sentido común, virtud, y amor de verdad.
Decir que se puede "juguetear medidamente" con la lengua es como decir que uno puede “acariciar el pecho de su novia con cariño, pero sin intención lujuriosa”. Técnicamente puedes usar todas las comillas que quieras, pero el cuerpo no responde a comillas ni a asteriscos. El cuerpo responde a estímulos.
Escucha atentamente AJ; pegarse morreos con tu novia en barbacoas delante de niños o adolescentes es escándalo grave; márcatelo a fuego en tu hipócrita mente !!
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L.V.: Jordán, yo creo que a AJ ya le ha respondido usted suficiente, por favor, déjelo ya.
Porque claro, que la mujer se cubra la cabeza en misa, eso sí que es importante. Pero que dos órganos erógenos se rocen antes del matrimonio, eso ya es "expresión de afecto", dice. ¿La Tradición? Bien, gracias, que se la salta cuando le conviene. Si la mantilla protege el pudor, ¿qué protege la lengua cuando se usa así?
Buenísima frase.
Y no puedo evitar ver un eco en AJ: exige mantilla para ir a Misa —¡faltaba más!— como si la salvación del mundo dependiera de un encaje negro bien puesto… pero luego, en la barbacoa dominical tras la Santa Misa, entre panceta y chistorra, se escabulle con su novia para darse “besos medidos con lengua”, como si por ser medidos, dejaran de ser lo que son, mientras los niños de la famila miran a esos novios del filetazo precoz con cierta excitación sexual.
Como el señorito Iván, que nunca dudó de su decoro mientras hacía justo lo contrario, AJ agita la bandera de la tradición con una mano… mientras con la otra va bajando el volumen de la conciencia, no vaya a ser que le estropee el momento. Tradición sí, pero a la carta.
¿Cómo acabó el Señorito Ivan ?
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L.V.: Los mensajes deben tener, por favor, relación con el tema del post. Y, si se escriben en español, mejor todavía.
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L.V.: Un chico de diecisiete años, hoy, veo muy complicado que pueda sacar adelante una familia. Al menos, si quiere proseguir sus estudios. Y tampoco tengo la impresión de que tenga madurez suficiente, ni de lejos, como para casarse.
https://www.corazondejesusboadilla.org/ser-embajador/
La estatua de Cristo más grande del mundo estará en la Comunidad de Madrid: será más alta que la de Río de Janeiro y costará 17 millones de euros.
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L.V.: Yo no lo sabía, le agradezco la información. Todo lo que pueda dar Gloria a Dios me alegra mucho.
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YO HE VISTO LA NOTICIA HOY AQUI:
https://www.infobae.com/espana/2025/06/25/la-estatua-de-cristo-mas-grande-del-mundo-estara-en-la-comunidad-de-madrid-sera-mas-alta-que-la-de-rio-de-janeiro-y-costara-17-millones-de-euros/
Se informa que el artista J. Viver ha donado su trabajo y los derechos de la obra y se da la circunatancia que una de las obras más iconicas del escultor es la Bella Pastora de Iesu Comunio
Si debemos andar por el camino estrecho (Mt 7:13-14), si la carne es débil (Mt 26:41), no aprovecha para nada (Jn 6:63) y no debemos ocuparnos de ella y sus deseos (Rm 13, 14), entonces tienen poco de que agarrarse los que creen que tentándola no caen en pecado.
Considero muy bueno todo lo que escribio Federico Ma. y lamentablemente debo decir que AJ y Jorge están muy confundidos. San Vicente de Lerins nos propuso (y lo sigue haciendo hoy dieciseis siglos después) desde su Conmonitorio que sometamos toda cuestión a la Sagrada Tradición, a la Antigüedad, el mayor escudo contra cualquier herejía, puesto que Ella no puede ser ya contaminada con ninguna mentirosa novedad. Y las posiciones sostenidas por Jorge y AJ no encuentran ningún asidero en aquella.
San Agustín escribió mucho acerca de los "pecados de la carne" (la lujuria, la vanagloria, la búsqueda de placeres sensibles) en su libro "Confesiones". Y el obispo de Hipona sabía de lo que hablaba puesto que él fue un hombre de la vida, un hombre del mundo (y tanto que su madre estuvo llorando y pidiendole a Dios por su conversión durante casi veinte años). De modo que aquellos que ponen su opinión en este tema por sobre las enseñanzas de ese gran doctor de la Iglesia (que supo en su cuerpo de los pecados de la carne y en "gran forma"), lo que menos que puede decirse de ellos es que tienen un gran ego y que la humildad no es una de sus virtudes.
