16.07.12

HABÍA ESTADO (y XX)

(Escrito por Norberto)

Apenas el sol asomaba por los picos elevados de la cordillera Pieria, en el día previsto por los acontecimientos inesperados - la nueva Shekinah (Presencia de Dios) en el Ruaj Ha Kodesh (Espíritu Santo) - Šāʼûl y Ambrósyos cruzaban la puerta de Antiókeia y bajaban por las arriscadas cuestas en búsqueda de la dársena. El viaje había resultado tranquilo y, por ambos, silencioso, sin embargo cuando la costa, y el puerto con sus barcos amarrados, se hicieron visibles el gálata no pudo contenerse más.

- Šāʼûl, pronto embarcarás y no quisiera despedirte sin que me contestaras a dos asuntos. El interpelado asintió y el metalúrgico carraspeó tres o cuatro veces.

- El primero es saber por qué elegiste a Eulogio para el ministerio de diakonos, y el segundo es saber si tengo que circuncidarme para bautizarme en la fe del Adonay Yehoshúa.

- A lo último no, rotundamente no – lo dijo enérgicamente, incluso enojado, no era la primera vez que se le presentaba el caso - ni la circuncisión ni la incircuncisión tienen valor, sino solamente la fe que actúa por la caridad.

- Sabes que para mí sería una humillación, así como para mis antepasados, para los trocmii la mutilación voluntaria es una ofensa para la familia, la de aquí y la del más allá. Sin embargo, si es necesario, si YHWH lo dispone, cuenta que cederé. Con Shlomo vinieron algunos que así lo pidieron cuando algunos solicitamos el bautismo, como resultado, algunos cedieron y se bautizaron, otros renunciaron a ello y siguieron asistiendo a la sinagoga, pero la mayoría se desvinculó, algunos me paran en la calle recordándolo con amargura y nostalgia.

- ¡Ojalá que se mutilaran los que perturban!, hemos sido llamados a la libertad. Pues no es circuncisión la externa, la de la carne, está en el interior. La verdadera circuncisión es la del corazón, según el Ruaj Ha Kodesh y no según la letra. Respecto a lo de Eulogio, fue una reacción guiada por el Ruaj, pues yo desconocía el hecho, pero su voz me dijo “es Eulogio”, cuando vi su mirada, cuando se tomó unos segundos antes de contestar, cuando miró al cielo pidiendo auxilio, supe que no me había equivocado: tu hijo es el elegido, y, además, creo que solo es el principio. No me enojo contigo, mi querido mal’ak (ángel), es que estos y otros asuntos de similar índole provocaron mi salida nocturna, mi huída: algunos se habían conjurado para matarme. Por cierto, ¿mal’ak, me reservarás la dicha incomparable de bautizarte?

Leer más... »

14.07.12

Y comenzó a enviarlos

Jesús envía en misión a los Doce (cf Mc 6,7-13). La iniciativa de este envío procede únicamente del Señor. Él, en lugar de hacerlo todo por sí mismo, quiso contar con la colaboración de los hombres; quiso, por la Encarnación, compartir nuestra existencia y hacernos partícipes de su misión.

Jesús no desprecia la ayuda de los hombres, sino que les confiere la dignidad de ser sus enviados, a pesar de conocer sus límites y sus debilidades. La palabra “apóstol” significa precisamente “enviado”. Jesús envía a los Doce y les pide, para poder llevar a cabo la misión, una actitud de desprendimiento. No deben estar, los apóstoles, apegados al dinero o a las comodidades.

También les advierte de que no siempre recibirán una acogida positiva; más aun, en ocasiones serán rechazados y perseguidos. Se repetirá en cada uno de ellos la experiencia del profeta Amós, enviado por Dios a profetizar en el santuario de Betel (cf Am 7,12-15). Amós no fue bien acogido, pero es consciente de que él no ha elegido su misión de profeta, sino que la ha recibido del Señor. Tanto si lo aceptan como si lo rechazan, continuará profetizando.

Los Doce no pueden contentarse con predicar la conversión, con anunciar la verdad. A la tarea de la predicación deben añadir, según el mandato y el ejemplo de Jesús, la cura de los enfermos, el servicio de la caridad. La predicación de la Palabra y la manifestación de la bondad de Dios con gestos de caridad y de servicio han de ir unidas.

Como enseña el Papa Benedicto XVI en la encíclica “Caritas in veritate”, “se ha de buscar, encontrar y expresar la verdad en la economía de la caridad, pero, a su vez, se ha de entender, valorar y practicar la caridad a la luz de la verdad” (CV 2).

La misión de los Doce es una misión fecunda que, después de la Resurrección de Jesús, se extendió a todo el mundo. A través de esa misión, que es la misión de la Iglesia, el amor y el conocimiento de Dios llega a cada uno de nosotros. Cristo ha adquirido a la Iglesia con su sangre “y la ha hecho su colaboradora en la obra de la salvación universal. En efecto, Cristo vive en ella; es su esposo; fomenta su crecimiento; por medio de ella cumple su misión” (Juan Pablo II,Redemptoris missio, 9).

Leer más... »

13.07.12

HABÍA ESTADO XIX

(Escrito por Norberto)

Las ceremonias del Šhabāt habían concluido para los asistentes a la sinagoga del barrio suroeste de Antioquía, sin embargo, algunos, les siguieron dirigiéndose a casa de Ana y Ambrósyos, el observaba pensando que la cena sería más concurrida de lo que pensó. Los viandantes entraron al salón donde el anfitrión, que no había estado en la sinagoga, acomodaba a todos los invitados, entonces Ana exclamó:

- Šāʼûl, cuando regresamos de Yerushaláyim tras aquel Shavuot, lo hicimos bautizados en el nombre del Adonay Yehoshúa, y así estuvimos un tiempo, hasta que vino, hace unos años, Shlomo Bar Mohsé, se presentó en mi casa preguntando por tres antioquenos que se bautizaron por mano de Shimon Bar Ionah, cuando le dije que éramos nosotros rompió en sollozos dando gracias a YHWH. Mostró una tablilla con una inscripción presbyteros y una cruz como sello.

