La Virgen Madre
Homilía para el IV Domingo de Adviento, Ciclo C
El cuarto domingo de Adviento la Liturgia nos presenta la figura de María, la Virgen. Ella esperó el nacimiento de Jesús “con inefable amor de Madre”. Y en cada mujer que aguarda con ilusión el alumbramiento de su hijo, encontramos una imagen viva de esta espera del Adviento que, en la Virgen, llega a su plenitud.
El misterio del Adviento y de la Navidad es el “misterio de la Virgen Madre”, en cuyo seno virginal ha brotado para todo el género humano la salvación y la paz. Es un misterio de vida: “Los cristianos celebramos la Navidad de Jesús como el nacimiento de la Vida. Dios mismo pronuncia sobre cada niño esta entrañable declaración: Tú eres mi hijo, envolviendo su fragilidad con el manto protector de una sublime dignidad; Navidad es el asombro permanente ante el misterio de la vida que nace, y el fortalecimiento de la repulsa del aborto que mata silenciosamente miles de vidas humanas en el seno materno” (Mons. Ricardo Blázquez).
María es la Nueva Eva , la Madre de los vivientes. En Ella se nos devuelve la gracia que el pecado original nos había arrebatado. María nos da a Cristo, en cuyo nacimiento se ha desbordado la misericordia de Dios, su amor compasivo hacia nosotros. Jesús, el Hijo de María, es la Vida, el Viviente, el que vence el pecado y la muerte.

No pretendo resumir el contenido del
¿Qué dice el papa, en su libro sobre “La infancia de Jesús", acerca de la estrella que siguieron los Magos?
Homilía para el III Domingo de Adviento (Ciclo C)












