(684) Fátima todavía no

 –Este artículo me suena a conocido.

–Es el que ya publiqué hace cinco años, en 2017, cuando el Centenario de Fátima, con algunos puntos añadidos y casi todo abreviado.

 

–No se entiende bien que la Liturgia casi ignore a la Virgen de Fátima

Cuando hoy he iniciado el rezo de las Horas, he mirado el Calendario litúrgico 2021-2022 nacional (español), que a esa celebración le daba la categoría de «memoria libre»; y lo mismo he hallado en el Calendario de mi diócesis.

En la Liturgia Horarum, vol. III, editado en 1973 (editio typica), veo que entre San Pancracio (12 mayo) y San Mateo Apóstol (14 de mayo), no se menciona el 13 a la Virgen de Fátima. Y tampoco en su versión española, vol. II, de 1980. Ni se nombra.

Al celebrar la Eucaristía con un Misal español reciente, he visto que el 13 de mayo trae a Fátima en la oración colecta; el resto, del común de la Virgen. Algo es algo. Pero muy poco. Nada en las Horas, y una oración en el Misal.

 

–Devoción universal a la Virgen de Fátima

Quizá sean, entre las apariciones modernas de la Virgen, las tres  más universalmente veneradas hoy por los fieles. Hay otras Apariciones antiguas, como las de Guadalupe, de muy amplia difusión devocional. Pero me refiero a estos tiempos más modernos.

La Salette (1846). La Virgen se aparece en el monte a dos pastorcitos analfabetos, Melania y Maximino. de 15 y 11 años. Está llorando por los pecados del pueblo cristiano: ausencia a la Misa dominical y otras graves infidelidades.

Lourdes (1858). La madre de Dios se manifiesta en el campo, junto al río, a Bernardette Soubirous, niña de 14 años, analfabeta, de familia extremadamente pobre. Llama a conversión y al rezo del rosario. Santa Bernardita fue canonizada en 1933.

Fátima (1917). La Virgen se aparece en el campo a tres niños pastores, Lucía, Francisco y Jacinta, de 10, 9 y 7 años. Su mensaje, que luego recuerdo, es un mensaje muy urgente y grave a la conversión, a la oración y la penitencia. El santuario de Fátima recibe continuamente peregrinaciones de todo el mundo. La misma Virgen de Fátima es viajera y visita con frecuencia distintos países, en donde muchas veces tiene importantes Santuarios. La aprobación de las Apariciones confirmada por un buen número de Papas, por la gran devoción del pueblo cristiano, y por dos canonizaciones, no puede ser mayor. Sólo algunos liturgistas postconciliares se han quedado cortos. Ya vendrán otros mejores.

 

–Las apariciones

Es muy notable que las tres apariciones de la Virgen sean luz que ilumina las naciones a través de la pobreza y la debilidad. Las tres apariciones se producen en el campo, lejos del mundanal rüido, a niños pastores, pobres y analfabetos. Lo que estaba oculto para sabios y eruditos, quiso el Señor «revelarlo a los pequeños. Sí, Padre, porque así lo has querido» (Lc 10,21). Conforme con esta voluntad del Padre y con los claros votos de la Iglesia, recuerdo, pues, aquí muy en síntesis las apariciones y sus mensajes.

 

+Apariciones del Ángel en Fátima (1915)

1915, entre abril y octubre, aparición del Ángel. No recuerda Lucía con exactitud la fecha; tenía ella entonces 9 años. «–¡No temáis! Yo soy el Ángel de la Paz. Orad conmigo… Dios mío, yo creo, adoro, espero y os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no os aman… Orad así, y los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas»…

En una segunda aparición: «–¡Orad! ¡Rezad mucho!… Ofreced constantemente al Altísimo plegarias y sacrificios… De todo lo que podáis, ofreced un sacrificio, un acto de reparación por los pecados con que Él es ofendido… Sobre todo, aceptad y soportad con sumisión el sufrimiento que el Señor os envíe».

 

+Apariciones de la Virgen María en Fátima (1917)

13 de mayo, aparición de una Señora vestida de blanco, estando los tres niños jugando en el campo, en una cuesta de Cova de Iria«–No tengáis miedo… Soy del cielo… Vengo a pediros que vengáis aquí seis meses seguidos, el día 13 a esta misma hora… ¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que Él quiera enviaros, en acto de desagravio por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores? –Sí, queremos”…

13 de junio, aparición de la Virgen sobre la encina, habiendo rezado el Rosario los tres niños con otras personas«–Quiero que recéis el Rosario todos los días y que aprendáis a leer». Y a Lucía: «–A Jacinta y a Francisco los llevaré pronto [al cielo]. Pero tú te quedarás aquí algun tiempo más. Jesús quiere servirse de ti para darme a conocer y amar. El quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón.