Y para terminar considero que una de las mayores causas de la proliferación de esta clase de pecado es el silencio atronador de la jerarquía eclesiástica, empezando por la cabeza. No se habla de estos pecados, en las homilías no se tocan y no se predica contra ellos desde el ambón. Antes bien, pasa todo lo contrario; basta con ver el derrotero que sigue la Iglesia de Alemania sin que nadie llame al orden, o los disparates que defiende y propaga James Martin (a quien incluso un Papa le prologó uno de sus infames libros), o que el mismo Dicasterio para la Doctrina de la Fe haya propuesto en forma herética, sacrílega y blasfema la bendición del pecado nefando sin que nada haya cambiado al día de hoy. La Iglesia Católica, mal que nos pese, tiene una gran porción de culpa en lo que está pasando con respecto a los pecados de la carne, por acción y por omisión. En algún comentario se ha culpado a la moral católica por ello; pues todo lo contrario, pasa lo que pasa porque la moral católica no fue defendida por quienes en primer lugar debían defenderla.
2. Para combatir espiritualmente la tentación de la carne, no se debe discutir ni mucho ni poco.
3. La postura ante esta tentación es hacer como hacían los hijos de Israel con los huesos del cordero pascual, que no intentaban en modo alguno romperlos sino que los arrojaban al fuego.
4. Así hay que proceder, sin responder de ningún modo a las insinuaciones del Enemigo, haciendo como si no la hubiéremos oído. Pues, quien está en la virtud de la devoción en la Caridad no analiza, no discute, no consiente, no quiere romper ese hueso. Ni intenta espantar esa tentación, ni piensa ni la teme demasiado, no le presta ninguna atención. La ignora por completo.
Tampoco he dicho que tenga novia. Lo mismo estoy casado. O no. O soy sacerdote. No sabe si soy hombre o mujer. No sabe nada de mi, básicamente. Así que menos ataques personales, falacias "ad hominem", hombres de paja y responda los argumentos
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¡Ah, el esrupendo AJ, maestro del camuflaje teológico-sentimental! Lo hemos visto durante años predicando con devoción casi barroca las excelencias del matrimonio tridentino, soñando —con cirios, gregoriano y encaje incluido— con su boda digna del misal de San Pío V... y ahora, de repente, se nos vuelve el hombre del misterio. Un cruce entre san Juan de la Cruz y Carmen Sandiego: no se sabe si es soltero, casado, sacerdote o una monja en infiltración litúrgica.
Y su comentario, impecable en forma lógica, es como ver a un franciscano jugando ajedrez en latín:
“No sabe nada de mí, básicamente.”
¡Pues claro que no! Solo llevamos años leyendo tus crónicas románticas sobre el altar mayor, las arras en latín y tu futura esposa vestida de mantilla y modestia. Pero bueno, ahora resulta que eso fue una especie de fanfiction eclesiástico. AJ: el influencer tridentino que ha entendido que el anonimato es la última frontera del tradicionalismo.
Eso sí, exige "menos falacias ad hominem" con la misma intensidad con la que antes exigía incienso de calidad preconciliar.
¡Grande AJ! Solo falta que en el próximo comentario diga que todo era una parábola. ¿O quizás una mistagogía?
Tampoco he dicho que tenga novia. Lo mismo estoy casado. O no. O soy sacerdote. No sabe si soy hombre o mujer. No sabe nada de mi, básicamente.
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!AJ! Nuestro entrañable cronista del amor tridentino, el San Valentín de los blogs litúrgicos. Lleva 3 o 4 años —y no exageramos— dándonos la brasa con su fantasía romántico-ritual: casarse según el rito tridentino, con más incienso que en Pentecostés, una misa cantada en do menor, y la novia entrando al templo escoltada por dos monaguillos y un organista llorando de emoción.
Hemos leído sus comentarios como si fueran entregas de una telenovela barroca: “Cuando me case, será con mantilla, canto gregoriano, y sermón sobre la indisolubilidad”… Y ahora, en un giro de guion digno de Agatha Christie en versión Summorum Pontificum, AJ dice:
“Lo mismo estoy casado. O no. O soy sacerdote. No sabe si soy hombre o mujer. No sabe nada de mí, básicamente.”
¿¡Cómo que no sabemos nada, AJ!? XD!!
