InfoCatólica / Eleuterio Fernández Guzmán / Categoría: Eppur si muove

21.08.09

Eppur si muove - Sobre la fe y la razón

En el albor de la creencia en Dios, al padre Abraham le movió la fe que tuvo en el Aquel que le habló, le transmitió su voluntad y le movió a iniciar un éxodo bastante peculiar por el desierto.

La razón que hizo que aquel hombre hiciera aquello no debió estar muy alejada de la fe que lo había conquistado y fue, seguramente, la primera persona de la humanidad que comprendió que razón y fe son una realidad que, en común, hace avanzar al mundo.

Sin embargo, se suele argumentar, en muchas ocasiones, que una y otra, razón y fe, no pueden mantener una relación muy duradera porque resulta inexplicable, con la razón, la fe.

Pero este análisis adolece de un error que, de raíz, falsifica el resultado del mismo y lo convierte en torticero y voluntariamente equivocado.

Entre fe y razón existe algo que, en realidad, hace que una presuponga la otra.

Podemos decir que existe una sociedad entre la fe y la razón según la cual cuando a lo largo de la historia la segunda ha actuado sin el acuerdo de la primera, las más grandes aberraciones se han sucedido. Al respecto, muy conocida es aquella expresión procedente de un aguafuerte de Goya que dice “El sueño de la razón produce monstruos”. Cuánto más los sueños…

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14.08.09

Eppur si muove - Desde que el hombre es hombre

A partir de hoy viernes comienzo a escribir una serie de artículos que bajo el título “Eppur si muove” tratarán de la fe, de la Iglesia católica y de todo lo relacionado con una y otra. A pesar de todo, como dijera Galileo, tanto una como otra no permanecen estáticas sino que, al contrario, peregrinan por este mundo: una en el corazón de los hijos de Dios; otra, llevando a tales hijos en sus gozosas manos.

Eppur si muove
Desde que el hombre es hombre

Antropológicamente hablando, el ser humano tiene una historia que se remonta, según la creencia cristiana, hasta cuando el Creador tomó algo de barro (eso significa adâmah o Adán) y, sometiéndolo al moldeo de sus manos, le insufló la vida a través de la entrega de Su Espíritu.

No podemos olvidar que, mientras tanto, ruah elohim sobrevolaba las aguas del mundo (Gn 1:2) y que el mismo ocupó el corazón del ser al que Dios llamó hombre y que tan bueno le pareció.

Mucho tiempo después, un converso llamado Pablo diría que, en realidad, éramos templos del Espíritu Santo pues, no obstante, éramos semejanza de Dios.

Pero eso es algo que, ahora mismo, queda muy alejado en el tiempo.

Decía arriba que el ser humano tiene, ya, unos cuantos miles de años. Según los entendidos y estudiosos de la arqueología, que son aquellas personas que buscan para mejor conocer lo que fue, es muy posible que nuestra historia de seres vivos se remonte a cientos de miles de años… desde cuando Dios dijo “vive”.

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