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10.01.21

Una visión global de mis escritos

Estimados hermanos:

En los últimos días he tratado de mejorar mi sitio personal de modo de ofrecer allí una visión global de todo (o casi todo) lo que he escrito desde hace más de veinte años, principal, pero no exclusivamente, sobre temas religiosos. El sitio tiene ocho páginas:

  • Libros presenta el elenco de los libros que he escrito y publicado hasta ahora.
  • Artículos presenta mis artículos, pero no todos, sino sólo los que no han pasado a integrar ninguno de mis libros y no forman parte de alguna de las otras categorías.
  • Conferencias presenta los textos o las presentaciones utilizadas en las charlas o cursillos que me ha tocado dictar.
  • Reseñas reúne los artículos que he publicado para presentar o comentar libros que considero importantes. Van desde simples noticias bibliográficas hasta reseñas muy largas. Algunas de esas reseñas largas son quizás mis principales aportes intelectuales.
  • Traducciones reúne los textos que he traducido al español, sobre todo del inglés, pero también en algunos casos del francés o el italiano.
  • Blog contiene sobre todo posts con información detallada de cada uno de mis libros.
  • Autor es una breve presentación de mí mismo.
  • Contacto es un formulario para comunicarse conmigo sobre los temas del sitio.

El sitio aún no está 100% actualizado, pero sí más de un 90%.

Quiera Dios que este sitio sea de alguna utilidad para dar una visión más completa y ordenada de mis modestos escritos.

¡Feliz fiesta del Bautismo del Señor!

Daniel Iglesias Grèzes

22.10.20

Pedro y Satán (Vladimir Soloviev)

No fue en cuanto apóstol que Simón debió cambiar de nombre. Este cambio, anticipadamente anunciado, no tuvo lugar cuando la elección y misión solemne de los doce. Éstos, con la sola exclusión de Simón, conservaron sus nombres propios en el apostolado; ninguno de ellos recibió del Señor un apelativo nuevo y permanente de significado general y superior. (No hablo aquí de los sobrenombres o epítetos accidentales y pasajeros, como el de Boanergues dado a Juan y Santiago).

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17.01.16

El latrocinio de Éfeso (Vladimir Soloviev)

Desde el siglo IV, la parte helenizada de la Iglesia sufría con la rivalidad y lucha continuas entre dos centros jerárquicos: el antiguo patriarcado de Alejandría y el nuevo de Constantinopla. Las fases exteriores de esta lucha dependían principalmente de la posición que adoptaba la corte bizantina. Y si queremos saber cómo era determinada esta posición del poder secular respecto de los dos centros eclesiásticos de Oriente, comprobamos un hecho notable. Podría creerse a priori que el Imperio bizantino tenía que escoger, desde el punto de vista político, entre tres líneas de conducta: o sostener al nuevo patriarcado de Constantinopla como criatura suya puesta siempre en sus manos y que no podía llegar a obtener nunca independencia durable, o bien el cesarismo bizantino (para no tener que reprimir en sus dominios las tendencias clericales y para libertarse de un vínculo demasiado estrecho e importuno) prefería tener el centro del gobierno eclesiástico algo más distante, pero siempre dentro de la esfera de su poder, y con este objeto sostenía al patriarcado de Alejandría, que llenaba ambas condiciones y tenía de su parte, además, para apoyar su primado relativo (sobre Oriente) la razón tradicional y canónica, o bien, por último, el gobierno imperial escogía el sistema del equilibrio, protegiendo ora a una, ora a otra de las sedes rivales según las circunstancias políticas. Pero vemos que, en realidad, no ocurría nada de eso.

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8.01.16

El principio protestante de la “Sola Escritura” no es bíblico

Uno de los principios fundamentales de la Reforma protestante es el de la sola Escritura (sola Scriptura).El principio protestante de la sola Escritura dice que la Divina Revelación no es transmitida por la Sagrada Escritura y la Sagrada Tradición (como enseña la Iglesia Católica), sino sólo por la Sagrada Escritura. También dice que la Sagrada Escritura es la única autoridad en materia religiosa establecida por Dios en la tierra, lo cual implica el rechazo del Magisterio de la Iglesia (contra lo que enseña la Iglesia Católica).

En este artículo mostraré que siete doctrinas protestantes contradicen el principio protestante de la sola Escritura, basándome sobre todo en argumentos tomados del estupendo libro: Scott y Kimberly Hahn, Roma, dulce hogar. Nuestro camino al catolicismo, Ediciones Rialp, Madrid 2001. Presentaré esas siete doctrinas en el orden en que aparecen en esa narración del dramático camino de conversión al catolicismo del pastor y teólogo presbiteriano Scott Hahn y su esposa Kimberly. Junto al subtítulo de cada una de las siete secciones del artículo indicaré las páginas del libro en las que se trata la doctrina respectiva.

1. El bautismo de los niños (cf. pp. 30-32)

Dentro del protestantismo hay algunas comunidades eclesiales que aceptan y practican el bautismo de los niños pequeños y otras comunidades eclesiales que lo rechazan. La fuerte corriente que niega la validez del bautismo de los niños pequeños tuvo su origen histórico en el movimiento anabaptista del siglo XVI, que se enfrentó a Lutero y sus seguidores. Los protestantes que rechazan el bautismo de los niños pequeños sostienen que ese bautismo es inválido porque los niños que no han alcanzado la edad del uso de razón no pueden creer. También enfatizan que los adultos que fueron bautizados de pequeños ni siquiera recuerdan su bautismo. Sin embargo, la doctrina de la invalidez del bautismo de los niños no es bíblica.

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26.12.15

La era de las herejías imperiales (Vladimir Soloviev)

En el dominio de las relaciones temporales, en el orden puramente humano, el Estado debía realizar la solidaridad absoluta de cada uno y de todos representada por la Iglesia en el orden espiritual con la unidad de su sacerdocio, de su fe y de sus sacramentos. Antes de realizar esa unidad era necesario creer en ella; antes de llegar a ser cristiano de hecho, el Estado debía abrazar la fe cristiana. Este primer paso fue dado en Constantinopla, pero toda la obra cristiana del Bajo Imperio se reduce a ese comienzo.

La transformación bizantina del Imperio romano inaugurada por Constantino el Grande, desarrollada por Teodosio y fijada por Justiniano, sólo produjo un Estado cristiano nominal. Las leyes, instituciones y parte de las costumbres públicas conservaban ciertos caracteres del viejo paganismo.

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