Este giro es como si Frodo, tras tres películas, dijera: “¿Anillo? ¿Qué anillo?”
Querido AJ, no puedes pasarte media década organizando mentalmente unas nupcias más complejas que un sínodo, y luego decirnos que quizá ni eres varón. Eso es como que el padre Zuhlsdorf confiese que le gusta el Novus Ordo en lengua vernácula y con guitarras.
Y aún así… te leemos. Porque tu drama litúrgico es ya parte de la parrilla bloguera. ¡No pares, AJ! Pero acláranos una cosa: ¿la novia era real o era sólo una alegoría de la Iglesia?
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L.V.: Por favor, déjense de ataques personales. No son necesarios para opinar.
En cuanto al post, lo veo perfecto y muy instructivo como siempre. Aunque me queda la duda sobre el tema de la playa, puesto que es bastante difícil que un católico ande por allí santamente. Si a los hombres ya les enciende los motores el ver siluetas femeninas en la Iglesia, ¿qué no sentirán al ver dichas siluetas en traje de baño en la playa? Exigirles que mantengan la cabeza agachada no creo que sirva de mucho, como tampoco servirá de mucho exigir a las mujeres que usen un traje de baño "decente", porque tal cosa no existe. De hecho "traje de baño" y "decente" son términos opuestos. Cuando rezamos el Pésame decimos "prometo evitar TODAS las ocasiones próximas de pecado," y el ir a la playa ciertamente no es evitar esas ocasiones. Pero bueno, ya dije que soy un bicho raro, así que no me hagan caso.
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L.V.: Personalmente, tampoco a mí me resulta atractivo el beso con lengua, la verdad; no hace falta tanto para besar con cariño y cierta pasión al novio/a. Le agradezco su valoración de mi post. Respecto a la playa, hay bañadores que sí son decentes; y los varones son varones, pero no son animales irracionales. De hecho, a los varones decentes no suele gustarles ver según qué cosas en las playas. Pero vamos, yo he visto a mucha gente ir ataviada correcta y normal en la playa y pasarlo bien allí con los suyos de un modo normal y correcto, sin más.
¿Por qué a muchas personas mayores les parece “asqueroso”?
1️ Cambio cultural y generacional:
Las personas mayores crecieron en contextos más conservadores, donde los besos apasionados o con lengua no se veían en público, ni se hablaba abiertamente de ellos. Estaban asociados a algo privado, incluso “sucio” o “pecaminoso”. Eso marca radicalmente su percepción.
2️ Cambios fisiológicos:
A medida que envejecemos, disminuye la producción de ciertas hormonas sexuales (como testosterona y estrógenos), la libido suele atenuarse y la sensibilidad oral puede cambiar. Además, pueden aparecer incomodidades físicas: sequedad bucal, problemas dentales, aliento etc., que hacen menos atractiva la idea de “intercambiar saliva”.
3️Asociaciones negativas:
Para algunos, los besos con lengua pueden evocan ideas de gérmenes, infecciones o “desorden”, sobre todo en edades donde la salud y la higiene se priorizan con más cuidado.
En cambio, las personas jóvenes suelen vivir el contacto como algo natural, estimulante y emocionante, y tienen menos filtros sociales y fisiológicos que les frenen.
¿Por qué un beso con lengua desata dopamina, oxitocina y serotonina?
Los besos, especialmente los apasionados, son una pequeña “tormenta química”:
Dopamina: la hormona del placer y la recompensa. El beso activa el circuito de recompensa del cerebro (como la comida o el juego), generando esa sensación de euforia y ganas de más.
Oxitocina: la hormona del apego y la ternura. Un beso íntimo refuerza el vínculo emocional con la otra persona, te hace sentir más unido, más en confianza.
Serotonina: ayuda a regular el estado de ánimo y contribuye a esa sensación de calma y felicidad después del beso.
Además, un beso intenso también eleva la adrenalina y las endorfinas, por eso a veces sentimos mariposas en el estómago y un subidón general.
En resumen:
— Las personas mayores, por cultura, biología y experiencias, suelen verlo menos atractivo, incluso incómodo.
— Las jóvenes lo viven como un juego estimulante y romántico.
— Y en cualquier edad, si lo disfrutas, los neurotransmisores se activan igual: es una de las formas más sencillas y naturales de provocar un pequeño festival químico en tu cerebro.