13 de julio, aparición de Nuestra Señora, mientras los niños rezaban el Rosario con una multitud de fieles. «–Sacrificaos por los pecadores, y decid muchas veces, en especial cuando hicierais algún sacrificio: «Oh Jesús, es por tu amor, por la conversión de los pecadores y en desagravio por los pecados cometidos contra el Inmaculado Corazón de María». Al decir estas palabras, abrió las manos… Vimos como un mar de fuego. Sumergidos en ese fuego, los demonios y las almas, como si fuesen brasas transparentes y negras o bronceadas»…

«Asustados, levantamos la vista hacia nuestra Señora, que nos dijo entre bondadosa y triste: “–Habéis visto el infierno, a donde van las almas de los pobres pecadores. Para salvarlas, Dios quiere establecer en el mundo la devoción a mi Inmaculado Corazón. Si hicieran lo que os voy a decir, se salvarán muchas almas y tendrán paz. La guerra va a acabar. Pero si no dejan de ofender a Dios, en el reinado de Pío XI [1922-1939] comenzará otra peor. Cuando vierais una noche alumbrada por una luz desconocida, saber que es la gran señal que Dios os da de que va a castigar al mundo por sus crímenes por medio de la guerra, del hambre y de persecuciones contra la Iglesia y el Santo Padre"».

«–Para impedirlo, vendré a pedir la consagración de Rusia a mi Inmaculado Corazón, y la comunión reparadora de los primeros sábados. Si atendieran mis peticiones, Rusia se convertirá y habrá paz. Si no, esparcirá sus errores por el mundo, promoviendo guerras y persecuciones contra la Iglesia. Los buenos serán martirizados, el Santo Padre tendrá que sufrir mucho, varias naciones serán aniquiladas. Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará… Cuando recéis el Rosario, diréis después de cada misterio: «¡Oh Jesús mío, perdónanos, líbranos del fuego del infierno, lleva todas las almas al Cielo, principalmente las más necesitadas» – Ó meu Jesus, perdoai-nos, livrai-nos de fogo do inferno; levai as alminhas todas para o Céu, principalmente aquelas que mais precisarem».

19 de agosto, aparición de Nuestra Señora, con gran luz, sobre un carrasco, mientras los niños cuidaban de las ovejas en un lugar llamado Valiños. No se celebró el 13 porque los niños estaban «presos» en Ourem, sufriendo interrogatorios. «–Quiero que sigáis yendo a Cova de Iria el día 13; que continuéis rezando el Rosario todos los días. El último mes haré un milagro para que todos crean». Los niños le preguntan qué deben hacer con el dinero que da la gente en Cova de Iria.

«–Que hagan dos andas: una, llévala tú con Jacinta y dos niñas más, vestidas de blanco; y la otra, que la lleve Francisco y tres niños más. El dinero de las andas es para la fiesta de Nuestra Señora del Rosario; lo que sobre es para ayudar a una capilla que deben hacer… Rezad, rezad mucho, y haced sacrificios por los pecadores, pues van muchas almas al infierno por no tener quien se sacrifique y pida por ellas».

13 de septiembre, aparición de la Virgen en Cova de Iria, acompañados los tres niños por una inmensa multitud de fieles, que querían presentar ante la Virgen sus peticiones. «Comenzamos a rezar el Rosario con el pueblo. Poco después, el reflejo de la luz, y seguidamente, Nuestra Señora sobre la encina», que dice: «–Continuad rezando el Rosario… En octubre haré el milagro para que todos crean».

13 de octubre, aparición de Nuestra Señora sobre una encina, tras un resplandor de luz. Enorme multitud en Cova de Iría, gran tormenta de lluvia, rezo del Rosario. «Quiero decirte que hagan aquí una capilla en mi honra. Yo soy la Señora del Rosario… No ofendan  más a Dios nuestro Señor, que ya está muy ofendido». Y abriendo sus manos las hizo reflejarse en el Sol. Y mientras se elevaba, continuaba el reflejo de su propia luz proyectándose en el Sol. He aquí el motivo por el cual exclamé que mirasen al Sol».

En esta última aparición, como lo había anunciado la Virgen tres meses antes, se produjo un gran signo, que suele llamarse «el milagro del Sol», que gira sobre sí mismo en un espectáculo impresionante. Fue contemplado por unas 70.000 personas, y  de él se guardan numerosos testimonios personales, crónicas de periodistas, y también fotografías, etc. 

 

–La Iglesia ha dado su aprobación a la realidad de estas apariciones

Pío XI concede una especial indulgencia a quienes peregrinan a Fátima (1930). Pío XII consagra la humanidad en un radiomensaje al Inmaculado Corazón de María (1942). Juan XXIII, siendo Cardenal, visitó Fátima, y a su Santuario legó su cruz pectoral pontificia (1954). Pablo VI visitó Fátima en el cincuentenario de las apariciones (13-V-1967). Juan Pablo II visita  Fátima (12/13-V-1982), un año después de sufrir un atentado en la plaza vaticana de San Pedro, y en esa ocasión consagra a la Iglesia y a todos los pueblos al Inmaculado Corazón de María. El 25 de marzo de 1984 repite esta consagración con especial solemnidad en Roma, en la plaza de San Pedro, habiendo invitado previamente a todos los Obispos católicos para que se unieran a este acto, que más tarde Sor Lucía considera que satisface la petición hecha por la Virgen. Y el mismo Papa, en el décimo aniversario del atentado, visita de nuevo el santuario de Fátima (12/13-V-1991). En su tercera visita, beatificó a Francisco y Jacinta, con asistencia de Sor Lucía y de inmensa multitud de peregrinos (13-V-2000).

