(267) Quintas justas, III: modernismo y marxismo en sintonía
1ª.- El gran propósito del modernismo es destruir la realidad en cuanto que la realidad es católica.
El gran propósito del modernismo es extraer la fe de la religión, y desechar ésta última. En esto empatiza con el giro teológico del marxismo, y por ello el modernismo predispone al marxismo.
3ª.- La posmodernidad es una exasperación de la modernidad, en virtud del cual el subjetivismo se difunde no sólo como racionalismo, sino también como irracionalismo: y esto conviene, sin duda, a su proyecto horizontalista e irreligioso.
Giro teológico del marxismo y vuelco antropocéntrico del modernismo congenian en el progresismo filosófico-teológico.
y 5ª.- El objetivo último del modernismo, en su conexión marxista, es incorporar los elementos esenciales de la modernidad a la religión católica, para así disociar fe y religión y producir una gran “crisis de subjetivismo” que descatolice la Iglesia.
David Glez Alonso Gracián