Exactamente, y conviene subrayarlo!!: en el santo acto sexual, cuando los cuerpos se entregan con amor (...) en la intimidad propia de los esposos, no tiene mucho sentido mantener una mojigatería artificial con la boca, los labios, los pequeños mordiscos cariñosos o los jugueteos con la lengua. Todo eso, en su justa medida y dentro del respeto y la ternura, forma parte de la misma entrega corporal y afectiva. Otra cosa, claro está, es convertirlo en una caricatura impúdica o en un espectáculo vulgar como el que muestran ciertas películas pornográficas: ahí ya no hay amor ni delicadeza, sino simple explotación. En el contexto correcto, los besos apasionados son tan naturales y nobles como el resto del abrazo conyugal.
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L.V.: No nos estamos refiriendo a cuando se lleva a cabo el acto sexual en el matrimonio, sino durante el noviazgo previo. Y es en este último contexto donde a mí lo de la lengua me parece asquerosete porque me parece asquerosete, sin más. No tiene nada que ver ni con mi edad, ni con mi cultura. Pero vamos, se trata de mi percepción personal; otras personas pueden verlo de otra manera, por supuesto. En todo caso, se puede besar estupendamente dejando la lengua quietecita y tranquila.
Por cierto, he introducido unos puntos suspensivos entre paréntesis en su texto, porque tampoco hace falta que, para explicar su postura, introduzca usted una descripción tan explícita de lo que hacen los esposos. Ya me disculpará.
Hay una cosa que siempre me ha fascinado: ese doble rasero tan estrambótico que algunos aplican a los besos durante el acto sexual. Dos cuerpos están entregados con furia a un vaivén digno de la ópera, las caderas hacen métrica, los fluidos fluyen, la respiración se entrecorta… y, mientras tanto, ¿la boca? ¡Con la compostura de una reina Isabel saludando desde el balcón! Es un poco como ir a comer una hamburguesa con las manos enguantadas en seda: ridículo, incoherente y, francamente, aburrido.
Además, la boca es parte del cuerpo, por más que algunos la hayan exiliado a la categoría de mero emisor de “piquitos”. Si ya hay un intercambio generoso de fluidos más abajo, ¿qué diferencia real hay en permitirse un intercambio —igual de apasionado— más arriba? Y no se trata de convertir la escena en una película de serie B con lambetazos impúdicos, sino de reconocer que los labios, la lengua y los pequeños mordiscos cariñosos forman parte del lenguaje de la entrega. Pretender mantenerlos en protocolo mojigato en ese contexto es tan sensato como ponerse corbata para hacer zumba.
Ahora bien, también conviene entender por qué algunas personas, sobre todo mujeres mayores, reaccionan con reparo cuando oyen hablar de “besos con lengua”. En su época, esos besos estaban estigmatizados, como si fueran algo sucio y clandestino, impropio de “señoritas bien”. A eso súmale que la higiene bucal de antaño no jugaba precisamente a favor: dientes con tonos marfil-ceniciento (por ser elegante), alientos que recordaban a aguardiente y sopa de ajo, y encías en retirada. Así, claro, la sola idea de acercar las lenguas podía parecer más un castigo que un placer. Comprensible… aunque hoy, con dentífricos, colutorios y limpiezas semestrales, esos miedos sobran. Y con un poco de humor, quizá hasta logremos que se animen.
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L.V.: Le respondo exactamente lo mismo que al comentarista anterior.
Para empezar, conviene reconocer lo obvio: los besos con lengua son un ejercicio tan íntimo como el propio acto sexual, a menudo incluso más intimidante porque se libra “cara a cara” y sin la excusa de las sábanas o la penumbra. Y para una generación que creció con las telenovelas donde el máximo atrevimiento era un piquito y una lágrima, pues claro, “meter lengua” puede parecerles una osadía de universitarios en primavera.
Hay también un factor cultural: las mujeres de 50 años hoy en día nacieron y fueron adolescentes en los años 70–80, cuando el romanticismo seguía marcado por cierta rigidez: se esperaba que ellas fueran recatadas y los varones llevaran la iniciativa. Las películas, la literatura rosa y hasta las madres les dijeron que una mujer decente no “devora” con la boca. Y ese guión inconsciente a veces sigue operando en la mente.