- Sí, respondió tras examinar la tablilla, es auténtica, esa cruz es el símbolo de Kefa, como le renombró el Adonay Yehoshúa, pues él es el soporte de la nueva kahal (ekklēsía).

- Shlomo, había salido de allí perseguido cuando el martirio de Stephanos, ahora está muy enfermo y no puede moverse de la cama, le atiende Loukás; quería pasar el resto de sus días junto a los suyos, es originario de aquí, y recibió el encargo de predicar y bautizar. Él, tras el Šhabāt, cuando ya era yom rishón (domingo) celebraba la fracción del pan, nosotros asistíamos a ella pero no podíamos comulgar porque no habíamos sido bautizados en Ruaj Ha Kodesh (Espíritu Santo), nos dijo que no tenía autoridad para ello, ¿la tienes tu?.

- Sí, Kefa me la reconoció.

- ¿Podrías, entonces…?.

- Sí, vuestro deseo es deseo de YHWH, que os invita a incorporaros plenamente al Cuerpo Místico del Krystós, huios tou Theou (Hijo de Dios).

- Primero os impondré las manos para que Ruaj Ha Kodesh (Espíritu Santo) venga a vosotros y os colme de sus dones, ¡arrodillaos!.

Fue, así, imponiéndoles las manos y ungiéndolos con aceite. A continuación mandó colocar matzá (pan ácimo) en una bandeja y vino en una copa y dijo:

- Porque yo recibí del Señor lo que os he transmitido: que el Señor Jesús, la noche en que fue entregado, tomó pan, y después de dar gracias, lo partió y dijo: «Este es mi cuerpo que se da por vosotros; haced esto en recuerdo mío.» Asimismo también la copa después de cenar diciendo: «Esta copa es la Nueva Alianza en mi sangre. Cuantas veces la bebiereis, hacedlo en recuerdo mío.» Pues cada vez que coméis este pan y bebéis de esta copa, anunciáis la muerte del Señor, hasta que venga.

Cuando hubieron terminado la comunión y la acción de gracias, el celebrante busco una cesta o caja donde guardar el matzá sobrante, la encontró y solemnemente la depositó en un lugar de honor en el salón.

Leer más... »

12.07.12

La Virgen del Carmen y los hombres del mar

La devoción a Nuestra Señora del Carmen está muy afianzada en el pueblo cristiano, especialmente entre los hombres del mar. En 1982, en su primera visita a Santiago de Compostela, Juan Pablo II hacía referencia a esta veneración: “Que la Virgen del Carmen, cuyas imágenes se asoman a las rías que hacen la belleza de esta tierra gallega, os acompañe siempre”.

María es saludada desde muy antiguo como “Estrella del mar” y “Flor del Carmelo”. Se dice que en el monte Carmelo, una montaña de Palestina - al Norte de Israel - que se asoma al Mediterráneo, los profetas Elías y Eliseo establecieron, con sus discípulos, una comunidad de vida eremítica. Por su parte, el título de “Estrella del mar” – “Stella maris” – se basa en una comparación: así como las estrellas dirigen a los navegantes, análogamente los cristianos se dirigen a la gloria, al cielo, orientados por la Virgen.

Es muy interesante el significado simbólico del mar en la Biblia. Representa, por una parte, una fuerza de desorden, una amenaza, una suerte de abismo. Pero, según el Apocalipsis, en la nueva creación renovada por Dios, el mar es signo de una paz luminosa. En ese libro de la Escritura el trono de la gloria divina es descrito como “una especie de mar transparente como el cristal”.

Leer más... »

9.07.12

Soportarse a sí mismo

La paciencia no es una virtud que tenga que ver solo con los demás, sino que también está relacionada con uno mismo.

Debemos ser pacientes con las imperfecciones y fallos de los otros. En la convivencia cotidiana nos enervan muchas veces pequeñas cosas: una puerta mal cerrada, algo que se ha dejado descuidadamente fuera de su sitio o, simplemente, lo que los demás hacen siempre que lo que hagan no lo hagan exactamente como nosotros querríamos que lo hiciesen.

A veces se toleran mejor las grandes contrariedades que las pequeñas: “las pequeñas contrariedades suelen molestar más que las grandes, porque son muchas e inoportunas; y las domésticas más que las de fuera”.

Refiriéndose a la paciencia con uno mismo, escribe san Francisco de Sales: “Contando con nuestras debilidades, hemos de aprender a aceptarnos a nosotros mismos, de forma que – sin renunciar a la lucha por alcanzar la perfección - , sepamos aguantarnos y tolerar nuestras propias miserias, conscientes de nuestra pobreza humana”.

Dos verdades se exponen a la vez en este texto: La primera es que no podemos renunciar a la búsqueda de la perfección, de la santidad. La segunda - importante, aunque subordinada a la primera - , es que en ese combate hemos de contar con nuestras limitaciones.

Hay que dar tiempo al tiempo. Ninguna herida cicatriza en un día. No hay que amar las propias imperfecciones, pero sí sufrirlas porque – sigue diciendo el santo doctor – “la humildad se nutre de este sufrimiento”.

Leer más... »