Diálogo sobre la Santísima Trinidad (1)
Este capítulo tiene la forma de un diálogo ficticio entre un testigo de Jehová (Felipe) y un católico (Pablo) acerca del dogma de la Santísima Trinidad. Está basado en un debate real sostenido en un foro de Internet, del cual participé. Si bien soy responsable de la forma definitiva del escrito, dejo constancia de que las opiniones de los participantes de ese debate (principalmente Felix y Palermo) inspiraron buena parte de este diálogo. Agradezco a esos participantes. También agradezco los valiosos aportes del Lic. Néstor Martínez y del Pbro. Dr. Miguel Antonio Barriola, que enriquecieron notablemente este escrito.
1. El dogma trinitario no es irracional
Felipe: Tengo tres grandes objeciones contra el dogma católico de la Trinidad.
La primera es que es irracional, porque es absurdo pensar que tres seres son un solo ser. Es obvio que tres es distinto de uno.
La segunda es que hay muchos textos bíblicos que lo contradicen, como veremos luego.
La tercera es que es una doctrina meramente humana, sin fundamento bíblico. Ningún texto de la Biblia dice que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son un solo Dios.
Pablo: Consideraré tus tres objeciones una a una, comenzando por la primera. Tu acusación de irracionalidad contra el dogma de la Santísima Trinidad se basa en una grave incomprensión. El dogma trinitario sería efectivamente irracional si dijera que tres seres distintos son un mismo ser, o que tres es igual a uno; pero no dice eso, sino que hay una única substancia, esencia o naturaleza divina (un solo Dios) y tres subsistencias, hipóstasis o personas divinas (el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo). Si “esencia divina” fuera sinónimo de “persona divina", tendrías razón; pero, como no lo es, estás equivocado.
Felipe: ¿Cuál es entonces, según la doctrina católica, la diferencia entre “esencia divina” y “persona divina"?