Otro asunto es la higiene dental. Para quien recuerda con horror las visitas al dentista sin anestesia, los empastes de plomo y las prótesis “de quita y pon” de las tías mayores, los complejos por dientes amarillentos o un aliento no tan fresco se cuelan en la ecuación. Las mujeres que en su juventud no tenían acceso a blanqueamientos ni a ortodoncia pueden sentir que besar con entusiasmo pone sus inseguridades en primer plano.
Sumemos el cansancio. A los 50, con hijos adolescentes, facturas que no perdonan y el colesterol insinuando su presencia, muchas personas llegan a la cama con un único sueño: dormir. La pasión queda para las películas. Y si el marido, con entusiasmo juvenil, intenta iniciar un apasionado french kiss, ella a veces lo percibe como un estorbo entre ella y su ansiada almohada.
Por supuesto, no podemos ignorar las experiencias pasadas. Si su pareja alguna vez fue torpe, agresiva o con tendencia a confundir un beso con una excavación de petróleo, es comprensible que prefiera evitar el contacto prolongado. No es tanto pudor como supervivencia de la mucosa bucal.
Algo más sutil, pero real: las hormonas. En la menopausia los niveles hormonales cambian, las sensaciones físicas también, y la libido en general puede fluctuar. Eso no significa que no deseen contacto, pero a menudo la intensidad que percibían en los veinte se atenúa, y con ella las ganas de experimentos bucales.
https://www.infocatolica.com/blog/caballeropilar.php/1908040322-estoy-harto-de-que-me-digan-q
https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/12-el-pudor-y-iii
Son sólo un par de muestras de las muchas que hay sobre el tema del pudor -o mejor dicho el IMpudor- en las playas. Si queremos evitar los pecados de la carne como Dios manda no podemos coquetear con el Diablo defendiendo "bañadores decentes". El que quiera bañarse que lo haga en su casa entre cuatro paredes y con la puerta cerrada, y si quiere disfrutar de la belleza de la Creación o hacer castillos de arena en la playa que vaya vestido. ¿Qué problema hay? Aquí la ropa no es impedimento ni siquiera para meterse al agua, ya que esta moja y refresca igualmente.
Lo siento por mi pesadez, pero para mí en cuestión de recato en la vestimenta no hay tonos grises: o es blanco o es negro, por la sencilla razón de que; estemos donde estemos y nos miren quienes nos miren, nuestros cuerpos nunca dejan de ser Templos del Espíritu Santo.
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L.V.: Respeto las opiniones de los blogueros a los que usted se remite, por supuesto. Pero la Iglesia Católica, hasta donde yo sé, jamás nos ha dicho a los católicos que no podamos ir a las playas, ni a las mujeres católicas que no podamos usar bañadores normales, dentro de lo que puede considerar normal y discreto en el ámbito de nuestro contexto cultural. ¿Cómo se supone que vamos a ir a la playa, si no? ¿Llevando un hábito? Por esa regla de tres, las mujeres no podríamos ni llevar faldas hasta la rodilla. Vamos, por favor. Todos sabemos distinguir bastante bien dónde están los límites a partir de los cuales de verdad se ofende al pudor y se puede crear ocasión auténtica de pecado; insisto, dentro de nuestro contexto cultural.
Ahora bien, si usted prefiere ir a la playa de otra manera o no ir me parece muy respetable, por supuesto.
Por cierto, el fin de semana pasado estuve en una playa y la inmensa mayoría de la gente que yo vi iba estupendamente bien ataviada. A lo mejor es que yo suelo tener mucha suerte con mis playas, todo puede ser. En todo caso, si veo algo que no me gusta, hago lo que he dicho en el post: Pasar del tema por completo, vamos, no hacer ni el más mínimo caso.
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Muy equivocada. En dos concilios se excomulga tanto a clerigos como laicos por acudir a baños publicos (lo que hoy son playas y piscinas). Recuero que son el concilio de laodicea y el IV de Constantinopla. Y como usted sabe las cuestiones de moral establecidas por Papa y obispos en comunion son infalibles además que desde que se aprobaron esas excomuniones nunca han sido derogadas, ni lo será,. En los post del pudor del padre Iraburu podrá ver las referencias exactas a esos concilios.
