InfoCatólica / La Puerta de Damasco / Archivos para: 2020

21.11.20

Una escuela peor

En España ya estamos acostumbrados a los vaivenes de las leyes sobre educación. Duran muy poco estas leyes. Y convencen a muy pocos, dejando a parte a quienes las elaboran y las aprueban.

Habría que aspirar a algo más que a la (escasa o amplia) mayoría parlamentaria. Habría que aspirar a la verdad y al bien. Parece obvio que, estas últimas, son aspiraciones demasiado elevadas en relación con lo que vemos cotidianamente.

Estoy convencido de lo conveniente que es para los alumnos la enseñanza religiosa escolar. Me refiero a la clase de Religión. Y hablo de la religión católica, sin excluir la enseñanza de otras religiones que tengan acuerdos con el Estado y demanda por parte de los ciudadanos.

Mi experiencia como alumno y estudiante de Religión fue muy buena. Tanto en la escuela pública como en la escuela privada. Siempre tuve la convicción de que en esa asignatura – Religión – se aprendían cosas interesantes. Durante muy poco tiempo fui docente de esta materia, primero en un colegio público y luego en otro privado. Me esforcé en cumplir con mi obligación de enseñar la asignatura lo mejor que supe, con la certeza de que en algo beneficiaría a los alumnos.

La enseñanza de la Religión no desaparece de la escuela, en teoría, pero en la práctica se sitúa en una posición muy difícil. Se ofrece esa enseñanza, pero no habrá materia alternativa y la nota no contará para casi nada. Decirle a los alumnos que una asignatura pueden cursarla o no y, encima, que en caso de cursarla, dará lo mismo la nota que tengan es más o menos como decirles que esa asignatura no vale para nada.

En esta irrelevancia de la asignatura de Religión veo el desprecio del que es objeto mi propia especialidad, la Teología. En España, y en otros países, mi especialidad no existe como titulación universitaria. En muchos otros, sí. En España, las titulaciones en Teología tienen efectos genéricos. Uno es reconocido por el Estado, genéricamente, como licenciado o doctor si tiene el título de licenciado o doctor en Teología. Hoy sería más exacto hablar de grado, máster, doctor…

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Rey del Universo

Jesucristo, Rey del Universo, lleva a su consumación el plan salvador de Dios. Él es el supremo Pastor, Rey y Juez de todos los hombres, tal como había profetizado Ezequiel (cf Ez 34,11-17).

Jesucristo nos acompaña todos los días de nuestra vida; nos guía por el sendero justo y nos conduce a la casa del Padre (cf Sal 22).

Él es el Rey del mundo y el Señor de la historia. Quiere reinar en el mundo reinando en nuestros corazones. “Nosotros, y solo nosotros, podemos impedirle reinar en nosotros mismos y, por tanto, podemos poner obstáculos a su realeza en el mundo: en la familia, en la sociedad y en la historia", comenta Benedicto XVI.

Nuestra salvación personal, pero también la salvación del mundo, depende de nuestra correspondencia a la gracia, que se traduce de modo concreto en la decisión de practicar la justicia y no la iniquidad, de abrazar el perdón y no la venganza, el amor y no el odio.

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7.11.20

25 personas

En el “Diario Oficial de Galicia” del miércoles 4 de noviembre de 2020 el Presidente de la Xunta, entre otras medidas, dispone “limitaciones a la permanencia de personas en lugares de culto”. Como máximo, cincuenta personas, sin poder utilizar el exterior de los edificios ni la vía pública para la celebración de los actos de culto.

No obstante, el límite máximo previsto será de veinticinco personas en algunos ayuntamientos y ámbitos territoriales. Entre estos, las principales ciudades gallegas. Vigo, una de ellas.

Es decir, en la Misa, sea diaria o dominical, no puede permitirse un aforo que supere las 25 personas. Da igual que el templo tenga capacidad para cuatrocientas o quinientas. 25. Solo 25. Y eso que esas mismas disposiciones advierten que “las limitaciones previstas en los puntos anteriores no podrán afectar en ningún caso al ejercicio privado e individual de la libertad religiosa”.

