Creo que está a punto de salir un nuevo libro: "El camino de la fe"
Me dicen de la editorial que saldrá a finales de este mes o a comienzos de febrero un nuevo libro mío. Como estos libros se han ido gestando en el blog, me parece oportuno dar cuenta de ello.
Adelanto algo:
En la Carta apostólica Porta fidei el papa Benedicto XVI escribe: “«La puerta de la fe» (cf. Hch 14, 27), que introduce en la vida de comunión con Dios y permite la entrada en su Iglesia, está siempre abierta para nosotros. Se cruza ese umbral cuando la Palabra de Dios se anuncia y el corazón se deja plasmar por la gracia que transforma. Atravesar esa puerta supone emprender un camino que dura toda la vida” (Porta fidei, 1).
En este libro, que constituye la continuación del recientemente publicado en esta misma colección (La cercanía de Dios. Reflexiones al hilo del año litúrgico, Colección Emaús 97, Centre de Pastoral Litúrgica, Barcelona 2011), se proponen algunos elementos de este camino. En la celebración litúrgica la Palabra de Dios es escuchada religiosamente y proclamada confiadamente para suscitar “la obediencia de la fe” (cf Concilio Vaticano II, Dei Verbum, 1.5).
En el origen y en el centro de la fe cristiana está el encuentro con el Señor resucitado, la comunión con Él mediante el conocimiento y el amor. Jesús, el Emmanuel, permanece con nosotros todos los días hasta el fin del mundo (cf Mt 28,16-20). El Espíritu Santo ha sido enviado para purificar nuestros corazones mediante la fe, para unirnos a Cristo y para hacernos, en Él, hijos adoptivos del Padre.

La diplomacia existe porque unas naciones se relacionan con otras. La Santa Sede no es, propiamente hablando, una nación. La “Santa Sede” hace referencia a la jurisdicción y potestad del Sumo Pontífice, vicario de Cristo. Se trata de una jurisdicción y potestad que resulta, también en lo temporal, soberana; es decir, suprema e independiente. Para favorecer esta soberanía e independencia existe, en la actualidad, el Estado Vaticano.
Homilía para la solemnidad de la Epifanía del Señor
He leído que el portavoz de un gobierno autonómico ha pedido un bozal para un obispo que, en una carta, ha manifestado su disconformidad sobre algunos aspectos de la llamada “ideología de género”. No quiero entrar en el fondo del tema. Voy a quedarme en la forma, porque no solo importa el contenido de lo que se dice, sino también el estilo o modo de expresar las cosas; en este caso, de expresar el desacuerdo.