Son muchas las señales que Dios está enviando por nada. por ejemplo desastres en zonas de playa o campings, que no ocurren por casualidad
https://elpais.com/elpais/2018/07/10/album/1531245146_446217.html
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L.V.: Ya... Explíqueme usted, entonces, para qué nos dejó Nuestro Señor Jesucristo una Jerarquía en la Iglesia, que atraviesa los siglos. Y le diré más: Si las cosas son como usted dice, quien primero está pecando es esa Jerarquía, por no recordar a los fieles estas cosas. O, a lo mejor, lo que pasa es que esa Jerarquía posterior también tiene autoridad para orientar a los fieles; ¿O no? Si los católicos no podemos ir a la playa y ya llevamos "un rato" haciéndolo de forma pública y notoria, entonces que los Pastores actuales nos lo digan. Como es su deber. Yo, como seglar católica, no tengo por qué saberme, con pelos y señales, lo que ha dicho la Iglesia desde los Apóstoles hasta ahora. Para eso nos dejó el Señor una Jerarquía.
Sobre los desastres que dice usted, me parece bastante aventurado interpretar que son castigos de Dios. Entre otras cosas, porque también se dan desastres en otros lugares; ¿Son todos castigos de Dios? Dios, a veces, castiga, sí. Pero hay que juzgar con prudencia cuándo un suceso doloroso es, realmente, un castigo de Dios.
Por cierto, yo llevo muchos años veraneando en la playa y, por Gracia de Dios, jamás he pecado allí contra la pureza. Ni una sola vez.
Los laicos podemos tener nuestras propias respetables opiniones sobre distintos temas, pero cuando se trata de correr del pecado es mejor obedecer a los sacerdotes fieles a Cristo. Todo cuidado es POCO. El Padre Pío no perdonaba las faldas hasta la rodilla, por cierto. "Luce más la pantorrilla", como dice una canción de Bronco.
Despedida cordial.
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L.V.: Doña Gabriela, si usted considera que peca yendo a la playa en bañador, entonces, efectivamente, no lo haga.
Por cierto, en las selvas tropicales y en algunos lugares de África, las mujeres van, directamente, desnudas de cintura para arriba; y cuando quieren atraer la atención de un hombre, entonces se cubren. ¿Pecan por hacerlo así? Yo entiendo que no, pues las cosas son así en su contexto social y cultural. El contexto, en estos asuntos, es muy importante. Dicho sea con todo respeto a los dos sacerdotes que usted ha nombrado. Pero mire, somos tantos los católicos que consideramos, en principio, que veranear en la playa y llevar bañadores discretos es lícito y que, de hecho, lo hacemos, que, si realmente no se puede hacer, debieran confirmárnoslo Pastores de más alta Jerarquía. Que para eso nos los dio el Señor.
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L.V.: Con todo respeto al padre Iraburu, se puede estar perfectamente en la playa sin pecar contra el pudor, ni contra la pureza. Yo lo he hecho, muchas veces. Con la debida prudencia, por supuesto. Pero, a Dios gracias, son muchas las personas que van a la playa de forma adecuada y discreta y se portan correctamente. Y, si hay alguna que no lo hace, hay que "pasar" de ella y punto, porque más no se puede hacer; pero, allí donde yo voy, la gran mayoría de la gente se porta bien.
Les diré más: Yo, en la playa, jamás me he sentido observada de forma indebida por ningún varón. Nunca. Y no soy una persona joven, ya tengo unos cuantos años a mis espaldas. Tampoco yo he dado pie, por supuesto y, además, "paso" del tema olímpicamente, como ya he dicho. En fin, cada uno obre según su conciencia, rectamente formada.
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Muchos lo hacen (de hecho a usted providencialmente se lo está diciendo la predicación de P Iraburu que le ha llegado a través de dos causas segundas, la comentarista Gabriela Mendoza y YO, asi que no se haga la sueca/ sorda), entre los que predican con fuerza está el padre Iraburu y sus célebres post. Además predican con el ejemplo, yo aun no he visto en España a un cura en bañador y tostándose en la playa al lado de una mujer en biquini.
Querida señora:
Comprendo perfectamente que mis palabras le hayan resultado incómodas. En nuestra época, en la que se nos ha acostumbrado a confundir comodidad con virtud, y a llamar “progreso” a cualquier relajación de las costumbres, es normal que una verdad tan clara como la que enseña la Iglesia sobre la modestia hiera, precisamente porque nos recuerda lo que preferimos olvidar.
Que la Iglesia ha condenado el ir casi desnudos a la playa no lo he inventado yo. No lo dijo un “carca” de pueblo ni un fraile trasnochado, sino dos concilios y varios papas con toda claridad. Si no se predica ya desde los púlpitos, ni se advierte a los hijos en casa, no es porque la verdad haya cambiado, sino porque —como dice Isaías— muchos pastores y padres se han convertido en perros mudos, incapaces de ladrar.