Yo no sé qué idea tienen nuestros gobernantes sobre la “libertad religiosa”. Que en ningún caso, al menos para un católico, puede restringirse al “ejercicio privado e individual”. Somos la Iglesia de Jesucristo; somos congregación, comunidad, comunión.

No se podrá decir que la Iglesia Católica en España no ha sido solidaria y responsable a la hora de abordar la crisis del coronavirus. En las parroquias hemos obedecido en todo: gel hidroalcohólico, mascarillas, desinfección. Hemos compartido los momentos duros del confinamiento de marzo y abril sin ninguna queja, a pesar de lo doloroso de las medidas entonces adoptadas.

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29.09.20

Telmus 12/13

El 30 de septiembre de 2020 – conmemoración de San Jerónimo - es la fecha simbólica que figura como día en que se acabó de imprimir el volumen 12/13 de Telmus. Anuario del Instituto Teológico San José y del Seminario Mayor San José de Vigo. Corresponde este volumen a los años 2019-2020. No es fácil mantener una publicación de estas características, pero sí es importante hacerlo, ya que un Centro de Estudios Eclesiásticos ha de comunicar a quien desee tener noticia parte de sus trabajos y de sus intereses en el ámbito de la investigación y de la divulgación.

El anuario tiene tres secciones: Estudios, notas, y recensiones y reseñas. En la primera de ellas – estudios – contamos con las siguientes colaboraciones: Jesús Casás Otero, “Sugerencias para una estética teológica”; Francisco José Fernández de la Cigoña Núñez, “Los Obispos de Tuy en el siglo XIX: Don Juan García Benito”; Juan José González Estévez, “Perspectiva histórica y actualidad de la teología cristiana de las religiones: del exclusivismo al diálogo interreligioso”; José Luis Guzón Nestar, “Los jóvenes, fiel reflejo de la sociedad líquida. La propuesta pastoral de la Iglesia”; Mons. Luis Ángel de las Heras Berzal, “Discípulo Sacerdote Misionero. Nueva Ratio fundamentalis institutionis sacerdotalis” y Ángel Marzoa Rodríguez, “Actualidad de la docencia del Derecho Canónico”.

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18.09.20

Ley de eutanasia: ¿Más muerte?

Estamos atravesando una circunstancia espantosa, horrible. La pandemia del coronavirus se está cebando de un modo muy especial con la población más vulnerable por edad y/o enfermedad. A esa catástrofe se deben añadir los daños colaterales: personas que sufren o mueren por una atención que, en términos generales, es peor.

Las cifras de la siega que todos estos factores ha cosechado es pavorosa; especialmente en las residencias de ancianos. Hay de todo. Algunas han respondido muy bien, otras regular y otras muy mal. Pero no cabe duda de que hay que “humanizar” más el trato a las personas mayores. Se humanizan las calles. Se lucha por el bienestar animal. ¿Y las personas mayores, qué? ¿Qué garantías tienen – y tiene la sociedad – de que son tratadas en conformidad con su dignidad de personas?

Estas dudas deberían llevarnos a arrimar el hombro; a mejorar las cosas. Pero no. Algunos siguen con lo mismo, con lo suyo: favorecer y ampliar la cultura de la muerte. Algunos – siempre serán demasiados – quieren convertir lo que llaman “eutanasia” en un derecho. O sea, en algo que exige, por parte de los demás, de la sociedad, de las leyes, el cumplimiento de una obligación.

Si alguien pide ser eliminado físicamente, los demás – la sociedad, las leyes, etc. – tendrían la obligación de eliminarlo físicamente. De matarlo, para hablar con claridad. Un “derecho” de este estilo es aberrante, pues pretende generar obligaciones aberrantes. Pretende obligar  a que otros – los demás – se conviertan, de modo activo o pasivo, en homicidas o en consentidores del homicidio.

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