Benedicto XVI también visita Fátima (12/13-V-2010), consagrando a la Virgen especialmente a todos los sacerdotes de la Iglesia. Siendo todavía Prefecto de la Doctrina de la Fe, el Cardenal Ratzinger, había hecho público un importante documento, El mensaje de Fátima, en el que se afirma que «Fátima es sin duda la más profética de las apariciones modernas» de la Virgen María… La aprobación de estas apariciones ha sido muy reforzada por la canonización que el papa Francisco hace de los videntes Francisco y Jacinta (13-05-2017). 

 

Recordemos y aceptemos hoy el mensaje de la Virgen

«Jesucristo es horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes… Rezad, rezad mucho, y haced sacrificios por los pecadorespues van muchas almas al infierno por no tener quien se sacrifique y pida por ellas… No ofendan más a Dios Nuestro Señor, que ya está muy ofendido»…

Eso lo dice la Virgen en 1917, cuando todavía eran muchos los cristianos que acudían al sacramento de la Penitencia, que iban a Misa los domingos, que se unían en el sacramento del matrimonio, que guardaban hasta la muerte la unión conyugal, que reconocían la grave ilicitud de la anticoncepción, que tenían hijos y los educaban cristianamente, que vivían la oración en la familia… Todavía se predicaba la soteriología evangélica –salvación o condenación–, y en el que los Seminarios y Noviciados recibían muchos candidatos al sacerdocio y a la vida religiosa. Tiempos en que la doctrina ortodoxa y la disciplina de la Iglesia prevalecían sobre las herejías y las rebeldías antidisciplinares, que no quedaban impunes. Son años en los que florecen las misiones, y hay un influjo real de los cristianos en la vida política y cultural. Se predica el pudor y la castidad. Los colegios y las Universidades católicas dan formación cristiana, etc.

 

Fátima todavía no

Juan Pablo II, visitando Fátima, se lamentaba diciendo: «¡Cuánto nos duele que la invitación a la penitencia, a la conversión y a la oración no haya encontrado aquella acogida que debía! ¡Cuánto nos duele que muchos participen tan fríamente en la obra de la Redención de Cristo! ¡que se complete tan insuficientemente en nuestra carne «lo que falta a los sufrimientos de Cristo!»» [Col 1,24]» (13-V-1982). El mensaje de la Virgen de Fátima tiene hoy, pues, una urgencia acrecentada, porque en estos últimos cien años se ha producido en gran medida la apostasía del antiguo Occidente cristiano. No es momento para describirla, pero es fácil comprobar las pésimas consecuencias del rechazo del mensaje de Fátima:

Sufre hoy la Iglesia católica muy fuertes persecuciones exteriores, procedentes de tantas fuentes antiguas y modernas –protestantismo, liberalismo, masonería, marxismo, laicismo agresivo, modernismo–, que han ido configurando una cultura moderna cada vez más cerrada a Cristo y a Dios. El orden social dominante, la cultura, las leyes, han cerrado más y más las puertas al reinado de Cristo Salvador en el pensamiento y las costumbres. Eso explica que los cristianos sean actualmente entre los hombres religiosos del mundo los más perseguidos. «En nuestro tiempo –dice Benedicto XVI–, en vastas regiones de la tierra la fe corre el riesgo de apagarse como una llama que se extingue» (Fátima 12-V-2010).

Y aún sufre hoy más la Iglesia por las infidelidades que se dan en su propio interior. En ese mismo viaje decía el Papa a los periodistas, que «la mayor persecución de la Iglesia no procede de los enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesia» (11-V-2010). En no pocas Iglesias locales, heterodoxia, degradación de la liturgia, relativismo moral, anticoncepción y aborto, divorcios y adulterios, casi extinción del sacramento de la Penitencia, pero también de la Confirmación y del Matrimonio, vaciamiento de la Misa dominical, de Seminarios y Noviciados, paralización de las Misiones y de la evangelización en general, culto al cuerpo, mundanización de mentes y costumbres, invasión de la lujuria y del impudor, culto a la riqueza y tantas otras infidelidades al Evangelio, a la Tradición y al Magisterio, ponen a muchas Iglesias locales en una situación de ruina avanzada.

El mensaje de la Virgen en Fátima es sin duda una llamada a la conversión, y es la penitencia la que nos lleva a la alegría: hace revivir a Cristo en muchos corazones, hace pasar de la enfermedad a la salud, de la muerte a la vida, de la oscuridad a la luz, de la mentira a la verdad, de la infidelidad mundanizada a la gloriosa libertad del mundo propia de los hijos de Dios, de las divisiones a la perfecta unidad católica.

Quiera Dios que el mensaje de la Virgen de Fátima en 1917, tan ignorado y rechazado, sea por gracia de Dios acogido ahora, cuanto antes… sin tardar mucho.

Santa Virgen de Fátima, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte. Amén.

José María Iraburu, sacerdote

 

 

 

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