Dios sabrá qué grado de ignorancia hay en cada alma, y también qué grado de cobardía o pusilanimidad. No todos tienen la misma fuerza de carácter para ir contracorriente; unos son débiles, otros perezosos, otros simplemente no quieren perder el aplauso del mundo. Eso no excusa la omisión, pero sí explica el silencio.
Por mi parte, cuando conocí la enseñanza de la Iglesia, corté de raíz, sin importar miradas, chismes ni burlas. Y le aseguro que, aunque me encanten la playa, las paellas de chiringuito y las escapadas a Tarifa o Marbella, nada de eso vale lo que vale una conciencia en paz y una modestia guardada. Si uno no es capaz de defender algo tan básico como esto, ¿cómo pretende después ser testigo de cosas mayores?
A veces la verdad no acaricia, sino que sacude. Pero esa sacudida puede salvarnos. Ojalá también a usted.
— Un católico que prefiere ser fiel antes que cómodo.
PD.- le aconsejo urgentemente los post sobre el pudor del P Iraburu;
https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/10-el-pudor-i
https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/11-el-pudor-ii
https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/12-el-pudor-y-iii
https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/1205301104-elogio-del-pudor
https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/1206060123-elogio-del-pudor-comentarios
https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/2210100719-695-aceptacion-del-impudor-y
https://www.infocatolica.com/blog/reforma.php/1908300217-560-el-pudor-virtud-amenazada
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L.V.: Yo no me hago ni la sueca, ni la sorda y le ruego que no me falte al respeto. Por cierto, yo no voy casi desnuda a la playa, a lo mejor usted sí lo hacía. Seguramente, tenemos ideas distintas de lo que supone ir "casi desnudo", según los cánones de nuestra época. Mire usted: Cuando yo estoy en la playa, si veo algo que me desagrada desde el punto de vista del pudor, no necesito hacer disquisiciones, ni razonamientos, ni pensar en Concilios, porque mi conciencia me lo indica de manera automática y muy rápida. Entonces, lo que hago es volver inmediatamente la vista y "pasar" del tema. De igual modo, también noto perfectamente cuándo voy ataviada sin ofender al pudor y cuándo puede pasar que no; y, si veo que no me siento cómoda en tal sentido, evito ponerme lo que entiendo que ofende al pudor. Dios sabe que es así.
Aclarémonos bien las ideas, por favor: Lo que es pecado es buscar la excitación sexual de forma indebida o consentirla, si se viene sin buscarla. Si una persona es capaz de estar en la playa tranquila, sin sentir la excitación sexual cada dos por tres en cuanto ve algo de piel del sexo opuesto, entonces puede estar perfectamente. Y hay mucha gente así; entre otras cosas, porque no va a la playa a excitarse, sino a pasar un rato agradable con su familia y amigos, sin entrar en más historias.
Si a una persona ir a la playa le supone un buen problema, en este sentido, entonces es mejor que no vaya. Eso ya depende de cada uno. Creo que está muy claro lo que uno hace y lo que pasa cuando de verdad se peca contra la pureza. A mí, ver a un hombre ataviado con un bañador decente no me excita en absoluto y, además, no me recreo en ello. Por eso pienso que no peco yendo a la playa. Y, como ya he dicho respondiendo a otro comentario, tampoco he sentido nunca que un varón me mire con malos ojos cuando estoy en la playa, porque no doy pie a ello. Insisto: Si una persona sabe que puede estar en la playa sin excitarse sexualmente (y se puede hacer perfectamente), entonces yo entiendo que no hay pecado. Lo que hace muchos siglos podía excitar a alguien, en nuestra época seguramente ya no provoca ninguna excitación (por ejemplo, no creo que ver un tobillo femenino excite en nuestra época a ningún hombre, francamente). Por eso digo que depende.
del libro
https://www.gratisdate.org/archivos/pdf/69.pdf
Muchas mujeres cristianas ofenden habitualmente
los tres valores propios del vestido cristiano: po-
breza, pudor y dignidad. Cuántas mujeres seglares
gastan demasiado en vestidos, adornos y también en
tiempo dedicado a su embellecimiento. Cuántas acep-
tan modas muy triviales, que ocultan la dignidad del
ser cristiano, templo de la Santísima Trinidad, miem-
bro de Cristo. Y cuántas veces, hasta las mejores, se
autorizan a seguir las modas mundanas, también aqué-
llas que no guardan el pudor, aunque ellas vayan un
pasito detrás.
