InfoCatólica / Razones para nuestra esperanza / Categoría: Existencia de Dios

7.11.15

¿Verdad del cristianismo? (Cardenal Joseph Ratzinger)

Al final del segundo milenio, el cristianismo vive, en el terreno de su expansión original, Europa, una honda crisis que resulta de su pretensión a la verdad. Esta crisis tiene una dimensión doble; primero, se plantea cada vez más la cuestión de si es justo, en el fondo, aplicar la noción de verdad a la religión: en otros términos, si le es dado al hombre conocer la verdad propiamente dicha sobre Dios y las cosas divinas.

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18.09.15

Un pálido punto azul

En 1994, durante una conferencia en la Universidad de Cornell, el famoso astrónomo y propagandista del ateísmo Carl Sagan (1934-1996) mostró una fotografía de la Tierra tomada por la sonda espacial Voyager 1 en 1990, desde un lugar situado a más de 6.000 millones de kilómetros de nuestro planeta. Habiendo completado su misión principal, el Voyager ya estaba saliendo del Sistema Solar. Desde el Centro de Comando se envió a la nave la orden de que rotara, mirara hacia atrás y tomara fotografías de cada planeta que había visitado. Desde esa enorme distancia, el Voyager capturó una imagen que muestra a la Tierra como un pequeñísimo y pálido punto azul. Carl Sagan quedó muy impresionado por esa imagen. A continuación citaré y comentaré un extracto de esa conferencia de Sagan (traducido del inglés por mí), que expresa su cuestionable interpretación de esa fotografía tan especial. Pondré la cita en itálica e intercalaré mis comentarios en letra normal.

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19.01.14

El hombre es “capaz” de Dios

“¿Por qué late en el hombre el deseo de Dios?

Dios mismo, al crear al hombre a su propia imagen, inscribió en el corazón de éste el deseo de verlo. Aunque el hombre a menudo ignore tal deseo, Dios no cesa de atraerlo hacia Sí, para que viva y encuentre en Él aquella plenitud de verdad y felicidad a la que aspira sin descanso. En consecuencia, el hombre, por naturaleza y vocación, es un ser esencialmente religioso, capaz de entrar en comunión con Dios. Esta íntima y vital relación con Dios otorga al hombre su dignidad fundamental.”
(Catecismo de la Iglesia Católica –Compendio, n. 2).

De muchas maneras, los hombres han expresado su búsqueda de Dios por medio de sus creencias y comportamientos religiosos. Pero la finalidad religiosa de la existencia puede ser olvidada, desconocida y hasta rechazada por el hombre, ya sea por ignorancia o indiferencia religiosas, por los malos ejemplos de los creyentes, por la influencia de ideologías antirreligiosas, por rebeldía contra el mal en el mundo, por las tentaciones de este mundo o hasta por el miedo u odio del pecador que huye ante la llamada de Dios.

Aunque el hombre se olvide de Dios o lo rechace, Dios no deja de llamar a cada hombre para que viva y encuentre la felicidad, también a través del testimonio de otros que le enseñan a buscar a Dios. La apertura a esta llamada de Dios exige del hombre el esfuerzo de su inteligencia y la rectitud de su voluntad, para buscar sinceramente la verdad sobre Dios y para adherirse totalmente a esa verdad, una vez que la ha encontrado.

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13.01.14

El conocimiento de Dios

“La fe y la razón son como las dos alas con las cuales el espíritu humano se eleva hacia la contemplación de la verdad. Dios ha puesto en el corazón del hombre el deseo de conocer la verdad y, en definitiva, de conocerlo a Él para que, conociéndolo y amándolo, pueda alcanzar también la plena verdad sobre sí mismo.” (Juan Pablo II, carta encíclica Fides et ratio, proemio).

En lo referente al conocimiento de Dios, la doctrina católica se mantiene alejada de dos errores contrapuestos, el racionalismo y el fideísmo. La Iglesia Católica ha rechazado siempre tanto el racionalismo, que sobrevalora a la razón y desprecia a la fe, como el fideísmo, que aprecia a la fe pero subvalorando a la razón.

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21.08.13

Reflexiones sobre el naturalismo metodológico en la ciencia –1

Actualmente la gran mayoría de los científicos, académicos e intelectuales piensa que una de las características esenciales (para muchos, la más esencial) de la ciencia es el naturalismo metodológico. El naturalismo metodológico de la ciencia consiste en que el científico debe proceder como si el naturalismo metafísico fuera verdadero. A su vez, el naturalismo metafísico (o filosófico) consiste en sostener que en nuestro universo material (el mundo estudiado por la ciencia) no ocurre ni puede ocurrir nada sobrenatural; por lo tanto, todo lo que ocurre en él es en principio susceptible de ser estudiado y explicado por la ciencia. Generalmente el naturalismo metafísico está asociado al cientificismo, la doctrina que sostiene que sólo el conocimiento científico es verdadero conocimiento. De este modo el cientificismo rechaza tanto a la teología como a la filosofía.

El naturalismo metafísico existe en dos variantes, que llamaré “fuerte” y “débil”. El naturalismo metafísico fuerte consiste en afirmar que la naturaleza (es decir, el mundo) es todo lo que existe. Normalmente este naturalismo conduce al ateísmo, la doctrina que niega la existencia de Dios, porque el mundo (“lo único que existe”) no es Dios. Empero, existe también una “variante mística” de este naturalismo que conduce al panteísmo, la doctrina que identifica a Dios con el mundo o naturaleza. Dadas las afinidades y debilidades del ateísmo y el panteísmo, no es raro que algunas mentes oscilen entre ambas doctrinas. Cuando el ateo reconoce la necesidad de que exista un Ser Absoluto, a menudo pasa a ser panteísta; y cuando el panteísta reconoce que es absurdo que el Ser Absoluto sea contingente como el mundo, a menudo pasa a ser ateo. Además, generalmente el Dios del panteísmo no es un Ser personal, sino una fuerza impersonal, por lo que, según la terminología y la doctrina del monoteísmo, no es Dios, simplemente hablando. El panteísmo es la idolatría del mundo. En resumen, tanto el ateísmo como el panteísmo niegan la realidad de un Dios trascendente, por lo que suelen coincidir en la práctica.

Por su parte, el naturalismo metafísico débil no niega en principio la existencia de Dios, pero niega que Dios actúe en nuestro mundo. La definición de naturalismo metafísico que indiqué al comienzo corresponde en realidad a su variante débil, pero abarca lo que las dos variantes (fuerte y débil) tienen en común: quizás Dios exista (según la variante débil) pero, como no actúa en nuestro mundo, la ciencia puede prescindir de Él tanto como si no existiera (según la variante fuerte). Normalmente el naturalismo metafísico débil conduce al agnosticismo, la doctrina que niega que el ser humano pueda conocer si Dios existe o no. Empero, existe también una “variante mística” de este naturalismo que conduce al deísmo, la doctrina que afirma que Dios creó el mundo en el principio, pero no se interesa por el mundo ni interviene en él. También la frontera entre el agnosticismo y el deísmo es porosa: si el Dios del deísmo no actúa en nuestro mundo, entonces su existencia está más allá de la capacidad de conocimiento de la razón humana, como sostiene el agnosticismo. Y si el posible Dios del agnosticismo existiera (recordemos que el agnóstico contempla esa posibilidad), sería similar al Dios del deísmo, un Dios indetectable e incognoscible para la razón humana, e irrelevante para la vida humana. En resumen, tanto el agnosticismo como el deísmo niegan la realidad de un Dios providente y de la divina revelación, por lo que suelen coincidir en la práctica con el ateísmo.

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