Y alegan, «somos laicas, no religiosas». Pensando que
visten con menos indecencia que la usual en las mujeres
mundanas –lo que puede ser verdad–, ya piensan que
visten con decencia –lo que es falso–. Una vez más, «lo
bueno es enemigo de lo mejor». Llevarán, por ejemplo,
traje completo de baño cuando solo algunas mujeres más
atrevidas vistan bikini; pero cuando el bikini lo viste la
mayoría femenina, ellas lo aceptan, aunque en un modelo
algo más decentito, etc. Siguen así la moda mundana, que
acrecienta cada año más y más el impudor, y lo hacen con
la conciencia en paz, porque «no escandalizan», 1.-como
si esto fuera siempre del todo cierto, y 2.-como si la mi-
sión de los laicos cristianos en este mundo consistiera en
«no escandalizar». Por lo demás, no les hace problema de
conciencia asistir asiduamente con su decente atuendo a
ciertas playas y piscinas que no son decentes, sino que
son lugares escandalosos, ocasiones próximas de pecado,
escuelas excelentes del impudor y la lujuria.
Y estas mujeres laicas mundanizadas, a veces perte-
necientes a alguna asociación laical católica, son las
que, según dicen, «insertándose en las realidades se-
culares, pretenden ir transformándolas según el plan
de Dios»… Puros cuentos. Estas cristianas ignoran que
con su atuendo no han de limitarse a no escandali-
zar –que, por lo demás, también escandalizan no po-
cas veces–, sino que han de intentar de todo cora-
zón agradar a Cristo Esposo, al que se entregaron sin
condiciones en el bautismo; han de pretender manifes-
tar a Jesús plenamente en ellas, también en su apa-
riencia exterior; han de expresar del modo más inteligi-
ble su condición celestial (1Cor 15,45-46), como miem-
bros de Cristo y templos de su Espíritu; y en fin, de-
ben pretender «abstenerse hasta de la apariencia del
mal» (1Tes 5,22).
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L.V.: Mire usted, esto es muy sencillo: En nuestros días, una persona que quiera pecar contra la pureza no necesita ir a playa alguna. En Internet tiene una "ventana" donde, según tengo entendido, se puede acceder, fácilmente, a imágenes, incluso, de lo más sórdido. Personalmente, esto me parece bastante más preocupante que las playas.
Asimismo, criticar a las mujeres cristianas, generalizando y sin distinguir casos ni circunstancias, me parece una injusticia. Yo, desde luego, no voy a ese tipo de playas que se mencionan en ese texto. No todas las playas son así. Por cierto, resulta cansino que se ponga el foco acusador siempre en las mujeres. A mí se me ocurre que los varones podían ponerse eso que llevaban antiguamente los caballos de tiro a la altura de los ojos, para que no vieran lo que hay a su alrededor (anteojeras, creo que se llaman). Por ejemplo.
Lo que la Iglesia ha prohibido en dos concilios son los baños mixtos. Obviamente pasear por la playa o sentarse a escuchar musica en la orilla viendo el atardecer no es pecado. Repito baños mixtos. Las referencias a esos concilios ya sabe donde cotejarlos.
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L.V.: Entiendo perfectamente, a lo mejor el que no entiende es usted. Cada cual obre según su conciencia. Este tema se acaba aquí.
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L.V.: Gracias, Luis Fernando. Creo que ha sido importante explicar mi punto de vista sobre este asunto. Pero, como ya he dicho al comentarista anterior, este debate se acaba ya, porque creo que ya me he explicado lo suficiente y lo que ellos piensan ya ha quedado, también, muy claro.
Además, en alguna ocasión me has recordado aquella cita del Señor de Mateo 15, 18-20, que resulta sumamente orientativa, a estos efectos: Lo que sale del corazón es lo que hace impuro al hombre. No todo lo que entra por los ojos nos tiene que llevar, necesariamente, a pecar y se suele distinguir bien dónde está el límite en esto. Sobre todo, si uno no se recrea y "pasa" del tema.
Finalmente, el padre Mikel Gotzon Santamaría explica la cuestión sobre las leyes del pudor de una manera, a mi modo de ver, excelente, en el libro que he recomendado: "Saber amar con el cuerpo". Y es tan sacerdote como otros curas. Recomiendo, una vez más, su lectura.
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